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miércoles, 19 de enero de 2011

Jesús, memoria selectiva (Gonzalo Haya:Lo que creo que creo)

Publicado por El Blog de X. Pikaza

Los lectores de mi blog conocen bien a Gonzalo Haya. Además de su investigación sobre El Espíritu Santo en el libro de los Hechos, editada en Francés e Inglés (como indiqué oportunamente en un post anterior), ha publicado, ahora en castellano, un precioso libro titulado: Lo que creo que creo. Confesiones de un exteólogo. . El libro consta de 144 páginas, conforme al índice que adjunto al final del post. Como se verá, varios de sus capítulos tratan de Jesús, otros de la Iglesia y,otros, quizá los más importantes, se ocupan de la vida (es decir, de la fe) del creyente en el momento actual. Gonzalo Haya, un creyente ejemplar, nos ofrece aquí un itinerario de su vida de fe, centrada en Jesús, dentro de una Iglesia necesitada de cambios, según el Evangelio.

Descarga o compra

El libro se puede descargar gratuitamente (en formato digital), o se puede conseguir por 8,75 euros en edición impresa en http://www.bubok.com/libros/194991/Lo-que-creo-que-creo. Aprovecho la ocasión para recomendarlo vivamente y para decir, a los amigos de mi blog, que pidan un ejemplar. No quedarán defraudados. La mayor parte de sus trabajos han aparecido en varios portales, como Atrio, Redes Cristianas o, incluso, el Blog de X. Pikaza.
Quiero agradecer también a Gonzalo Haya, gran estudioso y buen amigo, la confianza que ha puesto en mi blog, como saben mis lectores. A continuación presento dos de sus capítulos fundamentales (14 y 15), dedicados a los temas que Jesús "recuerda" de la Biblia de su pueblo, y a las cosas que "olvida" de forma creadora. Introduzco este trabajo en la serie de los estudios que que vengo publicando sobre Jesús (y sobre los libros en torno a su vida a obra). Todo lo que sigue es de Gonzalo.
La memoria de Jesús
La memoria es selectiva; recuerda lo que considera
valioso y olvida lo que rechaza como perjudicial. Es un
mecanismo de defensa para no sentirse obligado a
cumplir lo que cree perjudicial.
¿Qué recordaba Jesús de las Sagradas Escrituras de
Israel? Recordaba lo que entendía como mensaje de
Dios. Olvidó lo que consideraba miopes palabras
humanas.
La memoria de Jesús, como la de todo hombre, era selectiva. Es
ley general de nuestra memoria el recordar muy bien lo que se le ha
grabado emocionalmente y dejar en el olvido lo que no le interesa o
lo que no comparte.
Se me ocurre esto al releer el Antiguo Testamento pensando en
cómo lo leería Jesús. Seguro que lo habría leído entero muchas
veces, pero ¿qué retenía y qué dejaba en el olvido? Es decir ¿con
qué se identificó?
¿Imposible saberlo? Bueno, tenemos algunos indicios en los
pasajes a los que alude en su enseñanza y en controversias con los
fariseos. Desde luego que ahí no está todo lo que más le importaba,
y que las palabras de Jesús están filtradas por las primeras
comunidades y por los autores de los evangelios sinópticos.
Honestamente creo que el tema me desborda, que requiere
conocimientos muy amplios del judaísmo anterior, y un análisis
detallado de cada pasaje de los sinópticos; pero creo que vale la
pena una primera reflexión y ofrecerles el tema a los más expertos.
El tema tiene dos aspectos complementarios:
1) Lo que Jesús
recuerda (sus referencias al Antiguo Testamento);
2) Lo que Jesús
olvida, o parece olvidar.
Respecto a la primera parte, me limitaré a unos ejemplos
tomados de las referencias al Antiguo Testamento que los
comentaristas ven en sus palabras. Las he agrupado en los
siguientes aspectos: Dios, la misión de Jesús, su enseñanza, y su
escatología.
1ª. PARTE: LO QUE RECUERDA. REFERENCIAS AL ANTIGUO TESTAMENTO
DIOS
Las citas, o referencias, sobre Dios provienen principalmente del
Deuteronomio, y del Éxodo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón y toda tu alma”.” A Él solo servirás” y ” no lo tentarás”. “El
Dios de Abraham, Isaac y Jacob es Dios de vivos”. Destaca la
universalidad del Dios Creador “que hace nacer el sol sobre buenos
y malos”, y su providencia: “si Dios viste así a las hierbas del
campo... ¿no hará mucho más por vosotros?”
En la cruz recuerda los Salmos: “¿Por qué me has
abandonado?”.” En tus manos encomiendo mi espíritu”.
A estos textos Jesús añade su experiencia religiosa en la que
siente a Dios como Padre, - el Padrenuestro, el hijo pródigo- imagen
que aparece, aunque poco marcada, en el Antiguo Testamento.
Su misión
Isaías le proporciona la clave para interpretar la voz interior del
Espíritu que le envía “para anunciar la buena nueva a los pobres”, y
de él toma también la parábola de la viña. Ya veremos en la segunda
parte de este artículo lo que Jesús omite en esta cita. De los Salmos
toma la comparación con la piedra desechada que se convierte en la
piedra angular. Acude a Ezequías y Daniel para explicar que sus
oyentes “viendo no ven”.
Jesús parece confirmarse en la radicalidad de su misión “he
venido a enemistar al hombre con su padre...” (Mt 10,35) recordando
las palabras del profeta Miqueas (7,4-6) sobre el enfrentamiento que
se producirá en los últimos tiempos dentro de las familias. Sin
embargo algunos comentaristas sugieren que esta cita alude a la
situación que experimentan Mateos y Lucas.
Su enseñanza
Jesús reafirma la Ley pero la reinterpreta. La exigencia de los
mandamientos se basa fundamentalmente en el Éxodo, aunque
puede encontrarse en todo el Pentateuco y en otros pasajes tanto de
los libros históricos como de los profetas. Jesús sin embargo corrige
–“pero yo os digo”- para interiorizar más esta exigencia. Los tres
sinópticos coinciden en que Jesús consideraba el repudio,
autorizado en el Deuteronomio, no conforme al orden instaurado por
el creador en el Génesis, sino como una concesión de Moisés
debida “a la dureza de corazón” del pueblo.
Sobre el templo y el culto, tan prolijamente determinado en el
Levítico y tan reivindicado en la mayoría de los libros del Antiguo
Testamento, Jesús cumple con las fiestas rituales; pero sigue la
reacciones de algunos profetas, como Isaías (1,11) -que reprocha la
hipocresía- y recuerda textualmente a Jeremías (6,20) y a Oseas:
“¿creéis que es una cueva de bandidos este templo que lleva mi
nombre?”, “Corazón quiero, que no sacrificios” (Os 6,6). Jesús cita
los libros históricos para argumentar que David comió de los panes
de la ofrenda, de los que sólo los sacerdotes podían comer. Y a la
mujer samaritana le dice “Créeme, mujer: Se acerca la hora en que
no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén”.
Su escatología
La mayoría de los expertos consideran que Jesús esperaba una
escatología inminente. En esto siguió lo fundamental de las ideas
apocalípticas de su tiempo. No sintió la necesidad de rechazarlas.
Sus milagros le atestiguaban que el Reino de Dios ya había
comenzado. La descripción que hace Jesús se basa en las profecías
de Oseas, Amós y Malaquías : “El sol se hará tinieblas, la luna no
dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo...” y sobre todo en
Daniel (7,13): “y todas las razas se golpearán el pecho viendo venir
al hijo del hombre sobre las nubes”.
2. SEGUNDA PARTE: LO QUE OLVIDA. SILENCIO SOBRE TEMAS DESTACADOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
En esta segunda parte habría que tener en cuenta los temas
importantes del Antiguo Testamento a los que Jesús no hace
referencia, pero esto requeriría una amplia investigación; me limitaré
a seleccionar los temas que más me han llamado la atención: La
preferencia de Yahvé por el pueblo elegido, Los castigos impuestos
por la Ley, y La intervención directa de Dios en los acontecimientos
históricos.
Preferencia de Yahvé por el pueblo elegido
Cada página del Antiguo Testamento pone de manifiesto la
preferencia de Yahvé por el pueblo elegido. Jesús no hace
referencia explícita a ella.
Junto a esta preferencia, el Antiguo testamento pone de
manifiesto la exclusión de los enemigos. El profeta Malaquías dice
expresamente: “amé a Jacob y odié a Esaú, reduje sus montes a un
desierto...” (Mal 1,3) y Pablo lo confirma (Rom 9,13). Aunque “odiar”
tenga el sentido de “querer menos”, sigue hiriendo nuestra
sensibilidad actual, porque ese “querer menos” se tradujo -según los
textos sagrados- en la concesión de las tierras ocupadas por otros
pueblos, y en su ayuda en las batallas libradas para conquistarlas.
Jesús no alude jamás a esta exclusión.
Jesús compartió cada año la fiesta de los purim y no podía olvidar
su origen narrado en el libro de Ester: la matanza ordenada por
Mardoqueo, y prolongada un día más a petición de Ester.
¿Celebraba Jesús de corazón esta fiesta?
No está claro si esta preferencia también hería la sensibilidad de
Jesús o la recibió de su tradición con toda naturalidad. Aunque se
dan diversas interpretaciones, podemos pensar que quiso desligarse
de toda reivindicación territorial con aquella frase “Dad al César lo
que es del César y a Dios lo que es de Dios”.
Jesús leía en el Éxodo “Porque yo me compadezco de quien
quiero y favorezco a quien quiero” (Ex 33,20). ¿Qué pensaba de la
relación de Dios con los pueblos limítrofes? Mateo (15,24) recoge la
contestación de Jesús a la mujer cananea: “He sido enviado
solamente para las ovejas descarriadas de la casa de Israel”, pero
luego le concede su petición y pondera su gran confianza. Parece
que Jesús no quiere entrar en el tema. Se limita a su misión, pero
está abierto a reconocerles una confianza en el poder divino incluso
mayor que la del pueblo de Israel. En el milagro que se produce con
esta mujer pagana, Jesús aprende que el Reino de Dios también ha
llegado a los gentiles.
Castigos impuestos por la Ley
El Pentateuco está cargado de minuciosas prescripciones -con
carácter permanente- y de castigos, que Jesús no reivindica, e
incluso corrige.
El Levítico 24,14 manda apedrear al blasfemo y el capítulo 26
acumula las amenazas contra los que incumplen la Ley. Jesús no se
manifestó como perseguidor de los incumplidores sino como
defensor de los pecadores.
En el libro de los Números (15,35) leemos que el Señor ordenó
ejecutar a un hombre por haber cortado leña en sábado (otro
reproche en Neh 13,15). ¿Olvidó Jesús estos pasajes cuando el
incidente de las espigas?
En el Deuteronomio el Señor manda apedrear a la mujer “por
prostituir la casa de su padre” (Deut 22,21) y a un hijo “comilón y
borracho” que no acepta la corrección paterna (Deut 21,18-21).
¿Olvidaba Jesús estos textos en el episodio de la adúltera y en la
parábola del hijo pródigo? a pesar de que el mismo Deuteronomio
amonesta “No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada”
(Deut 4,2). La mayoría de los fariseos seguían la Ley literalmente;
Jesús la elude, o... la interpreta. Supo distinguir lo que había de
palabra humana en aquellas Escrituras. Pablo desactiva
expresamente la Ley para el nuevo Israel.
Un texto del evangelio según Mateo parece negar cualquier
distinción o interpretación de la Ley: “Os aseguro que no
desaparecerá una sola letra o un solo acento de la Ley antes que
desaparezcan el cielo y la tierra” (Mat 5,18). ¿Lo dijo Jesús o lo
añadió Mateo? Si lo dijo Jesús habrá que admitir que su manera de
darle “cumplimiento” va contra la letra de la Ley, y contra lo que
normalmente habría que entender del texto sagrado.
Intervención directa de Dios en los acontecimientos
históricos
¿Creía Jesús en la continua intervención directa de Dios en los
acontecimientos y batallas de su pueblo?
Al menos algunas de las intervenciones de Dios narradas en los
libros sagrados tenían que repugnarle abiertamente. ¿Preferiría
olvidarlas? No puedo imaginarme que Jesús aceptara que Dios
había ordenado a Saúl “mata a hombres y mujeres, niños de pecho y
chiquillos” (1 Sam 15,3), aunque esto coincidiera con otros pasajes
del Deuteronomio (32,25).
¿Invocaba Jesús a Dios como el Señor de los ejércitos? Mateo es
el único evangelista que pone en boca de Jesús “¿Crees tú que no
puedo invocar a mi Padre y me enviaría en seguida más de doce
legiones de ángeles?”. Según los libros históricos, estos refuerzos
bélicos dieron más de una vez la victoria a Israel (2 Re 19,35).
Al leer que Josías sacrificaría a los sacerdotes idólatras sobre sus
propios altares (1 Re 13,2), o que Elías (2 Re 1) hace caer un rayo
que mata a los 50 emisarios de Ocozías -¡matar al mensajero!-... ¿lo
consideraba Jesús como una intervención de Dios? ¿se sentiría
orgulloso de este relato o lo olvidaba?
¿Creería Jesús en la autenticidad de la visión del profeta Miqueas
(1 Re 22, 19) que vio al Señor sentado en su trono y que preguntaba
“¿Quién podrá engañar a Ajab para que vaya y muera en Ramot de
Galaad?”. No dice mucho ni con la verdad ni con la vida.
La cólera y la venganza de Dios
Quizás todos estos olvidos tienen un punto en común: la cólera y
los castigos de Dios, frecuentemente citados en el Antiguo
Testamento. Y el texto más significativo -en el que se produce no ya
un olvido sino una clara omisión- es precisamente aquel en el que
reconoce su misión aplicándose la cita de Isaías (61,1-2) “El Espíritu
del Señor descansa sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha
enviado a dar la buena noticia a los pobres, a proclamar la libertad a
los cautivos y la vista a los ciegos, a poner en libertad a los
oprimidos, a proclamar el año de gracia del Señor”.
Esto es lo que Jesús cita, pero el texto de Isaías no termina ahí.
Jesús ha suprimido el segundo hemistiquio del verso, que continúa
así: “... y un día de venganza para nuestro Dios”. Para Jesús esta
última parte no era palabra de Dios; era palabra humana que
expresaba el sentimiento religioso de la época de Isaías.
Conclusiones
Creo que la conciencia humana de Jesús distinguía en los libros
sagrados lo que es manifestación de Dios y lo que son reflexiones o
preceptos humanos, permitidos circunstancialmente por Dios “por la
dureza” de nuestros corazones. Parece que para Jesús no todo el
Antiguo Testamento es palabra inmutable de Dios, a pesar de que se
presentaba como preceptos perpetuos.
La interpretación que Jesús hace del Antiguo Testamento es tan
radicalmente distinta, que los marcionitas del siglo II llegaron a
pensar que el dios del Antiguo Testamento era distinto al Dios de
Jesús.
Los católicos decimos creer que toda la Biblia es palabra de Dios,
sin embargo olvidamos todo lo que no nos interesa del Antiguo
Testamento – y del Nuevo-, y nuestros pastores se olvidan de
aconsejarnos su lectura. Cada uno de nosotros también aplica la
memoria selectiva a los preceptos y a las enseñanzas incómodas:
¿Cuántas veces recordamos las bienaventuranzas o aquello de que
“no se puede servir a Dios y al dinero”?
Estos olvidos a veces son egoístas; pero otras veces son olvidos
saludables. Los textos de la Biblia no siempre son complementarios;
a veces son divergentes e incluso contradictorios. Con textos de la
Biblia se puede argumentar casi cualquier teoría. Un pensamiento
coherente tiene que olvidar –o interpretar- muchos pasajes.
Conscientemente o no, hay que elegir o que interpretar. Por eso
son saludables los olvidos de Jesús respecto a las prescripciones y
los castigos de la Ley antigua, y quizás también nuestros olvidos de
condenas y preceptos obsoletos.
Los olvidos no son por sí mismos saludables o egoístas;
depende de los afectos que rigen la memoria selectiva, depende
de la limpieza de corazón.
Dios se revela a través de la evolución histórica no a través de
una inmutable metafísica.
Índice del Libro
I. El revés de la trama: conceptos y símbolos_______________ 3
1. Punto de partida: dudas e indefiniciones ______________ 1
2. Punto de apoyo: mi conciencia y el mensaje de Jesús ___ 5
3. La conciencia, guía de la razón ______________________ 7
4. Honesto respecto a Jesús___________________________ 9
5. La praxis y la mística nos unen. La teología nos separa_ 13
6. Obras son amores ________________________________ 17
7. Símbolos y conceptos _____________________________ 21
8. Un símbolo para nuestro tiempo ____________________ 23
II. La Revelación y el lenguaje___________________________ 25
9. La revelación ____________________________________ 27
10. Interpretaciones _________________________________ 29
11. Lenguaje conceptual y lenguaje emocional __________ 31
12. ¿Retribución o gratuidad? Un dilema conceptual _____ 35
13. La letra mata ____________________________________ 39
14. La memoria selectiva de Jesús.: lo que recuerda _____ 43
15. La memoria selectiva de Jesús: lo que olvida ________ 47
16. Derechos Humanos, Palabra de Dios _______________ 53
III. La Iglesia _________________________________________ 55
17. ¿Fidelidad a la Iglesia? ___________________________ 57
18. ¿Qué significan los dogmas? ______________________ 63
19. ¿Iglesia o Movimiento cristiano? ___________________ 67
20. Observaciones sobre la divinidad de Jesús __________ 71
21. A propósito del Bautismo de Jesús _________________ 79
22. ¿Fe o Confianza? ________________________________ 83
23. La Iglesia de Cristo ______________________________ 85
24. ¿Soy cristiano? _________________________________ 89
25. Pluralismo religioso______________________________ 91
IV. Tres creencias fundamentales________________________ 95
26. Mis creencias ___________________________________ 97
27. Dios está en expansión __________________________ 99
28. El amor es Dios ________________________________ 101
29. Llamadas perdidas______________________________ 103
30. ¿Derrota por goleada?___________________________ 105
31. Dios es Jesús __________________________________ 107
32. El mensaje del Padrenuestro _____________________ 109
33. Drama en tres actos y un epílogo__________________ 117
34. Renunciar a nuestros privilegios __________________ 121
35. Era emigrante y me acogisteis ____________________ 123
36. Meditación teológico - metafísica _________________ 129

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