Publicado por El Blog de X. Pikaza
Hace unos días (14. 06. 10) publiqué un comentario sobre la historia de los protestantes en Galicia (con ocasión de un libro memorable de X. Alcalá); el día siguiente presenté una nota sobre mi amigo F. Lacueva, católico de origen, “convertido” al protestantismo, pero sin dejar de ser católico (como siempre mostró), queriendo volver a la Iglesia Católica, en el caso de que ella le acogiera, con su forma de pensar y con su opción de vida familiar y ministerial (cosa que no sucedió). Ayer he presentado una colaboración, también memorable, donde A. Ropero, en su blog, habla de “por qué se vacían las iglesias”, desde una perspectiva protestante. Continuando su reflexiòn, ofrezco hoy la mía, en hermandad cristiana.
Más de una vez, de diversas formas, varios comentaristas de este blog se han permitido decir que mi pensamiento se acerca al protestantismo, llegando incluso a pedirme (aconsejarme) que me haga protestantes. Nunca les he dado una razón, ni les he contestado, diciendo por qué soy “católico”. Hoy lo haré, con ocasión de una carta privada que, en referencia a todo eso, acaba de enviarme un lector de uno de los “reinos” de España. Presento primero su carta, luego algunas reflexiones personales, en las que queiro decir por qué soy católico, de un modo gozoso, primordial, pero abierto al diálogo en respeto con las diverss iglesias, en comuniòn de humanidad (pues lo que me importa es el Reino de Dios, que es la Humanidad Nueva, que buscó y comenzó a realizar Jesús, a quien confieso "hijo" de Dios, revelación y presencia de su Vida)..
1) Carta de P. (del 19 06 10)
Muy apreciado Dr. Pikaza:
Mi nombre es P., tengo 30 años y le escribo desde A. Aunque no tengo estudios reglados en Teología ni me dedico profesionalmente a nada relacionado con esta disciplina -trabajo en otras cuestiones... - he dedicado bastante tiempo a investigar cuestiones relacionadas con el Nuevo Testamento y las iglesias cristianas. Por ejemplo, hoy mismo comencé a leer con sumo interés su edición de la Cristología del Nuevo Testamento de Cullmann.
Como no podía ser de otro modo, le tengo a usted como uno de los teólogos españoles de referencia. Y cuando leo sus escritos suelo preguntarme algo que tenía ganas de plantearle. Espero que no sea demasiado personal. Si lo es, le pido disculpas de antemano por ello.
Teniendo en cuenta algunos de sus planteamientos, su perfil me encaja más con una iglesia protestante ecuménica, de tendencia abierta, al estilo de la Iglesia Evangélica Española o la Iglesia Española Reformada Episcopal: en una línea similar a los anglicanos, luteranos, reformados y metodistas teológicamente progresistas, como hoy en día James D. G. Dunn y N. T. Wright, o hace algunos años C. F. D. Moule, Joachim Jeremias, James Barr, G. B. Caird o el propio Cullmann.
Usted tiene una formación muy sólida al respecto y estoy convencido de que habrá sopesado el asunto en su momento. De ahí que me pregunte qué razones teológicas le llevan a seguir prefiriendo el catolicismo. O, visto de otra forma, qué es lo que no le convence del protestantismo. A lo mejor ya ha abordado este asunto -siquiera de forma indirecta- en alguno de sus libros (yo no he dado con él), o puede recomendarme alguna obra de otro autor con el que coincida al respecto.
Muchas gracias por su tiempo.
Atentamente, P.
