Aparecida “hizo lo correcto” dando prioridad al anuncio del Evangelio
CIUDAD DEL VATICANO, viernes 20 de febrero de 2009 (ZENIT.org).- Es necesario en estos momentos “impulsar la Misión Continental” puesta en marcha a raíz de la Asamblea del CELAM en Aparecida (Brasil, mayo 2007) ya que “sólo así se podrá dar la una respuesta adecuada” a la situación actual de los países latinoamericanos.
Así lo expresó hoy el Papa en la audiencia concedida a los miembros de la Pontificia Comisión para América Latina, que están actualmente celebrando su Asamblea Plenaria en Roma.
Benedicto XVI recordó que el año pasado tuvo la oportunidad de recibir a los obispos de este continente en visita “ad limina”, con lo cual conoce “más de cerca las esperanzas, y dificultades de su ministerio apostólico”, y a quienes confía la realización de esta Misión.
El Papa recordó sus propias palabras a la Curia Romana al respecto: “cuando presenté un balance de mi viaje apostólico a Brasil, me preguntaba: ¿Hizo bien Aparecida, buscando la vida para el mundo, en dar prioridad al discipulado de Jesucristo y a la evangelización? ¿Era una retirada equivocada hacia la interioridad?”.
“No -prosiguió-. Aparecida decidió lo correcto, precisamente porque mediante el nuevo encuentro con Jesucristo y su Evangelio, y sólo así, se suscitan las fuerzas que nos capacitan para dar la respuesta adecuada a los desafíos de nuestro tiempo”.
Para ello, el Papa insistió en su discurso en la necesidad de apoyar la formación de los seminarios, que es precisamente el tema elegido por los miembros de la Comisión para la asamblea plenaria.
“Para todos nosotros, el seminario fue un tiempo decisivo de discernimiento y preparación. Allí, en diálogo profundo con Cristo, se fue fortaleciendo nuestro deseo de enraizarnos hondamente en Él”, explicó, “sintiéndonos en la Iglesia como en nuestra propia casa”.
Por eso, mostró su satisfacción de que “esta Asamblea Plenaria haya dedicado su atención a la situación actual de los Seminarios en Latinoamérica”.
“Para lograr presbíteros según el corazón de Cristo, se ha de poner la confianza en la acción del Espíritu Santo, más que en estrategias y cálculos humanos”, explicó el Papa, quien afirmó que la “necesidad de vocaciones” no debe llevar a la laxitud a la hora de seleccionar a los futuros sacerdotes.
El punto más importante es, subrayó, “el esmerado discernimiento de los candidatos”, así como cuidar “las exigencias necesarias, incluso rigurosas, para que su proceso formativo ayude a hacer de ellos sacerdotes ejemplares”.
“Hoy más que nunca, es preciso que los seminaristas, con recta intención y al margen de cualquier otro interés, aspiren al sacerdocio movidos únicamente por la voluntad de ser auténticos discípulos y misioneros de Jesucristo que, en comunión con sus Obispos, lo hagan presente con su ministerio y su testimonio de vida”.
Por último, el Papa hizo un breve recorrido por la historia de esta Comisión, que fundó el Papa Pío XII en 1958, y que Juan Pablo II “corroboró y potenció esta iniciativa, con el fin de resaltar la especial solicitud pastoral del Sucesor de Pedro por las Iglesias que peregrinan en aquellas queridas tierras”.
Especialmente, recordó aon “viva gratitud” al ya fallecido vicepresidente, el obispo español Cipriano Calderón Polo, “al que el Señor habrá premiado su abnegado y fiel servicio a la Iglesia”.
Así lo expresó hoy el Papa en la audiencia concedida a los miembros de la Pontificia Comisión para América Latina, que están actualmente celebrando su Asamblea Plenaria en Roma.
Benedicto XVI recordó que el año pasado tuvo la oportunidad de recibir a los obispos de este continente en visita “ad limina”, con lo cual conoce “más de cerca las esperanzas, y dificultades de su ministerio apostólico”, y a quienes confía la realización de esta Misión.
El Papa recordó sus propias palabras a la Curia Romana al respecto: “cuando presenté un balance de mi viaje apostólico a Brasil, me preguntaba: ¿Hizo bien Aparecida, buscando la vida para el mundo, en dar prioridad al discipulado de Jesucristo y a la evangelización? ¿Era una retirada equivocada hacia la interioridad?”.
“No -prosiguió-. Aparecida decidió lo correcto, precisamente porque mediante el nuevo encuentro con Jesucristo y su Evangelio, y sólo así, se suscitan las fuerzas que nos capacitan para dar la respuesta adecuada a los desafíos de nuestro tiempo”.
Para ello, el Papa insistió en su discurso en la necesidad de apoyar la formación de los seminarios, que es precisamente el tema elegido por los miembros de la Comisión para la asamblea plenaria.
“Para todos nosotros, el seminario fue un tiempo decisivo de discernimiento y preparación. Allí, en diálogo profundo con Cristo, se fue fortaleciendo nuestro deseo de enraizarnos hondamente en Él”, explicó, “sintiéndonos en la Iglesia como en nuestra propia casa”.
Por eso, mostró su satisfacción de que “esta Asamblea Plenaria haya dedicado su atención a la situación actual de los Seminarios en Latinoamérica”.
“Para lograr presbíteros según el corazón de Cristo, se ha de poner la confianza en la acción del Espíritu Santo, más que en estrategias y cálculos humanos”, explicó el Papa, quien afirmó que la “necesidad de vocaciones” no debe llevar a la laxitud a la hora de seleccionar a los futuros sacerdotes.
El punto más importante es, subrayó, “el esmerado discernimiento de los candidatos”, así como cuidar “las exigencias necesarias, incluso rigurosas, para que su proceso formativo ayude a hacer de ellos sacerdotes ejemplares”.
“Hoy más que nunca, es preciso que los seminaristas, con recta intención y al margen de cualquier otro interés, aspiren al sacerdocio movidos únicamente por la voluntad de ser auténticos discípulos y misioneros de Jesucristo que, en comunión con sus Obispos, lo hagan presente con su ministerio y su testimonio de vida”.
Por último, el Papa hizo un breve recorrido por la historia de esta Comisión, que fundó el Papa Pío XII en 1958, y que Juan Pablo II “corroboró y potenció esta iniciativa, con el fin de resaltar la especial solicitud pastoral del Sucesor de Pedro por las Iglesias que peregrinan en aquellas queridas tierras”.
Especialmente, recordó aon “viva gratitud” al ya fallecido vicepresidente, el obispo español Cipriano Calderón Polo, “al que el Señor habrá premiado su abnegado y fiel servicio a la Iglesia”.
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