La Argentina necesita de una Iglesia servidora y humanizante

LA POLÍTICA Y LA PASCUA DEL SEÑOR

Homilía de monseñor Miguel Esteban Hesayne,
obispo emérito de Viedma para el segundo Domingo de Pascua (11 de abril de 2010)
Publicado por AICA

El poder no se evangeliza desde el poder. Jesús fue siempre discutido, rechazado, condenado por el poder religioso y civil de su época. Otro tanto acontece con la Iglesia Desde sus orígenes corre la misma suerte. Cuando la figura pública de la Iglesia fueron los Apóstoles, la narración de su actividad apostólica en Libro de los Hechos de los Apóstoles, es una sucesión de entrada y salida de la cárcel en Jerusalén. Luego la persecución los obliga a emigrar dejando Palestina y terminan martirizados de una u otra manera en los más diversos sitios del gran Imperio Romano. Cuando los Apóstoles desaparecen de la historia, surge el Pueblo de Dios con los pastores sucesores del colegio apostólico, configurado por las diversas comunidades cristianas, llamadas Iglesias, es decir, discípulas y discípulos de un tal Jesús; para los paganos un judío un impostor; para sus fervorosos seguidores: quién murió crucificado pero Vive resucitado por el poder de Dios…Este Pueblo de Dios, esta Iglesia-comunidad de creyentes en Jesús muerto y resucitado, que surge con gente de las más diversas condiciones sociales, reunida en el nombre de Jesús para conocer sus dichos y obras, y alimentarse con su propia vida de resucitado, en lo que llaman la Cena del Señor(Misa), se va extendiendo como una gran mancha de aceite por todos los rincones del Imperio Romano. El resultado de la Fe firme y lúcida en Jesús que murió y resucitó, pasados los años, se transformó en sociedad cristiana, de tal modo, que Tertuliano llegó a afirmar: “ayer éramos un pequeño grupo y hoy llenamos las ciudades”. Es que- agrega Tertuliano-“ la sangre de mártires es semilla de nuevos cristianos” La cultura romana, tan exitosa en poderío como inhumana en la convivencia social- política siendo pagana, por fuerza de Fe Cristiana en el Resucitado logró un alto grado de humanización en sus costumbres familiares y sociales. Es que la Iglesia de Jesús surge y se expande y construye un nuevo mundo humano cuando hay un grupo humano que vive y encara lo cotidiano de la existencia desde una auténtica Fe en Jesús muerto y resucitado. Fe auténtica que es la adhesión a la persona de Jesús , que es coherencia con sus criterios y actitudes. Dado el caso, hasta el heroísmo en mentalidad y conducta en todas las dimensiones de la sociedad humana organizada: matrimonio y familia, economía y política, educación y cultura.

La Argentina de hoy en alarmante decadencia de valores humanos como lo demuestran la violencia y drogadicción, erotización y pornografía, despilfarro de unos y misería de otros, confusión y falta de códigos honestos en algunos estrados gubernamentales, necesita de una Iglesia servidora y humanizante; necesita de una Iglesia lejos de la tentación de tranzar con grupos de poder; necesita de grupos humanos que encaren su propia vida personal y social y política, impregnados de las enseñanzas evangélicas y fortalecidos con la Eucaristía y asuman, con perseverancia y audacia, la tarea de sembrar valores humanos en todas las estructuras de la sociedad. La siembra es la vivencia coherente con el Evangelio de Jesús. Es la Iglesia levadura, sal, luz que el mismo Jesús exige a sus seguidores fieles discípulos y testigos suyos, para que tomen el compromiso ciudadano de colaborar en la construcción de una convivencia nueva con frescura fraterna, con honestidad servicial, lejos del propio interés de ganancias personales o favoritismos sectoriales. La Argentina necesita de grupos de gente que motivada por la Fe en Jesús Resucitado, colabore en salvar la Patria del caos social-político en el que se está sumiendo. Urge se pongan a “gastar tiempo” para enriquecerse con el Evangelio social de Jesús proyectado en la doctrina social de la Iglesia para que el Pueblo logre la elemental lucidez que se le ofrece y así sepa elegir a sus gobernantes y exigir sus derechos fundamentales para una vida digna y cumplir sus obligaciones ciudadanas. Nadie se logrará como ciudadano de la Patria Celestial si no ha sido buen ciudadano de la Patria terrenal. El compromiso político nace en la profundidad de la Fe Cristiana. (DA 400) El más allá se gana desde el más acá.