Respuesta de X. Pikaza: Por qué soy católico
Gracias, P. por la amable carta. En primer lugar le diré que no soy no-protestante (nunca me he propuesto no ser protestante), sino que soy “católico”, por origen, por crecimiento, por reflexión, por “compromiso”, y por opción actual.
a) Soy católico por origen, porque en la Iglesia Católica he nacido, en un contexto difícil, tras la Guerra Española, en unas circunstancias de cierta oposición, mi familia era de las que había “perdido la Cruzada”, de manera que siempre me he sentido católico, pero anti-cruzado. Me siento feliz de mi origen, del catolicismo de mis abuelos y mis padres, de mi propia Iglesia.
b) Soy católico por crecimiento… He crecido primero en una familia cristiana (de línea católica) y luego en una Orden Religiosa (la Merced), donde me he sentido siempre acogido y potenciado, como cristiano, en una línea de compromiso a favor de la libertad de los demás (libertad de los cautivos y presos conforme a la visión de la Orden de la Merced). Nunca he tenido un proceso de “conversión”, sino de crecimiento y despliegue” de una fe en la que he “nacido”. Respeto y, en algún sentido, envidio a los que han tenido una conversión y se han hecho, por ejemplo, protestantes o católicos, sin haber sido antes “religiosos” (o para serlo de un modo más comprometido). Yo no he tenido tal conversión, no he tenido ni tengo razones para cambiar de lugar, pues aquí siento que puedo ser y creo que soy “buen” cristiano (dicho con toda la humildad y humor posible).
c) Soy católico por “reflexión”. Nunca, nadie, me ha dicho que me haga protestante (por ejemplo), aunque he conocido a muchos buenos protestantes. Todos, sin excepción, me han respetado como católico y me han considerado “cristiano” (hermano), ofreciéndome un espacio en su “comunión” eclesial, sin exigir que deje el catolicismo. He conocido básicamente a los “protestantes” por estudio, de manera que no soy lo que sería sin los grandes filósofos de esa confesión (de Leibniz a Kant, por poner unos ejemplos) y, sobre todo, sin muchos exegetas y teólogos (entre los que cuento los que has citado y otros como Bultmann, K. Barth o Moltmann…). Ellos me han ayudado a pensar y a ser, a mi manera, mejor cristiano, sin dejar la Iglesia Católica. El principio “protestante” me parece esencial para el catolicismo de este momento (desde el siglo XVI)... Se pueden discutir muchas cosas, e incluso pienso que el protestantismo, quizá, podía no haber desembocado en la formación de unas iglesias establecidas…Pero estoy convencido de que en cuanto tal el protestantismo es una bendición de Dios, un bien inmenso, no sólo para los “protestantes” como tales, sino para la Iglesia católica. Soy partidario de una unión de las iglesias, pero, por hoy, me parece buena y muy buena la separación, pues nosotros, los católicos, tenemos que aprender todavía muchas cosas buenas de la “protesta” protestante, de su visión de la fe y de la libertad... Me gustaría que un día esa protesta, en su forma clásica, cesara, pero no por agotamiento, sino porque ha cumplido su función. En conclusión: soy católico, pero me parece necesario para el cristianismo (y para la Iglesia católica) que haya protestantes.
d) Soy católico por compromiso… Desde hace bastante tiempo, sin yo buscarlo de un modo consciente, por mis propias ideas teológicas y por mi enseñanza en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de la Iglesia Española, me sentí en el centro de una pequeña disputa teológica, en torno a la interpretación de Dios y de la encarnación de su Hijo (año 1984) y en torno a la estructura ministerial de la Iglesia Católica (año 2003). Las autoridades académicas me obligaron a dejar la Universidad por un tiempo (año 1984) o para siempre (año 2003). En el primer caso, no cambié de forma de vida (mi Orden me apoyó de un modo incondicional). En el segundo, pensé que lo mejor era dejar el estado clerical (y eso implicaba dejar la vida religiosa clerical, como dice el Derecho Canónico)… y así lo hice, sin abandonar en modo alguno la Iglesia Católica (en la que estoy ahora casado). Así puedo decir que (en mi circunstancia) me hicieron dejar y dejé un tipo de institución eclesial (en el documento de “reducción” al estado clerical, que me mandaron del Vaticano, viene incluido automáticamente el abandono de la vida religiosa clerical)… para ser mejor Iglesia, con más paz, con más libertad… Ciertamente, otros muchos siguen estando en una Orden Clerical o formando parte del Clero Ordenado para ser mejor Iglesia Católica (y me siento feliz de que así sea). Pero, en mi caso, por una serie de circunstancias (entre las que es fundamental mi esposa), he pensado que mi mejor servicio a la Iglesia Católica era abandonar el Orden Clerical; repito, no para dejar de ser Iglesia, sino para ser mejor Iglesia (en mi caso). Y en esa línea me siento y quiero ser católico “por compromiso”, para aportar mi reflexión a la Iglesia Católica.
