Publicado por Servicios Koinonia
Dt 30, 10-14: El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo
Salmo 68: Humildes, busquen al Señor, y revivirán sus corazón.
Col 1, 15-20: Todo fue creado por Él y para Él
Lc 10, 25-37: Parábola del buen samaritano
Deuteronomio 30, 10-14: El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo.
La época del destierro fue para Israel una situación que confrontó el modelo de Alianza entre Dios y su pueblo, como principio de cambio y conversión. Esta conversión incluye la vuelta personal a Dios y el cumplimiento de todos su mandatos, “con todo corazón” como pide Dt 6,4.
Aunque el capítulo 30 está redactado en segunda persona del singular, es de sentido plural en la época del exilio: “cuando te sucedan estas cosas” (v1) ya les han sucedido. Todo el capítulo presupone la destrucción de Judá y Jerusalén el año 587 a.e.c..
La buena nueva para el pueblo se centra en el capítulo 30. Se presenta mostrando que el precepto no supera las fuerzas, ni está fuera del alcance (v11) aunque el pueblo esté en el exilio. No está en el cielo, ni más allá de los mares (vv12-13). La Palabra de Dios ya ha sido pronunciada y se encuentra en nuestra boca y en nuestro corazón. Si nos llenamos de su palabra, se realizará su voluntad en nosotros (v14). Tener cerca la Palabra es amar a nuestro prójimo.
Hoy necesitamos también estar abiertos a la palabra que se nos dirige en los signos de los tiempos y los lugares, como palabra reveladora de la acción de Dios en nuestra historia, con el compromiso de escucharla y vivirla en radicalidad y compromiso
Salmo 68: Humildes, buscad al Señor, y revivirá tu corazón
El tiempo de composición del salmo 68 lo encontramos expresado en la última estrofa que leemos: “el Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá” (v36), época inmediatamente posterior al destierro, pensando posiblemente en el grupo de exiliados que anhelaban la reconstrucción del templo.
El salmo es un canto de un “siervo de Yahvé” (v18), que sufre el señalamiento. El rechazado e ignorado por las estructuras de poder, es visto con el cariño de Dios que ve en este siervo un ejemplo y testimonio para los que como pobres, buscan y aguardan la ayuda de Dios. Con este siervo están en juego la confianza y la esperanza de otras personas. El salmo es una invitación a salir del egoísmo, y ponerse en función del servicio a los demás, con la marca inconfundible del amor.
Colosenses 1, 15-20: Todo fue creado por él y para él.
Este himno de Colosenses presenta en toda su profundidad la primacía de Cristo, como hijo de Dios y como principio de toda la nueva humanidad que renace en él. Conecta la acción salvadora de Cristo con la obra de la creación, unidas a un mismo tronco, con las raíces profundas de la fe.
La nueva creación que surge con Cristo, se presenta en el modelo de nueva humanidad, por el mundo y la historia, donde hay que trabajar por ellas para cumplir el plan salvador de Dios en su Hijo. Al ser humano le ha faltado vivir la reconciliación con la obra de Dios y se sigue dando un distanciamiento enorme entre ellos y en la causa de su justicia.
Lucas 10, 25-37: ¿Quién es mi prójimo?
Jesús quería que la ley del amor primara sobre la ley del culto y sobre los propios intereses
Visión panorámica de esta parábola:
La mentalidad judía del tiempo de Jesús, absorbida por el legalismo, se había convertido en una conciencia fría, sin calor humano, a la que no le importaban las necesidades ni los derechos del ser humano. Solo se hacía lo que permitía la estructura legal y rechazaba lo que prohibía dicha estructura. El legalismo impuesto por la estructura religiosa era la norma oficial de la moral del pueblo. Se había llegado, por ejemplo, a establecer, desde la legalidad religiosa, que la ley del culto primaba sobre cualquier ley, así fuera la ley del amor al prójimo. Esto asombraba y preocupaba a Jesús pues no era posible que en nombre de Dios se establecieran normas que terminaran deshumanizando al pueblo.
Este era el contexto en que nació la parábola del buen samaritano: un hombre necesitado de ayuda, caído en el camino, más muerto que vivo, sin derechos, violentado en su dignidad de persona, es abandonado por los cumplidores de la ley (sacerdotes y levitas) y en cambio es socorrido por un ilegal samaritano (que no tenían buenas relaciones con los israelitas). Jesús hizo una propuesta de verdadera opción por los derechos de ese ser humano caído, condenado por las estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas que aparecen excluyentes (estructuras que se encargan de no respetar los derechos de las personas y no les permitan vivir en libertad y en autonomía). Jesús quiere decirnos cómo la solidaridad es un valor que hay que anteponer no solo a la ley del culto, sino también a la misma necesidad personal, buscando el bienestar social y comunitario, la defensa de los derechos de tantos y tantas que viven en situaciones de falta de solidaridad y de reconocimiento de sus derechos, nos hace pensar en la opción por continuar el camino de compromiso y de trabajo en nuestras comunidades y organizaciones, desde el compromiso solidario con los hermanos y hermanas que están caídos en el camino, por el no reconocimiento de sus derechos.
La parábola es todo menos un juego de palabras bonitas, es algo más que una pieza literaria de la antigüedad. Es una constante interpelación para hoy.
Sólo Lucas nos conserva en su evangelio esta parábola.
Este texto, tan ampliamente conocido en la liturgia, se inicia con una pregunta de un maestro de la ley, o letrado, frente lo que hay que hacer para ganar la vida eterna.
Jesús, a su vez, le devuelve la pregunta para que el letrado la busque en su especialidad, él tiene la respuesta en la ley... El letrado, citando de memoria Dt 6,5 y Lv 19,18, hace una apretada síntesis del sentido frente a los 613 preceptos y obligaciones que se alcanzaban a contar en la cuenta de los rabinos, para responder en dos que son fundamentales: Amar a Dios y al prójimo... Jesús aprueba la respuesta..
El letrado interroga nuevamente, pues en el Levítico el prójimo es el israelita y en el Deuteronomio se reserva el título de hermanos únicamente para los israelitas...Jesús, en lugar de discutir y entrar en callejones sin salidas, no busca plantear nuevas teorías e interpretaciones frente a la ley antigua y su práctica, sino que propone una parábola como ejemplo vivo de quién es el prójimo.
Podemos contemplar en la parábola los personajes y sacar de allí las consecuencias de enseñanza para el día de hoy: un hombre (v 30) anónimo que es victima de los ladrones y cae medio muerto en el camino; un samaritano (v 33) un medio pagano – o tal vez un pagano completo- cuyo trato y relación con los judíos era casi un insulto a sus tradiciones; un sacerdote (v 31) y un levita (v 32), la contraposición y la diferencia entre dos rangos de poder religioso, pues el levita era un clérigo de rango inferior que se ocupaba principalmente de los sacrificios, “testimonios” de un culto oficial y de los rituales a seguir en la religión establecida.
La relación entre cada uno de los personajes de la parábola es distinta: el sacerdote y el levita frente al hombre caído en el camino no se basa en el plan de la necesidad que tiene este último, sino en el de inutilidad que presentaría ante la ley y el desempeño del oficio, el prestarle cualquier atención al hombre caído, impediría a estos representantes del culto oficial poder ofrecer los sacrificios agradables a Dios. El samaritano, por el contrario, no encuentra ninguna barrera para prestar su servicio desinteresado al desconocido que está tendido y malherido, que necesita la ayuda de alguien que pase por ese camino. El samaritano únicamente siente compasión por la necesidad de ese hombre anónimo y se entrega con infinito amor a defender la vida que está amenazada y desposeída.
Prójimo, compañero, dice Jesús en esta parábola, debe ser para nosotros, en primer lugar el compatriota, pero no sólo él, sino todo ser humano que necesita de nuestra ayuda. El ejemplo del samaritano despreciado nos muestra que ningún ser humano está tan lejos de nosotros, para no estar preparados en todo tiempo y lugar, para arriesgar la vida por el hermano o la hermana, porque son nuestro prójimo.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 72 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su guión y su comentario puede ser tomado de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1400078
Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap78b.mp3
Para la revisión de vida
¿nos portamos como prójimo ante el ser humano despojado y abandonado?
¿hay en nuestras preocupaciones religiosas espacio para aprender lo que Dios nos manifiesta en la vida cotidiana?
¿somos acaso de los que vamos al culto del templo o al cumplimiento legalista, pero no atendemos en la vida real a los que nos necesitan?
¿nos hacemos prójimos (próximos) de los necesitados que nos encontramos en nuestro camino?, ¿somos capaces de meternos en caminos ajenos para aproximarnos (aprojimarnos) a los que nos necesitan aunque no estén en nuestro camino?
Para la reunión de grupo
- Se dice que esta parábola de Jesús tiene algo de "anticlerical"; ¿en qué sentido podría ser cierto?
- Las tres actitudes que Jesús compara son la del sacerdote, la del levita y la del samaritano. Pero este "tercer término de la comparación" no era el que lógicamente esperaba el auditorio. Este esperaba que Jesús contrapusiera el comportamiento del sacerdote y del levita con el de "un buen judío misericordioso". ¿Qué lección añade el hecho de que Jesús salte ese término lógicamente esperado y lo sustituya nada menos que por un "samaritano", con lo que entonces éstos significaban?
Para la oración de los fieles
- Para que comprendamos que la ley de Dios no es un capricho voluntarista de Dios, sino que obedece a la dinámica misma de nuestro ser, a la lógica del amor que Dios mismo es, incluso a nuestro interés más profundo, roguemos al Señor...
- Para que los hombres y mujeres de nuestro mundo, especialmente aquellos que no practican ninguna religión, se dejen llevar de las inspiraciones de lo mejor de su corazón, donde Dios actúa y les inspira...
- Para que seamos capaces de hacernos prójimos de los muchos hombres y mujeres que hoy yacen despojados y medio muertos en los márgenes del camino...
- Para que nuestro culto en el templo siempre esté precedido y continuado por el culto del amor y la solidaridad en la calle...
- Por los "samaritanos" de hoy, aquellos de quienes nadie espera nada bueno pero que en realidad a los ojos de Dios practican el amor solidario...
- Para que nuestra Iglesia, y nuestra comunidad cristiana, sean una Iglesia "samaritana", a la que no le importe "echar su suerte con los pobres de la tierra"...
Oración comunitaria
Gracias, Padre, porque no andamos solos por la vida, ni marchamos a la deriva, perdidos en la niebla del aislamiento o la soledad que nos empobrece. Tú eres presencia constante a nuestro lado, presencia palpable y sensible en tu Hijo hecho carne; presencia hoy actual mediante tantos samaritanos y samaritanas de amor comprometido que, siguiendo las huellas de Cristo saben cambiar desinteresadamente el camino de sus vidas para ofrecer sus servicios a los necesitados. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dios, Padre nuestro, que en Jesús nos has enseñado que el amor y la solidaridad son el culto principal y primero con el que tú quieres ser adorado; ilumina nuestra mirada para descubrir a tantos hombres y mujeres que han sido marginados a la orilla del camino, donde apenas sobreviven, y ensancha nuestro corazón para hacernos solidarios con ellos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Salmo 68: Humildes, busquen al Señor, y revivirán sus corazón.
Col 1, 15-20: Todo fue creado por Él y para Él
Lc 10, 25-37: Parábola del buen samaritano
Deuteronomio 30, 10-14: El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo.
La época del destierro fue para Israel una situación que confrontó el modelo de Alianza entre Dios y su pueblo, como principio de cambio y conversión. Esta conversión incluye la vuelta personal a Dios y el cumplimiento de todos su mandatos, “con todo corazón” como pide Dt 6,4.
Aunque el capítulo 30 está redactado en segunda persona del singular, es de sentido plural en la época del exilio: “cuando te sucedan estas cosas” (v1) ya les han sucedido. Todo el capítulo presupone la destrucción de Judá y Jerusalén el año 587 a.e.c..
La buena nueva para el pueblo se centra en el capítulo 30. Se presenta mostrando que el precepto no supera las fuerzas, ni está fuera del alcance (v11) aunque el pueblo esté en el exilio. No está en el cielo, ni más allá de los mares (vv12-13). La Palabra de Dios ya ha sido pronunciada y se encuentra en nuestra boca y en nuestro corazón. Si nos llenamos de su palabra, se realizará su voluntad en nosotros (v14). Tener cerca la Palabra es amar a nuestro prójimo.
Hoy necesitamos también estar abiertos a la palabra que se nos dirige en los signos de los tiempos y los lugares, como palabra reveladora de la acción de Dios en nuestra historia, con el compromiso de escucharla y vivirla en radicalidad y compromiso
Salmo 68: Humildes, buscad al Señor, y revivirá tu corazón
El tiempo de composición del salmo 68 lo encontramos expresado en la última estrofa que leemos: “el Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá” (v36), época inmediatamente posterior al destierro, pensando posiblemente en el grupo de exiliados que anhelaban la reconstrucción del templo.
El salmo es un canto de un “siervo de Yahvé” (v18), que sufre el señalamiento. El rechazado e ignorado por las estructuras de poder, es visto con el cariño de Dios que ve en este siervo un ejemplo y testimonio para los que como pobres, buscan y aguardan la ayuda de Dios. Con este siervo están en juego la confianza y la esperanza de otras personas. El salmo es una invitación a salir del egoísmo, y ponerse en función del servicio a los demás, con la marca inconfundible del amor.
Colosenses 1, 15-20: Todo fue creado por él y para él.
Este himno de Colosenses presenta en toda su profundidad la primacía de Cristo, como hijo de Dios y como principio de toda la nueva humanidad que renace en él. Conecta la acción salvadora de Cristo con la obra de la creación, unidas a un mismo tronco, con las raíces profundas de la fe.
La nueva creación que surge con Cristo, se presenta en el modelo de nueva humanidad, por el mundo y la historia, donde hay que trabajar por ellas para cumplir el plan salvador de Dios en su Hijo. Al ser humano le ha faltado vivir la reconciliación con la obra de Dios y se sigue dando un distanciamiento enorme entre ellos y en la causa de su justicia.
Lucas 10, 25-37: ¿Quién es mi prójimo?
Jesús quería que la ley del amor primara sobre la ley del culto y sobre los propios intereses
Visión panorámica de esta parábola:
La mentalidad judía del tiempo de Jesús, absorbida por el legalismo, se había convertido en una conciencia fría, sin calor humano, a la que no le importaban las necesidades ni los derechos del ser humano. Solo se hacía lo que permitía la estructura legal y rechazaba lo que prohibía dicha estructura. El legalismo impuesto por la estructura religiosa era la norma oficial de la moral del pueblo. Se había llegado, por ejemplo, a establecer, desde la legalidad religiosa, que la ley del culto primaba sobre cualquier ley, así fuera la ley del amor al prójimo. Esto asombraba y preocupaba a Jesús pues no era posible que en nombre de Dios se establecieran normas que terminaran deshumanizando al pueblo.
Este era el contexto en que nació la parábola del buen samaritano: un hombre necesitado de ayuda, caído en el camino, más muerto que vivo, sin derechos, violentado en su dignidad de persona, es abandonado por los cumplidores de la ley (sacerdotes y levitas) y en cambio es socorrido por un ilegal samaritano (que no tenían buenas relaciones con los israelitas). Jesús hizo una propuesta de verdadera opción por los derechos de ese ser humano caído, condenado por las estructuras sociales, políticas, económicas y religiosas que aparecen excluyentes (estructuras que se encargan de no respetar los derechos de las personas y no les permitan vivir en libertad y en autonomía). Jesús quiere decirnos cómo la solidaridad es un valor que hay que anteponer no solo a la ley del culto, sino también a la misma necesidad personal, buscando el bienestar social y comunitario, la defensa de los derechos de tantos y tantas que viven en situaciones de falta de solidaridad y de reconocimiento de sus derechos, nos hace pensar en la opción por continuar el camino de compromiso y de trabajo en nuestras comunidades y organizaciones, desde el compromiso solidario con los hermanos y hermanas que están caídos en el camino, por el no reconocimiento de sus derechos.
La parábola es todo menos un juego de palabras bonitas, es algo más que una pieza literaria de la antigüedad. Es una constante interpelación para hoy.
Sólo Lucas nos conserva en su evangelio esta parábola.
Este texto, tan ampliamente conocido en la liturgia, se inicia con una pregunta de un maestro de la ley, o letrado, frente lo que hay que hacer para ganar la vida eterna.
Jesús, a su vez, le devuelve la pregunta para que el letrado la busque en su especialidad, él tiene la respuesta en la ley... El letrado, citando de memoria Dt 6,5 y Lv 19,18, hace una apretada síntesis del sentido frente a los 613 preceptos y obligaciones que se alcanzaban a contar en la cuenta de los rabinos, para responder en dos que son fundamentales: Amar a Dios y al prójimo... Jesús aprueba la respuesta..
El letrado interroga nuevamente, pues en el Levítico el prójimo es el israelita y en el Deuteronomio se reserva el título de hermanos únicamente para los israelitas...Jesús, en lugar de discutir y entrar en callejones sin salidas, no busca plantear nuevas teorías e interpretaciones frente a la ley antigua y su práctica, sino que propone una parábola como ejemplo vivo de quién es el prójimo.
Podemos contemplar en la parábola los personajes y sacar de allí las consecuencias de enseñanza para el día de hoy: un hombre (v 30) anónimo que es victima de los ladrones y cae medio muerto en el camino; un samaritano (v 33) un medio pagano – o tal vez un pagano completo- cuyo trato y relación con los judíos era casi un insulto a sus tradiciones; un sacerdote (v 31) y un levita (v 32), la contraposición y la diferencia entre dos rangos de poder religioso, pues el levita era un clérigo de rango inferior que se ocupaba principalmente de los sacrificios, “testimonios” de un culto oficial y de los rituales a seguir en la religión establecida.
La relación entre cada uno de los personajes de la parábola es distinta: el sacerdote y el levita frente al hombre caído en el camino no se basa en el plan de la necesidad que tiene este último, sino en el de inutilidad que presentaría ante la ley y el desempeño del oficio, el prestarle cualquier atención al hombre caído, impediría a estos representantes del culto oficial poder ofrecer los sacrificios agradables a Dios. El samaritano, por el contrario, no encuentra ninguna barrera para prestar su servicio desinteresado al desconocido que está tendido y malherido, que necesita la ayuda de alguien que pase por ese camino. El samaritano únicamente siente compasión por la necesidad de ese hombre anónimo y se entrega con infinito amor a defender la vida que está amenazada y desposeída.
Prójimo, compañero, dice Jesús en esta parábola, debe ser para nosotros, en primer lugar el compatriota, pero no sólo él, sino todo ser humano que necesita de nuestra ayuda. El ejemplo del samaritano despreciado nos muestra que ningún ser humano está tan lejos de nosotros, para no estar preparados en todo tiempo y lugar, para arriesgar la vida por el hermano o la hermana, porque son nuestro prójimo.
El evangelio de hoy es dramatizado en el capítulo 72 de la serie «Un tal Jesús», de los hnos. López Vigil. El guión y su guión y su comentario puede ser tomado de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1400078
Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap78b.mp3
Para la revisión de vida
¿nos portamos como prójimo ante el ser humano despojado y abandonado?
¿hay en nuestras preocupaciones religiosas espacio para aprender lo que Dios nos manifiesta en la vida cotidiana?
¿somos acaso de los que vamos al culto del templo o al cumplimiento legalista, pero no atendemos en la vida real a los que nos necesitan?
¿nos hacemos prójimos (próximos) de los necesitados que nos encontramos en nuestro camino?, ¿somos capaces de meternos en caminos ajenos para aproximarnos (aprojimarnos) a los que nos necesitan aunque no estén en nuestro camino?
Para la reunión de grupo
- Se dice que esta parábola de Jesús tiene algo de "anticlerical"; ¿en qué sentido podría ser cierto?
- Las tres actitudes que Jesús compara son la del sacerdote, la del levita y la del samaritano. Pero este "tercer término de la comparación" no era el que lógicamente esperaba el auditorio. Este esperaba que Jesús contrapusiera el comportamiento del sacerdote y del levita con el de "un buen judío misericordioso". ¿Qué lección añade el hecho de que Jesús salte ese término lógicamente esperado y lo sustituya nada menos que por un "samaritano", con lo que entonces éstos significaban?
Para la oración de los fieles
- Para que comprendamos que la ley de Dios no es un capricho voluntarista de Dios, sino que obedece a la dinámica misma de nuestro ser, a la lógica del amor que Dios mismo es, incluso a nuestro interés más profundo, roguemos al Señor...
- Para que los hombres y mujeres de nuestro mundo, especialmente aquellos que no practican ninguna religión, se dejen llevar de las inspiraciones de lo mejor de su corazón, donde Dios actúa y les inspira...
- Para que seamos capaces de hacernos prójimos de los muchos hombres y mujeres que hoy yacen despojados y medio muertos en los márgenes del camino...
- Para que nuestro culto en el templo siempre esté precedido y continuado por el culto del amor y la solidaridad en la calle...
- Por los "samaritanos" de hoy, aquellos de quienes nadie espera nada bueno pero que en realidad a los ojos de Dios practican el amor solidario...
- Para que nuestra Iglesia, y nuestra comunidad cristiana, sean una Iglesia "samaritana", a la que no le importe "echar su suerte con los pobres de la tierra"...
Oración comunitaria
Gracias, Padre, porque no andamos solos por la vida, ni marchamos a la deriva, perdidos en la niebla del aislamiento o la soledad que nos empobrece. Tú eres presencia constante a nuestro lado, presencia palpable y sensible en tu Hijo hecho carne; presencia hoy actual mediante tantos samaritanos y samaritanas de amor comprometido que, siguiendo las huellas de Cristo saben cambiar desinteresadamente el camino de sus vidas para ofrecer sus servicios a los necesitados. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Dios, Padre nuestro, que en Jesús nos has enseñado que el amor y la solidaridad son el culto principal y primero con el que tú quieres ser adorado; ilumina nuestra mirada para descubrir a tantos hombres y mujeres que han sido marginados a la orilla del camino, donde apenas sobreviven, y ensancha nuestro corazón para hacernos solidarios con ellos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
1 comentario:
Gracias por esta entrada en particular, voy a tomar más cuidado en cumplir la voluntad de Dios.
Bendiciones Hermano
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