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sábado, 15 de mayo de 2010

Reflexiones para la Eucaristía dominical


VII Domingo de Pascua,
Fiesta de la Ascensión del Señor (Lucas 24, 46-53)
Por José Enrique Ruiz de Galarreta sj

TEMAS Y CONTEXTOS

LA PRIMERA LECTURA Y EL EVANGELIO.

ES CONVENIENTE CENTRAR ESTOS TEXTOS EN EL CONJUNTO DE LOS RELATOS Y
TEXTOS DE LA ASCENSIÓN, PARA PODER COMPRENDERLOS MEJOR. REPASEMOS EL CONJUNTO.

MATEO
La "despedida de Jesús" se produce en Galilea. No se señala cuándo. El final es:
"Se me ha concedido pleno poder en el cielo y en la tierra. Por tanto, id a hacer discípulos entre todos los pueblos, bautizadlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo y enseñadles a cumplir cuanto os he mandado. Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo."
MARCOS (En el epílogo añadido)
La despedida se hace en el Cenáculo, en Jerusalén, el mismo domingo de resurrección.
Jesús les da un mensaje de misión semejante el de Mateo. El texto termina así: "El Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba y confirmaba el mensaje con las señales que les acompañaban."
LUCAS (Lo hemos leído en el texto del evangelio de hoy)
La despedida se hace en el camino de Betania, el domingo de Resurrección. El último párrafo es: "Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y, mientras los bendecía, se separó de ellos. Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios"
JUAN (Primera conclusión)
La despedida se hace en el cenáculo, ocho días después del Domingo de Resurrección. El "discurso de despedida" se ha puesto ocho días antes, en la aparición sin Tomás. Dice: "Paz a vosotros, como el Padre me envió, así os envío yo a vosotros." Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a los que se los retengáis, les quedan retenidos."
En la aparición con Tomás no hay discurso de misión. No se hace mención alguna a la "partida" de Jesús.
HECHOS (La primera lectura de hoy)
La despedida se hace desde el Monte de los olivos, cuarenta días después de la resurrección. Hay un sermón de misión y una descripción de la subida de Jesús al cielo, por los aires, con la promesa de que volverá.

Resumiendo las semejanzas y las diferencias:
Los cuatro evangelios y los Hechos constatan un sermón de Misión como final del mensaje de Jesús.
Mateo y Juan no hablan de la "partida" de Jesús, pero recogen la tradición de Galilea, mientras que Marcos, Lucas y Hechos describen la partida: "El Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios”. "Y, mientras los bendecía, se separó de ellos." Ambos sitúan la acción en Jerusalén y sus alrededores.
HECHOS describe la partida como un despegar hacia las nubes.
El primer Marcos, Lucas y Juan (1ª conclusión) terminan el mismo domingo de la resurrección.
El final añadido a Marcos, Mateo y Juan (2ª conclusión) suponen un tiempo intermedio indefinido.
Hechos habla expresamente de cuarenta días. Evidentemente, por todo ello, no nos encontramos ante la simple narración de un suceso, sino de algo más, del significado del suceso, de la fe en lo que sucede en el fondo de lo que se ve.
El mismo Pablo, en 1Cor,15, nos da otra versión, y también diferente. " Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo. "
En este sentido, no debemos olvidar algunas conclusiones claras:
- No es posible la reconstrucción de una "cronología de la resurrección y ascensión del Señor". No lo dan los textos.
- No es posible ignorar el carácter de "relatos de los sucesos de aquel fin de semana" que tienen los textos en las primeras escenas, junto al sepulcro, y el carácter de "profesiones de fe en Jesús-Señor" que van adquiriendo los relatos.
- Los textos de la Ascensión son de género literario "Teofanía", están escritos desde la intención de manifestar la Fe en Jesús Señor. Serían los textos propios de la Fiesta de Cristo Rey del Universo. Alguno de ellos tiene incluso fuerte carácter litúrgico.
- El hecho de que Juan los omita - en paralelismo a la omisión del mismo Juan del pasaje de la institución de la Eucaristía - nos muestra a las claras que hay en los evangelistas varias maneras de proclamar la Fe en Jesús Resucitado Señor.
En conclusión. Nos encontramos en la transición del relato de historia (la muerte de Jesús en la cruz y su entierro) y la proclamación de la Fe en Jesús Señor exaltado por Dios. Y todo ello, en la perspectiva de la Misión, y con la promesa del Espíritu.

LAS LECTURAS DE EFESIOS Y LA CARTA A LOS HEBREOS
La carta a los efesios, probablemente no es una carta, sino un tratado, redactado casi con seguridad por un discípulo de Pablo (el estilo es muy diferente del de las cartas de Pablo). Es uno de los textos del Nuevo Testamento más ricos en cuanto a su tema, que es fundamentalmente acerca de la Iglesia, nueva creación y humanidad nueva, edificio compacto y cuerpo en crecimiento, pueblo de Dios y esposa del Mesías. Predominan en la carta, más que los aspectos jurídicos, los místicos, la fuerza del Espíritu como fuente de la unidad de la Iglesia.
El texto de hoy pide luz para la esperanza; es un escrito que linda con las imágenes del Apocalipsis, pero lleno de ideas, tan sublimes que escapan un tanto a la explicación:
Cristo es presentado como manifestación de la fuerza poderosa de Dios, que le hace resucitar y subir al cielo, por encima de todo lo creado; la Iglesia es la plenitud de la obra de Dios, la que completa a Cristo, cuerpo de Cristo, plenitud y consumación de todo.
Tenemos quizá la tentación de reducir los símbolos a realidades históricas: Cristo subiendo como un cohete y sentándose en un trono; la Iglesia con el Papa al frente reconocida y aclamada por todos los Estados del planeta... Son símbolos de la realidad espiritual, del triunfo de Dios que el triunfo de los hombres, por el conocimiento y la conversión. De esto hablaremos más adelante.
La carta a los Hebreos es un escrito doctrinal, escrita en círculos cercanos a Pablo. (Tertuliano dice que su autor es Bernabé, y Clemente de Alejandría dice que fue Lucas quien tradujo al griego el original hebreo). Dirigida a judíos, posiblemente a judíos deseosos de convertirse, se basa en continuas correspondencias entre el Antiguo Testamento y Jesús. Jesús el gran Mediador (como Moisés), el Sumo Sacerdote (sólo comparable a Melquisedec). En este texto se ilustra la muerte de Jesús con la imagen del sacrificio anual de Expiación (el día del Yom-Kippur) del Sumo Sacerdote de Israel.
Cristo no ofrece víctimas, sino que se ofrece, y una sola vez, como en la muerte de todos los humanos. Cristo no entra en el templo, un santuario de piedras, sino en el Santuario definitivo, del cual el templo de la tierra no es más que una imagen. La imagen es cercana a la del texto anterior: la iglesia y la humanidad tendiendo a la plenitud, a la consumación, por la acción poderosa de Dios manifestada en Jesucristo.
Así pues, los tres textos se mueven entre el simbolismo y el mensaje, y , juntos, nos ayudan a comprender la Ascensión del Señor. Demasiadas veces trivializamos la Ascensión como si fuera un episodio de la vida de Jesús, un "viaje final". La muerte en cruz, el sepulcro vacío, son sucesos: hubo testigos, creyentes o no, que podrían atestiguarlos. La Encarnación, la Resurrección y la Ascensión no son sucesos que los ojos vieron. Son "sucesos de la fe". Y sus relatos no cuentan lo que vieron los ojos, sino lo que la fe creyó.


INTERPRETACIÓN

Nuestra mentalidad tiende inmediatamente a preguntarse ¿qué sucedió?. Queremos ante todo saber dónde tuvo lugar este suceso, cuándo sucedió, y qué sucedió exactamente. Y esto es una mala postura previa para la lectura de cualquier texto. La pregunta correcta es "¿qué nos quiere decir el autor?" con este relato. Mirándolo desde este punto de vista, los textos son fuertemente coincidentes, mientras que desde nuestra curiosidad por el mero suceso parecen fuertemente divergentes.
El mensaje único de todos los textos es simple: Jesús exaltado como Señor encomienda a los discípulos su misión.

TEMA PRIMERO: LA EXALTACIÓN.

Es el tema en que culmina el mensaje de la Resurrección. La Resurrección es presentada siempre como el triunfo sobre la muerte, la liberación del poder del mal. La Ascensión representa la exaltación definitiva, la consagración como Señor. Corresponde, por oposición, a la humillación que representa "despojarse de su condición divina", "hacerse pecado", "humillarse hasta la muerte y muerte de cruz". Es el triunfo último, la proclamación de Jesús Primogénito en quien se revela todo el designio de Dios: su aceptación de la voluntad de salvación del Padre, que pasa por la humillación para llegar a la plenitud.
La humillación es presentada con la simbología básica del "descenso": "bajó del cielo", "descendió a los infiernos".... Paralelamente, la exaltación es presentada con la simbología básica del ascenso: "subió a los cielos". Pero esta exaltación no es simplemente la de un hombre. Es la manifestación definitiva del Hijo, y por tanto, es acompañada con los signos acostumbrados de las teofanías: la nube, la voz, los hombres de vestidos resplandecientes, la "situación definitiva" como Rey del Universo, "sentado a la diestra de Dios".
Encontramos por lo tanto en estos relatos el último acto de fe de los testigos en Jesús, el hombre lleno del Espíritu, que ha aceptado humillarse hasta la muerte y muerte de cruz por cumplir la voluntad de salvación del Padre, que ahora ocupa "su lugar", el que le corresponde por naturaleza. Pero este simbolismo no termina en Jesús. Jesús es la revelación de Dios, en Él conocemos a Dios; y también la revelación del hombre, en Él conocemos quiénes somos. La Ascensión, como la resurrección y la cruz, se refieren a Jesús como persona y a Jesús como Primogénito, es decir, nos están diciendo también quiénes somos, qué es vivir.
La Sagrada Escritura, leída como "EL LIBRO", es un solo libro, con un argumento: El ser humano creado por Dios como Hijo suyo, apartado de su destino por el pecado (Libro del Génesis), ayudado por Dios para recuperar su condición de Hijo, consiguiéndolo finalmente (Resurrección-Ascensión-Apocalipsis). Este es el argumento de la historia humana, que es una Historia Sagrada, la historia de la pelea de Dios contra el pecado de los hombres, la historia de la Liberación, que empieza en el Paraíso como utopía soñada por Dios, y termina en la ciudad de Dios, del Apocalipsis, como sueño cumplido, domo destino de la humanidad, triunfo de Dios..
La Ascensión es "colocar a Jesús donde debe estar", y es un acontecimiento profético, el anuncio de nuestra colocación en nuestro sitio, exaltados a la diestra de Dios, porque "aún no se ha manifestado lo que seremos; pero, cuando se manifieste, veremos a Dios cara a cara".
Es importante que nos acostumbremos a la lectura de los Evangelios superando nuestra propensión a quedarnos en los hechos físicos sensibles. Lo que importa siempre es el significado de los hechos, y eso es lo que constituye el interés fundamental del evangelista. En los relatos de la Ascensión nos preocupa mucho desde dónde despegó Jesús hacia los cielos, pero lo que importa es que mi destino es Dios y Jesús revela la grandeza del ser humano capaz de alcanzar la divinidad.

TEMA SEGUNDO: LA MISIÓN.
El esquema seguido por los evangelistas es un clásico en las "vocaciones de misión de
toda la escritura. Proponemos algunos ejemplos:
EXODO 3
Dios dice:"Yo soy el Dios de tus padres...
Vete, que Yo te envío al Faraón para saques a mi pueblo de Egipto ...
Yo estaré contigo..."
JEREMÍAS 1
"Antes de haberte for mado te conocía ...
Adondequiera que Yo te envíe irás...
Yo estoy contigo..."
MATEO 28
"Se me ha dado todo poder ....
Id por todo el mundo y anunciad....
Yo estoy con vosotros ..."
La Misión aparece como el elemento fundamental de los relatos, que es precisamente lo que recoge el Evangelio de Juan en la aparición a los diez.
Recordemos la narración de Juan.
"Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: "Paz a vosotros" Diciendo esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Y les dijo otra vez: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así os envío yo a vosotros". Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A los que perdonéis los pecados.............."
Juan presenta por tanto en una sola escena la constancia de la resurrección, la misión, y la infusión del Espíritu. Y, una vez más, comprobamos que el Evangelio de Juan recoge en síntesis lo fundamental del mensaje ya narrado por los demás.


CONCLUSIONES

La Ascensión no es un hecho físico. "Arriba" está la estratosfera, no la residencia de los dioses. Los astronautas no están más cerca de Dios. "Abajo" ... ¿En qué dirección? ¿A partir del polo Norte o del Polo Sur? ... "Descendió a los infiernos" significa lo mismo que "subió a los cielos", es decir, que humillado hasta la muerte y muerte de cruz, vive exaltado por el poder de Dios; que es Señor de la vida y de la muerte, del pasado y del presente. Es buena la simbología, porque nos ayuda a imaginar, cosa que nuestro conocimiento necesita. Pero no es bueno permanecer en la situación mental de los niños que confunden los símbolos con la realidad. Y es bueno recordar que el Cielo no es un lugar sino el encuentro con una Persona.
Los evangelistas nos proponen ante todo el resumen final de la fe: la fe en Jesucristo, Dios con nosotros Salvador, resumen de toda nuestra fe y fundamento de nuestra misión. Y eso es lo que sucedió, que en Jesús, la Palabra que estaba desde siempre en el seno del Padre, puso su tienda entre nosotros, despojándose de su rango, hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz, por lo cual Dios le exaltó y está sentado a la diestra de Dios, dejándonos a nosotros la fuerza de su Espíritu para que llevemos a cabo en el mundo la Misión que su Padre le encomendó. Esa es la realidad, el sentido verdadero de lo que los ojos vieron entonces, y nuestros ojos siguen viendo hoy..
A nosotros quizá no nos guste este modo de expresarse. Pero no se trata de que nos guste. Se trata de que la Palabra está siempre encarnada, y de que ésta es la manera de expresarse de aquellos hombres que fueron los que nos comunicaron la Palabra.


EL MENSAJE DE LA ASCENSIÓN

Hoy se nos invita a inaugurar el "tiempo de espera", que es la vida. Dios "no está". Dios no es una evidencia de los sentidos ni - quizá - de la razón. Pero la vida del hombre no es algo sin sentido. Es un tiempo entre dos presencias: entre Dios y Dios. "¿Qué hacéis ahí mirando al cielo?. Volverá". La vida plantea al ser humano el profundo interrogante de su sentido. Religión es hallar el sentido de la vida en Dios. Así, se nos invita a encontrar el sentido de la vida en Jesús, mirando atrás, al presente y adelante.
Mirando atrás, porque Jesús es una realidad en el tiempo: una realidad histórica en la que aquellos hombres supieron ver la presencia de Dios: de eso son testigos los primeros discípulos: de la presencia en Jesús del Espíritu de Dios. Por tanto, se ha manifestado el Espíritu de Dios, se ha dejado ver el sentido de la vida. Así, el cristiano se define como creyente en Jesús: el que acepta que en Jesús se ha manifestado el Espíritu de Dios. La fe en la Ascensión no es aceptar que una persona voló a los cielos. Es aceptar que Jesús es el sentido de todo, la revelación de Dios y del sentido de la existencia: el Señor.
Mirando al presente, porque la aceptación de Jesús es la aceptación de la misión.
Todos los textos terminan, de una u otra forma, en la Misión. Para eso se nos manifiesta Jesús. El sentido de la vida de los cristianos es diferente: constituidos en el nuevo pueblo de Dios, han sido elegidos para la misión, para dar a conocer a todos lo que han recibido. Se puede no aceptar la misión. Se puede no ser cristiano. El que acepta, es para convertirse en mensajero de Jesús.
Mirando al futuro: "Volverá". No se trata de la ingenua noción de que un día aparecerá físicamente entre resplandores a pedir cuentas. Está bien como imagen, pero nada más. "Volverá": el mundo que vivimos, aparentemente ausente de Dios, va hacia El. Mi vida va hacia El. La humanidad va hacia El. Nosotros nos esforzamos por provocar el encuentro, cada uno el nuestro, y el de todos si es posible. Todos nuestros símbolos no son capaces más que de deformar lo que será el encuentro. Nadie puede describir, pintar, imaginar, simbolizar, a Dios. Nosotros solemos simbolizar la venida con luces, rayos, terremotos... cuando Jesús habló de Dios habló de pastores, médicos, viejecitas, sembradores, pescadores... Eso sí que lo entendemos.
En resumen: Creo en Jesucristo, el Señor, Revelación de Dios y del sentido de la vida: acepto la vida como misión recibida de El, para que todos los hombres le conozcan y salven su vida. Espero mi plenitud, y la de todas las cosas, en Él.


