EVANGELIO
Marcos 16, 15-20
Marcos 16, 15-20
15Y añadió:
-Id por el mundo entero proclamando la buena noticia a toda la humanidad. 16E1 que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer, se condenará. 17A los que crean, los acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, 18cogerán serpientes en la mano y, si beben algún veneno, no les hará daño; aplicarán las manos a los enfermos y quedarán sanos.
19Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 20Ellos se fueron a proclamar el mensaje por todas partes, y el Señor cooperaba confirmándolo con las señales que los acompañaban.
I
Jesús envía a sus discípulos a predicar por todo el mundo; su misión es universal. Ahora va a cumplirse la promesa hecha a Abrahán: "serás padre de una multitud de pueblos" (Gn 17,4s; 22,18). Galilea abre el camino hacia los paganos. El medio para hacer discípulos será el bautismo, que vincula al Padre, fuente del Espíritu, al Hijo, de quien se recibe, y al Espíritu mismo, que potencia al hombre, completa su ser y lo pone en la línea del "Hijo del Hombre".
Quienes den la adhesión a Jesús, podrán repetir y actualizar las señales salvadoras de Jesús: liberarán a la gente de las ideologías opresoras (echar demonios); tendrán una capacidad de comunicación nunca antes vista (hablar lenguas nuevas); el mal, representado en la serpiente, no les hará daño, y devolverán la salud a los enfermos.
Ellos continuarán, por tanto, anunciando que la vida triunfará contra la muerte, como mensaje central del mensaje de Jesús.
Con la resurrección de Jesús ha comenzado ya una nueva era en la que la salvación de Dios no tiene fronteras y llegará a todos. Bastará con no cerrarse a la luz.
Jesús no pretende crear comunidades cerradas; ni encerradas en sí mismas; ni dogmáticas o fundamentalistas; ni con miedo a todo lo de afuera; ni preocupadas más de prohibir que de dialogar y proponer. Jesús invita a sus misioneros a salir de sí mismos y de sus espacios para ir a donde están los otros, sin distinción ni discriminación alguna, con el fin de anunciar una Buena Noticia, alternativa a las malas noticias que cunden en la sociedad. Los que se adhieran a este proyecto de vida se salvarán y ayudarán a la salvación de otros. Las señales que los identificarán serán las siguientes: liberarán a la humanidad de los que oprimen y excluyen al pueblo (echarán demonios); tendrán capacidad de hablar con todos y de hacerse entender eficaz y creativamente (hablarán nuevas lenguas); vencerán el mal (serpiente) que nos tienta a prescindir de Dios haciéndonos creer autosuficientes y todopoderosos. La imposición de las manos es un símbolo de sanación y de vida para los enfermos y excluidos. Las últimas palabras, después de la partida de Jesús (v.20), nos convocan a ser misioneros del Evangelio, a suscitar una misión que sea universal e incluyente, y a no dudar del apoyo permanente de Jesús.
-Id por el mundo entero proclamando la buena noticia a toda la humanidad. 16E1 que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer, se condenará. 17A los que crean, los acompañarán estas señales: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, 18cogerán serpientes en la mano y, si beben algún veneno, no les hará daño; aplicarán las manos a los enfermos y quedarán sanos.
19Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de Dios. 20Ellos se fueron a proclamar el mensaje por todas partes, y el Señor cooperaba confirmándolo con las señales que los acompañaban.
COMENTARIOS
I
Jesús envía a sus discípulos a predicar por todo el mundo; su misión es universal. Ahora va a cumplirse la promesa hecha a Abrahán: "serás padre de una multitud de pueblos" (Gn 17,4s; 22,18). Galilea abre el camino hacia los paganos. El medio para hacer discípulos será el bautismo, que vincula al Padre, fuente del Espíritu, al Hijo, de quien se recibe, y al Espíritu mismo, que potencia al hombre, completa su ser y lo pone en la línea del "Hijo del Hombre".
Quienes den la adhesión a Jesús, podrán repetir y actualizar las señales salvadoras de Jesús: liberarán a la gente de las ideologías opresoras (echar demonios); tendrán una capacidad de comunicación nunca antes vista (hablar lenguas nuevas); el mal, representado en la serpiente, no les hará daño, y devolverán la salud a los enfermos.
Ellos continuarán, por tanto, anunciando que la vida triunfará contra la muerte, como mensaje central del mensaje de Jesús.
Con la resurrección de Jesús ha comenzado ya una nueva era en la que la salvación de Dios no tiene fronteras y llegará a todos. Bastará con no cerrarse a la luz.
II
Jesús no pretende crear comunidades cerradas; ni encerradas en sí mismas; ni dogmáticas o fundamentalistas; ni con miedo a todo lo de afuera; ni preocupadas más de prohibir que de dialogar y proponer. Jesús invita a sus misioneros a salir de sí mismos y de sus espacios para ir a donde están los otros, sin distinción ni discriminación alguna, con el fin de anunciar una Buena Noticia, alternativa a las malas noticias que cunden en la sociedad. Los que se adhieran a este proyecto de vida se salvarán y ayudarán a la salvación de otros. Las señales que los identificarán serán las siguientes: liberarán a la humanidad de los que oprimen y excluyen al pueblo (echarán demonios); tendrán capacidad de hablar con todos y de hacerse entender eficaz y creativamente (hablarán nuevas lenguas); vencerán el mal (serpiente) que nos tienta a prescindir de Dios haciéndonos creer autosuficientes y todopoderosos. La imposición de las manos es un símbolo de sanación y de vida para los enfermos y excluidos. Las últimas palabras, después de la partida de Jesús (v.20), nos convocan a ser misioneros del Evangelio, a suscitar una misión que sea universal e incluyente, y a no dudar del apoyo permanente de Jesús.
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