Ahora que se acerca la fiesta de la Epifanía, os comparto una experiencia de hace unos años. En un barrio muy humilde, muchas familias no podían permitirse el lujo de que sus hijos pudieran tener regalos para Reyes. Un grupo de señoras se preocupó de que a los pequeños no les faltara la alegría de poder abrir un paquete en esta fiesta tan popular.
Cada familia iba a recoger los regalos para ponerlos en el balcón de su casa. Había, pero, unos padres que poco merecían tal nombre porque no se preocuparon de ir a recoger lo que tenían para sus hijos.
Así que cuando regresaron a la guardería todos los niños contaban lo que les habían traído los Reyes Magos. En el aula había una niña que se quedó callada. Al preguntarle la hermana porque no decía lo que le pasaba, ella respondió que a ella no le habían echado nada. Todos sus compañeros se quedaron atónitos y muy tristes porque Merceditas no tenía regalo. Ella era una niña que se portaba bien. ¿Qué había sucedido?
Entonces la hermana llamó a otra y le dijo: “Corre va a casa y mira que hay para poderle dar a esta pequeña”. Al cabo de poco rato llegó un paquete con esta explicación: “En casa dejaron este regalo con esta nota: No hemos encontrado la casa de Merceditas quieren hacer el favor de hacérselo llegar”.
Al verlo se armó una gran algarabía. Todos aplaudían que los Magos no la hubieran olvidado. Estos niños fueron mejores que los padres de Merceditas. Procuremos dar siempre cariño a los pequeños no con grandes regalos sino con ternura. El cariño es lo más importante para el desarrollo de un pequeño, y esto no quiere decir jauja. Amar es querer siempre y corregir cuando es necesario.
Texto: Hna. María Nuria Gaza.
Publicado por Mi Vocación
Cada familia iba a recoger los regalos para ponerlos en el balcón de su casa. Había, pero, unos padres que poco merecían tal nombre porque no se preocuparon de ir a recoger lo que tenían para sus hijos.
Así que cuando regresaron a la guardería todos los niños contaban lo que les habían traído los Reyes Magos. En el aula había una niña que se quedó callada. Al preguntarle la hermana porque no decía lo que le pasaba, ella respondió que a ella no le habían echado nada. Todos sus compañeros se quedaron atónitos y muy tristes porque Merceditas no tenía regalo. Ella era una niña que se portaba bien. ¿Qué había sucedido?
Entonces la hermana llamó a otra y le dijo: “Corre va a casa y mira que hay para poderle dar a esta pequeña”. Al cabo de poco rato llegó un paquete con esta explicación: “En casa dejaron este regalo con esta nota: No hemos encontrado la casa de Merceditas quieren hacer el favor de hacérselo llegar”.
Al verlo se armó una gran algarabía. Todos aplaudían que los Magos no la hubieran olvidado. Estos niños fueron mejores que los padres de Merceditas. Procuremos dar siempre cariño a los pequeños no con grandes regalos sino con ternura. El cariño es lo más importante para el desarrollo de un pequeño, y esto no quiere decir jauja. Amar es querer siempre y corregir cuando es necesario.
Texto: Hna. María Nuria Gaza.
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