Publicado por CIPECAR
Lecturas: 1 reyes 19,16b.19-21; Salmo 15,1-11; Gálatas 5,1.13-18
Evangelio: Lucas 9,51-62
Lecturas: 1 reyes 19,16b.19-21; Salmo 15,1-11; Gálatas 5,1.13-18
Evangelio: Lucas 9,51-62
“Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le pre guntaron:
-«Señor, ¿quieres que mandemos bajar luego del cie lo que acabe con ellos?»
El se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban_ de camino, le dijo uno:
-«Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió:
-«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabe za.»
A otro le dijo: -«Sígueme.» Él respondió: -«Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó:
-«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios. »
Otro le dijo:
-«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedir ; me de mi familia.»
Jesús le contestó:
-« El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”.
vv. 51-53: Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén
Pasó la experiencia del encuentro con Su Padre en el monte alto (Tabor se le ha llamado siempre) y Jesús escrutó las Escrituras (Moisés y Elías=Ley y Profetas) y tomó la decisión de no volver con mamacita María a Nazaret que estaba a hora y media de camino sino que se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén.
Ir a Jerusalén para Lucas era ir al trago final de Getsemaní y el Calvario para pasar a la Gloria.
vv. 52-53: Envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.
Entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada. Es interesante esta noticia. Cuando el grupo de Jesús, iba de camino algunos se adelantaban para preparar posada al grupo. No eran tan pobres, tan pobres como muchas veces se ha pintado al grupo que iba con Jesús. Judas llevaba la bolsa y unas piadosas señoras llenaban más o menos esa bolsa, como dice Lucas (8,2-4).
No Lo recibieron. Eran samaritanos que no quisieron dar posada a unos judíos galileos peregrinos que iban a Jerusalén.
vv. 54-56: Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?» Pero volviéndose, les reprendió y se fueron a otro pueblo.
Santiago y Juan que se apellidaban De Zebedeo. Eran unos burgueses trabajadores en la pesca. Se conoce el nombre de su padre y que poseía por lo menos dos barcas de pesca. Nada de pobres pescadores. No sería difícil que Juan fuera el intermediario que llevara pescado en salazón a la casa del mandamás Sumo Sacerdote Anás y por eso lo conociera la criada.
Aquí actúan ahora como tales. Están dispuestos a pedir que baje fuego del cielo para que consuma a esos indeseables samaritanos que no han cumplido con las normas elementales de hospedaje (Véase 2R 1,10-14).
Unos pobres pescadores no tienen estas ínfulas de violencia revolucionaria.
Jesús frena los ímpetus de estos Rayos= Hijos del trueno violentos. Los reprende como buen Maestro señalándoles que no han aprendido aún la lección del Reino de Dios.
Lucas junta a la escena anterior una pieza en la que se expresa las condiciones del seguimiento de Jesús. La estructura de los tres ejemplos es la misma; el acento recae sobre las palabras de Jesús.
vv. 57-58: Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
Jesús que ha comenzado el camino de la muerte, de su asunción (v.51) expresa la soledad interior que puede padecer su seguidor. Él está privado del calor de una familia, de un hogar.
No tiene donde reclinar la cabeza. Difícilmente se puede expresar más gráficamente la soledad interior.
vv. 59-60: A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.»
Sígueme. En este caso es Jesús quien pide a otro que se haga discípulo suyo.
Éste pide ir a cumplir con un deber sagrado en la sociedad judía, enterrar a su padre, como Eliseo pidió a Elías ir a despedirse de su padre ( 1Re 19,19-21):
Partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Había delante de él doce yuntas y él estaba con la duodécima. Pasó Elías y le echó su manto encima. El abandonó los bueyes, corrió tras de Elías y le dijo: «Déjame ir a besar a mi padre y a mi madre y te seguiré.» Le respondió: «Anda, vuélvete, pues ¿qué te he hecho?» Volvió atrás Eliseo, tomó el par de bueyes y los sacrificó, asó su carne con el yugo de los bueyes y dio a sus gentes, que comieron. Después se levantó, se fue tras de Elías y entró a su servicio.
Los muertos. Los que no han aceptado el Reinado de Dios y no les interesa nada lo que Jesús proclama. Están muertos. Jesús exige más que Elías de su discípulo.
vv. 61-62: También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»
Pone la mano en el arado. El que está trabajando en el Reino, proclamándolo. Es un trabajo muy exigente para que la hoja del arado vaya como es debido.
Mira atrás. El que vuelve a involucrarse en lo que dejó de casa, familiar, posesiones, negocios, clases, etc…
Señor Jesús, Gracias por haber frenado a los Zebedeos para que no llegara a tu Iglesia el espíritu ígneo de Elías. Llama a muchos jóvenes para que puedan dedicarse plenamente a las labores del Reino, al trato asiduo contigo, sin división. Amén.
