NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

viernes, 5 de diciembre de 2008

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARIA: ¿Capaces de romper los cuernos al diablo?

Por Alessandro Pronzato
Génesis 3, 9-15.20 Efesios 1, 3-6.11-12 Lucas 1, 26-38

El pecado nunca es original

Me vi obligado a escuchar los razonamientos desabridos de Santiago, a la salida de la iglesia. Ya durante la predicación me he visto obligado a hacerle callar varias veces, haciéndole entender que no era ese el momento de hacer comentarios.

Y así he tenido que tragármelo después. Es increíble cómo mi amigo logra banalizar todo con salidas chuscas de sal gruesa. Creo que lo hace por una forma extrema, aunque estrafalaria, de pudor. En efecto, algún pensamiento serio también debe rondarle, pero prefiere disimularlo, y así la boca funciona por cuenta propia, independientemente de lo que produce el cerebro, y de lo que pasa, quizás, en el corazón.

Ha pasado también esta vez. Equivocando maliciosamente la palabra «original», me ha lanzado allí una pregunta impertinente:

«Dime, por favor. ¿Tú has logrado alguna vez cometer un pecado original? Yo lo he intentado varias veces, pero no lo consigo de ninguna manera. Y así, las pocas veces que voy a confesarme, pongo delante del cura la mercancía de siempre. Y hasta tengo la impresión de que le aburro. Siempre las mismas cosas. ¡Qué lata! Jamás un pecado un poco original...».

He resistido a la tentación de replicar con una respuesta tajante, a contrapelo. Y así, dejando de lado la tendencia a discutir, hemos entablado juntos una conversación pacata, sin excesivas pretensiones, si bien el adjetivo «original» se entendía en un sentido que no era el contemplado en la festividad de la Inmaculada.

He hecho presente que ningún pecado es original, con el significado de nuevo, creativo, inédito. Tampoco el cometido por Adán y Eva, aun habiendo sido el primero, era en absoluto original.

El pecado es siempre repetitivo, tedioso en su exasperante monotonía. El pecado es siempre falsificación, error, imitación. El pecado, precisamente porque es poco original, termina por provocar aburrimiento, aunque muchos intenten torpemente enmascararlo con una alegría bullanguera, excesivamente ostentosa para ser auténtica.

El pecado contempla una serie de variantes, de repeticiones insistentes, interminables, como el bolero de Ravel, con el mismo tema fijo. Las mismas botellas como en los cuadros de Morandi, los mismos agujeros y cortes como en las telas de Burri, los mismos cuellos largos como en las telas de Modigliani, los mismos asnos que vuelan sobre las casas como en las pinturas de Chagall, los mismos volúmenes de Botero. Naturalmente sin el mérito del arte, lo que no sucede en las obras que he citado.

En el pecado no hay fantasía. No se inventa nada nuevo. Todo está ya visto de sobra, todo es previsible.

El «no» del rechazo no es en absoluto original. Y tampoco el no dejarse encontrar a la hora de la cita, el esconderse, como ha hecho el hombre, aquel día, en el jardín del Edén (en donde, entre otras cosas había una variedad increíble de plantas; y a él se le ha metido en la cabeza aquel único árbol) es una cosa original. Ya ni siquiera los niños se divierten jugando al escondite.

La llamada transgresión, de la que hoy muchos presumen, no es en absoluto original. Tampoco el lenguaje vulgar, desenfadado. Más bien sería original la normalidad, el respetar los compromisos, hacer las cosas rectamente no adoptar el lenguaje deslenguado de los más, el ser gentiles, usar cortesía con el prójimo, respetar las normas de la buena educación.

Una colosal operación de limpieza (incluyéndonos también nosotros) constituiría un acontecimiento nuevo, digno de interés.

Sin embargo, con el pecado, se repite infaliblemente el mismo guión, ya gastado. El pecado ya lleva en sí la condena. La condena a recitar siempre el mismo papel. Aunque, según dicen los expertos bíblicos, ya no hay que hablar de la famosa manzana, ni siquiera a los niños, cuando pecamos es como si nos condenáramos a comer siempre el mismo fruto prohibido. Que me perdonen los estudiosos: pero siempre es manzana.

Mafalda ha hecho su papel

El predicador ha usado una terminología diversificada: más que de pecado original ha hablado de pecado de los orígenes, pecado «radical», «pecado del mundo» (retomando una terminología preferida por Juan). No es que la sustancia cambie mucho, y no es que la mayor parte de nosotros lo entienda mejor.

De verdad es sorprendente cómo esta fiesta está tan metida en el pueblo y cómo, al mismo tiempo, su significado quede prácticamente oscuro para la gran mayoría de los fieles.

La señorita Evelina, por ejemplo, venía vestida de una manera más elegante de lo acostumbrado (aunque sea una elegancia de otros tiempos), ni siquiera en navidad se viste así. Evidentemente interpretaba la festividad en términos de pureza, y se la apropiaba también en nombre de todos los que renuncian al matrimonio.. Es posible que confundiese la Inmaculada concepción con la concepción virginal de Jesús...

Sin embargo, el cura ha subrayado la obediencia de María, su entrega al amor. A la elección y predestinación por parte de Dios (primera lectura), ha correspondido con su libre adhesión al plan de Dios.

El pecado es ruptura del diálogo con el Creador, ruptura de la armonía. El predicador ha dicho: «Nosotros, cuando nacemos, nos encontramos insertos en el pecado del mundo. Venimos a encontrarnos en una situación de pecado y de división. El niño que nace vive desde el principio en una sociedad traspasada por la violencia, por el egoísmo, por la injusticia, por la mentira. Junto con la leche materna, mama el veneno de una mentalidad contraria al evangelio».

Y ha terminado así: «Nosotros no estamos, como María, inmunes del mal. Pero podemos y debemos siempre combatir el mal».

Pensaba yo en mi amiga Mafalda, huésped del asilo, a quien, después de haberse confesado, se le escapa siempre este comentario: «Y así también hoy hemos roto los cuernos al diablo...».

No hay comentarios: