Publicado por Cipecar
Lecturas: Eclesiástico 27,33-28,9; Salmo 102,1-4.9-12; Romanos 14,7-9
Evangelio: Mateo 18,21-35
Evangelio: Mateo 18,21-35
vv. 21-22: Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
En Lc 17,4 tenemos un lógion o dicho de Jesús muy sencillo. Si (tu hermano) peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás.
En Mt 18,21-22 se embellece el mismo dicho del Señor con la resonancia bíblica de Gn 4,24 donde el violento Lámek manifiesta su programa de conducta a sus mujeres Adá y Sil-lá:
Caín será vengado siete veces;
mas Lamek lo será setenta y siete (setenta veces siete).
Como vemos Jesús en Mateo alude a Lámek y propone como ideal el perdón total, que es lo que significa eso 70 veces 7; ya el número 7 significa perfección o totalidad.
Con otras palabras tenemos que estar dispuesto a perdonar siempre, sin ninguna excepción. Quizás el equivalente de setenta veces siete podría ser el castizo siempre jamás.
23«Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos.
25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré."
27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes."
29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré."
30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.
31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?"
34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»
Parábola del sirviente sin entrañas
Es tan claro el sentido de esta parábola y fácil de localizar el punto de comparación que no merece la pena que perdamos el tiempo en ello.
Este siervo (nosotros a veces) no se portó con la misericordia con que había sido tratado él por el amo del fundo.
El amo (Dios) se portará tan duro como él intentaba portarse con su compadre.
Jesús es el Maestro espiritual que insiste en el perdón
Se ha dicho con verdad que Jesús es el Líder religioso de fama mundial que más ha insistido en el perdón. ¿Por qué razón será?
Bien podemos conjeturar, aunque no tengamos pruebas escritas de Su Palabra, porque insistió tanto.
Cada vez son más los psiquiatras, como el Dr. Enrique Rojas, que insisten que el cliente en terapia no se sana perfectamente hasta que no perdona todas las ofensas que tiene y que se han convertido en rencores que le supuran desde los traumas o heridas.
Dichoso el hombre/mujer que ha descubierto que perdonar es lo mejor que le puede suceder al ofendido, aunque la otra parte no se dé cuenta que ha sido perdonado.
San Pablo nos dice:
--“Perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro” (Col 3,13).
--Perdonando imitamos a Cristo: “Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros” (Col 3,14).
Señor Jesús, danos la sabiduría de percibir que quien mejor queda es el que perdona. Haz, Señor, que no seamos tan tontos que nos quedemos con el veneno corrosivo del rencor y del odio en nuestro interior; llénanos de tu Espíritu Santo que nos convenza que, por puro egoísmo, debemos perdonar setenta veces siete, es decir, siempre jamás. Amén
Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
En Lc 17,4 tenemos un lógion o dicho de Jesús muy sencillo. Si (tu hermano) peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: “Me arrepiento”, le perdonarás.
En Mt 18,21-22 se embellece el mismo dicho del Señor con la resonancia bíblica de Gn 4,24 donde el violento Lámek manifiesta su programa de conducta a sus mujeres Adá y Sil-lá:
Caín será vengado siete veces;
mas Lamek lo será setenta y siete (setenta veces siete).
Como vemos Jesús en Mateo alude a Lámek y propone como ideal el perdón total, que es lo que significa eso 70 veces 7; ya el número 7 significa perfección o totalidad.
Con otras palabras tenemos que estar dispuesto a perdonar siempre, sin ninguna excepción. Quizás el equivalente de setenta veces siete podría ser el castizo siempre jamás.
23«Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos.
25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré."
27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes."
29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré."
30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.
31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?"
34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»
Parábola del sirviente sin entrañas
Es tan claro el sentido de esta parábola y fácil de localizar el punto de comparación que no merece la pena que perdamos el tiempo en ello.
Este siervo (nosotros a veces) no se portó con la misericordia con que había sido tratado él por el amo del fundo.
El amo (Dios) se portará tan duro como él intentaba portarse con su compadre.
Jesús es el Maestro espiritual que insiste en el perdón
Se ha dicho con verdad que Jesús es el Líder religioso de fama mundial que más ha insistido en el perdón. ¿Por qué razón será?
Bien podemos conjeturar, aunque no tengamos pruebas escritas de Su Palabra, porque insistió tanto.
Cada vez son más los psiquiatras, como el Dr. Enrique Rojas, que insisten que el cliente en terapia no se sana perfectamente hasta que no perdona todas las ofensas que tiene y que se han convertido en rencores que le supuran desde los traumas o heridas.
Dichoso el hombre/mujer que ha descubierto que perdonar es lo mejor que le puede suceder al ofendido, aunque la otra parte no se dé cuenta que ha sido perdonado.
San Pablo nos dice:
--“Perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro” (Col 3,13).
--Perdonando imitamos a Cristo: “Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros” (Col 3,14).
Señor Jesús, danos la sabiduría de percibir que quien mejor queda es el que perdona. Haz, Señor, que no seamos tan tontos que nos quedemos con el veneno corrosivo del rencor y del odio en nuestro interior; llénanos de tu Espíritu Santo que nos convenza que, por puro egoísmo, debemos perdonar setenta veces siete, es decir, siempre jamás. Amén
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