SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO,
OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
(MEMORIA OBLIGATORIA)
OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA
(MEMORIA OBLIGATORIA)
MISA: “Aleluya”, sin “Gloria” ni “Credo” / Oraciones propias [686] / Prefacio de los santos Pastores [491] Leccionario IV: Jr 26, 1-9; Sal 68, 5. 8-10. 14 [681]; Mt 13, 54-58 [419].LITURGIA DE LAS HORAS: Tomo III / Los salmos y sus antífonas se toman del “Viernes I” del Salterio [848] / La 2ª lectura del Oficio y la oración conclusiva son propias [1573] / La 1ª lectura del Oficio (“Año II”) del miércoles XVII del T. Ordinario [637] / Todo lo demás del Común de pastores [1714], de doctores de la Iglesia [1739] o del “Viernes I” del Salterio [847].
LECTURAS
Lectura del libro de Jeremías 26, 1-9
Lectura del libro de Jeremías 26, 1-9
Al comienzo del reinado de Joaquím, hijo de Josías, rey de Judá, llegó esta palabra a Jeremías, de parte del Señor:
«Así habla el Señor: Párate en el atrio de la Casa del Señor y di a toda la gente de las ciudades de Judá que vienen a postrarse en la Casa del Señor todas las palabras que Yo te mandé decirles, sin omitir ni una sola. Tal vez escuchen y se conviertan de su mal camino; entonces Yo me arrepentiré del mal que pienso hacerles a causa de la maldad de sus acciones. Tú les dirás: Así habla el Señor: Si ustedes no me escuchan ni caminan según la Ley que Yo les propuse; si no escuchan las palabras de mis servidores los profetas, que Yo les envío incansablemente y a quienes ustedes no han escuchado, entonces Yo trataré a esta Casa como traté a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra».
Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías mientras él pronunciaba estas palabras en la Casa del Señor, Y apenas Jeremías terminó de decir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y los profetas se le echaron encima, diciendo: «¡Vas a morir! Porque has profetizado en nombre del Señor, diciendo: Esta Casa será como Silo, y esta ciudad será arrasada y quedará deshabitada».
Entonces todo el pueblo se amontonó alrededor de Jeremías en la Casa del Señor.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 68, 5. 8-10. 14
R. ¡Respóndeme, Dios mío, por tu gran amor!
Más numerosos que los cabellos de mi cabeza
son los que me odian sin motivo;
más fuertes que mis huesos,
los que me atacan sin razón.
¡Y hasta tengo que devolver lo que yo no he robado! R.
Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;
me convertí en un extraño para mis hermanos,
fui un extranjero para los hijos de mi madre:
porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian. R.
Pero mi oración sube hasta ti, Señor,
en el momento favorable:
respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,
sálvame, por tu fidelidad. R.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 13, 54-58
Al llegar a su pueblo, Jesús se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados.
«¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?»
Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Entonces les dijo: «Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia» .
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
Palabra del Señor




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