Explica la teología de los sacramentos según san Pablo
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 10 diciembre 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que la Iglesia no es una organización o una corporación, sino un cuerpo: el cuerpo de Cristo, presente en la Eucaristía.
Fue la conclusión a la que llegó en la audiencia general de este miércoles en la que participaron unos cinco mil peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Continuando con la serie de catequesis sobre san Pablo, en el bimilenario de su nacimiento, el Papa profundizó en la predicación del apóstol de las gentes acerca de los sacramentos.
En esta ocasión, dejó a un lado los papeles, como cuando era profesor universitario, para ofrecer una explicación personal. Por este motivo, la Santa Sede todavía no había podido facilitar el texto de su intervención y --algo totalmente extraordinario-- no ha podido ser publicado por "L'Osservatore Romano" en este día, limitándose a ofrecer una amplia crónica a partir de una primera transcripción.
El obispo de Roma profundizó de manera particular en el sacramento de la Eucaristía y, en particular, en su "carácter personal y social".
"Cristo se une personalmente con cada uno de nosotros, pero el mismo Cristo se une también con el hombre y con la mujer que se encuentran a mi lado", explicó el pontífice según la transcripción del diario vaticano.
"Y el pan es para mí y para el otro. De este modo, nos une a todos consigno y a todos nosotros mutuamente. Recibimos en la comunión a Cristo. Pero Cristo se une del mismo modo con mi prójimo", aclaró.
"Cristo y el prójimo son inseparables en la Eucaristía --subrayó--. Todos nosotros somos un pan, un cuerpo. Eucaristía sin solidaridad con los demás es un abuso de la Eucaristía.
"Aquí nos encontramos con la raíz y al mismo tiempo con el centro de la doctrina sobre la Iglesia como cuerpo de Cristo, de Cristo resucitado".
"Cristo nos da en la Eucaristía su cuerpo, se da a sí mismo en su cuerpo y de este modo nos hace su cuerpo, nos une a su cuerpo resucitado. Si el hombre come pan normal, este pan se convierte en parte de su cuerpo, transformado en sustancia de vida humana", dijo.
"Pero en la Comunión --advirtió Benedicto XVI-- se realiza un proceso inverso. Cristo, el Señor, nos asimila, nos introduce en su cuerpo glorioso y de este modo, todos juntos, nos convertimos en su cuerpo".
"En la politología romana, esta parábola del cuerpo con diferentes miembros que forman parte de una unidad era utilizada por el mismo Estado, para mostrar cómo el Estado era un organismo en el que cada quien tiene su función: la multiplicidad y la diversidad de las funciones forman un cuerpo y cada quien tiene su lugar".
Pero, en las cartas de san Pablo, dijo el Papa, se puede ver que la Iglesia es algo muy diferente al "Estado-organismo".
"Pues realmente Cristo da su cuerpo y nos hace su cuerpo. Quedamos realmente unidos con el cuerpo resucitado de Cristo y de este modo quedamos unidos el uno con el otro".
Por eso, concluyó: "La Iglesia no es sólo una corporación como el Estado, es un cuerpo. No es una organización, sino un organismo".
Fue la conclusión a la que llegó en la audiencia general de este miércoles en la que participaron unos cinco mil peregrinos congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Continuando con la serie de catequesis sobre san Pablo, en el bimilenario de su nacimiento, el Papa profundizó en la predicación del apóstol de las gentes acerca de los sacramentos.
En esta ocasión, dejó a un lado los papeles, como cuando era profesor universitario, para ofrecer una explicación personal. Por este motivo, la Santa Sede todavía no había podido facilitar el texto de su intervención y --algo totalmente extraordinario-- no ha podido ser publicado por "L'Osservatore Romano" en este día, limitándose a ofrecer una amplia crónica a partir de una primera transcripción.
El obispo de Roma profundizó de manera particular en el sacramento de la Eucaristía y, en particular, en su "carácter personal y social".
"Cristo se une personalmente con cada uno de nosotros, pero el mismo Cristo se une también con el hombre y con la mujer que se encuentran a mi lado", explicó el pontífice según la transcripción del diario vaticano.
"Y el pan es para mí y para el otro. De este modo, nos une a todos consigno y a todos nosotros mutuamente. Recibimos en la comunión a Cristo. Pero Cristo se une del mismo modo con mi prójimo", aclaró.
"Cristo y el prójimo son inseparables en la Eucaristía --subrayó--. Todos nosotros somos un pan, un cuerpo. Eucaristía sin solidaridad con los demás es un abuso de la Eucaristía.
"Aquí nos encontramos con la raíz y al mismo tiempo con el centro de la doctrina sobre la Iglesia como cuerpo de Cristo, de Cristo resucitado".
"Cristo nos da en la Eucaristía su cuerpo, se da a sí mismo en su cuerpo y de este modo nos hace su cuerpo, nos une a su cuerpo resucitado. Si el hombre come pan normal, este pan se convierte en parte de su cuerpo, transformado en sustancia de vida humana", dijo.
"Pero en la Comunión --advirtió Benedicto XVI-- se realiza un proceso inverso. Cristo, el Señor, nos asimila, nos introduce en su cuerpo glorioso y de este modo, todos juntos, nos convertimos en su cuerpo".
"En la politología romana, esta parábola del cuerpo con diferentes miembros que forman parte de una unidad era utilizada por el mismo Estado, para mostrar cómo el Estado era un organismo en el que cada quien tiene su función: la multiplicidad y la diversidad de las funciones forman un cuerpo y cada quien tiene su lugar".
Pero, en las cartas de san Pablo, dijo el Papa, se puede ver que la Iglesia es algo muy diferente al "Estado-organismo".
"Pues realmente Cristo da su cuerpo y nos hace su cuerpo. Quedamos realmente unidos con el cuerpo resucitado de Cristo y de este modo quedamos unidos el uno con el otro".
Por eso, concluyó: "La Iglesia no es sólo una corporación como el Estado, es un cuerpo. No es una organización, sino un organismo".
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