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jueves, 29 de enero de 2009

IV Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo B: Liturgia, Reflexiones, Exégesis y Oración


Publicado por Dabar
ANTE TODO, LA FRATERNIDAD

Es bien claro que en la Iglesia hay diversidad de carismas que proceden de un mismo y único Dios y que hacen que la persona que los recibe sea lo que tiene que ser en el Plan de Salvación sin posibilidad de ser otra cosa. Todo carisma es una comunicación de Dios, es ser configurado por y para Dios, es decir, es estar a su servicio. El carisma estructura interna y externamente a la persona, la capacita para una misión concreta en el Plan de Dios y la destina a la obra que puede y debe realizar. Todo cristiano tiene su propio carisma y, por tanto, su propio servicio.

Nadie es cristiano «sin compromiso y sin responsabilidad eclesial», al contrario, sólo se es cristiano comprometiéndose en la Iglesia y para la Iglesia. Consiguientemente, nadie puede eludir su responsabilidad o ceder su puesto a otro. Un servicio no cubierto no lo hará otro, y la inhibición en la tarea encomendada nadie la suplirá.

Pero también es verdad que alguien debe ser el centro de unidad en la comunidad. Y éste es la autoridad. Autoridad que debe aceptar, discernir y encauzar todos los carismas, sabiendo que todos tienen cabida en la comunidad y que ésta tiene necesidad de todos, sin distinción. Discernir no es apagar, y encauzar no es teledirigir. La autoridad es para promover todos los dones que el Espíritu ha repartido entre los fieles. Pero también es misión de la autoridad despertar los carismas, hacer que quienes los han recibido sean conscientes de ellos, que entiendan su significado y alcance, que comprendan para qué se les han dado y que los vivan como un don de Dios que les hace ser lo que son.

Podemos ser todos muy conscientes de nuestros propios carismas y ocupar nuestro puesto dentro de la comunidad, pero si no estoy poseída por la caridad y la comunidad no es una comunidad de amor, ¿de qué sirven los carismas? Cierto que debemos aspirar cada uno a aquello para lo cual Dios nos ha destinado en su Plan de Salvación, pero todo ello no serviría de nada si no lo realizamos a impulsos del amor. Es cierto que hoy la Iglesia se está entendiendo cada vez más como una comunidad de todos, una comunidad en que todos los miembros son corresponsables y activos, pero ¿se entiende esa corresponsabilidad como una exigencia de amor, de unidad y de fraternidad? ¿Es cierto que la corresponsabilidad nos está llevando a una mayor exigencia de acercamiento, de solidaridad, de participación, de comunicación y de interpelación personales? ¿Es cierto que la superación de las «distancias eclesiales», Obispos y clero, clero y fieles, está dando como resultado un verdadero amor fraterno entre todos los miembros de la comunidad?

«Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor...». Podemos haber superado las distancias, las barreras e incluso las incomprensiones—aunque lejos estamos todavía—, pero si no hay amor entre nosotros... Podemos haber cambiado muchos ritos y costumbres, muchas formas de ver las cosas...—todavía nos falta mucho—, pero si no hay amor... Es cierto que todo empieza y todo termina, pero hay algo que no pasa nunca: el amor. San Pablo nos dice que hay que cuidar el amor, ya que éste es la verdadera personalidad de una comunidad; cuando era niño hablaba como niño... Todo lo demás son simples etapas de un crecer. Así como en la vida humana lo importante es que la persona llegue a su madurez, así también lo esencial en la Iglesia es que ésta llegue a ser una comunidad adulta y madura en el amor. Un amor comprensivo, servicial, sin envidias ni diferencias, un amor que no presume, ni se engríe, ni es egoísta, ni se irrita, ni lleva cuenta del mal... Un amor que disculpa sin límites, cree sin límites, aguanta sin límites. Un amor que es todo un «arte» y un ideal siempre a punto de alcanzar. Un amor que es como cada eucaristía que celebramos, algo hecho ya, pero todavía no del todo; algo que se vive ya, pero no en plenitud; algo que se actualiza siempre, pero que nunca se posee del todo; un amor que siempre está en camino hasta que vuelva el Señor Jesús.



