“Sí” o “no” son palabras muy cortas pero que encierran en sí una gran fuerza. Un “sí” o un “no” pueden cambiar el rumbo de la historia. Un sí a la paz, un no a la guerra, hubieran cambiado la vida de muchos pueblos. Un sí a la vida, a la solidaridad, a la misericordia siembra esperanza. Un sí al odio, a la venganza, al rencor, siembra desazón, temor, desconfianza.
Dag Hammarkjöld, secretario de las naciones Unidas desde 1953 a 1961, comentaba que para los místicos medievales la negación de sí había sido el camino de la autorrealización y en la simplicidad de espíritu y la profundidad del alma encontraban la fortaleza para decir sí.
El sí y el no luchan con frecuencia en el interior del ser humano.
No, fue la respuesta de Eva al plan de Dios Creador. No obedeció al precepto de respetar y dejar de comer del fruto del árbol del bien y del mal. Desde este momento el hombre lleva en su interior una fuerza contradictoria que lucha constantemente.
La respuesta de María a la propuesta de Dios: “Hágase en mí según su palabra”, fue un sí que cambió la suerte de los humanos. Un no al egoísmo, a la avaricia, al orgullo, en resumen un no al pecado nos hace felices y mejora la sociedad. Del mismo modo que un sí a la bondad, a la sencillez, al amor mejora las relaciones humanas y en nuestro interior habita la paz y hacemos felices a los demás.
Que el Señor nos conceda la fortaleza de saber decir “sí” o “no” en cada circunstancia de la vida.
Dag Hammarkjöld, secretario de las naciones Unidas desde 1953 a 1961, comentaba que para los místicos medievales la negación de sí había sido el camino de la autorrealización y en la simplicidad de espíritu y la profundidad del alma encontraban la fortaleza para decir sí.
El sí y el no luchan con frecuencia en el interior del ser humano.
No, fue la respuesta de Eva al plan de Dios Creador. No obedeció al precepto de respetar y dejar de comer del fruto del árbol del bien y del mal. Desde este momento el hombre lleva en su interior una fuerza contradictoria que lucha constantemente.
La respuesta de María a la propuesta de Dios: “Hágase en mí según su palabra”, fue un sí que cambió la suerte de los humanos. Un no al egoísmo, a la avaricia, al orgullo, en resumen un no al pecado nos hace felices y mejora la sociedad. Del mismo modo que un sí a la bondad, a la sencillez, al amor mejora las relaciones humanas y en nuestro interior habita la paz y hacemos felices a los demás.
Que el Señor nos conceda la fortaleza de saber decir “sí” o “no” en cada circunstancia de la vida.
Texto: Hna. María Nuria Gaza.
Publicado por Mi Vocación
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