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sábado, 10 de diciembre de 2011

III Domingo de Adviento (Jn 1,6-8.19-28) - Ciclo B: EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS


Homilía de Monseñor Romero
17 de diciembre de 1978

Queridos hermanos, estimados radio-oyentes:

ESPÍRITU DEL ADVIENTO

El espíritu de este tiempo llamado de Adviento desde hace ya tres domingos, tratamos de concretarlo en estas tres actitudes: 1.- Fe y vigilancia. Porque se acerca el Señor y queremos esperarlo. Y sentimos que el Señor está cerca, necesitamos fe para sentir la cercanía de Dios. 2:- Hambre y pobreza espiritual. No se puede desear comer cuando no se tiene hambre, no se puede tener necesidad de Dios cuando se es orgulloso, autosuficiente. Sólo los pobres, sólo los que tienen hambre serán saciados. Este es el espíritu de pobreza del cual María, la Virgen cuyo cántico hemos repetido hoy en el salmo responsorial, expresa, en nombre de toda la humanidad, la necesidad y el hambre de Dios que tenemos. Dichosos los que ven venir la Navidad como el hambriento ve venir algo que comer. No se puede anhelar la liberación, la libertad, si no se tiene conciencia de estar esclavizado. 3.- Es una actitud positiva. Una actitud de presencia y de misión en el mundo. Virtud o actitud misionera: hacer presente lo divino que el mundo necesita.

Yo quiero que subrayemos en nuestra reflexión de hoy esta tercera actitud: la presencia. Porque, precisamente, las lecturas que acaban de escuchar subrayan el misterio de la Encarnación que es el que celebramos. La Encarnación es el misterio que le da sentido, le da mística, le da unidad a toda esta expectativa de la Navidad. Y la Navidad no se comprenderá, si no se tiene fe en el gran misterio de la Encarnación. La Encarnación es la presencia de Dios en las realidades del mundo, hecho Él un hombre que se llama Cristo.

EL VERBO SE HIZO CARNE Y HABITO ENTRE NOSOTROS

1º. Cristo es el Verbo de Dios que se hizo carne.

2º. La Iglesia prolonga en la historia ese misterio de la Encarnación de Cristo.

3º. Dios se ha hecho hombre para que nos hagamos Dios.

1º. CRISTO ES EL VERBO DE DIOS QUE SE HIZO CARNE


A.- Naturaleza divina de Cristo: el Verbo


a) Testimonio de Juan Bautista: testimonio de la luz

El Evangelio de hoy nos habla de que ese Cristo, del cual habla un gran testigo junto al río jordán, Juan Bautista, no es un hombre cualquiera. Hay en Él una naturaleza misteriosa, divina. Juan Bautista -cuando lo describe el Evangelio de San Juan- dice "Hubo un hombre enviado por Dios para dar testimonio de la luz, no era él la luz, pero daba testimonio de la luz". Quien lee el Evangelio de San Juan se da cuenta cómo juega con esos simbolismos preciosos. Por ejemplo, en este caso, la luz es Dios. Y Juan presenta su Evangelio como la luz que vino al mundo y que provocó dos reacciones: en unos la fe, los que la siguieron; y en otros, el rechazo. Prefirieron las tinieblas a la luz. Cuando viene un testimonio de ese hombre Cristo -de Juan- a decir que éste es la luz, está diciendo: "Este es Dios". Ante Él van a reaccionar los hombres: o siguiéndolo como quien tiene necesidad de luz en la noche, o rechazándolo, hundiéndose más en las tinieblas como aquéllos a quienes la luz les molesta la vista. Por ese rasgo, la lectura de hoy nos dice que Cristo es Dios verdadero.


b) Testimonio de Juan Bautista: niega ser profeta

También otras palabras del Evangelio de hoy: "¿Eres tú Elías? -le preguntan a Juan-. ¡No soy! ¿Eres tú el profeta o el profetismo que ya desapareció en Israel? ¿Contigo ha vuelto acaso ese carisma de hablar en nombre de Dios, ser profeta? ¡No! -dice a secas Juan Bautista-, ¡yo no soy!". Quien tiene en cuenta el estilo de San Juan se encuentra con una presencia nueva de Dios en Cristo. Esa negativa de Juan Bautista: " ¡No soy!, ¡no!", nos está invitando a otra afirmación que pronto van a oír en el Evangelio de San Juan cuando buscan a Jesús, y Él simplemente se identifica: " ¡Yo soy! Yo soy la luz, yo soy el camino, yo soy el agua en la sed". Cuántas páginas bellísimas, místicas, evocadoras de lo divino, evocadoras de aquel "Yo soy" de Dios en la Biblia del Viejo Testamento; cuando Moisés le pregunta: "¿Quién eres para indicarle a los de mi pueblo que el Dios me manda?" -Le dirás: "Yo soy el que soy". Ese "Yo soy" es la afirmación de una presencia en la creación que no es creatura, que es creador; una presencia inconmovible, una presencia ante la cual todo lo demás es negación, Juan Bautista que dirá que no es digno de soltarle las correas de su sandalia, dice: "Yo no soy". ¡Nadie es, sólo Él es! ¡El que existía!

c) Testimonio de Juan Bautista: la voz que clama

Aquí viene la tercera proclamación de lo divino de Cristo cuando dice Juan Bautista: " ¡Yo no soy más que la voz que clama! " Qué hermosa consideración hace San Agustín: "La voz es el ruido que llega hasta el oído, pero en esa voz va la Palabra, el Verbo, una idea". En esta misma mañana esto está sucediendo aquí en Catedral y a través de la radio. Escuchan la voz, pero la voz, una vez que deja de emitirse, termina; es un ruido; pero queda una palabra, la palabra es la idea. Esta sublime filosofía, en el lenguaje de San Juan el Evangelista, quiere decir: todos los que predican a Cristo son voz, pero la voz pasa, los predicadores mueren, Juan Bautista desaparece, sólo queda la Palabra. La Palabra queda y este es el gran consuelo del que predica: mi voz desaparecerá pero mi palabra que es Cristo quedará en los corazones que lo hayan querido recoger.

El verbo es el pensamiento del hombre. El verbo es una idea griega. La filosofía griega tenía del verbo el concepto de una emanación como la emanación de Dios es el Verbo de Dios, que en cristiano decimos el Hijo de Dios. Todo pensamiento es como un hijo de uno, por eso decimos: he concebido esta idea. Todo el que piensa está concibiendo; como una mujer embarazada concibe, el hombre que piensa, concibe. Y así, como una mujer da a luz lo que ha concebido en sus entrañas, el pensamiento también da a luz la palabra que lleva la voz. Cristo, entonces, es la emanación, es el Hijo de la substancia, la imagen de la substancia divina. No tenemos palabras humanas para describir ese misterio de Dios eterno pensándose a si mismo y ese pensamiento es su Hijo, el Verbo. Pronuncia esa Palabra y quedan creadas las cosas porque su Palabra es omnipotente, es poderosa. Todo cuanto existe ha sido creado por Él.

Hermanos, ojalá que esta consideración no se haga árida como una filosofía meramente teórica, sino que lo hermoso es que ese Dios viviente, palpitante, piensa, pronuncia una palabra eterna que nos envuelve en amor a nosotros; y es su Hijo divino que se hace palabra encarnada. Por eso San Juan Bautista puede decir esta frase que es como la cima del testimonio de este domingo: "En medio de vosotros está uno que no conocéis. El que viene detrás de mí, existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de su sandalia". ¡Qué bella confesión de Juan!: "Antes de que yo existiera existía Él". Cristo lo va a decir un día ante sus perseguidores cuando le decían: "¿No tienes cuarenta años y dices que tú has construido este templo?" Decía Cristo: "Antes que Abraham vuestro padre existiera ya existía yo: antes que el mundo comenzara a ser, el Verbo de Dios ya existía" ¡Qué consistencia la de este Verbo, la de esta Palabra eterna de Dios! Por eso tenemos que, ahora, hacer un acto de confesión en esa anterioridad, en esa preexistencia del niño que va a nacer en Belén. Ya existía antes de que lo concibiera María en sus entrañas. Como dice la famosa poesía de La Divina Comedia: " ¡Madre de tu creador! ". Es la única mujer que puede decir: "He concebido en mis entrañas un hijo que ya existía antes que yo. Me creó a mí que soy su madre en cuanto lo humano, pero ya existía". Si perdemos esta perspectiva divina, eterna, omnipotente, amorosa a lo infinito de un Dios, perdemos el verdadero sentido de Cristo. Cristo es el que dice San Juan: "Antes que yo existiera, ya existía Él".


d) Su Parusía

Hoy, San Pablo nos habla de que nos hagamos dignos para el encuentro definitivo con Él, anuncia una existencia más allá de la historia que no tendrá fin. Y en ese caso tenemos que Cristo en cuanto Dios, no tiene principio, existía. Como comienza el hermoso prólogo del Evangelio de San Juan: "En el principio era el Verbo". Miren ese pretérito: "era", ya existía. Al principio, cuando Dios comenzó las cosas, ya existía, ya era. Y ahora, San Pablo nos dice: "Cuando termine tu vida, cuando termine tu historia, cuando termine la historia de la humanidad, ojalá sea digna de encontrarse con ese río eterno que es Cristo para seguir viviendo por toda la eternidad". Así sucede que la historia no es más que un trocito que comenzó y se acabará, pero Cristo en cuanto Dios, es el Señor de la historia porque existía antes de la historia y existirá después de los mundos. No tuvo principio ni tendrá fin. Este es el Verbo que se hace hombre. Esta es la Encarnación: se hace carne.


B. Por obra del Espíritu Santo

Hoy se anuncia el gran secreto que un día un ángel le vino a anunciar a la Virgen María. ¡Cuando la virgen le dice al ángel que ella, virgen, tiene el propósito de mantenerse virgen para su Dios: "¿Cómo puede ser eso de concebir y dar a luz un hijo?". Y el ángel le anuncia lo que ya había sido anunciado siete siglos antes en el profeta Isaías: "El espíritu del Señor está sobre ti, porque el Señor te ha ungido. Lo que vas a concebir no es obra de varón, será obra milagrosa, virginal del Espíritu Santo".

a) En las entrañas de María: unión hipostática

Cristo, en cuanto hombre, tendrá una madre mujer pero no tendrá un padre humanamente realizando su encarnación porque es prodigio del Espíritu Santo. ¿Cómo es esto de la unción del Espíritu Santo? Es necesario en esta hora del Adviento y de la Navidad, tener muy en cuenta lo que significa el Espíritu Santo, la potencia de Dios, el Dios -como dice sencillamente el catecismo- formó de la sangre de María un cuerpecito de sus entrañas, al cual le infundió como a todo niño un alma humana y además le infundió la segunda persona de la Santísima Trinidad: el Verbo. Y entonces, aquella mujer grávida, ya es madre de Dios. Cuando en la noche de Navidad, nueve meses después de este prodigio de la Encarnación en sus entrañas, recibe en sus brazos al niño Jesús, María sabe que es obra del Espíritu Santo, que el espíritu de Dios ha hecho el prodigio de un hombre Dios. El Espíritu Santo merece, pues, en esta mañana nuestro homenaje de adoración y de agradecimiento porque gracias a Él, hubo una mujer virgen que pudo juntar el honor de la virginidad con la maternidad y darnos el prodigio de un Dios hecho carne. Por eso la Iglesia toma hoy como salmo de meditación el Magníficat de María: "Mi alma glorifica al Señor". Imagínense ustedes -sobre todo jovencitas de 16 años-, jóvenes, ¿qué sentiría aquella jovencita de Nazaret al ser escogida para ser el instrumento virginal para darnos al redentor de los hombres? ¿Qué joven no iba a cantar, inspirada por ese mismo Espíritu que ya lo llevaba como un prodigio en sus mismas entrañas? Y sobre todo lleva en su alma santa, en su fe viva, el canto de acción de gracias: "Mi alma glorifica al Señor, porque ha hecho en mí cosas grandes el Poderoso". De veras que ha hecho cosas grandes el Hijo de Dios en las entrañas de María.

b) En la vida de Cristo, conducido por el Espíritu Santo

Ese niño va a crecer, va a dar su vida por la redención del mundo y el Espíritu de Dios lo conducirá. Y gracias a que ese Espíritu de vida eterna lo resucita de entre los muertos, esa resurrección del hombre de Nazaret que es Cristo, obra del Espíritu Santo, se dará también como arras, como principio de fe y de esperanza para la resurrección de todos los que crean en ese Cristo. "El que cree en mí aunque muera vivirá". Porque ese Espíritu que me hizo a mí, anima también la vida del pueblo de Dios, de los cristianos, que se les ha dado por el bautismo a todos los que creen en Jesucristo.

C. El Verbo se hizo carne


a) Sentido bíblico de la palabra "carne"

San Juan usa también otra palabra de inmenso sabor bíblico y también de filosofía griega: "carne". La carne es el hombre concreto, la carne somos los que estamos aquí: hombres en los cuales se puede ver la marca del tiempo, el niño que comienza a vivir, el joven ya robusto, el hombre viejo que está terminando, la carne va siendo marcada por el tiempo. La carne es la situación concreta del hombre, del hombre en pecado, del hombre angustiado por sus situaciones, del hombre que es patria con una historia que parece que se ha metido en un callejón sin salida. La carne somos todos los que vivimos encarnados. ¡La carne! Esa frágil carne, esa carne que tiene principio y se acaba, que se enferma y muere, que peca, que se hace desgraciada o feliz, según su obediencia a Dios. Eso se hizo el Verbo, se hizo carne.

b) Redención integral: individual y social, espiritual y corporal

Un día explicábamos aquí una palabra que traté de analizarla: la kénosis. Recordarán, la kénosis es la humillación, es el anonadamiento, es el deshacerme, el desaparecer. Con esa palabra se quiere expresar este acto de humildad del Dios que es infinito y eterno y se encierra en el vientre de una virgencita para hacerse carne. El niño que vamos a adorar a Belén es carne, frágil carne de niño. Pero en esa frágil carne como en un envoltorio de papel ordinario, está un gran regalo: ¡El Verbo se hizo carne! Lo más bello de Cristo no es su carne, pero sin carne no es Cristo. Carne que quiere asumir en sí todo lo que es carne nuestra: "en todo parecido a nosotros menos en el pecado", dice la teología de San Pablo.

Y cuando en los nuevos tiempos el Concilio Vaticano II dice que el misterio del hombre no se puede entender sin el misterio del Verbo encarnado, nos dice: "En Él, la naturaleza humana asumida, no absorbida, ha sido elevada también en nosotros a dignidad sin igual. El hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre. Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amo con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de los nuestros, semejante en todo a nosotros, excepto en el pecado". Es para llorar de alegría y de gratitud, saber que ese Dios infinito se hizo carne como yo, y habitó entre nosotros. Si Cristo hubiera realizado su encarnación hoy, y hoy en 1978 fuera un hombre de 30 años, estuviera aquí en Catedral y no lo distinguiéramos entre todos ustedes. Un hombre de 30 años, un campesino de Nazaret, aquí en Catedral como cualquier campesino de nuestros cantones estuviera el Hijo de Dios hecho carne y no lo conociéramos: ¡Todo semejante a nosotros!

c) María no puede ser omitida en el Misterio de la Navidad

María no puede hacerse a un lado en este tiempo de Adviento y de Navidad. Nadie como María nos enseñará el espíritu de adoración ante el Cristo que es Verbo de Dios hecho carne, nadie sintió la experiencia tan viva, de que en sus propias entrañas el Verbo se hiciera carne. Ella le ofreció en nombre de toda la carne humana el pequeño seno virginal, donde Cristo se encarna para asumir en sí como nos acaba de decir el Concilio: todas las manos de los trabajadores, todos los cerebros de los pensadores, todos los corazones de los que aman, todas las angustias de los que sufren, todas las esperanzas de los hombres, todas las alegrías humanas. Nada humano es ajeno a Jesucristo, porque Él se ha hecho carne, ha querido asumir todo lo que significa la carne en su dignidad de Hijo de Dios.

Hermanos, Yo los invito que durante los días de Navidad prolonguen esta meditación: quién es ese Niño que nace en Belén. Y en vez de pensar tanto en regalos, en comilonas y en tarjetas de Navidad, y cosas que hacen perder el tiempo y no dejan meditar, mediten esto. Esto es lo principal de Navidad, no dejemos que la comercialicen, no dejemos que la profanen, que la paganicen. Recojámosla con el espíritu respetuoso y venerémosla en nuestro hogar, en nuestra pobreza. Cuanto más pobres y enfermos, mejor. Yo soy la carne que Cristo ha asumido. ¡Bendito sea Dios que quiso hacerse parte de mi vida al hacerse carne como yo!

