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lunes, 8 de agosto de 2011

Cambios de Humor


Publicado por Pastoral SJ

Hay días en que todo es brillante. Otros, en cambio, se me cae el mundo encima. Hay días en que creo contra toda duda. Otros en que se adelgazan las certezas y se multiplican las preguntas. Hay mañanas en que me como el mundo, y otras en que el mundo se me merienda entero. Hay, en fin, épocas en que estoy encantado conmigo mismo. Sin embargo, en otras ocasiones no me soporto.

Es la vida, supongo. La sucesión de momentos, de humores, de amores, de miedos y certezas. La alternancia de esperanza y desesperación. La lucha por mantener las convicciones, también cuando parecen ser un poco menos firmes. La búsqueda de Dios que, a veces habla claro y otras calla mucho. El deseo de encuentro con otros, que a veces me hace sentir arropado, y otras me amenaza con la soledad.


1. Días sombríos

“¿Hasta cuándo, Señor? ¿Te olvidas para siempre? ¿Hasta cuándo me escondes tu rostro? ¿Hasta cuándo he de estar cavilando con el corazón apenado todo el día?” (Sal 12)

Hay mañanas en que uno querría no levantarse. Parece que todo sale mal. Pesan las ausencias, muerden los silencios, escuecen las heridas viejas y nuevas. Esos días como que cuesta más sonreir, y tratas de que no se note (aunque se nota). Te preguntan, “¿qué tal?” contestas con un “bien” que en realidad dice a las claras que no tan bien. Te sientes lejos de todo y de todos. Te preguntas por tu lugar en el mundo, sientes que nadie te quiere, y dudas de si tú quieres a alguien porque te sientes egoísta, insensible, indiferente... El trabajo parece menos interesante. Los estudios resultan más anodinos. El futuro no apetece nada…

Pues quizás esos días toque reírse un poco de uno mismo. Rebajar la dosis de drama. Recordar que uno ha estado antes en esas mismas tormentas, y pasan. Apoyarse en la convicción de lo que uno ha hecho en la vida. Buscar a los otros, para compartir con ellos el mal trago o una buena cerveza. Sonreir más, si cabe

-------> ¿Cómo son tus días malos?
¿Cómo reaccionas?

El Hombre que Mira
Más allá de sus Narices (I)

Hoy me despierto tosco y solitario
no tengo a nadie para dar mis quejas
nadie a quien echar mis culpas de quietud

sé que hoy me van a cerrar todas las puertas
y que no llegará cierta carta que espero
que habrá malas noticias en los diarios
que la que quiero no pensará en mí

y lo que es mucho peor
que pensarán en mi los coroneles
que el mundo será un oscuro
paquete de angustias
que muchos otros aquí o en cualquier parte
se sentirán también toscos y solos
que el cielo se derrumbará
como un techo podrido
y hasta mi sombra
se burlará de mis confianzas …

Mario Benedetti



2. Días Radiantes

“El Señor es mi pastor: nada me falta. En verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas” (Sal 22)

Pero hay días luminosos, en los que se disipan las nubes y todo vuelve a su sitio. Esos días piso fuerte, sonrío mucho, escucho bastante, hablo por los codos. Esos días brillan un poco más los ojos y quien me encuentra se siente bienvenido. Entonces me doy cuenta de lo importante que son los otros en mi vida. Y miro con más pasión al mundo, y con más intensidad a sus heridas, y con más fe el futuro. Esos días Dios parece más cerca, más claro, más vivo… Esos días conjugo menos el “yo” y me asomo más a otras vidas.

Y quizás en esos días también toque reírse de uno mismo. Rebajar el nivel de euforia. Asumir que uno ha estado antes como un cohete, y que hay en la vida problemas, heridas, cansancios y fatigas. Apoyarse en la fe en quien está más allá de nuestras tormentas y nuestras calmas. Buscar a los otros, para compartir con ellos la alegría… y seguir sonriendo.

------> ¿Cómo son tus días buenos?
¿Qué te lleva a sentirte alegre?
¿Cómo te comportas en esos momentos?


El Hombre que Mira
Más allá de sus Narices (II)

…menos mal
que me conozco

menos mal que mañana
o a más tardar pasado
sé que despertaré alegre y solidario
con mi culpita bien lavada y planchada
y no solo se me abrirán las puertas
sino tambien las ventanas y las vidas
y la carta que espero llegará
y la leeré seis o siete veces
y las malas noticias de los diarios
no alcanzarán a cubrir las buenas nuevas
y la que quiero
pensará en mi hasta conmoverse
y lo que es muchísimo mejor
los coroneles me echarán al olvido
y no solo yo muchos otros tambien
se sentirán solidarios y alegres
y a nadie le importará
que el cielo se derrumbe
y más de uno dirá que ya era hora
y mi sombra empezará a mirarme con respeto

será buena
tan buena la jornada
que desde ya
mi soledad se espanta

Mario Benedetti


3. Días Tranquilos

“Una cosa pido al Señor, es lo que busco; habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida” (Sal 26)

Y luego están todos esos otros días en los que hay un poco de todo. Que uno no está en el cielo ni en el infierno, que ni drama ni fiesta, ni carcajada ni sollozo, ni tormenta ni suave brisa. Son los días de rutina, de lo cotidiano. Días en que amas como sabes, en que hay cosas que te duelen (sin doblarte) y otras que te sanan (sin explosiones de júbilo). Días de horario habitual, que aparentemente no dejan mucha huella… pero que también importan, porque en ellos se teje poco a poco la vida.

Y en esos días está bien mantener el humor, la alegría tranquila por lo que uno puede hacer, la gratitud por lo que tienes y la inquietud por lo que anhelas, para ti y para otros. Y los sueños para el mundo, y los pasos posibles. Y está bien no dar demasiado por supuesto a Dios, sino parar un momento y rezarle, en oración silenciosa: “Ven”

------> ¿Qué es para mí lo “habitual”?
¿En mí? ¿En los otros? ¿En Dios?


Cuando Compre un Espejo
para el Baño
Cuando compre un espejo para el baño
voy a verme la cara
voy a verme
pues qué otra manera hay decíme
qué otra manera de saber quién soy.
Cada vez que desprenda la cabeza
del fárrago de libros y de hojas
y que la lleve hueca atiborrada
y la deje en reposo allí un momento
la miraré a los ojos con un poco
de ansiedad de curiosidad de miedo
o sólo con cansancio con hastío
con la vieja amistad correspondiente
o atenta y seriamente mirarme
como esa extraña vez-mis once años-
y me diré mirá ahí estás
seguro
pensaré no me gusta o pensaré
que esa cara fue la única posible
y me diré esa soy yo ésa es idea
y le sonreiré dándome ánimos.

Idea Vilariño

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