"Junto al camino había un ciego sentado que pedía limosna. Al oír la gente que pasaba preguntó que sucedía y le dijeron que pasaba Jesús de Nazaret" (Lc. 18, 35).
También Jesús pasa hoy día, ¿pero todos estamos atentos a su paso? Muchos no hacemos como el ciego de Jericó que se interesa por lo que pasa sino que vamos tan ensimismados en lo nuestro que no nos enteramos de nada y dejamos que pase Jesús. Y así en nuestra vida dejan de haber grandes acontecimientos que podrían transformar nuestra vida como la del ciego que no desperdició la oportunidad sino que gritaba con fuerza: “Jesús de Nazaret ten compasión de mi”.
Si fuéramos como el ciego, el Señor nos daría la luz para ver tantas cosas como pasan en nuestro interior y en nuestro entorno y podríamos gritar no ya a nuestro favor sino en el de tantos y tantos seres humanos con los que nos cruzamos con sus caras angustiadas, con tantas noticias que nos llegan por todas partes de gente que sufre y podríamos gritar: “Señor ten piedad de estos hijos tuyos”.
Una de las peticiones que podemos levantar a Dios es que nos haga ver las necesidades de los que están cerca y de los que están lejos.
Texto: María Nuria Gaza.
Publicado por Mi Vocación
También Jesús pasa hoy día, ¿pero todos estamos atentos a su paso? Muchos no hacemos como el ciego de Jericó que se interesa por lo que pasa sino que vamos tan ensimismados en lo nuestro que no nos enteramos de nada y dejamos que pase Jesús. Y así en nuestra vida dejan de haber grandes acontecimientos que podrían transformar nuestra vida como la del ciego que no desperdició la oportunidad sino que gritaba con fuerza: “Jesús de Nazaret ten compasión de mi”.
Si fuéramos como el ciego, el Señor nos daría la luz para ver tantas cosas como pasan en nuestro interior y en nuestro entorno y podríamos gritar no ya a nuestro favor sino en el de tantos y tantos seres humanos con los que nos cruzamos con sus caras angustiadas, con tantas noticias que nos llegan por todas partes de gente que sufre y podríamos gritar: “Señor ten piedad de estos hijos tuyos”.
Una de las peticiones que podemos levantar a Dios es que nos haga ver las necesidades de los que están cerca y de los que están lejos.
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