Por Angel Moreno
TE RUEGO POR ELLOS; NO RUEGO POR EL MUNDO, SINO POR ÉSTOS QUE TÚ ME DISTE Y SON TUYOS. SÍ, TODO LO MÍO ES TUYO Y LO TUYO MÍO; Y EN ELLOS HE SIDO GLORIFICADO. YA NO VOY A ESTAR EN EL MUNDO, PERO ELLOS ESTÁN EN EL MUNDO MIENTRAS YO VOY A TI.
Estando tú encubierto,
¿qué norte guiará la nave al puerto?
¡Ay!, nube envidiosa
aun de este breve gozo, ¿qué te aquejas?
¿Dó vuelas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!
La oración que Jesús hace a su Padre en favor de los suyos, y de los que crean en Él por la predicación de los discípulos, es el mejor testamento que nos ha podido dejar. Saber que Él reza por nosotros, que nos recomienda ante su Padre Dios, y que Él va a pedirle el don supremo del Espíritu Santo, nos conforta en la ausencia de la visión de la presencia gloriosa del Señor. El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, y Él pedirá como nos conviene.
Hoy iniciamos la semana del Cenáculo, hoy comienza el Adviento de Pentecostés, hoy sentimos la llamada a orar juntos, como lo hicieron los primeros discípulos unidos a María, la madre de Jesús. Hoy nos resuenan las últimas palabras del Resucitado. Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días» (Act 1, 4-5).
Semana de intensa oración, que culminará en la solemne Vigilia de Pentecostés. Durante estos próximos días, nos uniremos en la misma invocación: “¡Ven, Espíritu Santo!” Y lo invocaremos con los mismos nombres con que lo han hecho los creyentes de todos los tiempos: “Espíritu Santo”, “Amor divino”, “Don espléndido”, “Espíritu Paráclito”, “Espíritu Creador”, “Espíritu de Cristo”, “Huésped del alma”, “Abogado”, “Sello”, “Nexo”, “Unión”, “Vínculo”, “Beso”, “Fuente Viva”, “Fuego”, “Caridad”, “Unción Espiritual”, “Luz Beatísima”, “Padre de los Pobres”, “Dador de Dones”, “Luz de los Corazones”.
DISCERNIMIENTO
Si deseas tener el don de Discernimiento, el don de Consejo, de Entendimiento, de Sabiduría, sólo lo podrás obtener si, humilde, suplicas que el Señor te conceda su Espíritu Santo. A Él le pedimos esta semana los siete dones: “Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.
TESTIMONIO
San Pablo nos asegura que el Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra flaqueza (Rm 8,26).
Estando tú encubierto,
¿qué norte guiará la nave al puerto?
¡Ay!, nube envidiosa
aun de este breve gozo, ¿qué te aquejas?
¿Dó vuelas presurosa?
¡Cuán rica tú te alejas!
¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas!
La oración que Jesús hace a su Padre en favor de los suyos, y de los que crean en Él por la predicación de los discípulos, es el mejor testamento que nos ha podido dejar. Saber que Él reza por nosotros, que nos recomienda ante su Padre Dios, y que Él va a pedirle el don supremo del Espíritu Santo, nos conforta en la ausencia de la visión de la presencia gloriosa del Señor. El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, y Él pedirá como nos conviene.
Hoy iniciamos la semana del Cenáculo, hoy comienza el Adviento de Pentecostés, hoy sentimos la llamada a orar juntos, como lo hicieron los primeros discípulos unidos a María, la madre de Jesús. Hoy nos resuenan las últimas palabras del Resucitado. Mientras estaba comiendo con ellos, les mandó que no se ausentasen de Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, «que oísteis de mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días» (Act 1, 4-5).
Semana de intensa oración, que culminará en la solemne Vigilia de Pentecostés. Durante estos próximos días, nos uniremos en la misma invocación: “¡Ven, Espíritu Santo!” Y lo invocaremos con los mismos nombres con que lo han hecho los creyentes de todos los tiempos: “Espíritu Santo”, “Amor divino”, “Don espléndido”, “Espíritu Paráclito”, “Espíritu Creador”, “Espíritu de Cristo”, “Huésped del alma”, “Abogado”, “Sello”, “Nexo”, “Unión”, “Vínculo”, “Beso”, “Fuente Viva”, “Fuego”, “Caridad”, “Unción Espiritual”, “Luz Beatísima”, “Padre de los Pobres”, “Dador de Dones”, “Luz de los Corazones”.
DISCERNIMIENTO
Si deseas tener el don de Discernimiento, el don de Consejo, de Entendimiento, de Sabiduría, sólo lo podrás obtener si, humilde, suplicas que el Señor te conceda su Espíritu Santo. A Él le pedimos esta semana los siete dones: “Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.
TESTIMONIO
San Pablo nos asegura que el Espíritu Santo viene en ayuda de nuestra flaqueza (Rm 8,26).
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