e) Soy católico por coherencia. Así lo veo yo (otros pueden verlo de otra forma). Reconozco que fuera de la Iglesia Católica hay valores “cristiano” más grandes y me alegro por ello y, de alguna manera, los considero míos, porque soy cristiano (y ser humano), antes que católico. Entre ellos puedo citar un tipo de sacralidad y tradición ortodoxa, un tipo de pasión protestante por la verdad y la libertad… Pero, en conjunto, a pesar de todos sus defectos, pienso que la Iglesia Católica (entendida como Casa Grande, no como la secta en que algunos se empeñan en convertirla) es el “lugar” y camino en el que se recoge con más amplitud y fidelidad la tradición cristiana. Estoy en desacuerdo con muchas de sus “cosas”: el tipo de “poder” del Vaticano (no el servicio de unidad del obispo de Roma), la forma de nombramiento de los obispos (no el carisma del episcopado), un tic de “rigidez” del Catecismo de la Iglesia Católica (con una parte considerable del Derecho Canónico), la obsesión por una clase de uniformidad ministerial (celibato del clero por obligación) y teológica (¡tantas vigilancias y condenas!), su miedo a la vida (en el campo de la “moral” sexual…), su falta de confianza en las mujeres (el hecho de que no admita la ordenación ministerial de mujeres me parece una obsesión social y sexual, más que una consecuencia del evangelio). Estoy en contra de una visión de la Iglesia como “Fortaleza amurallada” que debe defenderse de todos los peligros, fomentando un tipo de uniformidad… Pero, dicho eso, debo reconocer que sólo en la Iglesia Católica, entendida como tal, es decir, como “católica”, descubro para mí (y puedo cultivar, yo, con mi tradición y mi historia) la riqueza del mensaje de Jesús, en su radicalidad mesiánica y en su apertura social. Por eso, soy católico por coherencia y, a pesar de que protesto de muchas de sus formas de administración y vigilancia, no me hago “protestante” en el sentido confesional, sino que soy protestante dentro de esta Iglesia Católico, en la que procuro “comulgar” cada domingo, en la parroquia de mi pueblo actual (cuyo presbítero es signo de evangelio), o en algún santuario o comunidad de religiosas donde M. y yo solemos “caer” y sentirnos Iglesia.
f) Finalmente, soy católico por opción actual… No soy quinta columna de ninguna otra institución: no soy cripto-judío (como alguno me ha dicho), ni cripto-protestante (como otros han añadido…), ni cripto-ateo o cripto-comunista (como algunos, algún día, han pensado). No soy cripto-nada, sino abierto-católico, miembro de una comunidad católica, que me admite gozosa en su comunión, casado con una mujer que me ayuda y acompaña en el camino der ser cristiano siendo católico… Repito, siendo católico no soy anti-protestante, cosa que me horrorizaría… Es claro que puedo tener diferencias con algunos protestantes, pero me siento en deuda con muchos de ellos, que me han invitado a sus congresos, que me han pedido colaboración en sus revistas o editoriales etc. Soy católico por opción “cristiana”, porque el catolicismo, con sus muchos defectos, es mi Iglesia de origen, de crecimiento, de madurez, de disputa familiar… Me “riño” a veces con la Iglesia católica, pero lo hago desde dentro; no me gusta su forma de nombrar obispos, ni su forma de organización clerical, ni un tipo de jerarquía, o de dogmatismo (de algunos)… Pero es mi iglesia y en ella y con ella (nunca “en contra” de otras iglesias) pienso que puedo colaborar al crecimiento cristiano, en estas circunstancias de mi vida, ya en el otoño de un camino por el que doy gracias a Dios… por mi Iglesia y familia de origen, por mi Orden religiosa (de la que me considero miembro exclaustrado…) y por mi nueva familia con M. Me alegro por ser cristiano, en una Iglesia que quiero que sea “católica” en el sentido extenso, en comunión de camino y de vida con otros cristianos (en especial con los protestantes)…, en solidaridad de Reino de Dios (que eso en el fondo lo importa, para aquellos que aceptamos el mensaje mesiánico de Jesús, al servicio de la nueva humanidad).
