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lunes, 28 de julio de 2008

Evangelio Misionero del Día: 29 de Julio de 2008

Por CAMINO MISIONERO


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 11, 19-27

En aquel tiempo:
Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas».
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará».
Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día».
Jesús le dijo: «Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?»
Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo».

Compartiendo la Palabra

La liturgia en este día nos propone recordar a Marta, una de las discípulas más dilectas de Jesús en su vida pública. Es por ello que hoy nos convoca a meditar el pasaje evangélico donde muere su hermano Lázaro y Jesús viene en su ayuda, para volverlo a la vida.
Marta se caracteriza por un amor muy grande hacia el Maestro, aprendiendo a sus pies y también ahora, saliendo a su encuentro, en una situación tan difícil de enfrentar, como la muerte.
Pidamos por intercesión de Santa Marta que el Señor nos conceda creer en Jesús como la fuente de Vida Eterna y poder entregarnos mansamente a la Voluntad del Padre.

Tratemos que este momento de lectura y oración sea dedicado exclusivamente a contemplarlo y escucharlo a nuestro Señor, que nos trae palabras de vida. Lo hagamos con esta simple oración:
“Señor espero pacientemente tu llegada, hazte presente y háblame directamente a mi corazón, enséñame el camino que tu transitas, hacia la Casa de tu Padre y ayúdame a creer en la vida que allí nos espera.”

Puntos para la Oración

SALIR A BUSCAR A JESÚS. Al enterarse Marta que Jesús estaba llegando, ella no espera y sale a su encuentro a contarle, lo que Él ya sabía. Es una actitud muy noble la de esta mujer de correr a los pies del Maestro para exponerle confiadamente, lo que aquejaba a su corazón. No queda en simples lamentos, sino que da un paso hacia adelante para buscar el consuelo que su alma necesitaba y no encontraba en las personas que la acompañaban.
En nuestra vida, sobre todo en los momentos de más dura prueba, debemos imitar el accionar de Marta, para no caer en innecesarias angustias, y buscar en Aquél que puede realmente ayudarnos en nuestro dolor.
Repasemos nuestro corazón para ver que males nos están quitando la tranquilidad y lo ofrendemos al Señor, que con su sola Presencia nos regalará la consolación.

DIALOGAR CON EL MAESTRO. No siempre nos atrevemos a orar en los momentos difíciles. En numerosas oportunidades caemos en el error de querer salir solos de los problemas que nos aquejan, pero inevitablemente, nos hundimos aún más en nuestros propios pensamientos y dolores. Contarle a Jesús que es lo que nos pasa, con un corazón sincero y humilde, traerá como primer regalo, la paz que Cristo ofrece a quienes descansan en Él. Además, si abrimos nuestra alma a escuchar su Palabra, experimentaremos la suave caricia de su mano, que nos brinda su Amistad amorosa.
No perdamos el tiempo y comencemos en este mismo instante a conversar con Él, y en cada oportunidad que tengamos en nuestra vida diaria, ya sea en el trabajo, en la universidad, en el hogar, en el colectivo, en el taxi, en la calle, etc… Seguramente tendrá muchas cosas que mostrarnos y que decirnos, predispongámonos a que ello ocurra.

CREERLE A JESUS. Podemos ser cristianos muy comprometidos en la vida eclesial y en la ayuda al prójimo, siempre y cuando, tengamos tiempo, ganas, energías y desde luego, no nos surjan algún inconveniente en el medio. Porque cuando las cosas se ponen difíciles en la cotidianeidad de nuestras vidas, parece que nos olvidamos de todo lo que predicamos y nos comportamos como el más ateo de los ateos. Renegamos de Dios y de su Voluntad. Lo cuestionamos. Ponemos en duda todo. Pero Jesús siempre nos puso la advertencia que a sus seguidores no les iría muy bien en este mundo, que tenían que afrontar innumerables obstáculos para cumplir con su rol de apóstoles. Y es justamente en la hora de la prueba, cuando los fieles se quedan junto al Maestro y no huyen cuidando de sí mismos.
Deberíamos cuestionarnos como actuamos ante las adversidades y que rol ocupa Jesús en mi vida, cuando ellas aparecen. Pidamos ser fieles a nuestra vocación de seguidores de Cristo, y hacerlo realidad con nuestra propia vida.

COMPARTIR LA VIDA. Una persona que descubre a Jesús en su vida, sale a su encuentro y acepta lo que Él tiene para decirle, tiene como misión ir al mundo en búsqueda de aquellos hermanos que se debaten en la desesperación de no poder ver una luz en su camino, ya que sus problemas los han cegado de tal forma, que se han vuelto insensibles al poder vivificante que brota del Corazón de Jesús.
Lo que hemos recibido gratis, debemos devolverlo de igual manera a aquellos que más lo necesitan.
Nos preguntemos quienes son esos hermanos que hoy necesitan de nosotros para conocer la maravillosa noticia de la Resurrección de Cristo y la redención de toda la humanidad.

Imagen para contemplar

Estamos frente a una situación muy extrema de nuestra vida (una dolorosa enfermedad, la muerte de un ser querido, la perdida del trabajo, etc.)
¿Nos acordamos que Jesús viene a nuestro auxilio? ¿Qué hacemos?

Conclusión

Dejemos que Jesús sea nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida, y pidamos que por intercesión de Santa Marta, un corazón humilde y entregado para creer en Cristo nuestro Salvador.

Gloria al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo. Amén.

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