Publicado por Vida Nueva
La Cáritas del país lanza una campaña de solidaridad con los miles de damnificados
La Cáritas del país lanza una campaña de solidaridad con los miles de damnificados
“La Iglesia japonesa responderá a la tragedia del terremoto y del tsunami que han azotado el norte de Japón, con la oración y la solidaridad”. Así se expresa Marcellinus Daiji Tani, obispo de Saitama, una de las diócesis más afectadas por el gravísimo terremoto y el posterior tsunami que el pasado 11 de marzo azotó a Japón, dejando tras de sí millares de muertos (la policía nipona confirma 5.000 fallecidos) y cientos de miles de afectados. A instancias de Cáritas, la Iglesia católica ha lanzado una campaña a favor de los damnificados. Benedicto XVI, “profundamente impresionado” por las imágenes, les ha enviado un mensaje de solidaridad y “cercanía”.
“Deseo renovar mi cercanía espiritual a las queridas poblaciones de ese país, que con dignidad y valentía están afrontando las consecuencias de estas calamidades”, aseguraba Benedicto XVI ayer, 13 de marzo, en sus palabras con motivo del Angelus dominical.
El Papa ha confesado que las imágenes del desastre “nos han impresionado profundamente a todos” y reza no solo por las víctimas y sus familiares, sino “por todos los que sufren a causa de estos tremendos eventos”. “Aliento a todos los que, con encomiable rapidez, se están comprometiendo para llevar ayuda. Permanezcamos unidos en la oración. ¡El Señor está a nuestro lado!”, ha añadido.
Ya el propio viernes 11 de marzo, el Papa se solidarizaba con los japoneses en un telegrama enviado al presidente de la Conferencia Episcopal de Japón a través del secretario de Estado vaticano, cardenal Tarcisio Bertone. En él, el Pontífice expresaba su “profunda tristeza por los repentinos y trágicos efectos del gran terremoto y los consiguientes tsunamis que han afectado a las costas del nordeste de Japón” y también les aseguraba su “cercanía en este momento difícil”.
La respuesta de la Iglesia
“La Iglesia japonesa responderá a la tragedia del terremoto y del tsunami que han azotado el norte de Japón, con la oración y la solidaridad”, asegura el obispo de Saitama, una de las diócesis más afectadas por el terremoto.
Monseñor Marcellinus Daiji Tani ha explicado que, si bien “los mayores daños se registran en Sendai, también mi diócesis de Saitama, un poco más al sur, se ha visto afectada, afortunadamente sin pérdidas humanas. Nos preocupa particularmente la situación de la planta de energía nuclear de Fukushima. Pero hay que armarse de valor, con la ayuda del Espíritu Santo”. El Obispo señala: “Este triste acontecimiento nos recuerda que la vida está en manos de Dios y que es un don de Dios. Además será un desafío para todos nosotros poner en práctica y dar testimonio del mandamiento del amor y de la caridad fraterna, en este tiempo de Cuaresma”.
Ayer domingo, todas las iglesias católicas de Japón lanzaron una campaña de solidaridad a favor de los damnificados, iniciativa a la que se han sumado escuelas, asociaciones e instituciones eclesiales. “Nuestra tarea es mostrar el amor y la solidaridad, en especial hacia las categorias más vulnerables, como los inmigrantes, los ancianos, las personas sin hogar” , explicaba el director ejecutivo de Cáritas Japón, P. Daisuke Naru, a la Agencia Fides, convencido de que “en este momento estamos llamados a dar testimonio de unidad y a estar cerca de todo ser humano que sufre. Ya sabemos que la respuesta a nuestro llamamiento de los fieles va a ser muy generosa”.
La Cáritas local se movilizó inmediatamente después de la tragedia, en comunicación con sus respectivas delegaciones. La prioridad es reunir información sobre las zonas afectadas, algo “difícil”, según explica el P. Naru, “porque las líneas elétricas y telefónicas siguen rotas”.
“Nuestra solidaridad está con nuestros hermanos y hermanas de Cáritas Japón y con el pueblo japonés”, afirmó Lesley-Anne Knight, secretaria general de Caritas Internationalis. “Durante mi visita a Cáritas Japón el año pasado pude ver el buen trabajo que están haciendo para ayudar a los pobres y las personas con dificultades. Seguiremos apoyándoles en este momento difícil y rezaremos por todos los que se han visto afectados”.
