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lunes, 11 de enero de 2010

Lecturas y Liturgia de las Horas: Martes 12 de Enero de 2010


Lectura del primer libro de Samuel 1, 10-20

Ana, con el alma llena de amargura, oró al Señor y lloró desconsoladamente. Luego hizo este voto: «Señor de los ejércitos, si miras la miseria de tu servidora y te acuerdas de mí, si no te olvidas de tu servidora y le das un hijo varón, yo lo entregaré al Señor para toda su vida, y la navaja no pasará por su cabeza».
Mientras ella prolongaba su oración delante del Señor, el sacerdote Elí miraba atentamente su boca. Ana oraba en silencio; sólo se movían sus labios, pero no se oía su voz.
Elí pensó que estaba ebria, y le dijo: «¿Hasta cuándo te va a durar la borrachera? ¡Ve a que se te pase el efecto del vino!»
Ana respondió: «No, mi señor; yo soy una mujer que sufre mucho. No he bebido vino ni nada que pueda embriagar; sólo me estaba desahogando delante del Señor. No tomes a tu servidora por una mujer cualquiera; si he estado hablando hasta ahora, ha sido por el exceso de mi congoja y mi dolor».
«Vete en paz, le respondió Elí, y que el Dios de Israel te conceda lo que tanto le has pedido».
Ana le dijo entonces: «¡Que tu servidora pueda gozar siempre de tu favor!» Luego la mujer se fue por su camino, comió algo y cambió de semblante.
A la mañana siguiente, se levantaron bien temprano y se postraron delante del Señor; luego regresaron a su casa en Ramá. Elcaná se unió a su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella. Ana concibió, y a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel, diciendo: "Se lo he pedido al Señor".

Palabra de Dios.


SALMO RESPONSORIAL 1 Sam 2, 1. 4-8

R. ¡Mi corazón se regocija en el Señor!

Mi corazón se regocija en el Señor,
tengo la frente erguida gracias a mi Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque tu salvación me ha llenado de alegría. R.

El arco de los valientes se ha quebrado,
y los vacilantes se ciñen de vigor;
los satisfechos se contratan por un pedazo de pan,
y los hambrientos dejan de fatigarse;
la mujer estéril da a luz siete veces,
y la madre de muchos hijos se marchita. R.

El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el Abismo y levanta de él.
El Señor da la pobreza y la riqueza,
humilla y también enaltece. R.

Él levanta del polvo al desvalido
y alza al pobre de la miseria,
para hacerlos sentar con los príncipes
y darles en herencia un trono de gloria. R.


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 1, 21-28

Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios».
Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este hombre». El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un alarido, salió de ese hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y éstos le obedecen!» Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.

Palabra del Señor.


LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
MARTES DE LA SEMANA I
De la feria - Salterio I

12 de enero

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Al Señor, al gran Rey, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: AL CANTO DE LOS GALLOS.

Al canto de los gallos
viene la aurora;
los temores se alejan
como las sombras.
¡Dios, Padre nuestro,
en tu nombre dormimos
y amanecemos!

Como luz nos visitas,
Rey de los hombres,
como amor que vigila
siempre de noche;
cuando el que duerme
bajo el signo del sueño
prueba la muerte.

Del sueño del pecado
nos resucitas,
y es señal de tu gracia
la luz amiga.
¡Dios que nos velas!,
tú nos sacas por gracia
de las tinieblas.

Gloria al Padre y al Hijo,
gloria al Espíritu,
al que es paz, luz y vida,
al Uno y Trino;
gloria a su nombre
y al misterio divino
que nos lo esconde. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Salmo 23 - ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
El la fundó sobre los mares,
El la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ese recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Este es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

¡Portones!, alzad los dinteles,
levantaos, puertas antiguas:
va a entrar el Rey de la gloria.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El hombre de manos inocentes y puro corazón subirá al monte del Señor.

Ant. 2. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.

Cántico: ESPERANZA DE ISRAEL EN BABILONIA Tb 13, 1-10

Bendito sea Dios, que vive eternamente,
y cuyo reino dura por los siglos:
él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano.

Dadle gracias, israelitas, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza,
ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro Padre por todos los siglos.

Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre todas las naciones
por donde estáis dispersados.

Si volvéis a él de todo corazón
y con toda el alma,
siendo sinceros con él,
él volverá a vosotros
y no os ocultará su rostro.

Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena,
bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos.

Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador.

Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión.

Ensalzaré a mi Dios, al rey del cielo,
y me alegraré de su grandeza.
Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ensalzad con vuestras obras al rey de los siglos.

Ant. 3. El Señor merece la alabanza de los buenos.

Salmo 32 - HIMNO AL PODER Y A LA PROVIDENCIA DE DIOS

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.

Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando vuestra música con aclamaciones:

que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales,
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano.

Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó, y surgió.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.

El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres;
desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones.

No vence el rey por su gran ejército,
no escapa el soldado por su mucha fuerza,
nada valen sus caballos para la victoria,
ni por su gran ejército se salva.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros esperamos en el Señor:
él es nuestro auxilio y escudo,
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor merece la alabanza de los buenos.

LECTURA BREVE Rm 13, 11b. 12-13a

Ya es hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos de las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad.

RESPONSORIO BREVE

V. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.

V. Mi alcázar, mi libertador.
R. En que me amparo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus Santos profetas.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamaran Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Nos ha suscitado el Señor una fuerza de salvación, según lo había predicho por boca de sus Santos profetas.

PRECES

Ya que hemos sido llamados a participar de una vocación celestial, bendigamos por ello a Jesús, el pontífice de nuestra fe, y supliquémosle diciendo:

Escúchanos, Señor.

Señor Jesús, que por el bautismo has hecho de nosotros un sacerdocio real,
haz que nuestra vida sea un continuo sacrificio de alabanza.

Ayúdanos, Señor, a guardar tus mandatos
para que por la fuerza del Espíritu Santo nosotros permanezcamos en ti y tú en nosotros.

Danos tu sabiduría eterna
para que permanezca con nosotros y con nosotros trabaje.

Concédenos ser la alegría de cuantos nos rodean
y fuente de esperanza para los decaídos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Como hijos que somos de Dios, dirijámonos a nuestro Padre con la oración que Cristo nos enseñó:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Escucha, Señor, nuestra oración matutina y con la luz de tu misericordia alumbra la oscuridad de nuestro corazón: para que, habiendo sido iluminados por tu claridad, no andemos nunca tras las obras de las tinieblas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.


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VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: NOS DIJERON DE NOCHE.

Nos dijeron de noche
que estabas muerto,
y la fe estuvo en vela
junto a tu cuerpo;
La noche entera,
la pasamos queriendo
mover la piedra.

Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.

No supieron contarlo
los centinelas,
nadie supo la hora
ni la manera;
antes del día,
se cubrieron de gloria
tus cinco heridas.

Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor.

Si los cinco sentidos
buscan el sueño,
que la fe tenga el suyo
vivo y despierto;
la fe velando,
para verte de noche
resucitando.

Con la vuelta del sol,
volverá a ver la tierra
la gloria del Señor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. El Señor da la victoria a su Ungido.

Salmo 19 - ORACIÓN POR LA VICTORIA DEL REY.

Que te escuche el Señor el día del peligro,
que te sostenga el nombre del Dios de Jacob;
que te envíe auxilio desde el santuario,
que te apoye desde el monte Sión;

que se acuerde de todas tus ofrendas,
que le agraden tus sacrificios;
que cumpla el deseo de tu corazón,
que dé éxito a todos tus planes.

Que podamos celebrar tu victoria
y en el nombre de nuestro Dios alzar estandartes;
que el Señor te conceda todo lo que pides.

Ahora reconozco que el Señor
da la victoria a su Ungido,
que lo ha escuchado desde su santo cielo,
con los prodigios de su mano victoriosa.

Unos confían en sus carros,
otros en su caballería;
nosotros invocamos el nombre
del Señor, Dios nuestro.

Ellos cayeron derribados,
nosotros nos mantenemos en pie.

Señor, da la victoria al rey
y escúchanos cuando te invocamos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor da la victoria a su Ungido.

Ant. 2. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Salmo 20, 2-8. 14 - ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor,
y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza,
y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Al son de instrumentos cantaremos tu poder.

Ant. 3. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

Cántico: HIMNO A DIOS CREADOR Ap. 4, 11; 5, 9-10. 12

Eres digno, Señor Dios nuestro, de recibir la gloria,
el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y por tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza y la sabiduría,
la fuerza y el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Has hecho de nosotros, Señor, un reino de sacerdotes para nuestro Dios.

LECTURA BREVE 1Jn 3, 1a. 2

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

RESPONSORIO BREVE

V. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

V. Tu fidelidad de generación en generación.
R. Más estable que el cielo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador.

PRECES

Alabemos a Cristo, que mora en medio de nosotros, su pueblo adquirido, y supliquémosle diciendo:

Por el honor de tu nombre, escúchanos, Señor.

Dueño y Señor de los pueblos, acude en ayuda de todas las naciones y de los que las gobiernan:
que todos los hombres sean fieles a tu voluntad y trabajen por el bien y la paz.

Tú que al subir al cielo llevaste contigo una gran multitud de cautivos,
devuelve la libertad de los hijos de Dios a nuestros hermanos que sufren esclavitud en el cuerpo o en el espíritu.

Concede, Señor, a los jóvenes la realización de sus esperanzas
y que sepan responder a tus llamadas en el transcurso de su vida.

Que los niños imiten tu ejemplo
y crezcan siempre en sabiduría y en gracia.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Acoge a los difuntos en tu reino,
donde también nosotros esperamos reinar un día contigo.

Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Te damos gracias, Señor Dios todopoderoso, porque has permitido que lleguemos a esta noche; te pedimos aceptes con agrado el alzar de nuestras manos como ofrenda de la tarde. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: SE INCLINA YA MI FRENTE

Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.

Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.

Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. Amén.

SALMODIA

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

Salmo 142, 1-11 - LAMENTACIÓN Y SÚPLICA ANTE LA ANGUSTIA

Señor, escucha mi oración;
tú que eres fiel, atiende a mi súplica;
tú que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a ti.

El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.

Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia ti:
tengo sed de ti como tierra reseca.

Escúchame en seguida, Señor,
que me falta el aliento.
No me escondas tu rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.

En la mañana hazme escuchar tu gracia,
ya que confío en ti;
indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a ti.

Líbrame del enemigo, Señor,
que me refugio en ti.
Enséñame a cumplir tu voluntad,
ya que tú eres mi Dios.
Tu espíritu, que es bueno,
me guíe por tierra llana.

Por tu nombre, Señor, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. No me escondas tu rostro, ya que confío en ti.

LECTURA BREVE 1Pe 5,8-9

Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la fe.


RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Ilumina, Señor, nuestra noche y concédenos un descanso tranquilo; que mañana nos levantemos en tu nombre y podamos contemplar, con salud y gozo, el clarear del nuevo día. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

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