De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le pre guntaron:
-«Señor, ¿quieres que mandemos bajar luego del cie lo que acabe con ellos?»
El se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban_ de camino, le dijo uno:
-«Te seguiré adonde vayas.» Jesús le respondió:
-«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabe za.»
A otro le dijo: -«Sígueme.» Él respondió: -«Déjame primero ir a enterrar a mi padre.» Le contestó:
-«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios. »
Otro le dijo:
-«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedir ; me de mi familia.»
Jesús le contestó:
-« El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios”.
vv. 51-53: Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén
Pasó la experiencia del encuentro con Su Padre en el monte alto (Tabor se le ha llamado siempre) y Jesús escrutó las Escrituras (Moisés y Elías=Ley y Profetas) y tomó la decisión de no volver con mamacita María a Nazaret que estaba a hora y media de camino sino que se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén.
Ir a Jerusalén para Lucas era ir al trago final de Getsemaní y el Calvario para pasar a la Gloria.
vv. 52-53: Envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén.
Entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada. Es interesante esta noticia. Cuando el grupo de Jesús, iba de camino algunos se adelantaban para preparar posada al grupo. No eran tan pobres, tan pobres como muchas veces se ha pintado al grupo que iba con Jesús. Judas llevaba la bolsa y unas piadosas señoras llenaban más o menos esa bolsa, como dice Lucas (8,2-4).
No Lo recibieron. Eran samaritanos que no quisieron dar posada a unos judíos galileos peregrinos que iban a Jerusalén.
vv. 54-56: Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?» Pero volviéndose, les reprendió y se fueron a otro pueblo.
Santiago y Juan que se apellidaban De Zebedeo. Eran unos burgueses trabajadores en la pesca. Se conoce el nombre de su padre y que poseía por lo menos dos barcas de pesca. Nada de pobres pescadores. No sería difícil que Juan fuera el intermediario que llevara pescado en salazón a la casa del mandamás Sumo Sacerdote Anás y por eso lo conociera la criada.
Aquí actúan ahora como tales. Están dispuestos a pedir que baje fuego del cielo para que consuma a esos indeseables samaritanos que no han cumplido con las normas elementales de hospedaje (Véase 2R 1,10-14).
Unos pobres pescadores no tienen estas ínfulas de violencia revolucionaria.
Jesús frena los ímpetus de estos Rayos= Hijos del trueno violentos. Los reprende como buen Maestro señalándoles que no han aprendido aún la lección del Reino de Dios.
Lucas junta a la escena anterior una pieza en la que se expresa las condiciones del seguimiento de Jesús. La estructura de los tres ejemplos es la misma; el acento recae sobre las palabras de Jesús.
vv. 57-58: Mientras iban caminando, uno le dijo: «Te seguiré adondequiera que vayas.» Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
Jesús que ha comenzado el camino de la muerte, de su asunción (v.51) expresa la soledad interior que puede padecer su seguidor. Él está privado del calor de una familia, de un hogar.
No tiene donde reclinar la cabeza. Difícilmente se puede expresar más gráficamente la soledad interior.
vv. 59-60: A otro dijo: «Sígueme.» El respondió: «Déjame ir primero a enterrar a mi padre.» Le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios.»
Sígueme. En este caso es Jesús quien pide a otro que se haga discípulo suyo.
Éste pide ir a cumplir con un deber sagrado en la sociedad judía, enterrar a su padre, como Eliseo pidió a Elías ir a despedirse de su padre ( 1Re 19,19-21):
Partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Había delante de él doce yuntas y él estaba con la duodécima. Pasó Elías y le echó su manto encima. El abandonó los bueyes, corrió tras de Elías y le dijo: «Déjame ir a besar a mi padre y a mi madre y te seguiré.» Le respondió: «Anda, vuélvete, pues ¿qué te he hecho?» Volvió atrás Eliseo, tomó el par de bueyes y los sacrificó, asó su carne con el yugo de los bueyes y dio a sus gentes, que comieron. Después se levantó, se fue tras de Elías y entró a su servicio.
Los muertos. Los que no han aceptado el Reinado de Dios y no les interesa nada lo que Jesús proclama. Están muertos. Jesús exige más que Elías de su discípulo.
vv. 61-62: También otro le dijo: «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa.» Le dijo Jesús: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios.»
Pone la mano en el arado. El que está trabajando en el Reino, proclamándolo. Es un trabajo muy exigente para que la hoja del arado vaya como es debido.
Mira atrás. El que vuelve a involucrarse en lo que dejó de casa, familiar, posesiones, negocios, clases, etc…
Señor Jesús, Gracias por haber frenado a los Zebedeos para que no llegara a tu Iglesia el espíritu ígneo de Elías. Llama a muchos jóvenes para que puedan dedicarse plenamente a las labores del Reino, al trato asiduo contigo, sin división. Amén.
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