Por Padre Phil Bloom
Tema básico: Tenemos sed, pero ignoramos la única agua que puede satisfacernos.

La gente hoy parece a los hombres en aquel barco - sedientos, pero inconscientes del agua potable tan accesible. El Papa Benedicto hablo de esto en el Día Mundial de Juventud. Dirigiendose a una muchedumbre de medio millón en Sidney, Australia, dijo, "En muchas de nuestras sociedades, junto a la prosperidad material, se está expandiendo el desierto espiritual: un vacío interior, un miedo indefinible, un larvado sentido de desesperación. ¿Cuántos de nuestros semejantes han cavado aljibes agrietados y vacíos (cf. Jr 2,13) en una búsqueda desesperada de significado...?"
Hablando a los jóvenes, el Santo Padre identifico las cosas que anhelamos: amor que perdura, oportunidad para compartir dones, unidad basada sobre la verdad, comunión que respeta la libertad del otro. Se puede resumirlo diciendo que queremos tres cosas: la verdad, el bien y la belleza. Sin embargo, dijo el Papa Benedicto, "la elección en sí misma se convierte en bien, la novedad se hace pasar como belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad."** Esas cosas no malas en si, pero quedarse con ellas es como sacar humedad de lona mientras flotamos sobre una inmensidad de agua dulce.
¿Y cual es ese océano de agua viva? El papa contesto en una sola palabra: Jesús. Solamente por Jesús y su Espíritu Santo encontráramos la belleza, el bien y la verdad que deseamos. Solo el puede darnos amor que perdura, libertad que respeta cada persona.
En el evangelio de hoy, Jesús toma el pan, lo bendice, lo parte y lo da los discípulos para repartir. El evangelista nota, "todos comieron hasta saciarse." Isaias dice, "Todos ustedes, que tienen sed, vengan por agua." Y en el Salmos hemos dicho estas palabras de gratitud a Dios: "abres tu mano, y sacias de favores a todo viviente."
Vengan por agua. Dios quiere dar un don que nos satisfacerá, un don que nos cambiara. Como conclusión, quisiera citar la invitación del Papa Benedicto a los jóvenes: "El amor de Dios puede derramar su fuerza sólo cuando le permitimos cambiarnos por dentro. Debemos permitirle penetrar en la dura costra de nuestra indiferencia, de nuestro cansancio espiritual, de nuestro ciego conformismo con el espíritu de nuestro tiempo. Sólo entonces podemos permitirle encender nuestra imaginación y modelar nuestros deseos más profundos." Vengan a Jesús. Vengan por agua.
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