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miércoles, 1 de octubre de 2008

XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO: Homilía sin Tapujos: Soberanía de los pobres

Tema (Mt.21, 33-43)
Publicado por Sin Tapujos

Jesús dice esta parábola para los sacerdotes y ancianos del pueblo. El poseedor de una tierra plantó una viña y la dejó arrendada a nos viñadores para irse al extranjero. Cando se cumplió el tiempo, envió servidores para recibir los frutos. Lo hizo en dos oportunidades y siempre los arrendatarios los trataron muy mal. Decidió entonces mandar a su hijo pensando que lo iba a respetar. Al contrario pensando que muerto el heredero la viña es pertenecería, lo asesinaron. La pregunta es ¿qué hará el dueño de la viña con estos asesinos cuando regrese? La respuesta es obvia: Los eliminará y entregará la viña a otros que le rindan sus frutos. Jesús les recuerda la cita de la Escritura acerca de que la piedra rechazada por los constructores ha llegado a ser piedra angular. Por eso, concluye, el reino les será quitado a uds. para entregarlo a otros.

Síntesis de la homilía

La parábola revela una situación muy frecuente en tiempos de Jesús. Lo terratenientes dejaban su tierra confiada a peones y viajaban al extranjero. Jesús, como en otras oportunidades toma los datos reales para dar vuelta la valoración de los personajes como símbolo de la transformación social propiciada por el reino de los cielos. No es que justifique el proceder del terrateniente aunque lo compare con Dios. Los zelotes propiciaban una actitud de violencia contra los abusos sociales como éste. Jesús se contenta con asegurar que el reino va a ser quitado a un pueblo que se ha rehusado a rendir sus frutos a pesar de la insistencia de los profetas antes y después del destierro a los que rechazaron y dieron muerte, como lo harán con él mismo.

De la parábola, que constituye un aviso y una incitación a la conversión de sacerdotes y ancianos como arrendatarios de la viña del Señor, también podemos lograr aplicaciones para nuestra conducta en esta Iglesia que es considerada tradicionalmente, como el nuevo pueblo constructor del reinado de Dios.

Cuando hacemos oídos sordos a la voz de los profetas que son los que en nuestro tiempo, liberándose de las ataduras(amenazas u ofertas) del sistema capitalista liberal, advierten sobre los caminos equivocados y denuncian las injusticias incitando a repararlas, poseemos la viña y no rendimos sus frutos. Y a veces también procedemos lo mismo que aquellos viñadores con el hijo. Con Jesús. La tentación de hacerlo desaparecer nos proporciona la ilusión de que así seremos dueños de la iglesia y de la gente. Las tácticas para logarlo son muy variadas. Desde el silencio cómplice en Nombre suyo, hasta la descalificación absoluta de los esfuerzos de los más pequeños por liberarse de los opresores. Verse privados del reino de los cielos no es amenaza de perder el poder o prestigio eclesial, significa renunciar a la opción por sus valores, en los que se contiene el mensaje de la verdadera salvación y felicidad. La designación de “los otros” a que se refiere Jesús cuando afirma que el reino les será dado, no es imprecisa. Está especificada en otros pasajes y se trata no de cargos o jerarquías sino de la soberanía de los pobres que deberán sentirse como en su casa al irse instaurando el reinado de Dios.

Buscando coincidencias entre las Lecturas

La hermosa alegoría del profeta Isaías que detalla con ternura la preocupación de Dios por Israel, su viña, impresiona tanto como los resultados de la ingratitud que finalmente la llevará a ser desierto pisoteado.

En la exhortación a los filipenses Pablo indica los frutos que deben ser rendidos para gozar de la paz del reino y habla, enumerándolas, de una cantidad de virtudes personales y de convivencia humana.

Mateo trata de inyectar en la proverbial soberbia de los dignatarios judíos el convencimiento de que Dios no se deja engañar por el poder y el engreimiento mundanos, sino que aprecia la profundidad del corazón para vivir de acuerdo a su voluntad, que es la salvación del hombre.

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