NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

lunes, 28 de febrero de 2011

Sin cuerpo no hay rituales


Por Diana Wang*
Publicado por La Nación Revista

Cuando falta un cuerpo se rompen los rituales que inscriben esa muerte en la cadena de lo humano. Desde el comienzo mismo de la historia todas las culturas han generado rituales funerarios. En el ritual actual del velorio, los familiares y amigos hablan del que ya no está, de sus sueños y esperanzas, logros y frustraciones; reconstruyen juntos su vida, relaciones y realizaciones. El velorio brinda un espacio de relatos: el momento de la muerte y su causa, los recuerdos compartidos, los rezos y el consuelo coral tejen un entramado social de recuperación de sentido que permite la lenta acomodación a la nueva vida sin el que ya no está y su inscripción en la historia familiar y social. El ritual y el relato instituyen una nueva entidad jurídica y, con el entierro o la cremación, se establece un sitio y una fecha para su memoria.

Sin cuerpo no hay duelo ni rituales. Queda un hueco ininteligible que impide la construcción de un relato con sentido. Tampoco se instituye un lugar y una fecha. El muerto queda exiliado en un limbo siniestro, sin representación social y humana. El Holocausto, los genocidios o politicidios como nuestra pasada dictadura militar, han producido un tendal de muertos sin sepultura: los que ya no están, pero como -según aquel dictador de triste memoria- son desaparecidos y no tienen entidad, no están ni vivos ni muertos, son seres incorpóreos disueltos y esfumados entre la noche y la niebla.

Algunos familiares de desaparecidos y de víctimas del Holocausto han inventado rituales para incluir de algún modo esta ausencia en la trama familiar. En el film Kadish (Kononovich, 2009) un hombre recita la plegaria judía del momento del entierro al encontrar un documento con el nombre de su pariente asesinado en la Shoá. Placas individuales o colectivas, espacios de memoria, fotos, libros, ceremonias, son dispositivos paliativos, parches que malcierran el dolor. Aunque, sin la constatación del cuerpo, persiste la cruel incertidumbre: ¿habrá muerto? Hay padres de desaparecidos que aún hoy se sobresaltan cuando suena el teléfono esperando oír la voz del hijo cuyo cuerpo nunca pudieron enterrar.

Siempre espero conocer a mi hermano Zenus. Entregado en Polonia en 1942 a una familia cristiana con la esperanza de que sobreviviera al nazismo, mis padres lo buscaron terminada la guerra, pero nunca dieron con él. "Murió de tifus -les dijeron-. No recordamos dónde está enterrado." Sin su cuerpo, ¿cómo convencer a mis padres de su muerte? Puedo dar fe del peso y la presencia que tiene este muerto sin sepultura en mi vida, una especie de fantasma que mantiene perversamente abierta la eterna expectativa de que alguna vez podría aparecer.

* La autora es presidenta de Generaciones de la Shoá en la Argentina

No hay comentarios: