Todo el que haya vivido la realidad del desempleo lo sabe de sobra. El trabajo es necesario y vital. Necesitamos de un ingreso para mantenernos a nosotros mismos y asegurar el bienestar de nuestras familias. La falta de éste produce además un impacto psicológico; comienza a minar la auto-estima y, en algunos casos, produce también un daño que va más allá de la persona, afecta la vida de la pareja y de toda familia. Esta reflexión fue la que motivó a una Comunidad de Vida Cristiana, hace 28 años, cuando el país tenía una cesantía del 30%, a crear la Fundación Trabajo para un Hermano, que hoy sigue desarrollando su labor cuya única finalidad es dignificar el trabajo. Esta simple acción ha ido madurando y hoy pretende sentar las bases para que cada trabajo sea un Buen Trabajo.
A través de mis anteriores experiencias laborales vinculada a diferentes poblaciones, tuve la oportunidad de conocer las actividades que realizaba la Fundación. Confieso que siempre me llamó la atención y me sentí atraída por trabajar en ella. Como una gran privilegiada puedo decir que he tenido la alegría de trabajar en espacios en los cuales he querido hacerlo. El trabajo en la Fundación me ha reafirmado que es posible salir de la pobreza y que para ello hay que dar las herramientas y los espacios para que cada uno ponga lo suyo. Hoy llevo siete años aquí.
Trabajar puede ser maravilloso cuando uno desarrolla una labor que le es motivante. Sin duda, diariamente el trabajo tiene muchos momentos tediosos, hay partes de él que nos gustan menos. Pero nada es comparable al gozo que se siente cuando la tarea está terminada y uno ve los frutos de ella. Esto es lo que vivo diariamente al conversar con muchos de los usuarios de la Fundación.
Cada persona que llega a la Fundación define libremente si quiere que lo apoyemos para encontrar un trabajo dependiente o si desea autoemplearse y formarse como un microempresario. La mayoría de las personas que atendemos optan por un empleo independiente. Se hace evidente que hay algo en el trabajo autónomo que lleva a que la gente gane rápidamente en dignidad, pero quizás la característica más importante es que pueden ejercer su creatividad. Ellos sienten que pueden desarrollar sus habilidades, elevar su autoestima y palpar sus progresos. Esto les lleva a tener expectativas de mejores oportunidades para ellos y sus familias. Al hablar de su trabajo la mayoría lo hace con orgullo.
Pero el trabajo independiente tiene una tarea pendiente. La microempresa trae el mismo cuestionamiento que la emprendedora Carolina González le hizo a su marido una vez que su microempresa comenzó a crecer. Al dar trabajo a otros, “trataba a los trabajadores en base a cómo lo trataba a él su jefe. Yo le enseñé a mi marido que a un trabajador no hay que tratarlo mal porque el buen trato influye en la calidad de la producción. Si se le trata bien, trabaja bien, contento y le va aplicar control de calidad a los productos; en cambio, si hay mal trato, al trabajador le da lo mismo el producto que salga.”
Sentarnos a fijar los parámetros necesarios para que cada trabajador pueda entregar lo mejor de sí es una tarea que como país tenemos pendiente. Dar la oportunidad para que cada trabajador se sienta co-creador del Reino es necesario a la brevedad. Personalmente, cuando escucho cuestiones como éstas, siento que la Fundación tiene muchos desafíos por delante. Y yo, en ella, me siento también desafiada a conducirla a enfrentar y superar esos desafíos del Buen Trabajo
A través de mis anteriores experiencias laborales vinculada a diferentes poblaciones, tuve la oportunidad de conocer las actividades que realizaba la Fundación. Confieso que siempre me llamó la atención y me sentí atraída por trabajar en ella. Como una gran privilegiada puedo decir que he tenido la alegría de trabajar en espacios en los cuales he querido hacerlo. El trabajo en la Fundación me ha reafirmado que es posible salir de la pobreza y que para ello hay que dar las herramientas y los espacios para que cada uno ponga lo suyo. Hoy llevo siete años aquí.
Trabajar puede ser maravilloso cuando uno desarrolla una labor que le es motivante. Sin duda, diariamente el trabajo tiene muchos momentos tediosos, hay partes de él que nos gustan menos. Pero nada es comparable al gozo que se siente cuando la tarea está terminada y uno ve los frutos de ella. Esto es lo que vivo diariamente al conversar con muchos de los usuarios de la Fundación.
Cada persona que llega a la Fundación define libremente si quiere que lo apoyemos para encontrar un trabajo dependiente o si desea autoemplearse y formarse como un microempresario. La mayoría de las personas que atendemos optan por un empleo independiente. Se hace evidente que hay algo en el trabajo autónomo que lleva a que la gente gane rápidamente en dignidad, pero quizás la característica más importante es que pueden ejercer su creatividad. Ellos sienten que pueden desarrollar sus habilidades, elevar su autoestima y palpar sus progresos. Esto les lleva a tener expectativas de mejores oportunidades para ellos y sus familias. Al hablar de su trabajo la mayoría lo hace con orgullo.
Pero el trabajo independiente tiene una tarea pendiente. La microempresa trae el mismo cuestionamiento que la emprendedora Carolina González le hizo a su marido una vez que su microempresa comenzó a crecer. Al dar trabajo a otros, “trataba a los trabajadores en base a cómo lo trataba a él su jefe. Yo le enseñé a mi marido que a un trabajador no hay que tratarlo mal porque el buen trato influye en la calidad de la producción. Si se le trata bien, trabaja bien, contento y le va aplicar control de calidad a los productos; en cambio, si hay mal trato, al trabajador le da lo mismo el producto que salga.”
Sentarnos a fijar los parámetros necesarios para que cada trabajador pueda entregar lo mejor de sí es una tarea que como país tenemos pendiente. Dar la oportunidad para que cada trabajador se sienta co-creador del Reino es necesario a la brevedad. Personalmente, cuando escucho cuestiones como éstas, siento que la Fundación tiene muchos desafíos por delante. Y yo, en ella, me siento también desafiada a conducirla a enfrentar y superar esos desafíos del Buen Trabajo
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