Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6, 27-36
Jesús dijo a sus discípulos:
Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquéllos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquéllos que los aman. Si hacen el bien a aquéllos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
Compartiendo la Palabra
Como preparación para este domingo, donde meditaremos y participaremos comunitariamente sobre uno de los ejes centrales del mensaje cristiano, que es el perdón, esta semana vamos entrando en ritmo creciente. Hoy nos habla Jesús sobre la Misericordia y las formas en las que podemos manifestarlas. Ya venimos compartiendo bastante sobre este tema, que pareciera infinito, al igual que el Amor del Padre, desde el cual emana esta gracia.
Dispón tu alma para meditar en que medida somos participes de la Misericordia del Padre y como le devolvemos a Él este grandioso regalo, como así también en que medida se la participamos a nuestros hermanos.
Hoy te propongo dos momentos, en primer lugar la reflexión, breve pero muy profunda de la mano del Padre Pagola y después, la oración profunda y sentida, con una ayuda de una hermosa motivación.
La salvación de la humanidad está en ayudar a los desgraciados del mundo a vivir una vida más humana y digna. La perdición, por el contrario, está en la indiferencia ante el sufrimiento. Éste es el grito de Jesús a toda la humanidad. El mensaje proclamado y vivido por Jesús hasta el final: «Sed compasivos como vuestro Padre».
Desde Jesús hay algo muy claro. Nunca en ninguna parte se construirá la vida tal como la quiere Dios si no es liberando a los que sufren de su miseria y humillación.
Nunca ninguna religión será bendecida por Dios si no introduce para ellos la justicia que brota de la compasión.
Para Jesús, una humanidad constituida por naciones, instituciones o personas comprometidas en alimentar a los hambrientos, vestir a los desnutridos, acoger a los inmigrantes, atender a los enfermos y visitar a los presos, es el mejor reflejo del corazón de Dios y la mejor concreción de su reino.
CONVERSION Y MISERICORDIA: Deseamos cambiar de vida y convertirnos. Dios como padre bueno siempre está dispuesto al perdón. El camino para conocer al Padre es el Hijo: “ El es la imagen del Dios Invisible” En El el Padre manifiesta su misericordia. En Jesús el Padre transforma el amargo sentimiento de culpabilidad en experiencia de gozo y alegría. Recibir la gracia liberadora y recreadora de Dios. Si aprendemos a vivir el perdón, nuestras caídas no nos impedirán ser personas totalmente felices. Convertirse es cambiar de actitud…. Apartarme de mi egoísmo y abrir mi corazón a Dios Abandonar las cadenas, las ilusiones y aceptar la mano que Jesús me tiende para caminar con El. Convertirse es aceptar ser salvado por Jesús. El evangelio nos da la Buena Noticia que Jesús vino a consolar a los afligidos a sanar a los Enfermos, a perdonar a los pecadores. Nosotros también necesitamos la salvación que Jesús nos trajo. Jesús quiere que nos demos cuenta de nuestra propia miseria para poder sanarnos… el ciego que no sabe que es ciego., no pide el milagro de ver. Jesús quiere sanarnos de la enfermedad del pecado para invitarnos a ir “con El” a repartir la Buena Noticia entre los hombres, a construir el Reino. Nuestro Padre quiere que pasemos de la muerte a la vida, de las tinieblas a la Luz, que seamos ”Hombres Nuevos”. Que vivamos según el Espíritu, como Maria.
PETICION: Señor dame la Gracia de cambiar de vida, de creer en tu misericordia, de seguir el camino de Jesús.
Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquéllos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquéllos que los aman. Si hacen el bien a aquéllos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquéllos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso.
Compartiendo la Palabra
Como preparación para este domingo, donde meditaremos y participaremos comunitariamente sobre uno de los ejes centrales del mensaje cristiano, que es el perdón, esta semana vamos entrando en ritmo creciente. Hoy nos habla Jesús sobre la Misericordia y las formas en las que podemos manifestarlas. Ya venimos compartiendo bastante sobre este tema, que pareciera infinito, al igual que el Amor del Padre, desde el cual emana esta gracia.
Dispón tu alma para meditar en que medida somos participes de la Misericordia del Padre y como le devolvemos a Él este grandioso regalo, como así también en que medida se la participamos a nuestros hermanos.
Hoy te propongo dos momentos, en primer lugar la reflexión, breve pero muy profunda de la mano del Padre Pagola y después, la oración profunda y sentida, con una ayuda de una hermosa motivación.
JESUS Y LA MISERICORDIA
José Pagola
José Pagola
La salvación de la humanidad está en ayudar a los desgraciados del mundo a vivir una vida más humana y digna. La perdición, por el contrario, está en la indiferencia ante el sufrimiento. Éste es el grito de Jesús a toda la humanidad. El mensaje proclamado y vivido por Jesús hasta el final: «Sed compasivos como vuestro Padre».
Desde Jesús hay algo muy claro. Nunca en ninguna parte se construirá la vida tal como la quiere Dios si no es liberando a los que sufren de su miseria y humillación.
Nunca ninguna religión será bendecida por Dios si no introduce para ellos la justicia que brota de la compasión.
Para Jesús, una humanidad constituida por naciones, instituciones o personas comprometidas en alimentar a los hambrientos, vestir a los desnutridos, acoger a los inmigrantes, atender a los enfermos y visitar a los presos, es el mejor reflejo del corazón de Dios y la mejor concreción de su reino.
MOTIVACIÓN PARA LA ORACIÓN
CVX Argentina
CVX Argentina
CONVERSION Y MISERICORDIA: Deseamos cambiar de vida y convertirnos. Dios como padre bueno siempre está dispuesto al perdón. El camino para conocer al Padre es el Hijo: “ El es la imagen del Dios Invisible” En El el Padre manifiesta su misericordia. En Jesús el Padre transforma el amargo sentimiento de culpabilidad en experiencia de gozo y alegría. Recibir la gracia liberadora y recreadora de Dios. Si aprendemos a vivir el perdón, nuestras caídas no nos impedirán ser personas totalmente felices. Convertirse es cambiar de actitud…. Apartarme de mi egoísmo y abrir mi corazón a Dios Abandonar las cadenas, las ilusiones y aceptar la mano que Jesús me tiende para caminar con El. Convertirse es aceptar ser salvado por Jesús. El evangelio nos da la Buena Noticia que Jesús vino a consolar a los afligidos a sanar a los Enfermos, a perdonar a los pecadores. Nosotros también necesitamos la salvación que Jesús nos trajo. Jesús quiere que nos demos cuenta de nuestra propia miseria para poder sanarnos… el ciego que no sabe que es ciego., no pide el milagro de ver. Jesús quiere sanarnos de la enfermedad del pecado para invitarnos a ir “con El” a repartir la Buena Noticia entre los hombres, a construir el Reino. Nuestro Padre quiere que pasemos de la muerte a la vida, de las tinieblas a la Luz, que seamos ”Hombres Nuevos”. Que vivamos según el Espíritu, como Maria.
PETICION: Señor dame la Gracia de cambiar de vida, de creer en tu misericordia, de seguir el camino de Jesús.
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