PARA NUESTRA ORACIÓN

1. EL TRIUNFO DE JESÚS.
Es fácil, frecuente y estúpido, imaginar el triunfo de Jesús – y el triunfo de Dios – como un triunfo de reyes de la tierra, en espectáculo externo, resplandeciente de oros y resplandores, con tronos, cortesanos y músicas. Pero el triunfo del Padre es simplemente el éxito de sus hijos. El triunfo de Jesús es que la humanidad sea el Reino, una familia que se saben Hijos y viven como Hijos y por tanto como hermanos.
El triunfo de Jesús, en vida, fue llegar hasta la cruz, ser capaz de darlo todo: a eso llamaba Jesús “mi hora”, y de eso hablaba cuando decía “ahora va a ser glorificado el Hijo del Hombre”. Jesús no triunfó como un rey conquistador, ni como un artista aplaudido por multitudes. Todo eso es exterior: Jesús triunfa un poco cada vez que un ser humano da un paso más avanzando en el camino de la conversión, del Reino.

2. NUESTRO TRIUNFO: "Cuando vuelva el Hijo del hombre a juzgar...."
Imaginamos a este mismo Jesús volviendo en su gloria, y delante de El todos los hombres, todas las acciones, todos los criterios, todos los sucesos, todos nosotros, toda nuestra vida..... iluminados con la luz definitiva. Y escuchamos: "Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer.....". Esos son los que triunfan.
"En esto se resume toda la Ley y los Profetas". Toda la Teología, la Iglesia, los Sacramentos, la Moral, las estructuras de la Iglesia, la Encarnación, Muerte y Resurrección, el Espíritu Santo..... todo es sólo para esto. Este es el Juicio. Y me coloco ante el Arbitro definitivo, ante la Luz inapelable. Algunas cosas de mi vida quedan iluminadas por la Luz. Otras desaparecen, eran puras sombras. Y para que al final no queden sombras, para que nada de mí, ni de nadie, fracase, para eso es Jesús, porque así es Dios, el que ayuda a todos sus hijos a triunfar – y creemos que no es posible que Dios fracase en ninguno de sus hijos -


S A L M O 6 3 y 1 1 7
Es un poema en que se reconoce nuestra necesidad de Dios y se desea
ardientemente su presencia y su gracia, y que sea conocido por todos.

Oh Dios, Tú eres mi Dios, a Ti te busco.
Mi alma tiene sed de Ti,
por Ti se estremece mi carne,
tierra seca, agrietada, sin agua.
Mejor es tu amor que la vida.
Mis labios cantarán tu alabanza.
Yo quiero bendecirte mientras viva
y levantar mis manos a tu Nombre.
Acostado en mi lecho, pienso en Ti
en Ti medito cuando velo en la noche,
en Ti, que fuiste mi auxilio,
y me alegro a la sombra de tus alas.
Mi alma se cobija junto a Ti
y tu diestra me sirve de apoyo.
Alabad al Señor, todos los pueblos,
que le bendigan todas las naciones,
porque es fuerte su amor para con todos,
porque su verdad es para siempre.

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