Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 13, 18-21
Jesús dijo:
«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas».
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa».
El evangelio de ayer terminó con esta frase: “Y cuando (Jesús) decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos” (13,17). ¿Por qué quedaban confundidos? Pues porque lo que Jesús dice y hace no encaja en su idea de Reino de Dios.
En el mundo de Israel, en tiempos de Jesús, uno de los obstáculos para la conversión son las falsas concepciones del Reino de Dios.
Quienes no quieren creer en Jesús se escandalizan de su mensaje y de sus obras –según ellos- poco grandiosas. Ellos esperan un Rey mesiánico que venga con todo el aparato de una potencia política, con un sistema y un programa de gobierno similar al de los que ya se conocen en la tierra.
Para revelar cuál es su manera de entender el Reino de Dios, y por lo tanto su mesianismo, Jesús cuenta dos parábolas: la del grano de mostaza (13,18-19) y la de la levadura (13,20-21). La primera muestra la manera de actuar de un varón (un agricultor) y la segunda la de una mujer (un ama de casa); podría pensarse que se está tratando de presentar dos puntos de vista sobre le Reino de Dios: el del varón y el de la mujer.
Ambas parábolas apuntan a un mismo significado: a un comienzo que parece bastante modesto se le contrapone una conclusión grandiosa. El Reino de Dios sigue la dinámica de este contraste (similar al de la parábola del sembrador: 8,4-11).
La simbólica de la parábola también nos permite ver un doble movimiento: hay un crecimiento externo (como el de la semilla de mostaza) y hay un crecimiento interno (como el de la levadura). El Reino de Dios se mueve en estas dos direcciones que caracterizan la evangelización de la Iglesia.
Con esta enseñanza Jesús quiere disipar los equívocos de sus adversarios que critican su manera de obrar porque no corresponde a la idea que tienen de Reino de Dios.
En conclusión: a los comienzos humildes del anuncio de Jesús le sigue el Reino de Dios, el cual obra en lo escondido, pero crece de manera irrefrenable hasta su cumplimiento definitivo en el tiempo final.
Nuestro abordaje de hoy fue breve como el grano de mostaza pero esperamos que tenga efecto como la levadura.
1. ¿Qué idea de Reino de Dios tienen en mente los adversarios de Jesús?
2. Es interesante notar que las dos parábolas presentan a un hombre y a una mujer, pero también que pertenecen al mundo de la agricultura y del hogar: ¿Por qué los humildes aparecen representando su compromiso con el Reino de Dios? ¿Por qué los más entendidos, los adversarios, no consiguen entender?
3. ¿Qué idea de Reino tengo yo? ¿Qué implica la enseñanza de Jesús para mi comprensión de la vida de la Iglesia y de la misión en el mundo de hoy?
«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas».
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa».
Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL
Las falsas concepciones del Reino de Dios
“¿A qué es semejante el Reino de Dios?”
Por CELAM - CEBIPAL
Las falsas concepciones del Reino de Dios
“¿A qué es semejante el Reino de Dios?”
El evangelio de ayer terminó con esta frase: “Y cuando (Jesús) decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos” (13,17). ¿Por qué quedaban confundidos? Pues porque lo que Jesús dice y hace no encaja en su idea de Reino de Dios.
En el mundo de Israel, en tiempos de Jesús, uno de los obstáculos para la conversión son las falsas concepciones del Reino de Dios.
Quienes no quieren creer en Jesús se escandalizan de su mensaje y de sus obras –según ellos- poco grandiosas. Ellos esperan un Rey mesiánico que venga con todo el aparato de una potencia política, con un sistema y un programa de gobierno similar al de los que ya se conocen en la tierra.
Para revelar cuál es su manera de entender el Reino de Dios, y por lo tanto su mesianismo, Jesús cuenta dos parábolas: la del grano de mostaza (13,18-19) y la de la levadura (13,20-21). La primera muestra la manera de actuar de un varón (un agricultor) y la segunda la de una mujer (un ama de casa); podría pensarse que se está tratando de presentar dos puntos de vista sobre le Reino de Dios: el del varón y el de la mujer.
Ambas parábolas apuntan a un mismo significado: a un comienzo que parece bastante modesto se le contrapone una conclusión grandiosa. El Reino de Dios sigue la dinámica de este contraste (similar al de la parábola del sembrador: 8,4-11).
La simbólica de la parábola también nos permite ver un doble movimiento: hay un crecimiento externo (como el de la semilla de mostaza) y hay un crecimiento interno (como el de la levadura). El Reino de Dios se mueve en estas dos direcciones que caracterizan la evangelización de la Iglesia.
Con esta enseñanza Jesús quiere disipar los equívocos de sus adversarios que critican su manera de obrar porque no corresponde a la idea que tienen de Reino de Dios.
En conclusión: a los comienzos humildes del anuncio de Jesús le sigue el Reino de Dios, el cual obra en lo escondido, pero crece de manera irrefrenable hasta su cumplimiento definitivo en el tiempo final.
Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Nuestro abordaje de hoy fue breve como el grano de mostaza pero esperamos que tenga efecto como la levadura.
1. ¿Qué idea de Reino de Dios tienen en mente los adversarios de Jesús?
2. Es interesante notar que las dos parábolas presentan a un hombre y a una mujer, pero también que pertenecen al mundo de la agricultura y del hogar: ¿Por qué los humildes aparecen representando su compromiso con el Reino de Dios? ¿Por qué los más entendidos, los adversarios, no consiguen entender?
3. ¿Qué idea de Reino tengo yo? ¿Qué implica la enseñanza de Jesús para mi comprensión de la vida de la Iglesia y de la misión en el mundo de hoy?
“Confianza y fe viva mantenga el alma,
que quien cree y espera todo lo alcanza”
(Santa Teresa de Jesús)
que quien cree y espera todo lo alcanza”
(Santa Teresa de Jesús)
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