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jueves, 19 de mayo de 2011

V Domingo de Pascua (Jn 14,1-12) - Ciclo A: Mapas de rutas


Hoy que está tan de moda el turismo, por todas partes se venden mapas de rutas. Y aún hemos dado un paso más. Ahora ya están de venta esos aparatitos que vía satélite nos van guiando y marcando el camino.
Es que ¿alguien se atrevería a lanzarse a la carretera sin conocer el camino? Estoy seguro que, o tendrá que pararse a preguntar constantemente o bien tendrá que correr el riesgo de perderse.
A mí me encanta ese aparatito que constantemente va diciendo donde tienes que torcer, por qué entradas tienes que ir en las rotondas. Fastidia un poco que constantemente te vayan hablando. Pero es lindo.

Y sin embargo, es posible que un gran parte de nosotros nos hayamos lanzado a la vida sin guía alguna, sin mapa alguno de ruta. Simplemente caminamos sin saber a donde vamos, ni por donde vamos ni si llegaremos o nos perderemos en el camino. De donde vengo, por donde voy, a donde voy.

Y como cristianos, como bautizados, ¿tenemos nuestro mapa de ruta?
Tomás fue sincero cuando le dice a Jesús: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Al menos reconocía que se sentía perdido para seguir caminando por la vida.
Y Jesús fue bien claro en su respuesta: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí”.
Jesús y su Evangelio son nuestro mapa de ruta, los que nos van señalando en cada momento cuál es el camino que nos lleva hasta el Padre. El Evangelio es nuestro libro de ruta, el que nos dice por donde tenemos que ir y hacia donde ir. Y esto es lo que nos define a los creyentes, pues sin El “nunca llegaremos al Padre”.

En la vida hay muchos caminos. Caminos carreteros. Trochas comarcales llaman algunos. Y ahora disponemos de las autopistas que tienen muy buenas señalizaciones. Pero para llegar al Padre no hay más caminos que uno: Jesús y su Evangelio. Y así como nunca debieran faltar en nuestros carros esos mapas de rutas, tampoco debiera faltar el Evangelio y la persona de Jesús.

¿Cuántos llevamos en el bolsillo de nuestras vidas el Evangelio, como guía para no equivocarnos de camino?
¿Cuántos matrimonios reciben de regalo, el día de su Boda, la Biblia para que sepan cómo caminar en este nuevo camino de esposos? Es posible que reciban mil y un regalos: refrigeradoras, batidoras, cocinas, cafeteras etc. Pero les falte el mapa de ruta. El mapa que les señale:
cómo vivir juntos,
como compartir juntos,
cómo luchar juntos,
cómo solucionar juntos sus problemas,
cómo ser felices los dos juntos,
cómo dar estabilidad y cómo hacer fiel su amor.
Y sobre todo, que les marque y señale cuál es la meta de su amor, su camino de gracia y santidad como pareja. Se que en algunas partes ya se está introduciendo, como parte del rito de la boda, la entrega de la Biblia. Pero personalmente aún no tengo experiencia de ello, aunque me gustaría que esto formase parte de la celebración.

¿Y habrá alguna pareja de enamorados y de novios que se compren el Evangelio cuando comienzan su andar por los caminos del amor?
¿Y habrá enamorados que reconozcan a Jesús como el camino de su verdadero amor que los va guiando y marcando el camino hacia la celebración del sacramento de la boda?
Y por supuesto, estoy seguro que ningún político, ni economista tiene, al lado de la Constitución Política, el Evangelio.

Reconocer a Jesús como “camino” significa e implica muchas cosas. Pagola lo sintetizó muy bien en uno de sus comentarios. Descubrirlo como “camino” es:
“Escuchar en él la invitación a andar, a cambiar, a avanzar siempre, no a establecernos nunca, renovarnos constantemente, sacudirnos de perezas y seguridades, crecer como hombres, ahondar en la vida, construir siempre, hacer historia más evangélica. Apoyarnos en Cristo para andar día a día el camino doloroso y al mismo tiempo gozoso que va desde la incredulidad a la fe”.
A lo que yo añadiría: “y el camino de la fe que va a la vida”. Porque Jesús no solo es camino para llegar al Padre, sino el camino como vivir como hijos amados del Padre. ¿y no es también éste el camino y el caminar diario de la Iglesia por los caminos del tiempo y del mundo?

Clemente Sobrado C. P.
www.iglesiaquecamina.com

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