“Del mal podrá nacer algo bueno”
El sacerdote Naru también ha reflexionado sobre las consecuencias positivas que, con todo, pueden derivarse de una catástrofe semejante: “Creo que en el Japón de hoy, marcado por la crisis económica, golpeado por el fenómeno social de la depresión y del suicidio, este doloroso acontecimiento puede ser una oportunidad para difundir los valores del Evangelio, es decir, la hermandad de todos los hombres, la construcción del bien común, el reconocimiento de que toda persona tiene dignidad de hijo de Dios y es importante a los ojos de Dios. Si, con nuestro trabajo y nuestro testimonio, somos capaces de comunicar esto, entonces de este mal podrá nacer algo bueno”.
“Deseo renovar mi cercanía espiritual a las queridas poblaciones de ese país, que con dignidad y valentía están afrontando las consecuencias de estas calamidades”, aseguraba Benedicto XVI ayer, 13 de marzo, en sus palabras con motivo del Angelus dominical.
El Papa ha confesado que las imágenes del desastre “nos han impresionado profundamente a todos” y reza no solo por las víctimas y sus familiares, sino “por todos los que sufren a causa de estos tremendos eventos”. “Aliento a todos los que, con encomiable rapidez, se están comprometiendo para llevar ayuda. Permanezcamos unidos en la oración. ¡El Señor está a nuestro lado!”, ha añadido.
Ya el propio viernes 11 de marzo, el Papa se solidarizaba con los japoneses en un telegrama enviado al presidente de la Conferencia Episcopal de Japón a través del secretario de Estado vaticano, cardenal Tarcisio Bertone. En él, el Pontífice expresaba su “profunda tristeza por los repentinos y trágicos efectos del gran terremoto y los consiguientes tsunamis que han afectado a las costas del nordeste de Japón” y también les aseguraba su “cercanía en este momento difícil”.
La respuesta de la Iglesia
“La Iglesia japonesa responderá a la tragedia del terremoto y del tsunami que han azotado el norte de Japón, con la oración y la solidaridad”, asegura el obispo de Saitama, una de las diócesis más afectadas por el terremoto.
Monseñor Marcellinus Daiji Tani ha explicado que, si bien “los mayores daños se registran en Sendai, también mi diócesis de Saitama, un poco más al sur, se ha visto afectada, afortunadamente sin pérdidas humanas. Nos preocupa particularmente la situación de la planta de energía nuclear de Fukushima. Pero hay que armarse de valor, con la ayuda del Espíritu Santo”. El Obispo señala: “Este triste acontecimiento nos recuerda que la vida está en manos de Dios y que es un don de Dios. Además será un desafío para todos nosotros poner en práctica y dar testimonio del mandamiento del amor y de la caridad fraterna, en este tiempo de Cuaresma”.
Ayer domingo, todas las iglesias católicas de Japón lanzaron una campaña de solidaridad a favor de los damnificados, iniciativa a la que se han sumado escuelas, asociaciones e instituciones eclesiales. “Nuestra tarea es mostrar el amor y la solidaridad, en especial hacia las categorias más vulnerables, como los inmigrantes, los ancianos, las personas sin hogar” , explicaba el director ejecutivo de Cáritas Japón, P. Daisuke Naru, a la Agencia Fides, convencido de que “en este momento estamos llamados a dar testimonio de unidad y a estar cerca de todo ser humano que sufre. Ya sabemos que la respuesta a nuestro llamamiento de los fieles va a ser muy generosa”.
La Cáritas local se movilizó inmediatamente después de la tragedia, en comunicación con sus respectivas delegaciones. La prioridad es reunir información sobre las zonas afectadas, algo “difícil”, según explica el P. Naru, “porque las líneas elétricas y telefónicas siguen rotas”.
“Nuestra solidaridad está con nuestros hermanos y hermanas de Cáritas Japón y con el pueblo japonés”, afirmó Lesley-Anne Knight, secretaria general de Caritas Internationalis. “Durante mi visita a Cáritas Japón el año pasado pude ver el buen trabajo que están haciendo para ayudar a los pobres y las personas con dificultades. Seguiremos apoyándoles en este momento difícil y rezaremos por todos los que se han visto afectados”.
“Del mal podrá nacer algo bueno”
El sacerdote Naru también ha reflexionado sobre las consecuencias positivas que, con todo, pueden derivarse de una catástrofe semejante: “Creo que en el Japón de hoy, marcado por la crisis económica, golpeado por el fenómeno social de la depresión y del suicidio, este doloroso acontecimiento puede ser una oportunidad para difundir los valores del Evangelio, es decir, la hermandad de todos los hombres, la construcción del bien común, el reconocimiento de que toda persona tiene dignidad de hijo de Dios y es importante a los ojos de Dios. Si, con nuestro trabajo y nuestro testimonio, somos capaces de comunicar esto, entonces de este mal podrá nacer algo bueno”.
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