NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

jueves, 28 de mayo de 2009

Motivos y Motivaciones: Alguien tomó tu lugar

Nathan Stone, S.J.
Publicado por Mirada Global

Antofagasta, Chile / Religión – La cuarentena que sufría el leproso en la antigüedad era una pena terrible, pero a su manera, necesaria, para evitar el contagio. Era una cuestión de salud pública, con un costo social enorme.

Imagínate el caso. Te levantas un día, para descubrir que tienes síntomas de lepra. Te ves obligado a vivir bajo la sentencia del exilio, advirtiendo tu paso por las calles, para que la gente se alejara. Se trataba de una condena perpetua de soledad y tristeza. Siquiera podías contar con amigos y familiares, pues, por tu enfermedad, no te queda ninguno. Tus únicos amigos habrían sido los otros leprosos.

Todavía quedan colonias de leprosos, en el mundo. Actualmente, la enfermedad de Hansen tiene tratamiento, si es diagnosticado a tiempo. Se piensa, además, que la lepra de la antigüedad incluía muchas otras enfermedades de la piel, algunas contagiosas, y otras, no. Sin embargo, más allá del contagio, la sociedad moderna mantiene la dinámica de aislamiento en su repertorio de gestión social, por razones difusas.

Los leprosos de nuestros tiempos son muchos, y las causas de su exclusión, variadas. En general, se trata de los que el mito urbano considera peligroso, extraño o amenazante. A veces, es por enfermedad, sea o no comunicable por mera presencia, pues, es más bien la carga social de algunas dolencias en particular.

Otras veces, se aíslan a los que padecen desequilibrios mentales. Un gran porcentaje de nuestros ciudadanos sin casa son personas que sufren de psicosis o esquizofrenia. Otras veces, se marginan a las personas porque no tienen dónde no cómo lavarse.

Relegamos a los pobres. Sólo viven en ciertos sectores de la ciudad. Apartamos a las personas que son de otra raza.

Nadie se junta con los que alguna vez fueron encarcelados. Se arrinconan a muchos por el puro hecho de que hablan otro idioma.

En fin, consideramos muy primitivos a las sociedades de la antigüedad por su manera de tratar a los leprosos, pero hoy, no estamos lejos. En el fondo, la lepra del leproso no es otra cosa que la paranoia de los demás.

Entiendo que la paranoia está de moda, pero va en contra del Evangelio. Jesús no les tiene miedo a los extraños. Al leproso, le toca con la mano. Demuestra que se puede incluir al excluido. Quizás, no fue otra cosa que la compasión que hizo desaparecer sus ronchas. La ansiedad se somatiza. La ternura de Jesús elimina la ansiedad.

Curiosamente, cuando la historia termina, es Jesús que tiene que vivir en lugares apartados donde no había gente. El precio de sanar enfermos es que debió asumir la sanción que se imponía sobre ellos. No es la última vez que asume la condena que corresponde a otros. Ya está amando al estilo del Viernes Santo.
______________________
Nathan Stone, S.J. Sacerdote jesuita, magíster en literatura y teólogo.

No hay comentarios: