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jueves, 22 de enero de 2009

Otros Religiosos: La Nueva Cruzada

Publicado por El Blog de X. Pikaza

Ayer hablé del congreso de la Confer (del 23 al 15 del presente), sobre el profetismo de la vida religiosa. Hoy quiero hablar de "otros religiosos", esbozando cinco líneas significativas en los últimos decenios, compuestas por grupos que no estarán en el Congreso, pues no forman parte de la vida religiosa clásica: son Carismáticos, Neocatecumenales, Obreros de Dios, Legionarios de Cristo o Neocomunitarios, Focolares... Son religiosos para "otra batalla" (los de S. Ignacio formaban en el siglo XVI una Compañía de Jesús). Ellos son para algunos los religiosos del futuro. Evidentemente, no recojo todos los movimientos existentes..., ni describo todo su sentido. No son religiosos en sentido clásico, pero expresan tendencias de vida cristiana, con muchos rasgos positivos, aunque también con riesgos. Algunos piensan que estos grupos vuelven hacia el pasado y en esa línea les llaman Cruzados de una Nueva Cristiandad, que debería ser muy parecida a la antigua, como si estuviéramos ante una nueva Edad Media y ellos fueran los nuevos Soldados de Cristo, dispuestos a la Gran Batalla que se acerca. Otros piensan, como he dicho, que estos grupos son los adelantados de un futuro más cristiano, portadores de una nueva savia evangélica. Yo no quiero decidirme, aunque tengo mis ideas. Por favor, no tomen los cinco (o seis) movimientos que ahora presento como iguales. Quizá el último tiene que distinguirse de los cuatro anteriores. Os ofrezco un punto de partida, seguid reflexionando. Mañana vuelvo la vida religiosa más clásica.

1. Movimientos de renovación carismática. La cruzada de la interioridad espiritual. Una primera línea es la que ofrecen los grupos carismáticos, de espiritualismo emotivo y devocional, repreentados por el movimiento carismático, que surgió en España hace unos cincuenta años y que se ha extendido por el mundo entero . Son grupos que están cerca del "pentecostalismo protestante": aceptan en general las estructuras de la gran iglesia, pero tien¬den a formar espacios más o menos separados (calientes) de encuentro carismático, abier¬to a la inspiración personal y grupal del Espíritu Santo. Sus notas fundamentales pueden ser las que ahora señalo:

a) Pueden crean grupos de experiencia interior, separada de la vida social y del compromiso político. Dejan que el mundo siga su ritmo y no intentan cambiarlo directamente; por eso no influyen en la transformación de las estructuras. Dentro de ese mundo forman como "islas de fraternidad carismática", abierta a la inspiración del grupo, en clave de oración entusiasta.

b) Tienden a ser grupos de poca cohesión estructural, aunque a veces pueden mantenerse por largo tiempo. Dependen a veces de la fuerza de atracción carismática de un líder. . . Otras veces buscan más la posibili¬dad de una descarga emocional, que les permite vincularse espi¬ri¬tualmente, en reuniones de plegaria.

c) Parece difícil que cuajen como grupos de vida religiosa. . . pues la vida religiosa necesita un tipo de estructura permanen¬te, más allá de la emoción del momento. Por eso, allí donde predomine la inspiración carismática se suelen romper las estructuras y terminan las instituciones. Lo que queda y florece es una especie de espiritualismo emocional de tipo pasajero.

d) Estos grupos pueden tener (y tienen) grandes valores evangélicos. . . pero corren el riesgo de separarse de la modernidad, de olvidarse de la realidad social concreta de sus miembros. La experiencia emocional, el despliegue de los carismas interiores, no resuelve el tema de la exigencia social, de la justicia y solidaridad. Los miembros de estos grupos se reúnen para orar, en calor y fuerza interna, mientras sigue el ancho mundo como estaba. A veces han sido utilizados por el Sistema, que ve con buenos ojos el despliegue de una religiosidad carismática sin compromiso social.

2. Neocatecumenales organizados. Una segunda línea es la que ofrece el repliegue neomistérico, pero ya organizdo. Del plano carismático anterior se para a la organización. El Vaticano II ha puesto de relieve el aspecto mistérico de la iglesia, en clave de "catecumenado": proce¬so de crecimiento cristiano, en plano de conocimiento, compromi¬so y celebración. Han surgido a partir de aquí grupos neocatecumenales, de diversa denominación, que en muchos de sus casos se han separado del mundo. Dejan a un lado eso que pudiéramos llamar los grandes problemas de la modernidad (los problemas exteriores) y centran su vida cristiana en el propio crecimiento del grupo. El más poderoso de estos grupos, al servicio del crecimiento del grupo, es el formado por el Camino Neocatecumenal, fundado en España y que se ha extendido al mundo entero:

a) Tienen el riesgo de volverse grupos cerrados, de manera que pueden crean una especie de "comunidades" artificiales al margen de la vida cristiana del conjunto de los fieles. Ellos son los iniciados (cristianos verdaderos) en medio de una iglesia que carece de hondura y compromiso. En esa línea resulta espectacular el movimiento neocatecumenal, que a veces parece funcionar como iglesia dentro de la Iglesia.

b) Establecen lazos de unidad y de convivencia que a veces están cerca de la vida religiosa: llegan a formar grupos de liberados para la misión (itinerantes) con compromisos temporales muy cercanos a los votos religiosos. Por otra parte, en la renovación catecumenal del grupo se hace posible el surgimiento de vocaciones específicas al celibato dentro de una vida eclesial más amplia. De todas formas, parece difícil que el catecumenado venga a transformarse en una forma nueva de vida religiosa. Este catecumenado quizá no empalma del todo (en todos los casos) con las exigencias cristianas de la postmodernidad en clave de inserción creadora dentro del mundo. Hablo en este momento del catecumenado neomistérico, más interesado por la renovación interior de sus miembros. Existe otro tipo de catecumenado más abierto a los problemas populares y sociales. Tampoco ese parece acercarse por ahora a la vida religiosa.

3. Nuevas pelaturas, con obispo/prelado propio. Otros grupos buscan la seguridad neoinstitucional, en una línea cercana a la del Opus Dei, fundado también en España en los tiempos de la gran crisis (tras la guerra del 36 al 39), en un entorno marcado por las formas fascistas de vida y de institucionalización. Hay grupos que han empezado siendo "institutos seculares", para desembocar después en formas nuevas de "vida religiosa" sea como prelaturas personales o como hermandades fuertes de sacerdotes y fieles etc.). De un modo muy general se podría decir que estos grupos (o algunos de ellos) presentan las siguientes notas:

a) Por un lado parecen buscar una fuerte secularidad: sus miembros trabajan con frecuencia en el mundo, estando insertos en la vida económico, social y política del país.

b) Al mismo tiempo destacan el valor de la institución, en un gesto de obediencia muy fuerte al grupo. Parece que buscan la seguridad personal en la misma institución, en un tipo de sometimiento a las directrices del conjunto.
c) Normalmente, estos grupos participan de eso que hemos llamado antes el movimiento neoconservador en economía y política. No parecen asumir de forma creadora lo riesgos y tareas de la postmodernidad.

d) En esta línea no resulta fácil empalmar con las tradiciones clásicas de la vida religiosa, aunque algunos de estos grupos están convirtiéndose de hecho en grupos de vida religiosa.

4. Soldados del nuevo ejército de Cristo (Legionarios de Cristo, Comunión y liberación). Grupos de grupos de presencia e influjo social en clave de neocristiandad. En el "régimen de cristiandad", la iglesia estaba presente como poder en el centro de las instituciones culturales, sociales, critatitivas etc etc. En los últimos decenios, la iglesia se ha movido más en una línea de apostolado de la mediación, ofreciendo su savia cristia¬na a los movimientos sociales y económicos ya existentes. Pues bien, en contra de la línea de mediación, han surgido fuertes grupos de "neocristiandad", con nombres sonoros (el más claro es el de Los legionarios de Cristo, de origen mexicano, pero de fuerte implantación hispana), que quieren ofrecen un tipo de presencia explícita en el mundo de la cultura, política economía etc. En el fon do quieren ser presencia de poder cristiano, para evangelizar desde arriba la cultura.

a) En principio, estos grupos no son de vida religiosa….. sino movimientos cristianos más amplios en los que participan sacerdotes, seglares etc, pero pueden desembocar en instituciones de tipo bien organizado, en la línea de algunas órdenes religiosas antiguas. El más conocido entre nosotros, como he dicho, es el de los Legionarios de Cristo.

b) Por eso, en un momento determinado, estos movimientos pueden suscitar y suscitan grupos de "liberados" al servicio del mismo movimiento. En ese momento pueden algo que se encuen¬tra (o puede encontrarse) cerca de la vida religiosa tradicio¬nal. Quizá pudiera hablarse aquí de grupos como los de Comunión y Liberación, reconocidos por su intento de cristianizar de nuevo el mundo desde el centro de sus estructuras. De todas formas, no es fácil trazar los rasgos comunes de los dos grupos citados (Legionarios y Comunión y liberación)

5. Instituciones al servicio de la vida, hogares de vida cristiana. En ese contexto quiero hablar Lubich, Chiara (1920-2008). Maestra católica italiana, de honda espiritualidad, fundadora del movimiento de los Focolares, es decir de los hogares cristianos. Su experiencia decisiva está vinculada a los sufrimientos de la Guerra Mundial, cuando ella y un grupo de compañeras toman la decisión de vivir radicalmente el evangelio, desde un mundo empobrecido (año 1943). De esa forma descubre el poder social del testimonio de la fe y de la vida en comunidad. Su movimiento se amplía, convirtiéndose en fraternidad sacerdotal, con agrupaciones de laicos comprometidos y con grupos de Gen (de Generaciones nuevas de jóvenes que quieren vivir radicalmente el evangelio).

a) El movimiento de los Focolares constituye actualmente una de formas de presencia comunitaria y de acción social más poderosas de la iglesia actual, en diálogo con otros movimientos semejantes, no sólo cristianos, sino también de otras religiones. La opción por el diálogo con el budismo y con otras formas de experiencia religiosa constituye un elemento clave del pensamiento de Chiara Lubich, que, por otra parte, se encuentra firmemente anclada en la tradición y en la vida de la Iglesia Católica, tal como ella mismo lo ha expuesto en varias obras (editadas en castellano en Ciudad Nueva, Madrid) los fundamentos y sentidos de su movimiento. Entre ellas, cf. El arte de amar en familia 1999); Un pueblo nacido del evangelio (2005), ¿Por qué me has abandonado? Respuesta sobre el sufrimiento (2006); El arte de amar ( 2005), Meditaciones (2007) El atractivo de nuestro tiempo (1995); Un camino nuevo. La espiritualidad de la Unidad (2003); Construir el Castillo Exterior (2004); Encuentros con Oriente (1987); Fermentos de unidad (1979).
b) Son muchos los que piensan que esas obras y el movimiento de los Focolares constituyen uno de los gérmenes básicos del pensamiento cristiano del futuro. Pero hay otros grupos cristianos que se sitúan en una línea semejante, y que están formando grupos que se asemejan a los grupos clásicos de vida religiosa.

En una línea semejante podemos hablar de otros grupos comprometidos en comunidades de base, equipos de oración, asocia¬ciones para el apostolado etc etc. Ellos participan de eso que hemos llamado la línea del repliegue si cierran la iglesia sobre sí misma, en un tiempo de crisis como es el nuestro. Es evidente que ese repliegue es en un aspecto necesario: la iglesia debe conservar su propia identidad. Pero ese esfuerzo de conser¬vación puede terminar siendo excesivo, si es que impide la misión cristiana en el mundo.

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