DIOS HABLA

DEUTERONOMIO 18,15 20
Moisés habló al pueblo diciendo: «Un profeta, de entre los tuyos, de entre tus hermanos, como yo, te suscitará el Señor, tu Dios. A él le escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea: “No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio; no quiero morir”. El Señor me respondió: “Tienes razón: suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca y les dirá lo que yo le mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. »Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mí nombre lo que yo no le haya mandado o hable en nombre de dioses extranjeros, es reo de muerte.»

I CORINTIOS 7, 32 35
Hermanos: Quiero que os ahorréis preocupaciones: el soltero se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupa de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

MARCOS 1, 21 28
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios». Jesús le increpó: «Cállate y sal de él». El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen. Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.



EXEGESIS

PRIMERA LECTURA
Dentro del libro del Deuteronomio los cap.12-20 contienen el núcleo de la Ley, probablemente la relectura que se hace en tiempos de Josías. Leyes relativas a todos los aspectos de la vida social y cultural.

Dentro de los instituciones que va reglamentando aparece la figura del profeta. Singularmente, ya que el mismo texto afirma que el Señor ‘suscitará’ un profeta. No es por tanto el profeta fruto de una institución, de una familia, de una tradición, sino fruto directo de la intervención de Dios. Así lo vimos en la figura ejemplar de Samuel, el joven guiado por la ‘providencia’ de Dios como de la mano a ser profeta. Al anunciar una gran esperanza, el Deuteronomio promete un nuevo gran profeta, de la altura de “Moisés, su siervo que hablaba con Dios cara a cara” (Ex.33,11).

El profetismo ha tenido gran importancia e influencia en el Reino del Norte y probablemente de allá ha venido a impregnar el pensamiento religioso más cultual y legalista del entorno del Templo en Jerusalén. El profeta siempre es una figura inquietante. Una figura comprometida con su mensaje, con las palabras que lleva. Palabras que son fuego a quien las escucha o no (‘yo le pediré cuentas’ v.19). Palabras desazonadas para quien ha de trasladarlas a otros sin ser suyas. Esta misión intermediaria siempre abrumó al mensajero.

Jeremías constata su falta de autoridad para ser escuchado (“Mira que soy un muchacho” Jer.1,6). Isaías proclama su indignidad ante el Señor tres veces Santo (“Soy un hombre de labios impuros” Is.6,4). Ya el oficio de mensajero fue siempre arriesgado e inseguro; los mensajes llevaban dentro una sentencia, para premio o castigo, y no siempre era previsible el resultado. Lo que para unos era buena noticia se volvía contra el mensajero si ésta era mal recibida (cfr.2 Sam 1,13ss). O podía ser que sólo el tiempo verificase la propia veracidad al cumplirse (cfr.Dt 18,21; Jr 26,20ss; 1 Re 22,13ss).

Atreverse, pues, a actuar como profeta resulta de una insoportable responsabilidad. No es extraño por ello que en todo tiempo los responsable de la Palabra hayamos rehuido ponernos en medio del mensaje, garantizar con nuestra persona la convicción de traer a nuestros oyentes la verdad de la Palabra. Esta era la posición que el pueblo recriminaba a sus maestros: que no hablaban en nombre propio. Y lo que provoca la admiración sobre Jesús ‘que hablaba con autoridad’, que hablaba al modo de los antiguos profetas. Su palabra era su vida. Hablar en el nombre del Señor es una osadía que sólo desde la fe puede asumirse (v.6); desde la confianza en Quien nos ha llamado (“Sé de quién me he fiado”).

No hay que extrañarse, pues, de que los oyentes de Jesús que descubrían en Él la autoridad que garantizaba con su propia persona descubriesen también en él ‘al profeta que había de venir’, ‘uno como Moisés’ (v.18). Y que la primera comunidad cristiana acudiese a este texto de Deuteronomio para identificarlo, como hacen Pedro (Hch 2,22-26) o Esteban (Hch 7,37).

TOMÁS RAMÍREZ
tomas@dabar.net



SEGUNDA LECTURA
Pablo sigue tratando temas relativos al matrimonio, como había hecho en 7, 1-28. Pero ahora, a diferencia de esa primera parte, hace sus propuestas modestamente como opiniones propias y no como instrucciones del Señor. Aunque, teniendo en cuenta la inspiración, también esas opiniones valen como palabra de Dios.
Pero cabe hacen algunas precisiones. Efectivamente se aprecia en estas opiniones algunos convencimientos más personales, como el de los versículos anteriores sobre la inminente vuelta del Señor. Pablo mismo reconoce implícitamente que en algo o en bastante de lo que dice tiene mucho que ver su subjetividad. Por eso lo propone como su parecer. Probablemente es exagerado – como se ha hecho – deducir doctrinas universales, como la de los estados de vida más perfectos unos que otros, de afirmaciones muy condicionadas por muchos factores. Al menos no cuenta con apoyo escriturístico.
La idea más importante es que resulta mejor no estar casado, cuando ello se hace para servir al Señor y por la angustia del tiempo presente. Es decir, se trata de dedicarse entera y directamente a lo de Dios, con las menores distracciones posibles. Pero, aun en ese contexto, sigue manteniendo los principios expuestos más arriba (vv. 17-24) de que no se debe cambiar de vida sólo por esas razones (v. 27).
Pablo ha dicho antes (v.7) que querría que todos fueran como él, es decir, célibes. Lo motiva diciendo que los célibes, mujeres varones pueden dedicarse más enteramente al servicio de las “cosas” de Dios. Ello es comprensible en lo práctico vg. misiones, determinados apostolados etc. Pero, si se tomara la expresión en sentido muy fuerte, supondría que hay que colocar el matrimonio entre las cosas “del mundo”, lo cual no es del todo coherente con cuanto el mismo Apóstol ha dicho en versículos anteriores (vg. v.16).

FEDERICO PASTOR
federico@dabar.net



EVANGELIO
Texto. Proclamada la buena noticia y provista la continuidad de proclamación de la misma, Jesús enseña en la sinagoga de Cafarnaún.
Marcos, sin embargo, no aporta contenido alguno de esa enseñanza, aunque señala el fuerte impacto que Jesús producía enseñando.
Sí, en cambio, resalta un hecho que tiene lugar en la sinagoga. Un poseso interpela a gritos a Jesús, y lo hace hablando unas veces en plural y otras en singular, reflejo de la tensión y realismo de la situación.
Jesús reprende al poseso con dureza y severidad. El espíritu maligno deja al hombre entre signos de violencia.
Marcos señala el fuerte impacto producido en los presentes. Asombro, estupefacción: ¿Qué es esto? ¡Enseñanza nueva! ¡Dominio sobre el espíritu maligno!
Desde estos supuestos resulta inevitable la observación final de Marcos: la fama de Jesús sobrepasa los muros de la sinagoga y se extiende por toda Galilea.

Comentario. Estamos ante un texto impresionantemente desnudo: sin contenidos docentes por un lado; sin fórmulas ni conjuros por otro. Descuella y destaca la palabra, desprovista paradójicamente de palabras y de fórmulas.
¿Qué palabra es esa sino la buena noticia de la llegada del Reino de Dios? ¡Esta buena noticia es la palabra de Jesús en el texto de hoy!
Hurtándole al lector contenidos docentes concretos, Marcos está invitando a ese lector a centrarse y concentrarse en la buena noticia: ¡HA LLEGADO EL REINO DE DIOS!
Desplegando ante el lector la violencia del espíritu maligno, Marcos está invitando a ese lector a centrarse y concentrarse en la buena noticia: ¡HA LLEGADO EL REINO DE DIOS!
Sobran palabras, sobran fórmulas y conjuros. Jesús nos introduce en un espíritu santo (1,8), en un tiempo y un espacio maravillosamente nuevos.

ALBERTO BENITO
alberto@dabar.net


NOTAS PARA LA HOMILIA

“Cállate y sal de él”. (Evangelio)

Contemplamos hoy la primera de las actividades de Jesús, cuando emprende su andar misionero por Galilea, después que acaba de elegir a sus primeros seguidores. Podemos ver en este pasaje un cierto resumen emblemático de toda la actividad del Maestro, que sigue siendo para nosotros hoy ejemplo y meta. Dos bandos o dos fuerzas o dos mentalidades se contraponen en este pasaje. Jesús, el consagrado por Dios frete al espíritu del mal. El mal encarnado en un poseído de un espíritu inmundo ante el salvador de todos los males, Jesús de Nazaret.

