NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

sábado, 14 de marzo de 2009

III Domingo de Cuaresma - Ciclo B: EL TEMPLO NO ES LA CASA DE DIOS (Juan 2, 13-25)

Publicado por Fundación Epsilón

Dios no cabe entre cuatro paredes por mucho que en el transcurso de los siglos lo hayan intentado encerrar los manipuladores de la fe de los pueblos Dios sólo cabe en el Hombre; en el hombre que, por amor, entrega y gasta la vida por la libertad de sus semejantes. Y en los grupos de hombres en los que ese amor es la característica que los idéntica.

EL TEMPLO DE JERUSALEN

Desde muchos siglos antes de Jesús, en Palestina sólo había un templo. En una sociedad tan religiosa, si sólo se podía encontrar a Dios en un lugar, los intermediarios de ese encuentro, los que controlaban el acceso a ese lugar adqui­rían, por ese hecho, el mayor poder que un hombre puede pretender: la capacidad para facilitar o impedir la relación de los hombres con Dios. Los sumos sacerdotes, que se atribu­yeron en exclusiva ese poder, muy pronto lo aprovecharon en beneficio propio. En tiempos de Jesús, controlaban directa o indirectamente la venta de animales -corderos, bueyes y palomas- para los sacrificios (las ceremonias de aquella reli­gión incluían casi siempre el sacrificio de un animal, el impuesto religioso y el cambio de moneda (sólo se podía pagar ese impuesto en moneda oficial del templo; Mt 21,12; Jn 2,15). El tesoro del templo funcionaba también como banco en el que se depositaban las grandes fortunas y, además, el templo poseía grandes extensiones de tierra; era la primera empresa de Palestina. Y todo porque aquélla, de­cían, era la casa de Dios; y ellos tenían la llave. Jesús va a acabar con esta situación.


SE ACABO EL TEMPLO

Encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas y a los cambistas insra1ados, y haciendo como un azote de cuerdas, a todos los echó del templo, lo mismo a las ovejas que a los bueyes; a los cambistas les desparramó las monedas y les volcó las mesas, y a los que vendían palomas les dijo:

-Quitad eso de ahí: no convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios.

Los antiguos profetas habían denunciado repetidamente que los dirigentes de la nación explotaban al pueblo en bene­ficio propio y habían anunciado que Dios estaba dispuesto a intervenir para poner las cosas en su sitio. La purificación del templo era una función que se atribuía al Mesías, a quien se imaginaba, según las tradiciones judías, con un azote en la mano para castigar a los responsables del desorden establecido. Según esas mismas tradiciones, el tem­plo y las demás instituciones resultarían fortalecidos tras esta purificación. Pero el plan de Jesús -el plan de Dios- no coincide con estas esperanzas; según él, el templo no es una casa, el Hombre es el templo.

Jesús se presenta con un azote en la mano (el evangelio no dice que lo utilice contra nadie): él es el Mesías, y como tal se muestra. Pero lo que hace y lo que dice va mucho más allá de lo que todos esperaban.

En primer lugar, Jesús desbarata todo aquel montaje. No puede consentir que lo que debería haber sido un lugar de encuentro con el Dios liberador se haya convertido en un negocio para explotar a los pobres. Su gesto es una acusación contra los dirigentes religiosos de Israel que manejan la fe del pueblo para enriquecerse; pero, al mismo tiempo, echando fuera a los animales, está indicando que ya no van a hacer falta para dar culto a Dios. Dios, ya se había dicho muchos siglos antes, no necesitaba para nada la sangre de los animales; lo que él quería era que los hombres practicaran la justicia y el derecho; ésas eran las ceremonias religiosas que Dios agradecía.

La expulsión de las ovejas tiene un simbolismo aún más profundo (el evangelio de Juan, al que pertenece este pasaje, utiliza en varios lugares la imagen de las ovejas para referirse al pueblo; véase, por ejemplo, el capítulo 10, el pasaje más conocido): Jesús está anunciando con este gesto que su tarea es liberar al pueblo de toda opresión, sobre todo cuando ésta se justifica en nombre de Dios. El va a empezar un nuevo éxodo (con este nombre se conoce la salida de los israelitas de la esclavitud de Egipto y el libro en que se cuenta), un nuevo proceso de liberación que comienza precisamente por sacar al pueblo de la institución religiosa.

A los dirigentes, representados por los vendedores de pa­lomas (la ofrenda de los pobres; Lv 5,7), los denuncia por su actuación: «quitad eso de ahí»; pero no les cierra la puerta: «no convirtáis la casa de mi Padre en una casa de negocios». En las palabras de Jesús se contiene una invitación para que se liberen de su injusticia también ellos.



EL NUEVO TEMPLO

-Suprimid este santuario y en tres días lo levantaré

Repusieron los dirigentes:

-Cuarenta y seis años ha costado construir este santuario ¿y tú vas a levantarlo en tres días?
Pero él se refería al santuario de su cuerpo.

La reacción de los dirigentes es lamentable: ni se enmien­dan ni se explican; exigen a Jesús que demuestre su autoridad para hacer aquello: «¿Qué señal nos presentas para hacer estas cosas?» Ese es todo su problema: no la vida, no el bien, no la verdad; sólo la Ley.

La respuesta de Jesús, explicada por el evangelista, revo­luciona toda su mentalidad: «Suprimid este santuario... Pero él se refería al santuario de su cuerpo. » Dios ya no habita en el templo. Dios está presente en un cuerpo, el del Hombre que da su vida (suprimid este santuario) por amor a sus seme­jantes. Dios revela su gloria en el amor leal que se manifiesta en la entrega de ese Hombre en la cruz y en la vida que, por la fuerza del amor de Dios, acabará venciendo a la muerte, y seguirá manifestando su gloria y haciéndose presente en cada hombre y en cada grupo que intenten amar con la misma lealtad.

La religión, ¿un negocio? Esta ha sido una acusación que se ha hecho repetidamente contra las instituciones religiosas. Lo terrible del caso sería que esa acusación hubiera podido hacerse alguna vez, con razón, contra la comunidad cristiana. Que cada cual saque sus consecuencias.

No hay comentarios: