NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

viernes, 29 de mayo de 2009

HOMILÍA DEL DOMINGO DE PENTECOSTÉS


Jesús se ha marchado ha ascendido al cielo. Y en su lugar, envía al abogado, al Paráclito, al Espíritu. Este Espíritu de Dios va a cambiar profundamente a los Apóstoles y va poner en marcha –a gran velocidad– a la naciente Iglesia. Es por ello que hoy celebremos también el día del laicado y el día en que recordamos el origen de la Iglesia, esta Iglesia a veces tan denostada y criticada cuando nos olvidándonos de que es en Cristo y su mandato en quien tiene su origen y que se convierte en Madre para aquellos que a su amparo desean acogerse.

Celebramos la fiesta del Espíritu Santo. Fijémonos por un momento en el origen judío de esta fiesta:

Al finalizar las cosechas, cincuenta días después de la Pascua, los judíos celebraban Pentecostés, una fiesta de acción de gracias. Cuando los sacerdotes ofrecían en el templo panes preparados con la harina nueva, en medio del regocijo popular. ¿No os recuerda estos gestos también a la fiesta de la caridad que celebraremos mañana temprano? Quizá debiéramos recobrar o llevar a plenitud el sentido profundo que este gesto caritativo tiene en nuestro pueblo y podríamos ser más generosos y auténticos para compartir con el que menso tiene nuestros mejores frutos.

El evangelio nos cuenta: “De repente un ruido del cielo como un viento recio resonó en toda la casa. Y vieron aparecer unas como llamaradas, que se posaban encima de cada uno. Y se llenaron todos de Espíritu Santo”.

Todos se pusieron manos a la obra para dar testimonio de Cristo y desde la unidad en un solo cuerpo dieron cumplimiento al deseo de Señor de “Id y predicad el Evangelio” es decir construir la Iglesia que hoy tenemos nosotros en nuestras manos para que como Madre y Maestra nos pueda conducir hacia Dios y para que entre todos podamos transformarla y perfeccionarla desde la entrega y la autenticidad de cada uno de los que somos sus miembros.

Para que esta Iglesia siga presente en medio de este mundo habrá que recordar el antitipo de Pentecostés que no es otro sino la construcción de la Torre de babel.

En la Torre de Babel había separación, confusión y pecado. En Pentecostés, en cambio, hay unión, comunicación y gracia. El Espíritu nos ayuda a vivir la riqueza de la comunión, cada uno con sus carismas y servicios, todo ello orientado a la construcción del Reino de Dios. Los discípulos tienen fe, están juntos, pero tienen miedo a salir fuera por temor a los judíos. Necesitan alguien que les impulse a salir fuera. El Espíritu les sacudió como un vendaval para lanzarles a la misión.

El texto de los Hechos de los Apóstoles dice que “estaban todos reunidos en el mismo lugar”. El texto, por tanto, dice “todos”. Sus dones son para todos los cristianos. Todos hemos sido bautizados en el mismo Espíritu, como nos recuerda hoy la Primera Carta a los Corintios. Todos los bautizados somos hijos de Dios e iguales en dignidad y todos recibimos sus dones o carismas. ¿Somos conscientes de que esta Iglesia nos necesita a todos pero sobre todo unidos?

En Pentecostés los discípulos salen a la calle y la Buena Noticia comienza a difundirse por todo el mundo, con un entusiasmo que nadie puede parar. El Espíritu en el corazón de cada creyente y en el corazón de la humanidad es más fuerte que toda debilidad y que todo el miedo del mundo. Es más fiel que todas las infidelidades, más cierto que todas nuestras dudas.

Cuando un barco avanza por alta mar, suena la sirena. Todos, especialmente los que se encuentran en proa o en popa perciben su sonido. Conocen, perfectamente, si anuncia peligro o llegada a puerto, marejada o buen tiempo. Pero ¿qué ocurre con aquellos otros que –distraídos en sus camarotes o sumidos en mil ruidos prescinden de aquello que ocurre más arriba de sus cabezas? Simplemente que no se enteran. No se dan cuenta si hace buen o mal tiempo, de si existe riesgo o no. Se han encerrado en su mundo…y cualquier potente alarma les es indiferente, es insuficiente. Para ellos, no existe.

La voz del Espíritu es ese gran regalo que Dios nos ofrece y la gran sirena que nos pone en sobre aviso de nuestra comodidad para que nuestro cristianismo no se adormezca, no se enrancie no se anquilose como las articulaciones castigadas por el uso y la edad.

Vivir un auténtico Pentecostés debería suponer hoy y en medio de estas fiestas en Honor de nuestra Madre María Santísima del Collado, un revulsivo que nos haga volver a coger las riendas de nuestra vida cristiana y ponernos a servir y comunicar la Buena Noticia con el entusiasmo de los primeros discípulos.

Los brazos cruzados no son el mejor ejemplo ni la mejor manera de colaborar con el Señor. Guiados por el Espíritu Santo dejaremos a un lado miedos y dudas y nos lanzaremos sin reservas a cultivar nuestro tiempo. ¿Nuestro tiempo? Sí; por supuesto. Es nuestra hora. El momento de dar razón de nuestra esperanza, de nuestra fe y de nuestra alegría. ¿Cómo? Con nuestra entrega persuasiva, entusiasta y permanentemente iluminada por la fuerza del Espíritu.

Que nuestra Madre del Collado pionera en cuanto a la perfecta vivencia con el Espíritu Santo se convierta en maestra de vida cristiana y en el estímulo y la energía que nos anime a desprendernos del hombre viejo y demos paso a la generación de los Hombres y Mujeres renovados por el Espíritu.

Que así sea…

No hay comentarios: