Hch 15, 1-2. 22-29: No imponerles más cargas que las indispensables
Salmo 66: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Ap 21, 10-14. 22-23: Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo
Jn 14, 23-29: El Espíritu Santo les enseñara todo
El libro de los Hechos nos presenta nuevamente la controversia de los apóstoles con algunas personas del pueblo que decían que los no circuncidados no podían entrar en el reino de Dios. Los apóstoles descartaban el planteamiento judío de la circuncisión.
Esta se realizaba a los ocho días del nacimiento al niño varón, a quien sólo así se le aseguraban todas las bendiciones prometidas por ser un miembro en potencia del pueblo elegido y por participar de la Alianza con Dios. Todo varón no circuncidado según esta tradición debía ser expulsado del pueblo, de la tierra judía, por no haber sido fiel a la promesa de Dios (cf. Gn 17,9-12).
El acto ritual de la circuncisión estaba cargado -y aún lo está- de significado cultural y religioso para el pueblo judío. Estaba ligado también al peso histórico-cultural de exclusión de las mujeres, las cuales no participaban de rito alguno para iniciarse en la vida del pueblo: a ellas no se les concebía como ciudadanas.
Para los cristianos la circuncisión ya no es ni será importante. Este rito y tradición ha perdido toda vigencia. Ya no es necesario hacer ritos externos alejados de la justicia y del amor misericordioso de Dios. En el cristianismo hombres y mujeres somos iguales, y en el Bautismo adquirimos todos la dignidad de hijos de Dios y miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Creemos necesario realizar una constante «circuncisión del corazón» (cf. Dt 10,16) para que tanto hombres como mujeres logremos purificarnos del egoísmo, del odio, de la mentira y de todo aquello que nos degenera.
El Apocalipsis nos presenta también una crítica a la tradición judía excluyente. Juan vio en sus revelaciones la nueva Jerusalén que bajaba del cielo y que era engalanada para su esposo, Cristo resucitado. Esta nueva Jerusalén es la Iglesia, triunfante e inmaculada, que ha sido fiel al Cordero y no se ha dejado llevar por las estructuras que muchas veces generan la muerte. Aquí yace la crítica del cristianismo al judaísmo que se dejó acaparar por el Templo, en el cual los varones, y entre éstos especialmente los cobijados por la Ley, eran los únicos que podían relacionarse con Dios; un Templo que era señal de exclusión hacia los sencillos del pueblo y los no judíos.
La Nueva Jerusalén que Juan describe en su libro no necesita templo, porque Dios mismo estará allí, manifestando su gloria y su poder en medio de los que han lavado sus ropas en la sangre del Cordero. Ya no habrá exclusión -ni puros ni impuros-, porque Dios lo será todo en todos, sin distinción alguna.
En el evangelio de Juan, Jesús, dentro del contexto de la Ultima Cena y del gran discurso de despedida, insiste en el vínculo fundamental que debe prevalecer siempre entre los discípulos y él: el amor. Judas Tadeo ha hecho una pregunta a Jesús: “¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo”? Obviamente, Jesús, su mensaje, su proyecto del reino, son para el mundo; pero no olvidemos que para Juan la categoría “mundo” es todo aquello que se opone al plan o querer de Dios y, por tanto, rechaza abiertamente a Jesús; luego, el sentido que da Juan a la manifestación de Jesús es una experiencia exclusiva de un reducido número de personas que deben ir adquiriendo una formación tal que lleguen a asimilar a su Maestro y su propuesta, pero con el fin de ser luz para el “mundo”; y el primer medio que garantiza la continuidad de la persona y de la obra de Jesús encarnado en una comunidad al servicio del mundo, es el amor. Amor a Jesús y a su proyecto, porque aquí se habla necesariamente de Jesús y del reino como una realidad inseparable.
Ahora bien, Jesús sabe que no podrá estar por mucho tiempo acompañando a sus discípulos; pero también sabe que hay otra forma no necesariamente física de estar con ellos. Por eso los prepara para que aprendan a experimentarlo no ya como una realidad material, sino en otra dimensión en la cual podrán contar con la fuerza, la luz, el consuelo y la guía necesaria para mantenerse firmes y afrontar el diario caminar en fidelidad. Les promete pues, el Espíritu Santo, el alma y motor de la vida y de su propio proyecto, para que acompañe al discípulo y a la comunidad.
Finalmente, Jesús entrega a sus discípulos el don de la paz: “mi paz les dejo, les doy mi paz” (v. 27); testamento espiritual que el discípulo habrá de buscar y cultivar como un proyecto que permite hacer presente en el mundo la voluntad del Padre manifestada en Jesús. Es que en la Sagrada Escritura y en el proyecto de vida cristiana la paz no se reduce a una mera ausencia de armas y de violencia; la paz involucra a todas las dimensiones de la vida humana y se convierte en un compromiso permanente para los seguidores de Jesús.
La serie «Un tal Jesús» no tiene dramatizado el evangelio de hoy; se puede escoger algún capítulo que se juzgue adecuado (untaljesus.net). La serie «Otro Dios es posible» tiene varias entrevistas que podrían servir, por ejemplo la 74 (emisoraslatinas.net).
Para la revisión de vida
-¿Qué sería para mí la circuncisión del corazón?
-La Paz os dejo, la Paz les doy...: ¿Vivo en la Paz?
Para la reunión de grupo
-Los apóstoles, presbíteros y hermanos... hemos decidido por unanimidad...: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca del régimen de gobierno que tenía la Iglesia primitiva?
- Hemos decidido no imponeros más cargas que las necesarias...: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca de la actitud que tenía la Iglesia primitiva hacia los hermanos procedentes de distintas culturas?
- Si para que un creyente en otra religión se haga cristiano no hace falta que se circuncide ni que abandone la propia cultura, ¿hace falta sin embargo que abandone su religión? (cfr supra).
- En algún país del Medio Oriente los fundamentalistas han tomado la decisión de eliminar todos los monumentos budistas anteriores a la llegada de la religión de ellos. ¿Tiene algo en común esta actitud con la opinión teológica de los que dicen que “fuera de la Iglesia no hay salvación”?
Para la oración de los fieles
- Por la Iglesia entera, para que distinga siempre lo que es esencial al evangelio y lo que es simplemente cultural, occidental y accidental, roguemos al Señor...
- Para que fomente la participación de todos en las decisiones que afectan a todos, y aceptemos todos el espíritu participativo que el Concilio Vaticano II desató en la Iglesia...
- Para que la Iglesia actual, iluminada por el ejemplo de la iglesia primitiva, siga caminando –con prisa y sin pausa- en la marcha indetenible hacia una igualdad efectiva de derechos entre el hombre y la mujer...
- Para que los cristianos circuncidemos nuestro corazón de todo egoísmo y de todo pecado...
- Por la paz del mundo, para que sea una paz como la que da Jesús...
- Para que el Espíritu siga conduciendo a la Iglesia y recordándole todo lo que Jesús dijo y llevándola hacia la Verdad completa...
Oración comunitaria
Dios Padre y Madre: envía sobre nosotros tu Espíritu de sabiduría, para que, conforme prometió Jesús, nos vaya recordando todo lo que tu Hijo nos enseñó, y nos vaya haciendo descubrir otras muchas posibilidades que aquellas mismas enseñanzas comportan para vivir la fe de un modo nuevo, con fidelidad creativa, en este mundo también nuevo en que nos ha tocado vivir. Por J.N.S.
O también:
Oh Dios, Padre y Madre de todos los seres humanos de todos los tiempos, que a todos amas igualmente y a todos te revelas con amor pleno. Ayúdanos a descubrir que “sólo el amor es digno de fe”, y a distinguir todo lo que en cada religión es cultural y accidental, para que firmes en la adoración de tu misterio inexpresable, nos abramos a la universalidad de tu amor y de la fraternidad humana, por encima de toda frontera de raza, cultura o religión. Tú que vives y reinas y caminas con todo el gran Pueblo de Dios, por los siglos de los siglos.
Salmo 66: Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
Ap 21, 10-14. 22-23: Me enseñó la ciudad santa, que bajaba del cielo
Jn 14, 23-29: El Espíritu Santo les enseñara todo
El libro de los Hechos nos presenta nuevamente la controversia de los apóstoles con algunas personas del pueblo que decían que los no circuncidados no podían entrar en el reino de Dios. Los apóstoles descartaban el planteamiento judío de la circuncisión.
Esta se realizaba a los ocho días del nacimiento al niño varón, a quien sólo así se le aseguraban todas las bendiciones prometidas por ser un miembro en potencia del pueblo elegido y por participar de la Alianza con Dios. Todo varón no circuncidado según esta tradición debía ser expulsado del pueblo, de la tierra judía, por no haber sido fiel a la promesa de Dios (cf. Gn 17,9-12).
El acto ritual de la circuncisión estaba cargado -y aún lo está- de significado cultural y religioso para el pueblo judío. Estaba ligado también al peso histórico-cultural de exclusión de las mujeres, las cuales no participaban de rito alguno para iniciarse en la vida del pueblo: a ellas no se les concebía como ciudadanas.
Para los cristianos la circuncisión ya no es ni será importante. Este rito y tradición ha perdido toda vigencia. Ya no es necesario hacer ritos externos alejados de la justicia y del amor misericordioso de Dios. En el cristianismo hombres y mujeres somos iguales, y en el Bautismo adquirimos todos la dignidad de hijos de Dios y miembros del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Creemos necesario realizar una constante «circuncisión del corazón» (cf. Dt 10,16) para que tanto hombres como mujeres logremos purificarnos del egoísmo, del odio, de la mentira y de todo aquello que nos degenera.
El Apocalipsis nos presenta también una crítica a la tradición judía excluyente. Juan vio en sus revelaciones la nueva Jerusalén que bajaba del cielo y que era engalanada para su esposo, Cristo resucitado. Esta nueva Jerusalén es la Iglesia, triunfante e inmaculada, que ha sido fiel al Cordero y no se ha dejado llevar por las estructuras que muchas veces generan la muerte. Aquí yace la crítica del cristianismo al judaísmo que se dejó acaparar por el Templo, en el cual los varones, y entre éstos especialmente los cobijados por la Ley, eran los únicos que podían relacionarse con Dios; un Templo que era señal de exclusión hacia los sencillos del pueblo y los no judíos.
La Nueva Jerusalén que Juan describe en su libro no necesita templo, porque Dios mismo estará allí, manifestando su gloria y su poder en medio de los que han lavado sus ropas en la sangre del Cordero. Ya no habrá exclusión -ni puros ni impuros-, porque Dios lo será todo en todos, sin distinción alguna.
En el evangelio de Juan, Jesús, dentro del contexto de la Ultima Cena y del gran discurso de despedida, insiste en el vínculo fundamental que debe prevalecer siempre entre los discípulos y él: el amor. Judas Tadeo ha hecho una pregunta a Jesús: “¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo”? Obviamente, Jesús, su mensaje, su proyecto del reino, son para el mundo; pero no olvidemos que para Juan la categoría “mundo” es todo aquello que se opone al plan o querer de Dios y, por tanto, rechaza abiertamente a Jesús; luego, el sentido que da Juan a la manifestación de Jesús es una experiencia exclusiva de un reducido número de personas que deben ir adquiriendo una formación tal que lleguen a asimilar a su Maestro y su propuesta, pero con el fin de ser luz para el “mundo”; y el primer medio que garantiza la continuidad de la persona y de la obra de Jesús encarnado en una comunidad al servicio del mundo, es el amor. Amor a Jesús y a su proyecto, porque aquí se habla necesariamente de Jesús y del reino como una realidad inseparable.
Ahora bien, Jesús sabe que no podrá estar por mucho tiempo acompañando a sus discípulos; pero también sabe que hay otra forma no necesariamente física de estar con ellos. Por eso los prepara para que aprendan a experimentarlo no ya como una realidad material, sino en otra dimensión en la cual podrán contar con la fuerza, la luz, el consuelo y la guía necesaria para mantenerse firmes y afrontar el diario caminar en fidelidad. Les promete pues, el Espíritu Santo, el alma y motor de la vida y de su propio proyecto, para que acompañe al discípulo y a la comunidad.
Finalmente, Jesús entrega a sus discípulos el don de la paz: “mi paz les dejo, les doy mi paz” (v. 27); testamento espiritual que el discípulo habrá de buscar y cultivar como un proyecto que permite hacer presente en el mundo la voluntad del Padre manifestada en Jesús. Es que en la Sagrada Escritura y en el proyecto de vida cristiana la paz no se reduce a una mera ausencia de armas y de violencia; la paz involucra a todas las dimensiones de la vida humana y se convierte en un compromiso permanente para los seguidores de Jesús.
La serie «Un tal Jesús» no tiene dramatizado el evangelio de hoy; se puede escoger algún capítulo que se juzgue adecuado (untaljesus.net). La serie «Otro Dios es posible» tiene varias entrevistas que podrían servir, por ejemplo la 74 (emisoraslatinas.net).
Para la revisión de vida
-¿Qué sería para mí la circuncisión del corazón?
-La Paz os dejo, la Paz les doy...: ¿Vivo en la Paz?
Para la reunión de grupo
-Los apóstoles, presbíteros y hermanos... hemos decidido por unanimidad...: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca del régimen de gobierno que tenía la Iglesia primitiva?
- Hemos decidido no imponeros más cargas que las necesarias...: ¿Qué características revelan estas palabras -y todo el libro de los Hechos de los Apóstoles- acerca de la actitud que tenía la Iglesia primitiva hacia los hermanos procedentes de distintas culturas?
- Si para que un creyente en otra religión se haga cristiano no hace falta que se circuncide ni que abandone la propia cultura, ¿hace falta sin embargo que abandone su religión? (cfr supra).
- En algún país del Medio Oriente los fundamentalistas han tomado la decisión de eliminar todos los monumentos budistas anteriores a la llegada de la religión de ellos. ¿Tiene algo en común esta actitud con la opinión teológica de los que dicen que “fuera de la Iglesia no hay salvación”?
Para la oración de los fieles
- Por la Iglesia entera, para que distinga siempre lo que es esencial al evangelio y lo que es simplemente cultural, occidental y accidental, roguemos al Señor...
- Para que fomente la participación de todos en las decisiones que afectan a todos, y aceptemos todos el espíritu participativo que el Concilio Vaticano II desató en la Iglesia...
- Para que la Iglesia actual, iluminada por el ejemplo de la iglesia primitiva, siga caminando –con prisa y sin pausa- en la marcha indetenible hacia una igualdad efectiva de derechos entre el hombre y la mujer...
- Para que los cristianos circuncidemos nuestro corazón de todo egoísmo y de todo pecado...
- Por la paz del mundo, para que sea una paz como la que da Jesús...
- Para que el Espíritu siga conduciendo a la Iglesia y recordándole todo lo que Jesús dijo y llevándola hacia la Verdad completa...
Oración comunitaria
Dios Padre y Madre: envía sobre nosotros tu Espíritu de sabiduría, para que, conforme prometió Jesús, nos vaya recordando todo lo que tu Hijo nos enseñó, y nos vaya haciendo descubrir otras muchas posibilidades que aquellas mismas enseñanzas comportan para vivir la fe de un modo nuevo, con fidelidad creativa, en este mundo también nuevo en que nos ha tocado vivir. Por J.N.S.
O también:
Oh Dios, Padre y Madre de todos los seres humanos de todos los tiempos, que a todos amas igualmente y a todos te revelas con amor pleno. Ayúdanos a descubrir que “sólo el amor es digno de fe”, y a distinguir todo lo que en cada religión es cultural y accidental, para que firmes en la adoración de tu misterio inexpresable, nos abramos a la universalidad de tu amor y de la fraternidad humana, por encima de toda frontera de raza, cultura o religión. Tú que vives y reinas y caminas con todo el gran Pueblo de Dios, por los siglos de los siglos.
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