Esto es todo, P. Gracias por haberme preguntado.
Atentamente,
Xabier Pikaza
Más de una vez, de diversas formas, varios comentaristas de este blog se han permitido decir que mi pensamiento se acerca al protestantismo, llegando incluso a pedirme (aconsejarme) que me haga protestantes. Nunca les he dado una razón, ni les he contestado, diciendo por qué soy “católico”. Hoy lo haré, con ocasión de una carta privada que, en referencia a todo eso, acaba de enviarme un lector de uno de los “reinos” de España. Presento primero su carta, luego algunas reflexiones personales, en las que queiro decir por qué soy católico, de un modo gozoso, primordial, pero abierto al diálogo en respeto con las diverss iglesias, en comuniòn de humanidad (pues lo que me importa es el Reino de Dios, que es la Humanidad Nueva, que buscó y comenzó a realizar Jesús, a quien confieso "hijo" de Dios, revelación y presencia de su Vida)..
1) Carta de P. (del 19 06 10)
Muy apreciado Dr. Pikaza:
Mi nombre es P., tengo 30 años y le escribo desde A. Aunque no tengo estudios reglados en Teología ni me dedico profesionalmente a nada relacionado con esta disciplina -trabajo en otras cuestiones... - he dedicado bastante tiempo a investigar cuestiones relacionadas con el Nuevo Testamento y las iglesias cristianas. Por ejemplo, hoy mismo comencé a leer con sumo interés su edición de la Cristología del Nuevo Testamento de Cullmann.
Como no podía ser de otro modo, le tengo a usted como uno de los teólogos españoles de referencia. Y cuando leo sus escritos suelo preguntarme algo que tenía ganas de plantearle. Espero que no sea demasiado personal. Si lo es, le pido disculpas de antemano por ello.
Teniendo en cuenta algunos de sus planteamientos, su perfil me encaja más con una iglesia protestante ecuménica, de tendencia abierta, al estilo de la Iglesia Evangélica Española o la Iglesia Española Reformada Episcopal: en una línea similar a los anglicanos, luteranos, reformados y metodistas teológicamente progresistas, como hoy en día James D. G. Dunn y N. T. Wright, o hace algunos años C. F. D. Moule, Joachim Jeremias, James Barr, G. B. Caird o el propio Cullmann.
Usted tiene una formación muy sólida al respecto y estoy convencido de que habrá sopesado el asunto en su momento. De ahí que me pregunte qué razones teológicas le llevan a seguir prefiriendo el catolicismo. O, visto de otra forma, qué es lo que no le convence del protestantismo. A lo mejor ya ha abordado este asunto -siquiera de forma indirecta- en alguno de sus libros (yo no he dado con él), o puede recomendarme alguna obra de otro autor con el que coincida al respecto.
Muchas gracias por su tiempo.
Atentamente, P.
Respuesta de X. Pikaza: Por qué soy católico
Gracias, P. por la amable carta. En primer lugar le diré que no soy no-protestante (nunca me he propuesto no ser protestante), sino que soy “católico”, por origen, por crecimiento, por reflexión, por “compromiso”, y por opción actual.
a) Soy católico por origen, porque en la Iglesia Católica he nacido, en un contexto difícil, tras la Guerra Española, en unas circunstancias de cierta oposición, mi familia era de las que había “perdido la Cruzada”, de manera que siempre me he sentido católico, pero anti-cruzado. Me siento feliz de mi origen, del catolicismo de mis abuelos y mis padres, de mi propia Iglesia.
b) Soy católico por crecimiento… He crecido primero en una familia cristiana (de línea católica) y luego en una Orden Religiosa (la Merced), donde me he sentido siempre acogido y potenciado, como cristiano, en una línea de compromiso a favor de la libertad de los demás (libertad de los cautivos y presos conforme a la visión de la Orden de la Merced). Nunca he tenido un proceso de “conversión”, sino de crecimiento y despliegue” de una fe en la que he “nacido”. Respeto y, en algún sentido, envidio a los que han tenido una conversión y se han hecho, por ejemplo, protestantes o católicos, sin haber sido antes “religiosos” (o para serlo de un modo más comprometido). Yo no he tenido tal conversión, no he tenido ni tengo razones para cambiar de lugar, pues aquí siento que puedo ser y creo que soy “buen” cristiano (dicho con toda la humildad y humor posible).
c) Soy católico por “reflexión”. Nunca, nadie, me ha dicho que me haga protestante (por ejemplo), aunque he conocido a muchos buenos protestantes. Todos, sin excepción, me han respetado como católico y me han considerado “cristiano” (hermano), ofreciéndome un espacio en su “comunión” eclesial, sin exigir que deje el catolicismo. He conocido básicamente a los “protestantes” por estudio, de manera que no soy lo que sería sin los grandes filósofos de esa confesión (de Leibniz a Kant, por poner unos ejemplos) y, sobre todo, sin muchos exegetas y teólogos (entre los que cuento los que has citado y otros como Bultmann, K. Barth o Moltmann…). Ellos me han ayudado a pensar y a ser, a mi manera, mejor cristiano, sin dejar la Iglesia Católica. El principio “protestante” me parece esencial para el catolicismo de este momento (desde el siglo XVI)... Se pueden discutir muchas cosas, e incluso pienso que el protestantismo, quizá, podía no haber desembocado en la formación de unas iglesias establecidas…Pero estoy convencido de que en cuanto tal el protestantismo es una bendición de Dios, un bien inmenso, no sólo para los “protestantes” como tales, sino para la Iglesia católica. Soy partidario de una unión de las iglesias, pero, por hoy, me parece buena y muy buena la separación, pues nosotros, los católicos, tenemos que aprender todavía muchas cosas buenas de la “protesta” protestante, de su visión de la fe y de la libertad... Me gustaría que un día esa protesta, en su forma clásica, cesara, pero no por agotamiento, sino porque ha cumplido su función. En conclusión: soy católico, pero me parece necesario para el cristianismo (y para la Iglesia católica) que haya protestantes.
d) Soy católico por compromiso… Desde hace bastante tiempo, sin yo buscarlo de un modo consciente, por mis propias ideas teológicas y por mi enseñanza en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de la Iglesia Española, me sentí en el centro de una pequeña disputa teológica, en torno a la interpretación de Dios y de la encarnación de su Hijo (año 1984) y en torno a la estructura ministerial de la Iglesia Católica (año 2003). Las autoridades académicas me obligaron a dejar la Universidad por un tiempo (año 1984) o para siempre (año 2003). En el primer caso, no cambié de forma de vida (mi Orden me apoyó de un modo incondicional). En el segundo, pensé que lo mejor era dejar el estado clerical (y eso implicaba dejar la vida religiosa clerical, como dice el Derecho Canónico)… y así lo hice, sin abandonar en modo alguno la Iglesia Católica (en la que estoy ahora casado). Así puedo decir que (en mi circunstancia) me hicieron dejar y dejé un tipo de institución eclesial (en el documento de “reducción” al estado clerical, que me mandaron del Vaticano, viene incluido automáticamente el abandono de la vida religiosa clerical)… para ser mejor Iglesia, con más paz, con más libertad… Ciertamente, otros muchos siguen estando en una Orden Clerical o formando parte del Clero Ordenado para ser mejor Iglesia Católica (y me siento feliz de que así sea). Pero, en mi caso, por una serie de circunstancias (entre las que es fundamental mi esposa), he pensado que mi mejor servicio a la Iglesia Católica era abandonar el Orden Clerical; repito, no para dejar de ser Iglesia, sino para ser mejor Iglesia (en mi caso). Y en esa línea me siento y quiero ser católico “por compromiso”, para aportar mi reflexión a la Iglesia Católica.
e) Soy católico por coherencia. Así lo veo yo (otros pueden verlo de otra forma). Reconozco que fuera de la Iglesia Católica hay valores “cristiano” más grandes y me alegro por ello y, de alguna manera, los considero míos, porque soy cristiano (y ser humano), antes que católico. Entre ellos puedo citar un tipo de sacralidad y tradición ortodoxa, un tipo de pasión protestante por la verdad y la libertad… Pero, en conjunto, a pesar de todos sus defectos, pienso que la Iglesia Católica (entendida como Casa Grande, no como la secta en que algunos se empeñan en convertirla) es el “lugar” y camino en el que se recoge con más amplitud y fidelidad la tradición cristiana. Estoy en desacuerdo con muchas de sus “cosas”: el tipo de “poder” del Vaticano (no el servicio de unidad del obispo de Roma), la forma de nombramiento de los obispos (no el carisma del episcopado), un tic de “rigidez” del Catecismo de la Iglesia Católica (con una parte considerable del Derecho Canónico), la obsesión por una clase de uniformidad ministerial (celibato del clero por obligación) y teológica (¡tantas vigilancias y condenas!), su miedo a la vida (en el campo de la “moral” sexual…), su falta de confianza en las mujeres (el hecho de que no admita la ordenación ministerial de mujeres me parece una obsesión social y sexual, más que una consecuencia del evangelio). Estoy en contra de una visión de la Iglesia como “Fortaleza amurallada” que debe defenderse de todos los peligros, fomentando un tipo de uniformidad… Pero, dicho eso, debo reconocer que sólo en la Iglesia Católica, entendida como tal, es decir, como “católica”, descubro para mí (y puedo cultivar, yo, con mi tradición y mi historia) la riqueza del mensaje de Jesús, en su radicalidad mesiánica y en su apertura social. Por eso, soy católico por coherencia y, a pesar de que protesto de muchas de sus formas de administración y vigilancia, no me hago “protestante” en el sentido confesional, sino que soy protestante dentro de esta Iglesia Católico, en la que procuro “comulgar” cada domingo, en la parroquia de mi pueblo actual (cuyo presbítero es signo de evangelio), o en algún santuario o comunidad de religiosas donde M. y yo solemos “caer” y sentirnos Iglesia.
f) Finalmente, soy católico por opción actual… No soy quinta columna de ninguna otra institución: no soy cripto-judío (como alguno me ha dicho), ni cripto-protestante (como otros han añadido…), ni cripto-ateo o cripto-comunista (como algunos, algún día, han pensado). No soy cripto-nada, sino abierto-católico, miembro de una comunidad católica, que me admite gozosa en su comunión, casado con una mujer que me ayuda y acompaña en el camino der ser cristiano siendo católico… Repito, siendo católico no soy anti-protestante, cosa que me horrorizaría… Es claro que puedo tener diferencias con algunos protestantes, pero me siento en deuda con muchos de ellos, que me han invitado a sus congresos, que me han pedido colaboración en sus revistas o editoriales etc. Soy católico por opción “cristiana”, porque el catolicismo, con sus muchos defectos, es mi Iglesia de origen, de crecimiento, de madurez, de disputa familiar… Me “riño” a veces con la Iglesia católica, pero lo hago desde dentro; no me gusta su forma de nombrar obispos, ni su forma de organización clerical, ni un tipo de jerarquía, o de dogmatismo (de algunos)… Pero es mi iglesia y en ella y con ella (nunca “en contra” de otras iglesias) pienso que puedo colaborar al crecimiento cristiano, en estas circunstancias de mi vida, ya en el otoño de un camino por el que doy gracias a Dios… por mi Iglesia y familia de origen, por mi Orden religiosa (de la que me considero miembro exclaustrado…) y por mi nueva familia con M. Me alegro por ser cristiano, en una Iglesia que quiero que sea “católica” en el sentido extenso, en comunión de camino y de vida con otros cristianos (en especial con los protestantes)…, en solidaridad de Reino de Dios (que eso en el fondo lo importa, para aquellos que aceptamos el mensaje mesiánico de Jesús, al servicio de la nueva humanidad).
Esto es todo, P. Gracias por haberme preguntado.
Atentamente,
Xabier Pikaza
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