Testigos de esta lucha abierta son los asistentes a la sinagoga, que de hecho han estado siguiendo la doctrina de sus maestros en el judaísmo. Éstos quedan al descubierto ante la nueva imagen doctrinal representada por Jesús. Aquellos se limitaban a repetir una mentalidad heredada de sus mayores, pero no integrada en sus convicciones, por eso no contagiaban un cambio de mentalidad ni un crecimiento espiritual. Jesús, en cambio, trasmite una energía salvadora desde su interior que cura y salva eficazmente al que la recibe, ante la admiración de todos los presentes. La autoridad de Jesús procede de su interior sagrado, donde habita un espíritu nuevo.

Los maestros de la sinagoga, mantenían la despersonalización del pueblo y su alineación. Transmitían preceptos y enseñanzas humanas que no provocaban un cambio salvador para el hombre; eran mera repetición de palabras vacías de energía positiva. Jesús, en cambio, se enfrenta contra las fuerzas del mal y vence toda esclavitud alienante. No es extraño que los que no le conocían quedasen extrañados y llenos de admiración ante este nuevo maestro que aparecía en Israel. Lógicamente sus testigos contagiaban la buena noticia a todo su alrededor.

Lo nuevo y admirable de Jesús es que su misma persona, simplemente con su presencia y sin que pronuncie una palabra, es ya un imperativo contra el enemigo del hombre que es el espíritu del mal. Antes de que Jesús abra la boca, el maligno espíritu se siente atacado e interpelado; la presencia de Jesús le anuncia su derrota y su fin, por eso le grita:”¿Has venido acabar con nosotros?”. Deja claro el evangelista que donde aparece Jesús o los que lo anuncian , se establece una batalla contra todo lo que despersonaliza o aliena al hombre. Jesús, consagrado por Dios, no puede admitir nada que impida al hombre crecer hacia la plenitud de su libertad. ¡ Que inmenso campo de trabajo nos abre esta perspectiva a los cristianos de hoy!

Lo característico de Jesús

El maestro de Nazaret, aunque tiene un mensaje diferente del que se proclama en la sinagoga, asiste a ella los sábados y aprovecha aquel auditorio como plataforma para presentar su doctrina. No rompe con la tradición pero la supera públicamente sin miedo, convencido de su propia fe y de su mensaje. Jesús se muestra lleno de un espíritu bueno que comunica salvación y libera. Éste espíritu que reside en su interior es el que le da seguridad en si mismo frente al mal y le hace transmisor de salud integral.

El pueblo se admiró con motivo y espontáneamente divulgó la fama del joven maestro. Los cuatro primeros discípulos que acababan de ser llamados a seguirle, recibían la primera lección . La lucha contra los espíritus inmundos, o sea, contra el mal que despersonaliza y aliena al hombre, será el objetivo general de la misión del maestro y de sus discípulos con Él. Si les llamó a seguirle, no será para sean sólo oyentes, sino también eficaces colaboradores en la predicación de este mensaje eficaz contra el mal.

Los espíritus inmundos de hoy: el mal en el mundo.

También entre nosotros surgen personas y hechos proféticos que desvelan otra manera de entender y vivir la fe cristiana. Son personas o grupos que entienden el seguimiento de Jesús con conocimiento de causa y coherencia. Se convirtieron de verdad a la buena noticia del Evangelio. Su conducta brilla en las tinieblas, están comprometidos con el amor y la justicia y mantienen la esperanza.

Los hay que son un evangelio vivo desde su conducta, mientras que otros lo irradian desde sus palabras y escritos con manera adulta y sólida de integrar la fe. Se atrevieron a pensar, no dudaron en profundizar sus dudas hasta llegar al conocimiento profundo de Jesús y de su evangelio; no se contentaron con oír y decir “lo que han dicho siempre”; se sirvieron del estudio y sobre todo de la experiencia personal que comunica la oración del convertido. Sus obras les acompañan y ellas proclaman en el día a día su mensaje.

Ante la situación actual del mundo, nuestros proceso personal y el de nuestras parroquias, necesitamos la voz o el grito profético de estas personas que levanten nuestra esperanza y mantengan en su punto correcto las exigencias y las posibilidades del Evangelio. Su presencia es un regalo del Espíritu Santo a nuestras comunidades. Basta recorrer la lista de situaciones y doctrinas que intentan retenernos en las cadenas de su espíritu malo para ser conscientes de la necesidad de que alguien nos libere de tales esclavitudes, como Jesús sacó de aquel poseso el espíritu impuro que le retenía despersonalizado y alienado de si mismo. No nos faltará la luz del Espíritu Santo al que Jesús encargó conducirnos hacia la verdad plena, pero será imprescindible nuestro esfuerzo personal en este proceso liberador.

LORENZO TOUS
lorenzo@dabar.net



PARA LA ORACION

Padre nuestro que has creado el mundo para que todos tus hijos vivamos en paz y alegría, mira la situación de injusticia y dolor en la que sufren tantos hijos tuyos.
Tu que nos enviaste a tu Hijo para mostrarnos tu amor y tu verdad, concédenos tu ayuda para imitar su ejemplo y así, con la ayuda del Espíritu Santo, renovemos la faz de la tierra y nos convirtamos a tu reino de justicia, de amor y de paz.
.......................
Te presentamos, Señor, nuestras limitaciones y debilidades junto con nuestros deseos de secundar tu gracia para salvar el mundo del pecado que lo esclaviza; concédenos tu Espíritu para que así como él transformará el pan y el vino en signos sacramentales de tu presencia de Resucitado, así también seamos transformados nosotros en testigos contagiosos de tu amor y tu verdad en el mundo.
..........................
Te damos gracias, Padre, porque al ver cómo se precipitaba la humanidad en el
dolor y la muerte, has enviado a tu Hijo, Jesucristo, que tocó de cerca en su vida humana las consecuencias del dolor y de una muerte tan dolorosa y tan injusta en la cruz.
Con sus palabras y su conducta nos he enseñado a luchar y vencer el espíritu del mal en sus múltiples manifestaciones.
Después de resucitar de entre los muertos nos ha enviado su Espíritu que nos conduce hacia la verdad plena y nos mantiene firmes ante el mal y confiados en la ayuda de tu gracia.
Por todo ello te damos gracias y confesamos tu amor y tu poder vencedor del mal y de la muerte por Cristo nuestro Señor.
.............................
Gracias, Padre, porque cada vez que escuchamos tu palabra y contemplamos los ejemplos de Jesús, nuestro espíritu se ilumina y nuestro corazón se enardece.
Ayúdanos con tu gracia para que ahora en el día a día sepamos cumplir los buenos deseos que hemos sentido y con nuestras obras implantemos en nuestro mundo los valores que tu Hijo nos enseñó. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.




LA MISA DE HOY

MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos siguiendo a Jesús tras el guía que es el evangelista Marcos. Hoy nos presenta la primera actuación pública del Señor en la que se manifiesta el objetivo fundamental de su misión: luchar contra el mal que despersonaliza y aliena al hombre y vencerlo. Esta figura de Jesús es nuestro ejemplo, mientras que la del hombre poseído por un espíritu inmundo, que veremos en el evangelio, es una representación del estado del mundo y de nosotros cuando no estamos salvados. Hoy la palabra de Dios nos ayudará a incluirnos en el grupo de aquellos cuatro primeros discípulos que fueron testigos de esta primera actuación del Maestro en la Sinagoga para aprender a imitarle.

SALUDO
Que la gracia de Cristo que con su victoria sobre el mal y el pecado nos ha salvado, esté con todos vosotros.

ACTO PENITENCIAL
Jesús ha venido para liberarnos de todas las esclavitudes con las que el mal y el pecado nos despersonalizan y nos alienan. Seamos conscientes de ellas y pidamos perdón por haber sucumbido a sus tentaciones.
-De las veces que nos hemos conformado en mantenernos en la rutina “de lo que se ha hecho siempre” impidiendo así llevar la novedad del evangelio a nuestro mundo. Señor, ten piedad.
-De las veces que por miedo o pereza no hemos trabajado nuestra fe y nos hemos quedado en una piedad infantil que de nada sirve a una persona adulta. Cristo, ten piedad.
-De tantos males que nos esclavizan y mantienen el mundo bajo la injusticia, el dolor y la muerte. Señor, ten piedad.
El Señor Resucitado, vencedor del pecado y de la muerte, se compadezca de nosotros, nos perdone y nos infunda su vida nueva. Amén.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
Los profetas comunicaron los mensajes de Dios al Pueblo, ya que el hombre no puede ni ver ni escuchar a Dios directamente. Los profetas fueron los intermediarios entre Dios y su pueblo.
Jesús es el enviado por Dios para manifestarnos con plenitud y cercanía el amor y la voluntad de Dios Padre. Por eso nosotros, los cristianos, estamos en una situación privilegiada, ya que nuestros ojos ven y nuestros oídos escuchan lo que otros desearon ver y escuchar y no pudieron. Aprovechemos esta ventaja.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 94)
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».
Venid, aclamad al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
Ojalá escuchéis hoy…
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy…
Ojalá escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras».
Ojalá escuchéis hoy…

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
En esta segunda lectura San Pablo presenta una doctrina extraña sobre el matrimonio y el celibato, que no puede entenderse como palabra del Señor, sino de él, de Pablo. El apóstol, como todos los de su tiempo creían que era inminente el fin del mundo y por eso no quedaba tiempo para emprender obras destinadas a durar, como es la familia. Además, llevado de su gran entrega al apostolado y al servicio de los demás, pensaba que el que contrae matrimonio divide su corazón entre Dios y su mujer .
Estos dos principios son falsos, porque ni el final de la historia es inminente ni el amor conyugal separa del amor de Dios, al contrario. El verdadero servicio al prójimo no proviene de la disponibilidad de tiempo material, sino de la actitud de la persona y de su unión con Aquel sin el cual nada podemos hacer. Por eso hay que escuchar con reticencia estas palabras del apóstol.

MONICIÓN A LA LECTURA EVANGÉLICA
En el evangelio de hoy el evangelista Marcos nos presenta la primera actuación pública de Jesús, después de llamar a sus cuatro primeros discípulos.
En sábado, en una sinagoga, Jesús se enfrenta con el espíritu del mal y le vence. Es su misión y la de sus seguidores: vencer el mal en el mundo.

ORACIÓN DE LOS FIELES
El espíritu del mal ha invadido el mundo y lo retiene en la injusticia, el dolor y la muerte. Oremos y pidamos a Dios que nos ayude a vencer el mal con la abundancia del bien. Respondamos: ¡Ayúdanos, Señor!
- Para que ante la injusticia globalizada, que sirve sólo a los intereses económicos de los poderosos, sepamos contraponer los valores evangélicos de la solidaridad. Oremos.
-Para que ante el sufrimiento de los pobres y oprimidos, sintamos la compasión y la ternura que nos muevan a aliviar sus males. Oremos.
-Para que ante la fuerza con la que el mal se impone en tantos sectores de la sociedad, sepamos crear estrategias evangélicas que venzan sus diabólicos efectos. Oremos.
-Para que ante las víctimas inocentes, gritemos por la justicia y la bondad y nuestros gritos se traduzcan en acciones evangélicas. Oremos.
-Para que la fe y la esperanza nos transformen en testigos convincentes de los valores del Espíritu con los que Jesús venció el mal. Oremos.
-Para que el conocimiento de Jesús y de su palabra nos hagan testigos de su mensaje con un lenguaje y una conducta que convenza a los hombres de hoy. Oremos.
-Para que los que participamos de esta eucaristía recibamos del Espíritu de Jesús la salvación que necesitamos para seguir creciendo en la fe y el amor. Oremos.

Oración: Tu victoria, Señor Resucitado, sobre todos los poderes del mal nos anima a seguirte en este combate y a pesar de nuestras debilidades y derrotas, mantengamos la esperanza que se apoya en Ti, vencedor del pecado y de la muerte. Te lo pedimos a Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.


CANTOS PARA LA CELEBRACION
Entrada. Juntos como hermanos; Cristo nos une en torno a su altar (disco “15 Cantos para la cena del Señor).
Salmo. LdS.
Aleluya. Gloria, gloria, aleluya.
Ofertorio. Bendito seas, Señor (de Palazón, 2CLN-H 5).
Santo. De Manzano.
Comunión. Cerca está el Señor; No podemos caminar.
Final. Siempre en la vida hay algo que crear (disco “Cantos para una comunidad evangelizadora”).



Director: José Ángel Fuertes Sancho •Paricio Frontiñán, s/n• Tlf 976458529 Fax 976439635 • 50004 ZARAGOZA
Tlf. del Evangelio: 976.44.45.46 - Página web: www.dabar.net - Correo-e: dabar@dabar.net

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