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domingo, 25 de abril de 2010

Domingo IV de Pascua: Comparte lo que eres. Construye armonía


Publicado por Entra y Veras

Hoy se celebra la jornada mundial oración por las vocaciones. Los agustinos recoletos hemso estaod celebrando la Semana Vocacional bajo el lema "Comparte lo que eres. Contruye Armonía". Ojalá cada bautizado sepa responder a lo que el Señor le llama.

Crecer es ir tomando decisiones que tienen que ver con aquello que cada uno elige. Consiste en ir haciéndose con las riendas de la propia vida. Eso no quiere decir que nos convirtamos en seres autónomos, independientes, superiores… Todos necesitamos referencias, guías, ayuda. Y las encontramos en los otros, y en Dios, sabiendo leer el signos de su constante presencia entre nosotros.. Pero al final va-mos apostando. Y soñamos trabajos, vidas, relaciones… y en la medida que sabe-mos, vamos luchando para convertir nuestros sueños en realidad.

Como ejemplo,, hoy Jesús se presenta como el Buen Pastor. Pero curiosamen-te en la segunda lectura le hemos visto como Cordero. Y esto ¿cómo se explica? Jesús es el que da pero también el que se da o mejor dicho y, para aumentar un poquito más este trabalenguas: Jesús es el Cordero –Pastor, aquel que dándose nos da. Él es la Vida verdadera, la del amor que acoge, que perdona, que se solida-riza con los más sencillos, que busca la justicia y la paz, y nos muestra cómo el verdadero sentido de la vida está en cumplir la voluntad del Padre en la entrega a los demás.

¿Para qué sirve la vida si no es para darla? así reflexiona el poeta francés Paul Claudel. La vida no es algo estático sino dinámico, en continuo movimiento. La vida es un camino más o menos llano, más o menos recto pero un camino que cada uno de nosotros tenemos que recorrer de una manera determinada. Lo cierto es que la maneras de ir avanzando con paso firme por este camino es el de la en-trega en favor de los demás y sobre todo de los más pequeños y débiles. A esto es a lo que podríamos llamar vocación: Dar la propia vida por los hermanos.

Venimos celebrando esta Semana Agustiniana con el lema “Comparte lo que eres. Construye armonía”. Compartir lo que somos, abrir nuestro corazón no es ni mucho menos una tarea fácil; incluir en nuestro proyecto de vida el estar empeña-dos en que todo el mundo exista y viva feliz, no es desde luego una hombrada de golpe de copa en la mesa. Abrir el corazón a la realidad; hacerse cargo de ella e intentar cambiarla para que todos aquellos que nos esperan se sientan de verdad amados, implica llevar hasta sus últimas consecuencias el mandamiento del amor. Mirar para otro lado o acomodarnos en el escaño de quien no quiere ni por asomo abrir demasiado su corazón por miedo a un desgarro fatal, genera, en último término, un ahogarse en el lago de los “yoes”, del monólogo insoportable y de la so-ledad más absoluta. Una vida que no se entrega no es cristiana aunque sea de co-munión diaria y rosario nocturno.

Compartir lo que somos, construir armonía, consiste en conjugar siempre en segunda persona la gramática de la vida y empeñarse en que los demás lo sientan. No hace falta gritar demasiado, A veces el susurro de una mano tendida, una pal-mada en la espalda o un oído presto a escuchar es suficiente. Ejemplos de este tipo de personas, conocemos todos sin necesidad de que ocupen las portadas de los me-dios de comunicación. Nadie que quiera llamarse y, ser en verdad seguidor de Jesús puede cerrar su corazón. No existe mística sin compromiso. Ni piedad sin prójimo. Abrir el corazón a Dios solo es posible con el picaporte de aquellos que tenemos cerca y nos necesitan. Cada uno hemos encauzado nuestra vida de una ma-nera, cada uno hemos abierto nuestro corazón a una forma de vida. Ojalá seamos capaces de abrir de par en par nuestro corazón, para darnos a los demás como respuesta honrada a la voz de ese Jesús pastor que nos mantiene en la mano de Dios, co-mo nos ha dicho en el evangelio. Dejemos los miedos y lo prejuicios. Dios nos sigue llamando.

Roberto Sayalero Sanz, agustino recoleto.
Colegio San Agustín (Valladolid, España)

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