Publicado por Somos Iglesia
Claves para interpretar el Evangelio de hoy
Leemos hoy dos breves viñetas del Evangelio de Marcos. La primera hace referencia a los comienzos de la proclama de Jesús. La segunda describe la llamada de los primeros discípulos.
La proclama que Jesús hace está en relación con la de Juan Bautista, cuya suerte se formula en dos trazos: parece darnos a en-tender que fue entregado a traición, como Jesús lo será posterior-mente por Judas. Si Juan habló de la proximidad del Reino, Jesús asegura que se ha cumplido el plazo. Ya hay que decidirse a cam-biar de modo de pensar. No se puede desear un cambio de nuestra vida sin cambiar de valores. Este cambio es para tomar como nues-tra la buena noticia. Jesús ilustrará esto con una breve parábola en otro pasaje evangélico: la del hombre que encuentra un tesoro; vende cuanto tiene para lograr el tesoro; es decir, cambia un valor por otro.
La viñeta segunda es como una parábola viva que ilustra esta proclama. Aquí tenemos unos hombres que están aplicados a su barca y sus artes de pesca, que es lo suyo, y Jesús les llama. Ya no va a relacionarse con los peces lo más valioso de su tiempo y dedi-cación, sino con las personas. Hay que tener en cuenta, por una parte, que todos los humanos normales que viven en sociedad tra-tan con otros humanos, no viven sólo para trabajar y ganarse así su pan, y, por otra, que los discípulos no dejaron de estar relacionados con sus redes, su mar de Galilea, su barca... como nos muestran su-ficientemente otras viñetas evangélicas. Por tanto, la llamada de Jesús no fue para un cambio de profesión, aunque ésta quede afec-tada (de hecho vemos que el cambio de profesión es la “cáscara” de esta narración parabólica), sino para un cambio de mentalidad, de actitud.
Habrá que detenerse un poco en esta reflexión, porque en este mismo sentido va lo de deja a tu padre, a tu madre, etc... y la ex-presión de Pedro: nosotros hemos dejado todo para seguirte... Se trata de establecer una firme jerarquía de valores, es decir: ¿Qué es lo primero en la vida? Jesús mismo va a decir a los suyos: Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura. De esto se trata.
El domingo pasado se leía el modo peculiar de contar Juan esta escena. Son unos hombres con inquietud sociopolítica y religiosa, que están en el círculo de Juan Bautista y éste les orienta hacia Je-sús. Después, unos amigos hablan con otros, todos hombres con las mismas inquietudes, como nos dan a entender las claves del texto, y así se forma un núcleo alrededor del Maestro. Entonces vemos claro que las intenciones de Marcos son subrayar otras ideas: la iniciativa de Jesús y la actitud de conversión del que quiere ser dis-cípulo: dejando las redes se pusieron a su disposición. Eso es lo que significa el seguimiento.
Para nosotros hoy
El seguimiento de Jesús ha de tener hoy la misma fuerza que entonces. También hoy se ha cumplido el plazo y el Reino está aquí. Sigue padeciendo violencia, como en tiempos de Jesús y se-guimos teniendo necesidad de cambio de mentalidad, si es que queremos estar abiertos a esa nueva realidad. Es verdad que desde entonces han cambiado mucho algunas cosas. Hoy se nos pretende encajar el reino por otra mercancía en forma de instituciones y normas. Bueno, tan distinto a entonces tampoco es, porque eso se encontró Jesús en su Judaísmo contemporáneo.
Todo es sumamente simple. Recordemos a aquellos pescado-res: de seguro que siguieron siéndolo de momento, sino que descu-brieron que su trato fundamental no era con el negocio del pesca-do, sino con el hombre y la sociedad y no por oficio, sino por voca-ción y necesidad de comunicar la alegría de la buena noticia. Si-guieron también siendo padres de familia y esposos cariñosos y preocupados por los problemas de los suyos, como vemos a Pedro con la enfermedad de su suegra. La única diferencia es que sus fa-milias no eran el valor absoluto de sus vidas, no eran un muro que les separaba de ese mundo nuevo que tenemos que construir siem-pre entre todos, hermoso y justo.
En otras palabras, el evangelio no nos separa de la vida, sino que nos enraíza en ella y no nos separa de nuestras responsabilidades, sino que las introduce en el lugar que les corresponde den-tro de un sistema de valores.
Para nuestra oración Padre, ayúdanos a seguir a Jesús sin condición alguna; que veamos que su llamada a “dejarlo todo por el Evangelio” no es para algunos privilegiados a los que se les da un consejo, sino para todo el que está dispuesto a hacer que su fe sea seguimiento de Jesús, nuestro Maestro.
Leemos hoy dos breves viñetas del Evangelio de Marcos. La primera hace referencia a los comienzos de la proclama de Jesús. La segunda describe la llamada de los primeros discípulos.
La proclama que Jesús hace está en relación con la de Juan Bautista, cuya suerte se formula en dos trazos: parece darnos a en-tender que fue entregado a traición, como Jesús lo será posterior-mente por Judas. Si Juan habló de la proximidad del Reino, Jesús asegura que se ha cumplido el plazo. Ya hay que decidirse a cam-biar de modo de pensar. No se puede desear un cambio de nuestra vida sin cambiar de valores. Este cambio es para tomar como nues-tra la buena noticia. Jesús ilustrará esto con una breve parábola en otro pasaje evangélico: la del hombre que encuentra un tesoro; vende cuanto tiene para lograr el tesoro; es decir, cambia un valor por otro.
La viñeta segunda es como una parábola viva que ilustra esta proclama. Aquí tenemos unos hombres que están aplicados a su barca y sus artes de pesca, que es lo suyo, y Jesús les llama. Ya no va a relacionarse con los peces lo más valioso de su tiempo y dedi-cación, sino con las personas. Hay que tener en cuenta, por una parte, que todos los humanos normales que viven en sociedad tra-tan con otros humanos, no viven sólo para trabajar y ganarse así su pan, y, por otra, que los discípulos no dejaron de estar relacionados con sus redes, su mar de Galilea, su barca... como nos muestran su-ficientemente otras viñetas evangélicas. Por tanto, la llamada de Jesús no fue para un cambio de profesión, aunque ésta quede afec-tada (de hecho vemos que el cambio de profesión es la “cáscara” de esta narración parabólica), sino para un cambio de mentalidad, de actitud.
Habrá que detenerse un poco en esta reflexión, porque en este mismo sentido va lo de deja a tu padre, a tu madre, etc... y la ex-presión de Pedro: nosotros hemos dejado todo para seguirte... Se trata de establecer una firme jerarquía de valores, es decir: ¿Qué es lo primero en la vida? Jesús mismo va a decir a los suyos: Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura. De esto se trata.
El domingo pasado se leía el modo peculiar de contar Juan esta escena. Son unos hombres con inquietud sociopolítica y religiosa, que están en el círculo de Juan Bautista y éste les orienta hacia Je-sús. Después, unos amigos hablan con otros, todos hombres con las mismas inquietudes, como nos dan a entender las claves del texto, y así se forma un núcleo alrededor del Maestro. Entonces vemos claro que las intenciones de Marcos son subrayar otras ideas: la iniciativa de Jesús y la actitud de conversión del que quiere ser dis-cípulo: dejando las redes se pusieron a su disposición. Eso es lo que significa el seguimiento.
Para nosotros hoy
El seguimiento de Jesús ha de tener hoy la misma fuerza que entonces. También hoy se ha cumplido el plazo y el Reino está aquí. Sigue padeciendo violencia, como en tiempos de Jesús y se-guimos teniendo necesidad de cambio de mentalidad, si es que queremos estar abiertos a esa nueva realidad. Es verdad que desde entonces han cambiado mucho algunas cosas. Hoy se nos pretende encajar el reino por otra mercancía en forma de instituciones y normas. Bueno, tan distinto a entonces tampoco es, porque eso se encontró Jesús en su Judaísmo contemporáneo.
Todo es sumamente simple. Recordemos a aquellos pescado-res: de seguro que siguieron siéndolo de momento, sino que descu-brieron que su trato fundamental no era con el negocio del pesca-do, sino con el hombre y la sociedad y no por oficio, sino por voca-ción y necesidad de comunicar la alegría de la buena noticia. Si-guieron también siendo padres de familia y esposos cariñosos y preocupados por los problemas de los suyos, como vemos a Pedro con la enfermedad de su suegra. La única diferencia es que sus fa-milias no eran el valor absoluto de sus vidas, no eran un muro que les separaba de ese mundo nuevo que tenemos que construir siem-pre entre todos, hermoso y justo.
En otras palabras, el evangelio no nos separa de la vida, sino que nos enraíza en ella y no nos separa de nuestras responsabilidades, sino que las introduce en el lugar que les corresponde den-tro de un sistema de valores.
Para nuestra oración Padre, ayúdanos a seguir a Jesús sin condición alguna; que veamos que su llamada a “dejarlo todo por el Evangelio” no es para algunos privilegiados a los que se les da un consejo, sino para todo el que está dispuesto a hacer que su fe sea seguimiento de Jesús, nuestro Maestro.
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