"Casaldáliga es uno de los hombres de Iglesia más grandes de nuestro tiempo"
José Alvarez Lobo, tiene 74 años, dominico, misionero, nació en Nembra (Asturias), conoció la revolución Sandinista en Nicaragua, allí vivió más de 20 años, en la región de Chinandega, cerca de Honduras. Presenta un libro sobre un obispo de Nicaragua, Antonio de Valdivieso, defensor de los indios durante la conquista de los españoles. Se siente admirador del obispo Casaldáliga, y ahora, medio retirado traduce el libro de Isaías al "bable".
-¿Quién fue Antonio Valdivieso?
-Un obispo dominico y español, originario de Burgos, que fue obispo de Nicaragua durante los años 1544-1550, que defendió siempre a los indios. Lo pusieron de obispo para manejarlo, pero acabó siendo un mártir por la defensa de los indios de Nicaragua. Toda su vida fue un empeño en luchar contra las injusticias que hicieron los españoles durante la evangelización.
-¿Y Bartolomé de las Casas?
-Otro dominico cubano que dedicó su vida a defender a los indios. Cuando era cura permitió que su familia explotara a la población indígena de Cuba, porque creía que si preocupaba de su vida espiritual, todo lo demás le estaba permitido. Luego, conoció a los dominicos y cambió totalmente: se hizo dominico y se dedicó a defender los derechos de los indios sin respetos humanos.
-¿Todo fueron fallos en la evangelización?
-Yo he comentado que en la mayoría de los lugares donde estuvieron los españoles, no hicieron las cosas como cristianos. Ellos vieron el descubrimiento de América como una conquista de oro, materias primas, hombres y mujeres. También hicieron cosas buenas como la evangelización, las universidades que crearon y la transmisión de la lengua. Pero les faltó luchar por una sociedad más justa entre conquistadores y conquistados.
-¿Cómo fue la revolución Sandinista de Nicaragua?
-Yo estaba de misionero en Chinandega, región cercana a Honduras. La idea inicial era acabar con las injusticias que padecía la gente, luego se hizo lo que se pudo. Pero no podía estar bien un país donde algunos tenían fincas de 30.000 metros cuadrados y otros nada. No podía ir adelante un país donde el 60% era analfabeto. Por lo menos la revolución consiguió que esas injusticias tan grandes desaparecieran.
-¿Los curas jóvenes de Nicaragua se comprometen con los pobres?
-Yo creo que mucho menos que en la época de los años setenta ochenta. Ahora los curas tienen una visión más "espiritual" del cristianismo. Porque la iglesia en la que viven y se han formado es así, tiene este estilo. A mi modo de ver falta compromiso con los más pobres, que eso es parte del mensaje del evangelio.
-¿Cuál es el desafío de la Iglesia Latinoamericana?
-El mismo que está en la sociedad de Latinoamérica, que no crezcan las injusticias sociales. La Iglesia tiene que luchar por transformar una sociedad injusta en una sociedad más justa, si no traicionará el mensaje del evangelio. No basta con interpretar la realidad, hay que transformarla, y estamos lejos de esta visión.
-¿Padre José que hace en la actualidad?
-Vivo en un convento que tienen los dominicos en La Felguera, procuro los domingos atender a pueblos pequeños de las montañas de Asturias que no tienen sacerdote, y luego me entretengo traduciendo algunos libros del Antiguo Testamento al "bable". Ahora estoy traduciendo al "bable" el libro de Isaías.
-¿Cómo nació su amistad con Casaldáliga?
-Sencillamente porque este obispo español, cuando venía a Nicaragua, después de la revolución, se hospedaba siempre en un convento dominico. Yo le tengo un gran aprecio por su libertad, su amor a los pobres y por su lucha contra las injusticias que sufren los campesinos. Para mí es uno de los hombres de Iglesia más grandes de nuestro tiempo.
-¿Ha desaparecido la teología de la liberación?
-Yo pienso que no. Sigue viva porque mientras haya injusticias con los más pobres, seguirá existiendo una reflexión desde la teología para hacer algo por ellos. Yo creo en la liberación del pecado, pero también en la liberación de las injusticias.
-¿Tiene usted alguna frase de la historia de la Iglesia que le haya llamado la atención?
