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lunes, 13 de octubre de 2008

El Salvador: ¿Cómo actuaría Jesús ante la situación en que estamos? (I)

Por Héctor Fernández Valdés
Publicado por Adital

Ciudad Juárez es uno de los lugares de América Latina donde el ser humano es interpelado por Dios, en su rostro de mujer, en los ex campos algodoneros donde están las cruces de color rosado, en el lugar en el cual fueron encontrados cuerpos de ocho mujeres en 2003, vidas truncadas nos hablan de la sangre derramada de esas mujeres y de todas las mujeres que son víctimas del feminicidio en América Latina.

¿Qué es feminicidio?
(Día V- Juárez - Marcela Lagarde y de los Ríos).
Es preciso aclarar que hay feminicidio en condiciones de guerra y de paz. La categoría feminicidio es parte del bagaje teórico feminista. Sus sintetizadoras son Diana Russell y Jill Radford. Su texto es Femicide. The politics of woman killing. La traducción de femicide es femicidio. Sin embargo, traduje femicide como feminicidio y así la he difundido. En castellano femicidio es una voz homóloga a homicidio y sólo significa asesinato de mujeres. Por eso para diferenciarlo preferí la voz feminicidio y denominar así al conjunto de hechos de lesa humanidad que contienen los crímenes y las desapariciones de mujeres.

El feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de las mujeres. En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas.

No todos los crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales: los hay seriales e individuales, algunos son cometidos por conocidos: parejas, parientes, novios, esposos, acompañantes, familiares, visitas, colegas y compañeros de trabajo; también son perpetrados por desconocidos y anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados a modos de vida violentos y criminales. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego, todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres.

Para que se de el feminicidio concurren de manera criminal, el silencio, la omisión, la negligencia y la colusión de autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes. Hay feminicidio cuando el Estado no da garantías a las mujeres y no crea condiciones de seguridad para sus vidas en la comunidad, en la casa, ni en los espacios de trabajo de tránsito o de esparcimiento.

Me surgen en primer lugar sensación de impotencia, rabia, dolor. Es una situación que nos coloca ante un escenario de muerte que genera un aparato de la bestia, que se alimenta con la sangre de las víctimas, las mujeres asesinadas y el doble sacrificio de trabajo y lucha en la búsqueda de justicia de las mujeres que siendo abuelas tienen que regresar a ser madres, las hijas e hijos de las asesinadas además del dolor de la perdida, sufren otros efectos de la impactante espiral de violencia e injusticia.

La sangre de las victimas es interpelación a la fe cristiana y llamado ha tomar postura ante este aparato diabólico que no tiene ni hígado, ni corazón.

Ciudad Juárez nos recuerda de manera brutal, que la realidad mundial está poderosamente influenciada por un aparato diabólico opuesto al Dios de la vida. Entre otras afectaciones anti vida que vomita este sistema a lo largo y ancho de nuestra América Latina están los feminicidios, migrantes, trabajo infantil, violación de los derechos laborales en maquilas, perdida al derecho de la tierra, el dolor y muerte de niñas/os, adultos, ancianos/as en las comunidades ubicadas en los corredores por los cuales este aparato quiere desplegar los mega proyectos de carreteras, hidroeléctricas, del Plan Puebla Panamá y otros tratados que además, violentan la soberanía de los pueblos, provoca situaciones como las que sufren los habitantes de Lomas de Poleo, así como el de muchas otras personas en otros lugares de México, Zacapa Guatemala, El Salvador, Nicaragua.

Es uno, de los lugares en América Latina y el mundo, en el que es tan tangible lo perverso y pecaminoso del aparato dominante, el clamor del pueblo sube hasta el cielo cada día mas tumultuosos, el sufrimiento humano es muy evidente, aquí al igual que en El Salvador, la muerte y la injusticia se pasean por las calles. El dolor y el sufrimiento humano están a la orden del día.

Esta situación es provocada por una fuerza perversa, diabólica, que a algunos confundió o aun confunde pues se presenta como benefactora de la humanidad, cuando en realidad es todo lo contrario. Este aparato tiene mucho de diablo, una de las interpretaciones de la palabra diablo es: engañador, fraudulento (Hechos.13. 10. Apocalipsis.12. 9). El poder diabólico en la Biblia es el que engaña a las personas presentando lo que no es como si fuera, nunca presenta la verdad por que no hay verdad en él.2

La estructura de pecado que generaliza este poder diabólico se sostiene en la misoginia. La misoginia del griego μισογυνία, ‘odio a la mujer’, es la aversión u odio a las mujeres o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar a la mujer como género y con ello todo lo considerado como femenino. Pensar que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino. La mujer, y como consecuencia la concepción y la familia, son consideradas como aberrantes y rechazables, o, en todo caso, tal vez buenas o necesarias para otros, pero no para uno mismo. Karl Polanyi (La Gran Transformación, 1944) insiste en que lo crucial en la transformación capitalista de economía, sociedad y naturaleza fue la conversión en mercancía de todos los factores de producción (tierra, o naturaleza y trabajo, o seres humanos) en beneficio del capital, machismo extremo, exclusión, marginación. Movimientos oscuros, que provocan muerte, dolor, sufrimiento de muchas personas, principalmente aquellas de escasos o ningún recurso económico o material, “los pobres de la tierra” que son, desde su óptica perversa: objetos “desechables” que “no valen” por que no tienen poder adquisitivo. Pecado estructural expresado en toda su crueldad.

La forma neoliberal del capitalismo es en gran medida responsable del sufrimiento humano de hoy. El repunte cíclico de la crisis del capitalismo supone hoy un peligro mortal para la humanidad. La crisis actual tendrá repercusiones inmediatas entre los más pobres y marginados.

La iglesia y el sufrimiento humano. ¿Seguidores/as de quien?

A estas alturas de la historia, los graves problemas que enfrenta la juventud, la sed y hambre en las personas, de un evangelio que tenga una palabra coherente con su actuar, mas allá de proyectos financieros, que se comprometa con las victimas en la calle, en el barrio, en las aldeas, con los cristianos de la base eclesial.

Es muy lamentable que nos encontramos con “Iglesias” que se provocan a si mismas grandes dificultades, lo cual les dificulta colocarse a la altura de las necesidades de los seres humanos de hoy, y buscar juntos/as calmar la sed y hambre de evangelio, entre esas dificultades: exageradas institucionalizaciones y burocratizaciones, algunas dedican altos presupuestos para salarios y “funcionarios” eclesiásticos situación que es una grave afrenta ante una realidad de crisis alimentaria que tiende a ampliarse, por ello y otras situaciones, sus miembros viven vidas sincréticas y algunas están experimentando deserciones masivas , sufren rupturas, divisiones a las que intentan dar bajo perfil para no entrar en explicaciones profundas, y si logran unidad en otros temas, los temas como: guerra, equidad de genero, diversidad sexual, VIH - Sida, política partidaria o de movimiento sociales, les provoca fisuras, en algunos casos insuperables, que llegan hasta la división.

Se propician protagonismos, argollas de poder, luchas de poder, nepotismo, corrupción. Situación que provoca que teólogos/as, Pastores/as estén por “decisión propia” o expulsados, ya al margen o en la periferia de muchas instituciones eclesiales.

Cuando los “cristianos” actúan así se vuelven cómplices del aparato diabólico.

Otros por su inocente confianza en la “buena voluntad” y en la posibilidad de que el aparato diabólico cambie, desarrollan esfuerzos para que funcionarios de gobiernos que participan del poder mundial cambien de actitud, intentando “humanizar” el poder diabólico, esos esfuerzos en su mayoría resultan infructuosos y además confunden a muchos miembros de las congregaciones, esas actitudes me hacen recordar las palabras dirigidas a la iglesia de Filadelfia en Apocalipsis 3. 15 - 22; también esas actitudes pueden ser provocadas por temor a perder privilegios, pues la exagerada institucionalización genera privilegios, acomodamientos, tomar el camino de la cruz, puede significar perderlos y por ello actúan en ocasiones a la manera de Pedro, quien fue reprendido por Jesús por intentar evitar el camino a Jerusalén, el camino a la cruz, en Mateo 16. 22 - 26, encontramos este caso.

No mencionar, tratar de disimular, disfrazar, intentar matizar, suavizar la realidad diabólica, no denunciar esta situación, no hacer algo para que la situación cambie a favor de la vida, es ser cómplice, ser parte del pecado estructural.

Algunas “iglesias” organizaciones para eclesiales, se aprovechan de temas de “moda”: medio ambiente, genero, niñez, juventud, desastres, pobres, mujeres, en fin…, para obtener proyectos con los cuales se enriquecen ilícitamente y las victimas nunca reciben algún beneficio, mas que una cena, un almuerzo, unas cuantas laminas para reparar sus techos, un “viajecito” con el obispo/a o pastor/a, o el Director/a de la instancia para eclesial.

En fin, lo doloroso de estas actitudes es que con sus incoherencias con el discipulado de Jesús, contribuyen a la profundización del sufrimiento humano, a propagar el aliento de la muerte, desde el interior de estructuras “eclesiales” o “para eclesiales” (ongs de origen y fundamento “cristiano”) lo cual empeora el sufrimiento humano. Para muchas personas, estas iglesias son un mal que se suma a los otros que ya tiene la sociedad. Han perdido o nunca tuvieron noción de lo que significa, ser Iglesia de Cristo o ser discípula/o del carpintero de Nazaret.

Ante esta situación en un movimiento internacional desarrollado en Antigua Guatemala a inicios del presente año, como delegación salvadoreña proponíamos que deberíamos hacer una revisión de nuestro lenguaje, por las actitudes negativas que están afectando a las “Iglesias Históricas” deberíamos repensar y hablar de Fe y no de Iglesia, Solidaridad más que Cooperación, Justicia en lugar de Desarrollo. En esta época pos moderna la religión cristiana enfrenta crisis, es urgente y necesaria una militancia cristiana, que podríamos llamar también un discipulado coherente con el evangelio.

Gracias a Dios no esta todo perdido.

*Héctor Fernández Valdés es Director Nacional CUT. Vicepresidente Frente Sindical PRSD.

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