NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

jueves, 8 de enero de 2009

Fiesta del Bautismo del Señor: SOLIDARIO CON EL PUEBLO (Mc 1,7-11)

Publicado por Fundación Epsilón

Aunque el pueblo sea pecador, Jesús se solidariza con él. Y esto por una razón muy sencilla: es más víctima que culpable del pecado. Por eso Jesús siempre estará con el pueblo, especialmente cuando sus gentes toman conciencia de su situación y deciden cambiar, enmendarse, comprometerse y empezar a construir una vida, un mundo sin pecado.

LOS JERARCAS NO FUERON; JESUS, SI

Después de bautizarse el pueblo entero, y mientras oraba Jesús después de su bautismo...

Los únicos que no respondieron a la invitación de Juan fueron los dirigentes; eso es lo que quiere decir Lucas al indicar que se bautizó el pueblo entero.

Faltaron los sumos sacerdotes, consagrados a organizar la liturgia del templo, y por eso, sin tiempo para pararse a pensar si tenían que arrepentirse de algo; tan ocupados estaban en ayudar a los demás a conseguir el perdón de Dios a cambio de una pequeña limosna como señal de arrepentimiento... También le debía robar mucho tiempo la necesidad de castigar a los herejes, sobre todo los que se atrevían a acusarlos a ellos de haberse corrompido y de estar vendidos al poder del im­perio que, a pesar de ser un poder pagano, les garantizaba su permanencia en el cargo siempre que fueran dóciles y obedientes.

Tampoco acudieron los letrados y fariseos: ellos que -¡por supuesto!- no tenían que arrepentirse de nada, ¿cómo iban a mezclarse con aquella chusma, con la gentuza que violaba varios centenares de veces al día sus leyes y sus tradi­ciones?.

Y también faltaron los senadores, los terratenientes, los aristócratas, que sin duda estaban más preocupados por el rendimiento de los jornaleros que cultivaban sus campos a cambio de la comida y poco más, que por esas minucias de las que hablaba Juan: el arrepentimiento, la justicia, el com­partir el pan y el vestido...

Sólo el pueblo, todo el pueblo según Lucas, se acercó a bautizarse expresando el deseo y el compromiso de construir un mundo sin pecado, esto es: sin opresión de los pequeños, sin explotación de los pobres, sin violencia, sin justicia, sin odio, sin egoísmo...

Jesús no era culpable de ningún pecado, no tenía de qué arrepentirse; pero jamás hizo de ese hecho un motivo de orgullo y, mucho menos, de desprecio hacia los demás. Jesús sí que fue, desde su mismo nacimiento, víctima del pecado, y lo sería hasta su misma muerte. Pero el estar libre de culpa no le impidió la solidaridad con los pecadores del pueblo, no en tanto que culpables del pecado, sino en cuanto víctimas del mismo. Así, cuando el pueblo ha manifestado su voluntad de vivir la vida de otra manera, allí está Jesús para someterse él mismo al rito del bautismo, no como símbolo de arrepen­timiento en relación con su pasado, sino como expresión de su compromiso con el futuro: un compromiso de amor a la humanidad que lo llevará, al mantenerlo hasta el final, a en­tregar su propia vida como muestra de amor y testimonio de fidelidad. Esto es lo que significa el bautismo de Jesús: que él se solidariza con ese deseo de cambiar de vida que se expresa en el bautismo del pueblo y que está dispuesto a dar la vida para que ese cambio sea posible, y realizándose de acuerdo con el plan de Dios, plenamente satisfactorio para el hombre.


VINCULADOS A JESUS

... se abrió el cielo, bajó sobre él el Espíritu Santo en forma visible, como paloma, y hubo una voz del cielo:

-Hijo mío eres tú, yo hoy te he engendrado.

La solidaridad de Jesús con el pueblo, con la humanidad que sufre por culpa de una organización de la convivencia contraria al plan de Dios -eso es «el pecado»-, abre el cielo, hace de nuevo posible la comunicación entre Dios y la humanidad. A pesar de la grandiosidad del templo de Jerusa­lén, mandado construir por el rey Herodes, a pesar de las ceremonias organizadas por los jerarcas de la religión y una y mil veces repetidas en aquel templo, a pesar de los esfuerzos de los fariseos por inventarse más y más leyes para aparecer ante la gente y posiblemente ante ellos mismos como los más santos entre los santos, a pesar de todo esto, la comunicación con Dios se había hecho imposible. Sólo el compromiso de un hombre con el resto de los hombres, compromiso de amor hasta la muerte, pudo restablecer la comunicación entre el cielo y la tierra.

Y en ese momento se manifiesta el carácter del mesianismo de Jesús: en él se completa definitivamente la obra creadora, ya que, por poseer en plenitud el Espíritu de Dios, él es el hombre nuevo, y a él le encomienda Dios la tarea de iniciar el definitivo proceso de liberación de la humanidad.

Dice San Pablo que por el bautismo hemos sido vinculados a la muerte de Jesús (Rm 6,3-5). Esto significa que por el bautismo nos hemos vinculado al compromiso de amor hasta la muerte que Jesús asume en su bautismo y completa en la cruz, compromiso liberador en favor de los hombres. El bau­tismo cristiano que no es el bautismo con agua del Bautista, sino el bautismo con Espíritu de Jesús-, supone y exige ese compromiso y nos hace hombres nuevos, hijos de Dios. Por eso, sólo en la solidaridad con el pueblo que sufre las conse­cuencias del pecado que sigue desorganizando la convivencia entre los hombres, podremos realizarnos como hijos de tal Padre, y seremos fieles a nuestro bautismo sólo si luchamos por un mundo nuevo.

No hay comentarios: