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jueves, 18 de junio de 2009

Evangelio Misionero del Día: Viernes 19 de Junio de 2009: SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Por CAMINO MISIONERO


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 19, 31-37

Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a Él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre yagua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice:
«No le quebrarán ninguno de sus huesos».
Y otro pasaje de la Escritura, dice:
«Verán al que ellos mismos traspasaron».


Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

Corazón de Jesús:
Mirar con amor al amor
Juan 19,31-37
“Mirarán al que traspasaron”


La Solemnidad del Sagrado Corazón que hoy estamos celebrando nos acerca más al amor misericordioso de Dios que ha querido entregarnos a su Hijo para nuestra salvación.

La liturgia nos propone en el relato de San Juan, el momento en el cual, el soldado traspasa el costado de Jesús con una lanza. Veamos el relato detenidamente.

Nos ubicamos en la cima del Calvario. Hace apenas unas horas había terminado el terrible drama de la crucifixión. Los tres cuerpos, el de Jesús y el de los dos crucificados con Él, sobresalían en el horizonte oscuro de esa tarde de duelo. Juan nos ubica muy bien el momento al decir: “Era el día antes de la Pascua y los judíos no querían que los cuerpos quedaran en las cruces durante el sábado, pues precisamente aquel sábado era muy importante” (31) Las tradiciones de los judíos eran muy estrictas, y dado que el sábado ellos no podían realizar ninguna actividad, no sería conveniente que quedaran los cuerpos expuestos todo el tiempo.

Es paradójico pensar que esto lo hacían ellos porque “aquel sábado era muy importante”, sin pensar que de ahora en adelante otro significado de importancia bien distinto iba a tener.

Los judíos, pues, piden a Pilato que ordenara a los soldados que fueran a quebrar las piernas de los crucificados. Era una manera, bastante cruel, de acelerar la muerte si ésta aún no se había dado. Los soldados hicieron lo propio, pero cuando llegaron a Jesús “vieron que ya estaba muerto. Por eso no le quebraron las piernas” (33). Era muy natural que esto hubiera sucedido, pues el camino de dolor de Jesús había sido mucho más largo y más cruel que el de los otros dos.

Aquí viene lo más importante, y seguramente el motivo por el cual se ha escogido este texto para la solemnidad del Sagrado Corazón: “Uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al momento salió sangre y agua” (34). Esto en ninguna manera aumentó el dolor de Jesús quien ya estaba muerto, pero si se convirtió para todos en signo del amor de Dios que se abre y se derrama sobre todos. Seguramente, y la tradición lo comenta, el gesto del soldado penetró profundamente en el costado izquierdo de Jesús, precisamente hasta el corazón. De allí, nos dice el texto, salió sangre y agua: la muerte cumplida (derramamiento total de sangre), pero una muerte que daba vida. (Agua como símbolo de vida)

De esto no puede quedar duda, y Juan, quien probablemente estaba presente, siente afán en afirmar que fue testigo ocular. Que no son inventos y que es una verdad sin discusión. Esto no lo dice para quedar bien. El único motivo que lo lleva a reafirmar esto es la fe que debe suscitar esto en los demás, en nosotros.

A este punto Juan se apoya en el cumplimiento de las escrituras. Dos frases que se han realizado perfectamente; “No le quebrarán ningún hueso” (36) y “Mirarán al que traspasaron” (37).


Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿Qué significa el hecho que a Jesús no le quebraron las piernas como a los otros dos?

2. ¿A qué me llama Jesús con el texto del Evangelio que me propone hoy la liturgia?

3. ¿Cómo vivimos en nuestro grupo, en nuestra familia o comunidad la frase de Juan: “Mirarán al que traspasaron?


“¡Cuán excesivos y admirables son, oh Dios, tu bondad y tu amor por nosotros! Eres infinitamente digno de ser amado, alabado y glorificado. Pero como no tenemos corazón ni espíritus dignos y capaces de llenar estas obligaciones, tu sabiduría ha inventado y tu inmensa bondad nos ha dado un medio admirable para cumplirlas plena y perfectamente. Porque nos has dado el Espíritu y el Corazón de tu Hijo, que es tu propio Espíritu y Corazón, para que sea también el nuestro, según la promesa que nos hiciste por boca del profeta: ‘Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo’. Y para que supiéramos cuáles eran ese espíritu y ese corazón nuevo que nos prometías: pondré mi Espíritu, que es mi Corazón, en medio de vosotros. Sólo el Espíritu y el Corazón de Dios son dignos y capaces de amar, bendecir y alabar a Dios como Él lo merece. Por eso, Señor mío, nos diste tu Corazón, que es el de tu Hijo Jesús, como también el de su divina Madre y los corazones de todos tus ángeles y santos que reunidos forman un solo corazón”.
(San Juan Eudes)

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