Muchas veces encontrando profundas y teóricamente implacables cristologías, nos preguntamos, en que forma debemos vincularnos con Jesús de Nazareth, si, como un objeto de nuestro estudio teológico o como un amigo, un hermano, con el que nos vinculamos en el cariño, en la amistad y también con alguien que siempre esta a nuestro lado, pero a quien nunca abarcaremos en su totalidad.
En toda relación que tenemos, esposa, hijos, hermanos, amigos, compañeros, conocidos, existe en el otro un plano de misterio inabarcable, un tesoro escondido, que adivinamos, pero escapa a nuestra comprensión… Esto por supuesto que se da con cualquier relación humana que tengamos, pero mucho más potenciado, denso y profundamente se da en Dios presente en Jesús de Nazareth.
Hay una serie de aspectos, en los que la relación profunda entre una persona y Jesús, también guardan esa esencia misteriosa e inabarcable, también su presencia y acción en nosotros y en los otros, tiene un sello, que la hace reconocible…
Pero cada uno puede expresar, hacer presente un aspecto de la presencia de ese Jesús, que es un aporte único… Esto surge claramente en la pequeña comunidad, en las comunidades populares y en las CEBs… Con el tiempo reconocemos que el otro me aporta algo inefable, que es propio de su ser y que me muestra de una manera nueva el rostro del Resucitado.
Como aquel joven temeroso, que entró un día a la comunidad sin animarse hablar y hoy es dirigente sindical; como aquella señora que, cuando fuimos a visitar por primera vez, estaba encerrada y con una profunda depresión, cuando salimos, ella sonreía y con el tiempo se sumó a la comunidad y hoy es coordinadora… Como el trabajo que pasamos con la comunidad Peregrinos, para organizar una charla sobre el agua, previo al plebiscito, que dio rango constitucional al hecho de que la posesión y explotación del agua es pública (es decir, del pueblo)…; como todo lo que compartimos a lo largo y ancho de las comunidades, de los pueblos y sus luchas a través de Internet.
Durante muchos años que hemos ido viviendo en la Comunidad, descubrimos a Jesús en los compañeros /as: en la vivencia de la amistad mutua, en lo bueno que cada uno de nosotros aporta a los demás miembros del grupo, en el ánimo que nos damos unos a otros para seguir adelante en los problemas de la vida, en el compartir tantas cosas (vida, bienes, acción…) y en la vivencia de la fe, en el compromiso con las causas justas del Pueblo, que son las causas de Jesús hoy, la vivencia muy explícita cada vez que vivimos la Eucaristía y otros sacramentos en el grupo, la solidaridad con los cercanos y los lejanos etc… En todo eso, la vivencia de ese Jesús cercano, presente en el Mundo y en los más desfavorecidos de la Historia, la vivimos en la Comunidad y en unión con otras comunidades cercanas o lejanas y nos la potencia la Comunidad. Sentimos en nosotros la fuerza de Jesús presente de muchas formas.
Hemos visto asociadas y no en balde, a las comunidades y sus integrantes a la lucha por un mundo mejor, desde los lugares en donde el pueblo, sin importar su tradición religiosa, o su ateismo, lucha por la Justicia.
Porque si algo aprendimos con el Jesús de las comunidades, es que el Reino es un ámbito donde Reina la Fraternidad, la humanidad y la justicia, en un mundo multicolor: allí bailarán sus danzas los africanos, enseñarán su sabiduría los maestros musulmanes, los budistas, los protestantes y los marxistas, los ateos y todos cuantos lucharon por hacer de esta historia nuestra un lugar más humano...
En los sindicatos, en la calle manifestando contra toda opresión, en los partidos políticos, en las organizaciones de derechos humanos, barriales o vecinales, de medio ambiente, en todos los lugares, donde la lucha lo requiera, allí somos enviados a vivir, construir y celebrar el Reino con todos los hombres, sin importar su raza, ni su credo... Porque nada de lo humano nos es ajeno.
Son todas vivencias comunitarias, personalizantes, fraternales…, donde la presencia de Jesús obra, uniendo de tal manera el aporte de cada uno, que es mucho más que la suma de los aportes…es la comunidad integrada por cada miembro y por Jesús de Nazareth.
Insistimos mucho en llamarlo más por su nombre que por sus títulos y es porque sentimos que Él quiere relacionarse con todos y con cada uno de una forma personal y comunitaria, misteriosa y tiernamente cercana, una relación amical y de profundo amor.