2º. LA IGLESIA PROLONGA EN LA HISTORIA ESE MISTERIO DE LA ENCARNACION DE CRISTO

Esa encarnación prodigiosa no se quedó allá hace veinte siglos, como un recuerdo. Lo bello es que esa encarnación la ha querido prolongar el Señor en su Iglesia. Voy a leerles también aquí otro pensamiento sublime del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia: "Esta sociedad que se llama Iglesia, provista de sus órganos jerárquicos y el Cuerpo místico de Cristo, la asamblea visible y la comunidad espiritual, la Iglesia terrestre y la Iglesia enriquecida con los bienes celestiales, no deben ser considerados como dos cosas distintas, sino que más bien forman una realidad compleja que está integrada de un elemento humano y otro divino. Por eso se la compara, por una notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a Él, de modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para el acrecentamiento de su cuerpo".

Todo el número 8 de la Constitución Lumen Gentium, explica ese misterio de la encarnación que es Dios hecho carne prolongándose en la Iglesia que es también "Cuerpo de Cristo en la Historia". Fue el título, como ustedes recuerdan, de mi Segunda Carta Pastoral: "La Iglesia, Cuerpo de Cristo en la Historia". Quiere decir que nosotros ahora, hombres de 1978, asumidos por el bautismo al cuerpo de la Iglesia, somos la carne de Cristo aquí y ahora. Nadie está excluido de esa dignidad, sólo aquel que se quiera excluir y traicionar esta Iglesia manchándola con tantas calumnias, olvidándose de que "quien escupe al cielo le cae en la cara". Todos los que están escupiendo a la Iglesia en esta hora se están escupiendo a si mismo. Son ellos, como nosotros, bautizados, miembros vivos que integramos el Cuerpo de Cristo. Y Cristo se vale de este organismo humano que es la jerarquía: el Papa, los obispos, los sacerdotes, la institución Iglesia, contra la cual muchas veces nos expresamos tal vez con mucho desprecio. Sepamos que es la carne de Cristo, y como decíamos antes, carne en su situación concreta de pecado. No nos asuste que en la misma jerarquía, en el mismo sacerdocio, en los mismos matrimonios que se dicen cristianos, tengamos que llamar la atención de ser santos porque somos cuerpo de Cristo. No nos extrañe, digo, que en todos los estamentos humanos de la Iglesia exista el pecado porque la carne está necesitada de conversión hacia el verdadero Dios. Y si Cristo se hizo carne fue para redimirla.

Esta Iglesia, carne de Cristo en la Historia, necesita redención en todos los tiempos. Y en 1978, obispos, sacerdotes y fieles, todos, necesitamos redención; somos carne putrefacta, somos carne frágil, somos carne de Cristo en la Historia. Nadie puede decir que puede tirar la primera piedra cuando todos somos pecadores. Por eso decíamos que si la Iglesia tiene la valentía de denunciar los pecados del mundo, no es porque ella se crea impoluta, sino porque "el que denuncia está también dispuesto a ser denunciado", y tiene la obligación de convertirse y de corregirse para Dios, como nos va a decir hoy San Pablo.

La comunidad de Tesalónica como toda comunidad, es obra del Espíritu Santo y prolonga "la voluntad de Dios en Cristo Jesús".

La segunda lectura de hoy, precisamente nos habla de una comunidad: la de Tesalónica, como podría ser la de San Salvador, la de cualquier parroquia nuestra -y la Iglesia es comunidad-. Donde San Pablo dice cuáles son los secretos para que ese espíritu de Dios que le dio carne al Hijo de Dios hecho hombre y le sigue dando vida y consistencia a esta Iglesia, prolongación de Cristo en la Historia, sea verdaderamente una comunidad que honre a Cristo.

a) Virtudes y actitudes: alegría..., oración..., acción de gracias...

Yo les invito a que en esta semana, en estas horas en que El Salvador parece que no tiene lugar para la alegría, escuchen a San Pablo como nos repite: "Hermanos, estén siempre alegres. Sean constantes en el orar. En toda ocasión tengan Acción de Gracias: esta es la voluntad de Dios, en Cristo Jesús, respecto de ustedes". El cristiano, la comunidad cristiana, no debe estar desesperada. Si se muere alguien en la familia, no debemos llorar como hombres sin esperanza. Si en la historia de nuestra patria se han entenebrecido los cielos, no desesperemos. Somos una comunidad de esperanza y como los israelitas en Babilonia, esperemos la hora de la liberación: ¡llegará! "Llegará porque Dios es fiel, dice San Pablo". Y esta alegría tiene que ser como una oración: "El que les ha llamado es fiel y cumplirá sus promesas".

Esta comunidad Iglesia es la que canta en la primera lectura de hoy: "Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios porque me ha vestido un traje de gala, y me ha envuelto con un manto de triunfo -miren qué comparación- como el novio que se pone la corona o la novia que se adorna con sus joyas". Cosa bella es ver un hombre y una mujer joven que se aman y van al altar vestidos con su mejor ropa. Van a entregarse al amor. Esa es la comparación que usa Cristo hoy, es Dios en el viejo Testamento para decir este pacto del Dios que nos quiere salvar y el pueblo que necesita salvación. Y la comparación se hace todavía más poética: "Como el suelo hecha sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos". Me imagino yo que el que siembra un jardín, de la tierra espera que surjan las flores. Pero es él, el que ha puesto las semillas. Esto es lo que ha hecho Dios en la redención cuando dice: "Me ha enviado a evangelizar a los pobres, para anunciar la buena nueva a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros, la libertad". ¿No les parece que es la voz de la Iglesia aquí en El Salvador gritando: ¡amnistía! ¡libertad! Gritando: ¡no más torturas!, ¡no más dolor! Es la voz de Dios que quiere sembrar bonanza, bien en la tierra. Y esta tierra florecerá. Lo ha prometido el Señor y no fallará. ¿Cuándo? No lo sabemos, esperemos. Como el agricultor que no se impacienta porque sabe que a su hora reverdecerá el jardín.

"Yo tengo fe que todo cambiará", dice la bonita canción de los jóvenes ahora. ¡Cántenla con toda alegría! "Yo tengo fe que todo cambiará", ciertamente porque Dios ha venido, el Verbo se ha hecho carne y quiere vivir no en individuo. Esto, por favor, tengámoslo muy en cuenta que es causa de un conflicto muy grande en la Iglesia de hoy: el cambio de una piedad individualista a una piedad comunitaria. Ya no es tiempo de decir: "yo traté de salvarme, no me importan los demás". Porque si no te salvas con otros, puede ser que no te salves tú solo. La salvación que Cristo ha traído es en comunidad, es Iglesia.

b) No despreciemos la ayuda del Espíritu Santo

En la segunda lectura de hoy hay también unos pensamientos que yo les voy a decir ahora, con toda confianza de Pastor con su pueblo. Son como las normas que quieren ser en mi pastoral lo que San Pablo les dice a los tesalonicenses: "No apaguéis el Espíritu. No despreciéis el don de la profecía. Examinadlo todo quedándoos con lo bueno". ¿Qué quiere decir esto: "no extingáis el Espíritu"? Yo siento esta palabra, como Obispo y Pastor, con una tremenda responsabilidad. Porque yo sé que el Espíritu de Dios, que hizo el cuerpo de Cristo en las entrañas de María y sigue haciendo la Iglesia en la Historia aquí en la Arquidiócesis, es un espíritu que está -como dice el Génesis- aleteando sobre una nueva creación. Yo siento que hay algo nuevo en la Arquidiócesis. Soy hombre frágil, limitado y no se que es lo que está pasando, pero sí se que Dios lo sabe. Y mi papel como Pastor es esto que me dice hoy San Pablo: "No extingáis el Espíritu". Si con un sentido de autoritarismo yo le digo a un sacerdote: ¡no haga eso!; o a una comunidad: ¡no vaya por allí! Y me quiero constituir como que yo fuera el Espíritu Santo y voy a hacer una Iglesia a mi gusto, estaría extinguiendo el Espíritu. Pero sí, también, me dice San Pablo: "Probadlo todo, examinándolo y quedándoos con lo bueno".

Esto le pido mucho al Espíritu Santo: lo que se llama el don del discernimiento. Hermanos, yo les invito, y cuanto más edad tengamos más les invito, a este sentido tan difícil del discernimiento. Cuanto más viejo es uno, le parece que sólo lo de uno es verdadero y lo de los jóvenes parecen locuras, novedades: "no hay que hacerles caso ". ¡Mucho cuidado!, "no extingáis el Espíritu, examinadlo y quedáos con lo bueno". Claro, que de los jóvenes no vamos a aprender a fumar marihuana, de los jóvenes no vamos a aprender el libertinaje, del mundo no vamos a aprender los vicios. Pero en ese mundo de vicios y de marihuana, y de defectos... el Espíritu de Dios está aleteando. Y por eso digo en mi Carta Pastoral: "La Iglesia tiene que ir con Cristo sin tenerle miedo que le digan que está comiendo con publicanos y prostitutas". La Iglesia es Cristo encarnado en la carne real, concreta; y esa carne que hoy puede ser carne de una prostituta, mañana puede ser la carne arrepentida de una santa como fue la Magdalena. Y esa carne que hoy es carne de un San Agustín, en devaneos mundanos y libertinos, que le parecía que no se podía ser casto, mañana puede ser la carne de San Agustín el pecador arrepentido. A los muchachos de hoy, y a las comunidades que tienen tal vez hasta sus cosas estrambóticas, les digo: seleccionemos lo bueno.

Ayúdenme queridos sacerdotes, queridos catequistas, queridas religiosas, a ser comprensivos y a pedirle al Espíritu Santo el don del discernimiento, para descubrir en esta Iglesia bella de la Arquidiócesis, los verdaderos valores. ¡El Espíritu no se repite!

Dice una frase bíblica muy significativa: "El Espíritu hace nuevas todas las cosas". Nosotros somos los que envejecemos y queremos que todos se haga según nuestro patrón de viejos. El Espíritu nunca es viejo, el Espíritu siempre es joven. Ayer que daba la confirmación a un grupo de jóvenes, en la Colonia Santa Lucía, les decía esta frase. Qué gusto me dieron aquellos jóvenes recibiendo el Espíritu Santo con tanta conciencia. Uno de los jóvenes dijo: "nos hemos comprometido con el Espíritu Santo, queremos sele fieles". Esta es la Iglesia que prolonga la encarnación de Jesucristo, esta Iglesia que es encarnación y en la cual, por tanto, hay mucho de bueno y hay mucho de malo.

Fíjense en una frase que nos revela mucho del Concilio Vaticano II: "La vocación del hombre es única, es una vocación divina. Por eso debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en forma de sólo Dios conocida, se asocien todos los hombres a este misterio Pascual". Es una frase también para mí muy reveladora cuando pienso que no sólo en los límites de la Iglesia Católica, mucho menos en los más estrechos límites del sacerdocio y del episcopado o de la vida religiosa, sólo allí, estuviera lo bueno; y que todo lo demás es malo. ¡Mentira! Aquí nos acaba de decir el Concilio que: "fuera de la Iglesia Católica, siendo que todos los hombres son llamados a esta vocación divina, el Espíritu Santo se las arreglará -dice- por caminos que sólo Él conoce para hacer participante de este misterio de Cristo, a los hombres aunque no sean cristianos". Qué vergüenza cuando uno piensa que tal vez hay paganos, gente que no tiene fe en Cristo, pero que tal vez son más buenos que nosotros y están más cerca del Reino de Dios.

¿Se acuerdan cuando Cristo recibió la visita de un pagano centurión? Y cuando Cristo le dijo: "Voy a ir a curar a tu siervo". El centurión, lleno de humildad y de confianza le dice: " ¡No, Señor! No soy digno de que vayas allá. Dí una sola palabra y mi siervo quedará sano". Cristo se admira -dice el Evangelio- y dice: "En verdad no he encontrado tanta fe en Israel". Yo digo: Cristo dirá también de esta Iglesia: fuera de los límites del catolicismo tal vez hay más fe, más santidad. Por eso no tenemos que extinguir el Espíritu... El Espíritu no es monopolio de un movimiento, de un movimiento cristiano, de una jerarquía, ni de un sacerdocio, ni de una congregación religiosa. El Espíritu es libre y busca que los hombres, donde quiera que se encuentren, realicen su vocación de encontrarse con Cristo. El que se hizo carne para salvar toda carne humana. Eso sí, queridos hermanos, y yo sé que a la Catedral llega también gente que hasta ha perdido la fe o no es cristiana: ¡Sean bienvenidos! Y si esta palabra les está diciendo algo, yo los invito a reflexionar en la intimidad de sus conciencias porque, como Cristo, les puedo decir: El Reino de Dios no está lejos de tí, el Reino de Dios está dentro de tu corazón, búscalo y lo encontrarás.

3º. DIOS SE HA HECHO HOMBRE PARA QUE NOS HAGAMOS DIOS

Dios se ha hecho hombre y ha asumido esta carne concreta de crímenes, de violencia, de zozobra. Todo eso es la carne, mezcolanza de justicia y de atropello, de inocencia y de pecado. Todo eso lo ha asumido Cristo para redimimos del pecado y obtener la vida de Dios, para que nos convirtamos y participemos en su vida divina. Cristo sigue hoy encarnándose en nuestra vida diaria, asítenemos los siguientes hechos.

HECHOS DE LA SEMANA

Yo, desde mi Iglesia, dirijo la mirada al centro de este catolicismo que es el Papa. Y encuentro con alegría, rasgos que vienen a confirmar nuestra pastoral:

El Santo Padre, escribiendo a las Naciones Unidas, al celebrarse los 30 años de los Derechos Humanos, invoca con tristeza: "Aunque no se puede ignorar que ha habido ya algún progreso. Nos vemos obligados a observar una, aparentemente, creciente divergencia entre las significativas declaraciones de las Naciones Unidas y las a veces generalizadas violaciones de los Derechos Humanos en todas partes de la sociedad y el mundo". Con su palabra seria, comprueba que hay gobiernos y muchos Estados donde los Derechos Humanos están siendo pisoteados, y hay muchos abusos de poder. Juan Pablo II se mantiene, también, preocupado por la situación de Nicaragua; con palabra firme, pero respetuosa, le dijo al Embajador de ese país: la libertad que la Iglesia debe tener y el respeto a los Derechos Humanos que las autoridades de un gobierno deben tener para su pueblo. -Exhorta a Chile y Argentina a superar su diferendo. -Con su anuencia, se escogió como tema para el Sínodo Mundial de 1980: "Las tareas de la familia cristiana".

En Santiago de Chile hubo un simposio que se clausuró el 25 de noviembre. Yo tuve una amable invitación del Cardenal de Santiago de Chile. Pero preferí, por la situación de mi país, quedarme siempre con mi pueblo que será el mejor testimonio que mejor se pueda dar. Pero desde allá tienen la bondad de notificarme la asistencia: Cardenal Silva Henríquez, Cardenal Arns de Brasil, y de otras personalidades del mundo diplomático, protestantes, etc. Entre las declaraciones del Simposio, declaran: "... que muchos gobiernos han impuesto sistemas que relativizan el valor de la persona y en que la razón de Estado es pretexto suficiente para ejercitar las más variadas formas de violencia institucionalizada y tortura". Exhortan a los creyentes del mundo entero a unirse en un esfuerzo común de creación y de acción, de modo que impulsados por la fe, busquen valerosamente la verdad y la justicia, y realicen un renovado esfuerzo por recrear la solidaridad de los grupos, pueblos y naciones. Se refieren, bastante detalladamente, al atropello de las libertades, de la justicia, de la vida de muchos países, sobre todo en nuestro continente. Las relaciones Iglesia-gobierno están seriamente lastradas por los conflictos del gobierno con el pueblo. La Iglesia pide concretamente informes sobre 650 desaparecidos. Como siempre, también allá, cuando la Iglesia toca intereses del gobierno o del capital, se la tilda de comunista.

En nuestra Arquidiócesis, alegrémonos también con los hechos de nuestra casa:

Bodas de oro de haber llegado al país, de las Hermanas Franciscanas. - Bodas de Plata de vida religiosa de las Hnas. Angela Cáceres, Elena de Jesús Cáceres y Josefina Núñez. -Partieron de la Ceiba, religiosas Somascas para iniciar trabajos pastorales en Brasil.

Quiero agradecer el apoyo público que se ha dado a mi persona por parte del Senado Presbiteral, de movimientos populares y del "Eco de Oriente" -semanario de San Miguel-.

También, unas palabras que me han llenado de ánimo. Los Cardenales: Fr. Marty, de París; Basil Hume, de Inglaterra; Josef Suenens, de Bélgica; en una carta inesperada, por lo grandioso que significa para mí este apoyo. Dicen, entre otras cosas: "Nos recuerda esta lucha por los derechos humanos que cada hombre es una imagen visible del Dios invisible. En realidad en cada hombre o mujer nos tropezamos con el mismo Dios y con su llamado en favor de la justicia y del amor. Las violaciones sistemáticas de los derechos humanos son en sí mismas una cruda negación de la fe cristiana en la Encarnación. Nos duele que el testimonio profético de Ud. se vea afrentado con ataques públicos a la Iglesia. Hemos leído con gran tristeza como, por medio de la prensa y otros medios, se lanza una campaña de vilipendio que trata de desprestigiar su liderazgo. Queremos en esta oportunidad asegurarle nuestra solidaridad fraternal". Me alegra, no por ser a mí esta solidaridad, sino por ser en favor de este sentimiento de la encarnación de Dios en nuestra dignidad humana. Me alegra de que todo esto que estamos haciendo, aunque sea mal visto por algunos, por parte de Dios y a la luz de su palabra que hoy hemos reflexionado sea su Encarnación. Veamos de qué cosas es capaz el amor de Dios cuando ama esta carne que ya podría merecer todo el desprecio y, sin embargo, nos sigue amando hasta la locura de hacerse niño en la cuna de Belén.

En Potonico, Chalatenango, se robaron las hostias la semana antepasada. El 20 de diciembre a las diez de la mañana, vamos a tener un acto de desagravio, para el cual invito a todos los pueblos vecinos de Potonico.

Quiero felicitar a la Parroquia de Candelaria de Cuscatlán y a su párroco el P. Interiano, por su fiesta patronal de Dulce Nombre de María y por el agrandamiento de su Escuela Parroquial.

Felicito al párroco y a la Parroquia de San Rafael Cedros, que el 16 de diciembre tuvieron su sexta promoción de la Academia San Rafael.

Vida de nuestras comunidades

-Domingo 10: Hubo en San Rafael Cedros una reunión de laicos de todo el Departamento de Cuscatlán. Yo estuve en Potrero Grande, Aguilares.

-Lunes 11 -. Tuve una entrevista con gente que conoció muy a fondo al P. Neto Barrera y ellos expresaban con verdadero agradecimiento y hasta con lágrimas, el cariño para un sacerdote que les enseñó a amarse. Me decían: "Antes éramos muy egoístas, sólo buscábamos lo nuestro; pero él comenzó a decirnos que nos comprendiéramos, que nos ayudáramos". Yo creo que si un árbol se conoce por sus frutos, este fruto está diciendo de la labor sacerdotal del P. Neto. Ratifico, con esta ocasión, la posición de la Carta Pastoral, la cual afianza su apoyo a todo lo justo donde quiera que se encuentre. Así como rechaza todo lo injusto y abusivo donde quiera que se encuentre.

-Martes 12: Día de la Virgen de Guadalupe, por lo menos unas 60.000 personas desfilaron peregrinando ante la Morenita del Tepeyac. -Yo celebré en Dulce Nombre de María. Saludé a los nuevos Párrocos, Padres de Maryknoll y a las Oblatas del Sagrado Corazón que trabajan allá. -Por la noche, celebré en la Colonia de Las Delicias, Sta. Tecla, y me reuní con un grupo juvenil y P. Aguilar. -Lamento no haber podido asistir a la invitación del P. Eleodoro Orellana, en la Colonia Guadalupe de Soyapango.

-Miércoles 13: Día de Santa Lucía, Patrona de Suchitoto, estuve allá. Fue nombrado el Párroco, P. Jorge Venavides. Saludé a la Sociedad de Jesús Nazareno y tuve el gusto de estar con todos los sacerdotes de la Vicaría de Cuscatlán. El P. Moreno estaba enfermo, espero esté mejor. -Un grupo de señores de la Colonia Santa Lucía me llevó el producto de sus reflexiones sobre la Carta Pastoral. -Siento no haber atendido a la invitación de Apastepeque, de otra diócesis

. -Jueves 14: Asistí a la fiesta patronal de la Inmaculada en San Pablo Tacachico, preparada por la parroquia y el P. Jorge Salinas y otros sacerdotes de la Vicaría. Hubo reunión de agentes de Pastoral

. -Sábado 16: En la Colonia Santa Lucía un grupo de Primera Comunión y Confirmación, preparado durante un año por el P. Astor. Los padres de familia aceptaron trajes sin ampulosidades. -También en la Iglesia de El Calvario, hubo Primeras Comuniones y Confirmaciones.

Hoy Domingo 17: Está celebrándose en el Colegio Guadalupano una convivencia de comunidades eclesiales de base y movimientos laicales. Habrán unas mil personas y el tema de reflexión es "La Comunidad". -Esta tarde estaremos en Rosario de Mora, donde las hermanas Oblatas al Divino Amor, han preparado Confirmaciones y Primeras Comuniones. -A las 8 de la noche estaré en la Parroquia de San Sebastián, huérfana por el asesinato del P. Neto, va a recibir su nuevo Pastor P. Juan Antonio Gutiérrez.

Una confirmación más consciente. Quiero invitarles a secundar estas iniciativas. Se ha puesto como norma una edad mínima de 8 años, pero los párrocos prepararán grupos de edad mayor para que la reciban con más conciencia. Aquí en Catedral seguiremos confirmando con esas condiciones hasta Semana Santa. De Semana Santa para allá, no habrá más confirmaciones en Catedral. Las confirmaciones se van a organizar en las vicarias y parroquias porque es un sacramento que debe de tener mucho sentido de comunidad y de parroquia. Estos ensayos que hemos hecho en las diversas comunidades me han dicho lo rica que es la confirmación bien preparada en comunión con su párroco y su comunidad. De modo que yo les invito a todos los que tienen niño o jóvenes de confirmar que vayan organizando con sus parroquias y con sus vicarías este sacramento de tanta importancia.

En la página de solidaridad, en "Orientación", quiero invitarles a leer las declaraciones de Francisco Baltazar Campos Mendoza, hoy asilado en la Embajada de México. Son unas declaraciones autorizadas ante abogado, donde narra las horribles torturas de que fue objeto y cómo se le quiso dinamitar con otros tres torturados. Pero él, por puro milagro, pudo ponerse a salvo al despertar de una inyección misteriosa que le habían puesto mientras los otros quedaron hechos pedazos cuando estalló la dinamita. En su declaración menciona que en las cárceles habló con Pedro Arístides Pineda, José Victoriano Arévalo Romero, Domingo Chávez Martínez, Jorge Vitelio Martínez y Lil Milagro Ramírez, la cual le contó haber hablado en la Guardia hace mucho tiempo con el Dr. Carlos Madriz quien a su vez vio a Jorge Luis Zelayandía.

Una comisión que ha estudiado la declaración de Campos Mendoza ha sacado estas conclusiones:

1.-Es una prueba más de que existen presos políticos en las cárceles de los cuerpos de seguridad a pesar de que estos lo nieguen sistemáticamente.

2.-Demuestra que en nuestro país es ineficaz el recurso de exhibición personal.

3.-Confirma el uso ilegal de crueles torturas durante los interrogatorios realizados por los cuerpos de seguridad.

4.-Revela el ilegal uso de droga durante estos interrogatorios.

5.-Deslegitima las declaraciones extrajudiciales presentadas a los tribunales por los cuerpos de seguridad para acusar a un reo.

6.-Manifiesta lo injusta y arbitraria que es la disposición del Art. 496 del Código Procesal Penal que reconoce como prueba suficiente para decretar detención provisional, la confesión extrajudicial rendida ante los cuerpos de seguridad en presencia de testigos nombrados por éstos.

7.-Desenmascara varias maniobras de los cuerpos de seguridad para hacer desaparecer definitivamente a algunos de sus capturados.

8.-Viene a ser el clamor de un pueblo oprimido y torturado que invita a todos los hombres de buena voluntad a colaborar para que en El Salvador: cesen las torturas, se derogue la Ley de Defensa y Garantía del Orden Público, se libere a los desaparecidos y presos políticos, haya verdadera justicia social que fundamente una paz duradera".

Los cuatro secuestrados es una triste noticia que también sitúo en este campo. Los Señores Fritz Schuitema, Ian Massie, Michael Chatterton y Takakasu Susuki, siguen secuestrados. Con las tres empresas y familiares he tenido relaciones personales en mi sincero deseo de ayudar pastoralmente. Y quiero decir, hasta donde llegue esta voz, que las dos condiciones políticas puestas para liberar a los secuestrados son la libertad de cinco reos: Lil Milagro Ramírez Huezo, Manuel Rivera, Juan Gonzalo Parada, Jorge Luis Zelayandía y Sonia Estela Ramírez. Y la segunda condición: la publicación del manifiesto de la FARN en periódicos del país. Estas dos condiciones no dependen de las familias ni de las empresas. La misma comisión para ayudar e interceder en estos secuestros quedó integrada, pidió audiencia al Sr. Presidente y no se le ha concedido. Está dispuesta a poner toda su colaboración en cuanto esté a su alcance; las familias y empresas también están dispuestas a negociar la libertad de estos cuatro señores.

Y, por tanto, en nombre de la Iglesia, yo quiero recordar aquí lo que el Papa mismo dijo en estos días hablando al final de su audiencia de la semana: "... el secuestro es una plaga que provoca mucho sufrimiento y es indigna de los países civilizados. En el nombre de Dios -dijo textualmente- apelo a los responsables para que liberen a las personas que mantienen cautivas por rescate y también deseo recordarles que Dios es el vengador de las acciones de la humanidad". Me alegro de que este pensamiento del Papa apoye lo que yo supliqué en "Orientación", también: Una Navidad sin presos políticos ni secuestrados.

Si estas letras llegaren a conocimiento de quienes tienen en su poder a hermanos víctimas del desaparecimiento o del secuestro, sepan que junto con mi solidaridad para con el sufrimiento y el dolor de las víctimas y sus familias quiero manifestar también a Uds. mi súplica encarecida, inspirada en el amor y la justicia cristiana, de que respeten la vida y la dignidad humanas de sus cautivos y no sofoquen el derecho humano que ellos, al igual que ustedes, tienen a la libertad. Recuerden que la misma lucha por el bienestar o las reivindicaciones justas del pueblo que ustedes dicen profesar, pierden su eficacia y su simpatía cuando las empapan y afean otras injusticias y violencias. Celebremos con el esfuerzo de todos una Navidad feliz, una Navidad sin desaparecidos, sin reos políticos, sin secuestrados, una Navidad que congregue a toda la familia sin dolor y sin miedo en el hogar.

El pensamiento que nos lleva ya al altar. En esta mañana hemos concretado aquí en nuestra comunidad y en nuestra patria las realidades de la carne que vivimos; toda esta carne, la ha asumido Cristo. Pero llena de alegría la Jerusalén que se libera, mira que ha de brotar de esta tierra la justicia y el amor. Y San Pablo nos exhorta: "Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de Nuestro Señor Jesucristo. Así sea...

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