Se va el teólogo franciscano José Arregui. Se va "con dolor y vértigo, pero con paz". Se va sin reproches. Deseándole lo mejor al "hermano obispo José Ignacio Munilla". Se va sin hacer sangre. Y podía haberla hecho. Y mucha, me consta. Se va con espíritu franciscano. Con espíritu franciscano profético, se va haciendo un servicio al Evangelio: denunciando el sistema, la falta de libertad en la Iglesia, en la que presumimos que "la verdad nos hace libres". Se va un gran teólogo. Valiente y crítico. Gana Munilla o eso parece. En el fondo, pierde el obispo de San Sebastián, porque pierde la libertad y pierde la Iglesia entera.
De su despedida lúcida y evangélica, me duele especialmente es afrase en la que dice que "en la iglesia institucional que tenemos no hay lugar para insumisos". En la Iglesia del condenado a la cruz por insumisión.
Se va Arregui de la orden franciscana. No queda claro (al menor por ahora) que se vaya a secularizar. Me gustaría que no lo hiciese. Que siguiese siendo un sacerdote (ya no religioso), al que algún obispo tendría a bien acoger en su diócesis. Alguno habrá, digo yo. En cualquier caso, haga lo que haga, seguirá perteneciendo, como él mismo dice, a la comunidad de los seguidores de Jesús.
Y ya el colmo de la fraternidad sería que monseñor Munilla le tendiese su mano e, incluso, le ofreciese pasar a formar parte del presbiterio donostiarra. Desde el disenso, pero hermanos. Eso sí que sería un ejemplo para la sociedad y para la propia Iglesia. Y hasta creo que el obispo de San Sebastián tiene los suficientes reaños como para hacerlo. Y demostrar así que en su diócesis caben todos. Incluso los que lo critican y ejercen el carisma de la denuncia profética.
Arregui se va para no asfixiarse. Para ser fiel a su conciencia. Para poder respirar...Mala señal para la Iglesia que camina hacia el drama de convertirse en una institución "intelectualmente inhabitable", como dice Juan de Dios Martín Velasco. Y eso es un cáncer para cualquier institución. Y un pecado, un gran pecado, para la Iglesia de Jesús.
En la Iglesia española hemos tenido un "jesuita sin papeles" (el recintemente fallecido José maría Díez-Alegría) y, ahora, tenemos un "franciscano sin hábito". Ignacio y Francisco, Francisco e Ignacio se sentirán orgullosos de los dos.
Gracias por los servicios prestados, "hermano" Arregui, y por los que seguro seguirá prestando a tanta gente que alimenta su fe con sus escritos. Paz y Bien.
De su despedida lúcida y evangélica, me duele especialmente es afrase en la que dice que "en la iglesia institucional que tenemos no hay lugar para insumisos". En la Iglesia del condenado a la cruz por insumisión.
Se va Arregui de la orden franciscana. No queda claro (al menor por ahora) que se vaya a secularizar. Me gustaría que no lo hiciese. Que siguiese siendo un sacerdote (ya no religioso), al que algún obispo tendría a bien acoger en su diócesis. Alguno habrá, digo yo. En cualquier caso, haga lo que haga, seguirá perteneciendo, como él mismo dice, a la comunidad de los seguidores de Jesús.
Y ya el colmo de la fraternidad sería que monseñor Munilla le tendiese su mano e, incluso, le ofreciese pasar a formar parte del presbiterio donostiarra. Desde el disenso, pero hermanos. Eso sí que sería un ejemplo para la sociedad y para la propia Iglesia. Y hasta creo que el obispo de San Sebastián tiene los suficientes reaños como para hacerlo. Y demostrar así que en su diócesis caben todos. Incluso los que lo critican y ejercen el carisma de la denuncia profética.
Arregui se va para no asfixiarse. Para ser fiel a su conciencia. Para poder respirar...Mala señal para la Iglesia que camina hacia el drama de convertirse en una institución "intelectualmente inhabitable", como dice Juan de Dios Martín Velasco. Y eso es un cáncer para cualquier institución. Y un pecado, un gran pecado, para la Iglesia de Jesús.
En la Iglesia española hemos tenido un "jesuita sin papeles" (el recintemente fallecido José maría Díez-Alegría) y, ahora, tenemos un "franciscano sin hábito". Ignacio y Francisco, Francisco e Ignacio se sentirán orgullosos de los dos.
Gracias por los servicios prestados, "hermano" Arregui, y por los que seguro seguirá prestando a tanta gente que alimenta su fe con sus escritos. Paz y Bien.
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