Pero si una cosa tenemos clara hoy de Jesús, es que el Jesús que se relaciona con nosotros en la comunidad, es el que sentimos como presencia real del Resucitado…
Pero ese Jesús que la comunidad nos ha mostrado, ha sido a través de nuestra vida, Poste seguro ante toda clase de tormentas… Luz Clara en noches muy oscuras… y Maestro seguro, para transformarnos en obreros del Reino…
Habrá muchas tempestades sobre quien es Jesús (Mt.24, 23-27), pero el Resucitado, estará presente en la comunidad, para soplar sobre nosotros el Espíritu y para volver a decirnos, "Como el Padre me envió, también yo los envío" (Jn. 20,21-23)
25 de Julio de 2.008
* Miembros de Comunidades Cristianas
En toda relación que tenemos, esposa, hijos, hermanos, amigos, compañeros, conocidos, existe en el otro un plano de misterio inabarcable, un tesoro escondido, que adivinamos, pero escapa a nuestra comprensión… Esto por supuesto que se da con cualquier relación humana que tengamos, pero mucho más potenciado, denso y profundamente se da en Dios presente en Jesús de Nazareth.
Hay una serie de aspectos, en los que la relación profunda entre una persona y Jesús, también guardan esa esencia misteriosa e inabarcable, también su presencia y acción en nosotros y en los otros, tiene un sello, que la hace reconocible…
Pero cada uno puede expresar, hacer presente un aspecto de la presencia de ese Jesús, que es un aporte único… Esto surge claramente en la pequeña comunidad, en las comunidades populares y en las CEBs… Con el tiempo reconocemos que el otro me aporta algo inefable, que es propio de su ser y que me muestra de una manera nueva el rostro del Resucitado.
Como aquel joven temeroso, que entró un día a la comunidad sin animarse hablar y hoy es dirigente sindical; como aquella señora que, cuando fuimos a visitar por primera vez, estaba encerrada y con una profunda depresión, cuando salimos, ella sonreía y con el tiempo se sumó a la comunidad y hoy es coordinadora… Como el trabajo que pasamos con la comunidad Peregrinos, para organizar una charla sobre el agua, previo al plebiscito, que dio rango constitucional al hecho de que la posesión y explotación del agua es pública (es decir, del pueblo)…; como todo lo que compartimos a lo largo y ancho de las comunidades, de los pueblos y sus luchas a través de Internet.
Durante muchos años que hemos ido viviendo en la Comunidad, descubrimos a Jesús en los compañeros /as: en la vivencia de la amistad mutua, en lo bueno que cada uno de nosotros aporta a los demás miembros del grupo, en el ánimo que nos damos unos a otros para seguir adelante en los problemas de la vida, en el compartir tantas cosas (vida, bienes, acción…) y en la vivencia de la fe, en el compromiso con las causas justas del Pueblo, que son las causas de Jesús hoy, la vivencia muy explícita cada vez que vivimos la Eucaristía y otros sacramentos en el grupo, la solidaridad con los cercanos y los lejanos etc… En todo eso, la vivencia de ese Jesús cercano, presente en el Mundo y en los más desfavorecidos de la Historia, la vivimos en la Comunidad y en unión con otras comunidades cercanas o lejanas y nos la potencia la Comunidad. Sentimos en nosotros la fuerza de Jesús presente de muchas formas.
Hemos visto asociadas y no en balde, a las comunidades y sus integrantes a la lucha por un mundo mejor, desde los lugares en donde el pueblo, sin importar su tradición religiosa, o su ateismo, lucha por la Justicia.
Porque si algo aprendimos con el Jesús de las comunidades, es que el Reino es un ámbito donde Reina la Fraternidad, la humanidad y la justicia, en un mundo multicolor: allí bailarán sus danzas los africanos, enseñarán su sabiduría los maestros musulmanes, los budistas, los protestantes y los marxistas, los ateos y todos cuantos lucharon por hacer de esta historia nuestra un lugar más humano...
En los sindicatos, en la calle manifestando contra toda opresión, en los partidos políticos, en las organizaciones de derechos humanos, barriales o vecinales, de medio ambiente, en todos los lugares, donde la lucha lo requiera, allí somos enviados a vivir, construir y celebrar el Reino con todos los hombres, sin importar su raza, ni su credo... Porque nada de lo humano nos es ajeno.
Son todas vivencias comunitarias, personalizantes, fraternales…, donde la presencia de Jesús obra, uniendo de tal manera el aporte de cada uno, que es mucho más que la suma de los aportes…es la comunidad integrada por cada miembro y por Jesús de Nazareth.
Insistimos mucho en llamarlo más por su nombre que por sus títulos y es porque sentimos que Él quiere relacionarse con todos y con cada uno de una forma personal y comunitaria, misteriosa y tiernamente cercana, una relación amical y de profundo amor.
Pero si una cosa tenemos clara hoy de Jesús, es que el Jesús que se relaciona con nosotros en la comunidad, es el que sentimos como presencia real del Resucitado…
Pero ese Jesús que la comunidad nos ha mostrado, ha sido a través de nuestra vida, Poste seguro ante toda clase de tormentas… Luz Clara en noches muy oscuras… y Maestro seguro, para transformarnos en obreros del Reino…
Habrá muchas tempestades sobre quien es Jesús (Mt.24, 23-27), pero el Resucitado, estará presente en la comunidad, para soplar sobre nosotros el Espíritu y para volver a decirnos, "Como el Padre me envió, también yo los envío" (Jn. 20,21-23)
25 de Julio de 2.008
* Miembros de Comunidades Cristianas
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