NO DEJES DE VISITAR
GIF animations generator gifup.com www.misionerosencamino.blogspot.com
El Blog donde encontrarás abundante material de formación, dinámicas, catequesis, charlas, videos, música y variados recursos litúrgicos y pastorales para la actividad de los grupos misioneros.
Fireworks Text - http://www.fireworkstext.com
BREVE COMENTARIO, REFLEXIÓN U ORACIÓN CON EL EVANGELIO DEL DÍA, DESDE LA VIVENCIA MISIONERA
SI DESEAS RECIBIR EL EVANGELIO MISIONERO DEL DÍA EN TU MAIL, DEBES SUSCRIBIRTE EN EL RECUADRO HABILITADO EN LA COLUMNA DE LA DERECHA

lunes, 8 de agosto de 2011

¿Seguimos teniendo miedo a Jesús?

Publicado por El Blog de X. Pikaza

No, no son tiempos fáciles para la Fe. Sobre todo, si queremos ser adultos, también, en ese terreno y no nos limitamos a repetir ciegamente lo que nos enseñaron de pequeños o las consignas impuestas jerárquicamente. En el crecimiento de nuestra espiritualidad, el Concilio Vaticano II fue realmente una gracia. Nos liberó del acatamiento infantil y descubrimos que podíamos pensar por nuestra cuenta. Es cierto que se nos disiparon algunas dudas, pero en el camino emprendido fueron apareciendo otras nuevas, quizá más profundas e inquietantes. Pero habíamos aprendido que las dudas y el esfuerzo por disiparlas son inseparables en el camino humano hacia el descubrimiento de la verdad.

Fueron dos los hallazgos básicos en esta tarea del saber espiritual que suponen auténticos hitos.

El primero es que lo esencial de la Fe no son las creencias. Éstas son secundarias a lo esencial: fiarse de Dios y de su rostro humano, su revelación máxima, Jesús de Nazaret. Las creencias no son un absoluto, sino relativas a esa confianza.

La Fe es más de corazón y de entrañas que de cabeza. Pero también de ésta. Porque atañe al ser humano completo. No puedo creer algo que sea irracional. Pero mi asentimiento se refiere a algo, al Misterio absoluto, a Alguien que excede de la razón humana. Lo que podamos proclamar válidamente acerca de Él y de su obrar en la naturaleza y en la historia ha de ser razonable. “Hay que creer para comprender y hay que comprender para creer”.

Los cristianos tenemos un libro, un conjunto de libros, la Biblia a la que acudimos para descubrir mejor qué es y Quién es ese Dios al que decimos adorar. Como cualquier definición de su esencia e incluso de su existencia es pretenciosa y mera idealización de atributos humanos, o nos contentamos con la manifestación tautológica “Yo soy el que soy” o más atinadamente proclamamos nuestra Fe en el Dios de Jesús. ¿Qué podemos decir razonablemente del conjunto de relatos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento?. Sólo algunos se aferran ciegamente a un literalismo absurdo o al monopolio de su interpretación dogmática por parte de la jerarquía. Opino que quienes hemos empezado a pensar por nuestra cuenta, hace tiempo que afirmamos que “no todo lo que contiene la Biblia es Palabra de Dios, ni toda la Palabra de Dios se encierra en la Biblia”.

He aprendido hace poco que judíos y cristianos no somos gentes del Libro, sino de la lectura, o relectura del Libro. Y es en cada relectura, hecha en comunidad, donde el Espíritu revela el significado válido y auténtico para la vida de esos creyentes. No son aislados, ni la jerarquía, ni los expertos exégetas, ni la conciencia individual, sino todos juntos, orando comunitariamente, a quienes la Ruah se revela. Y es esa Palabra, nacida de la vida y para la vida, la que humildemente debemos seguir. Esto puede llevar y de hecho lleva a pluralidad de interpretaciones, forzosamente no unánimes.

Hay quienes se asustan de la pluralidad y pretenden que coactivamente se imponga desde arriba una visión única. Emplean su celo en denunciar y anatematizar a quienes creen que se apartan de la recta doctrina. Su rigidez fanática es tal que, a menudo, van mucho más allá en sus interpretaciones que la propia jerarquía, a la que tachan de blanda o inconsecuente, si se aparta, aunque sea lenta y zigzagueantemente, de algo que antaño se creía inmutable. Claro que el celo descalificador se da también, a veces, entre quienes creen haber llegado a posturas más “progres” o más acordes con la investigación racional. Es preciso estar convencido del carácter relativo y secundario de las creencias en la vida del Espíritu, para convivir cordialmente entre personas y grupos dispares. En mi modesta experiencia, puedo decir que participo codo con codo en varias actividades, con católicos de sensibilidades distintas a la mía y con agnósticos y ateos. El seguimiento explícito de Jesús con aquellos y la atención a necesitados y la lucha por los Derechos Humanos con todos, nos estimula en esas tareas, sin más dificultades que las inevitables en todo los grupos humanos.

Lo que sí es claro que Jesús, el Cristo, y su seguimiento, es la guía certera en este caminar. Fue el Profeta, anunciador del Dios compasivo y de la llegada de su Reinado. Venció las tentaciones del poder, del dinero y de la vanagloria, con lo que pudo vencer los miedos inherentes a nuestra condición humana y conquistar una libertad absoluta frente a la Ley y los poderosos. Su conducta religiosa y políticamente incorrecta atemorizó a los controladores del Templo y del poder político. Esto le llevó a la muerte.

Como le temían, le asesinaron tras una parodia de procesos judiciales. Y sufrió la muerte más ignominiosa, en la Cruz. No fue un Padre vesánico el que decidió su muerte para aplacar su venganza, sino el miedo de los poderosos a que sus enseñanzas y vida arrastraran al pueblo tras Él. Sabemos, sin embargo, que venció a la muerte y resucitó, que vive. Pero la pregunta que surge inmediata es: ¿Seguimos teniendo miedo a Jesús?. ¿No Le temen acaso los dirigentes religiosos y políticos que se encastillan en su dominio, amparándose en la Ley o en la violencia?. ¿No Le tememos también los que nos creemos sin poder, pero no resistimos al mal institucionalizado, sin apostar decididamente por las víctimas crucificadas?. ¿Cómo podemos decir que hemos resucitado con Él, si tenemos miedo a sus exigencias radicales y liberadoras?...

No hay comentarios: