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martes, 7 de octubre de 2008

Reflexión: Si Cristo volviera hoy…

Por Mª Pilar García*
Publicado por FAST

Mi buen amigo Luis pensaba en voz alta, y con él yo sentía lo mismo: quizá muchas personas de pensamiento dispar, (en “apariencia”), pero en el fondo… seguro estaríamos de acuerdo. Todo viene de la Palabra de Dios de este domingo, unas lecturas increíbles, extraordinarias: Is 5, 1-7 (”El canto a la viña”) y Mt 21, 33-43 (”Los viñadores“). Al leerlas con paz, rumiarlas, dejarlas hablar por sí mismas, algo comienza a despertar en nuestro interior…

Si Cristo volviera hoy ¿qué sucedería? Mi amigo decía: “personas con una sensibilidad a flor de piel; escritores, novelistas, cineastas… han tocado este tema, y todos han llegado a la misma conclusión: “Si Cristo volviese”… se volvería a repetir la historia, sería rechazado, sacado fuera de la ciudad y asesinado nuevamente”.

Cuando en nuestras iglesias se leen estas lecturas, pensamos: “No es para nosotros, eso era para ellos…” Nuestras iglesias de hoy, no sólo la cristiana, se mueven con los mismos esquemas de entonces, “La alianza es para siempre, no nos la arrebatarán”.

Sucede que, en ese planteamiento, no es el Reino de Dios que Jesús comunica lo que les mueve, y todo se tambalea cuando Jesús explicaba cómo debía funcionar. El templo se les viene abajo, su autoridad queda por los suelos, y atender a lo que llama la atención del Abba, es poco menos que un sinsentido… Darse a los pobres, a los enfermos, a los parias de la tierra… ¿Dónde quedaría la fuerza, la majestad, el poder de Dios?

Mi amigo seguía pensando en voz alta: ¿Qué han visto los que él rechazó? ¿Seremos objeto de la decepción de Dios? Quizá defraudamos sin límite; porque el Reino no nos pertenece, ni la vida es nuestra posesión.

Mi pensamiento asentía con fuerza los suyos, y pensaba con él… “todavía no hay un lugar en el mundo (sí personas concretas) que asuma en su totalidad, la manera de vivir que conlleva el mensaje de Jesús, llamado Reino de Dios. Lo más curioso es que Dios ni siquiera reclama los frutos para Sí: Amor, justicia… Ese sentido de previsión les hace temblar, por eso las lecturas dicen: “Les dará la viña a otros que sí la cuiden, la hagan fructificar en beneficio de sus preferidos”.

Seguimos rechazando “la piedra angular”, y sin ella jamás tendrá lugar ¡una Iglesia Nueva! De espíritu distinto, no centrada en la propia imagen, en la rigidez, en el templo, ensimismada en su propio ser. Y decía algo muy hermoso y esperanzador, “Dios está construyendo el Reino con lo que nosotros rechazamos…”

Lo que muchos esperamos es ¡que se haga realidad! Mas viendo lo que nos rodea, la cosa está más que difícil. Mis anhelos me impulsan a pensar con mi amigo… “¿Y si Dios siguiera buscando ese lugar en el mundo donde instaurarlo, allí donde los pequeños, los sencillos, sus predilectos, lo acojan y lo hagan realidad? Pienso que está en nuestras manos, para ello necesitamos “nacer de nuevo” reeducar nuestra mente y nuestro corazón, dejar que el mensaje de Jesús nos cale hasta el tuétano sin miedo, desprendiéndonos de todo aquello que nos ata al antiguo “templo” y comencemos desde Él, con corazón limpio, sencillo, generoso.

De verdad, creo que no hay otro camino; por el que vamos caminando, ni el hambre, ni el dolor, ni la esclavitud, ni la marginación, van a terminar jamás, dados los parámetros sobre los que está fundado, donde sólo tiene fuerza el engorde de unos pocos, a costa de la necesidad acuciante de la mayoría.

Creo firmemente en que ese mundo es posible, y hay que trabajar por él, nada se nos dará sin nuestra aportación, nuestra lucha, nuestro vivo deseo de justicia y amor para todos. Antes de que acabemos con este mundo que nos rodea, al que estamos esquilmando sin respeto alguno, a costa de unas injusticias… que de verdad claman al “cielo”.

* Mª Pilar García es seglar y madre de familia, vinculada al Centro Pignatelli de Zaragoza.

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