“Suéltame, que aún no estoy arriba, con Abba, Padre y Madre (Jn 20, 17).Ví en la vida nueva del cerezo en flor el cuerpo del Resucitado, extasiado acariciaba sus pétalos, cuando se escuchó una voz entre las ramas:"Noli me tangere..."
Por querer retenerle, lo perdemos, como también perdemos a las demás personas cuando retenemos nuestra perspectiva egocéntrica. María debe dejar que Jesús se pierda en Abba y entonces lo tendrá más cerca, absorbida ella misma también en Abba.
Querer retenerle es querer usarle para que nos resuelva los problemas. La religiosidad auténtica no resuelove los problemas, sino ayuda a situarlos y a vivir con esperanza y sentido aunque no se resuelvan.
Hay que decir a María: “No le retengas, déjale retornar a Abba. Y tú, retorna a tí mismaa, que así retornarás a Él y Él a tí”. Cuando ella intenta retener a Jesús, ni se ve a sí misma ni a él. Se pierde y lo pierde.
Cuando nos aferramos al “Cristo estrecho y reducido” de la teología exclusivista o al “Cristo disminuído” por la imagen que de él nos hacemos, el presunto encuentro con él es autoengaño. Hay que decir lo de los budistas: “Si te encuentras al Buda, mátalo”. Porque, sin duda, esa aparición es una alucinación que te has construído. Él mismo te dice “mátalo para descubrirlo, encontrarlo y encontrarte con Él”. Así te encontrarás a tí mismo, a tí misma, asentado, asentada en Abba....
Por querer retenerle, lo perdemos, como también perdemos a las demás personas cuando retenemos nuestra perspectiva egocéntrica. María debe dejar que Jesús se pierda en Abba y entonces lo tendrá más cerca, absorbida ella misma también en Abba.
Querer retenerle es querer usarle para que nos resuelva los problemas. La religiosidad auténtica no resuelove los problemas, sino ayuda a situarlos y a vivir con esperanza y sentido aunque no se resuelvan.
Hay que decir a María: “No le retengas, déjale retornar a Abba. Y tú, retorna a tí mismaa, que así retornarás a Él y Él a tí”. Cuando ella intenta retener a Jesús, ni se ve a sí misma ni a él. Se pierde y lo pierde.
Cuando nos aferramos al “Cristo estrecho y reducido” de la teología exclusivista o al “Cristo disminuído” por la imagen que de él nos hacemos, el presunto encuentro con él es autoengaño. Hay que decir lo de los budistas: “Si te encuentras al Buda, mátalo”. Porque, sin duda, esa aparición es una alucinación que te has construído. Él mismo te dice “mátalo para descubrirlo, encontrarlo y encontrarte con Él”. Así te encontrarás a tí mismo, a tí misma, asentado, asentada en Abba....
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