Cromañón: Credos mantienen asistencia espiritual indispensable tras la tragedia
Católicos, evangélicos, judíos y musulmanes acompañaron desde un principio a quienes perdieron 194 vidas jóvenes, y también a los sobrevientes del incendio. El porqué y el cómo de una búsqueda creativa desde la fe ante "tanta muerte absurda".Católicos, evangélicos, judíos y musulmanes acompañaron desde un principio a las familias de Cromañón, una tragedia que dejó 194 muertes, a la cual los credos calificaron de "fuerte y dolorosa".
La asistencia ininterrumpida desde aquel 30 de diciembre de 2004 no se limitó a lo espiritual, sino que los religiosos apoyaron el reclamo de justicia, según la consigna de monseñor Jorge Lozano, por entonces obispo auxiliar de Buenos Aires: "No más. Tampoco menos".
Las Iglesias fueron las primeras en reaccionar en forma institucional frente a quienes exigían respuestas y buscaban consuelo ante un hecho que, según denunciaron después, puso al descubierto la corrupción, impericia y omisiones del poder político de la ciudad.
Habían pasado unas horas apenas y un telegrama del entonces papa Juan Pablo II, manifestando su "profundo pesar" por las numerosas muertes jóvenes, daba una idea acabada de la repercusión internacional del hecho.
La madrugada del 31 de diciembre, el cardenal Jorge Bergoglio visitó a heridos en los hospitales, mientras encomendaba a monseñor Eduardo García, uno de sus colaboradores, celebrar misa en Bartolomé Mitre y Ecuador, donde los seguidores del grupo Callejeros levantaron un campamento de vigilia.
El pastor evangélico Dante Contardí, en tanto, rezaba en Plaza Miserere, donde jóvenes y familias se sumaron espontáneamente a la plegaria, a pesar de cierta resistencia inicial.
El desconsuelo de tanta gente llevó a monseñor Lozano y al rabino Alejandro Abruj a establecer un grupo de reflexión, en un colegio cercano, donde unos 30 padres hicieron una "búsqueda creativa ante tanta muerte inexplicable", dijeron los organizadores.
"Los padres estábamos shockeados y nos invitaron a un retiro donde pudimos expresar lo que sentíamos. En definitiva, hablar de nuestro dolor. Fue muy especial porque además de un obispo había un rabino y es hermoso sentirse contenidos en la unidad de las religiones", comentó a VR Noemí Canziani, madre de Soledad, una de las víctimas, sobre aquella instancia espiritual.
El cardenal Bergoglio presidió una misa en la catedral metropolitana a un mes de la tragedia, pero sus palabras resonaron fuerte durante la fiesta religiosa del Corpus, tras una procesión con velas en igual número que fallecidos.
El purpurado aseguró entonces que Cromañón es "una herida abierta" para la ciudad y reclamó a las autoridades que "se dejen de experimentar con los jóvenes".
La presencia de las Iglesias se manifestó con misas los jueves y domingos en el "santuario" o en la catedral, a una de las cuales asistió por sorpresa el por entonces presidente Néstor Kirchner, y oraciones interreligiosas cada 30 de mes.
La prédica religiosa rozó pocas veces el costado político, a excepción de setiembre, cuando monseñor Lozano pidió que "no se institucionalice la impunidad" en la Causa Cromañón, y que no se ponga "un manto de olvido" a las muertes del 30 de diciembre.
El prelado también alentó a las familias a que "la tristeza no los paralice" y a los legisladores a votar "sin dejarse mover por bajos intereses", en una carta que se leyó frente a la Legislatura porteña el día que se decidió la suspensión del jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra.
Los religiosos tuvieron que contener a los sobrevivientes tentados de suicidarse, y asistir las múltiples reacciones que genera la pérdida de un hijo. Entre ellas, la decisión de la madre de Pedro Iglesias, de cremar el cadáver del joven sin consentimiento del padre, el abogado que representa a un grupo de familiares.
En vísperas del cuarto aniversario de la tragedia, los credos organizaron una vigilia de oración en la Plaza de la Memoria, con el objetivo de "no perder la esperanza y mantener vivos tantos sueños jóvenes". En tanto, este martes habrá una misa en la catedral metropolitana y una oración interreligiosa en el "santuario" de Cromañón, a metros del boliche siniestrado.
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