-Me gusta mucho la de Tertuliano: "la sangre de los mártires es semilla de cristianos". Yo pienso que todos aquellos que han dado la vida por los pobres son nuestros mártires, como, por ejemplo, Mons. Romero, y son semilla de cristianos.
Por Manuel Robles
Publicado por Religión Digital
-¿Quién fue Antonio Valdivieso?
-Un obispo dominico y español, originario de Burgos, que fue obispo de Nicaragua durante los años 1544-1550, que defendió siempre a los indios. Lo pusieron de obispo para manejarlo, pero acabó siendo un mártir por la defensa de los indios de Nicaragua. Toda su vida fue un empeño en luchar contra las injusticias que hicieron los españoles durante la evangelización.
-¿Y Bartolomé de las Casas?
-Otro dominico cubano que dedicó su vida a defender a los indios. Cuando era cura permitió que su familia explotara a la población indígena de Cuba, porque creía que si preocupaba de su vida espiritual, todo lo demás le estaba permitido. Luego, conoció a los dominicos y cambió totalmente: se hizo dominico y se dedicó a defender los derechos de los indios sin respetos humanos.
-¿Todo fueron fallos en la evangelización?
-Yo he comentado que en la mayoría de los lugares donde estuvieron los españoles, no hicieron las cosas como cristianos. Ellos vieron el descubrimiento de América como una conquista de oro, materias primas, hombres y mujeres. También hicieron cosas buenas como la evangelización, las universidades que crearon y la transmisión de la lengua. Pero les faltó luchar por una sociedad más justa entre conquistadores y conquistados.
-¿Cómo fue la revolución Sandinista de Nicaragua?
-Yo estaba de misionero en Chinandega, región cercana a Honduras. La idea inicial era acabar con las injusticias que padecía la gente, luego se hizo lo que se pudo. Pero no podía estar bien un país donde algunos tenían fincas de 30.000 metros cuadrados y otros nada. No podía ir adelante un país donde el 60% era analfabeto. Por lo menos la revolución consiguió que esas injusticias tan grandes desaparecieran.
-¿Los curas jóvenes de Nicaragua se comprometen con los pobres?
-Yo creo que mucho menos que en la época de los años setenta ochenta. Ahora los curas tienen una visión más "espiritual" del cristianismo. Porque la iglesia en la que viven y se han formado es así, tiene este estilo. A mi modo de ver falta compromiso con los más pobres, que eso es parte del mensaje del evangelio.
-¿Cuál es el desafío de la Iglesia Latinoamericana?
-El mismo que está en la sociedad de Latinoamérica, que no crezcan las injusticias sociales. La Iglesia tiene que luchar por transformar una sociedad injusta en una sociedad más justa, si no traicionará el mensaje del evangelio. No basta con interpretar la realidad, hay que transformarla, y estamos lejos de esta visión.
-¿Padre José que hace en la actualidad?
-Vivo en un convento que tienen los dominicos en La Felguera, procuro los domingos atender a pueblos pequeños de las montañas de Asturias que no tienen sacerdote, y luego me entretengo traduciendo algunos libros del Antiguo Testamento al "bable". Ahora estoy traduciendo al "bable" el libro de Isaías.
-¿Cómo nació su amistad con Casaldáliga?
-Sencillamente porque este obispo español, cuando venía a Nicaragua, después de la revolución, se hospedaba siempre en un convento dominico. Yo le tengo un gran aprecio por su libertad, su amor a los pobres y por su lucha contra las injusticias que sufren los campesinos. Para mí es uno de los hombres de Iglesia más grandes de nuestro tiempo.
-¿Ha desaparecido la teología de la liberación?
-Yo pienso que no. Sigue viva porque mientras haya injusticias con los más pobres, seguirá existiendo una reflexión desde la teología para hacer algo por ellos. Yo creo en la liberación del pecado, pero también en la liberación de las injusticias.
-¿Tiene usted alguna frase de la historia de la Iglesia que le haya llamado la atención?
-Me gusta mucho la de Tertuliano: "la sangre de los mártires es semilla de cristianos". Yo pienso que todos aquellos que han dado la vida por los pobres son nuestros mártires, como, por ejemplo, Mons. Romero, y son semilla de cristianos.
Por Manuel Robles
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