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viernes, 10 de octubre de 2008

XXVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO: Reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos

Comentarios de José A. Ciordia Castillo
Publicado por Entra y Verás

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.


Primera Lectura

Is 25, 6-10a
El Señor preparará un festín, y enjugará las lágrimas de todos los rostros

Aquel día, el Señor de los ejércitos preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. -Lo ha dicho el Señor-. Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»



El autor intercala, en un himno de acción de gracias y un himno de alabanza, un cántico que celebra la bondad de Dios, Señor del universo, ofreciendo un suculento banquete. El tema de la perícopa es, pues, el festín que prepara Dios a los hombres que siguen su voluntad. La descripción es poética, fascinante. Solemnemente anuncia el profeta el contenido de la disposición divina bajo la figura de un festín:

a) Exquisitez, abundancia, finura, excelencia. No se limita el Señor a saciar el hambre y a calmar la sed. Va a calmar la sed y a saciar el hambre de una forma completa: abundancia de manjares exquisitos, derroche de vinos generosos.

b) Alejamiento y destierro de todo luto y duelo, de toda enfermedad y dolor, destrucción de la misma muerte. El velo que cubre la humanidad entera de dolor y de luto va a ser destruido para siempre. Ni llanto ni lágrimas ni muerte.

Dios ofrece, pues, un banquete digno, un banquete capaz de aquietar y satisfacer las ansiedaes y apetencias más profundas y dignas del espíritu humano. No habrá hambre ni sed (azotes perennes de la humanidad); no habrá llanto ni lágrimas (trabajos duros, enfermedades, guerras...); no habrá muerte (enemigo ineludible de la humanidad entera). Toda necesidad, todo dolor, todo límite que constriñe al hombre y le obliga a llevar una existencia lamentable, ha sido definitivamente alejado. Al espíritu humano se le ofrece el objeto para el que ha sido creado. El versillo nono declara que es Dios mismo la fuente de la alegría y del regocijo. Dios mismo es nuestra salvación. Nótese de pasada la suerte de Moab. Para ellos no hay alegría ni regocijo; no hay banquete. Ellos se han levantado contra Dios. Para ellos no hay salvación; les queda la muerte, el escarnio y la vergüenza. La promesa de Dios sigue en pie.


Salmo Responsorial
Salmo 22

R/ Habitaré en la casa del Señor por años sin término.

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.R.


Segunda Lectura

Flp 4, 12-14. 19 20
Todo lo puedo en aquel que me conforta

Hermanos: Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en aquel que me conforta. En todo caso, hicisteis bien en cornpartir mi tribulación. En pago, mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús. A Dios, nuestro Padre, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.



Es aleccionadora la postura que toma Pablo con motivo de un donativo que le han hecho los Filipenses. Pablo se alegra en el Señor, no precisamente por la necesidad superada posiblemente por el donativo de los de Filipos, sino por el afecto que a él le tienen, expresado en el donativo. La necesidad ocupa un plano muy secundario en la vida de Pablo. Está avezado a todo. No le inquietan las necesidades. La aspiración suma y única de su espíritu es Cristo. Todo lo demás sobra. Él lo puede todo, en Él encuentra su fuerza. Por eso se alegra en el Señor y da gracias a Dios, que aumentará el premio de los donantes. De la acción buena de los Filipenses se alegra Pablo en el Señor. Es Dios quien ha de proveer siempre. Él depende inmediatamente de Dios. Por eso está dispuesto a todo.

Evangelio

Mt 22, 1-14
A todos los que encontréis, convidadlos a la boda

En aquel tiempo, de nuevo tomó Jesús la palabra y habló en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

-«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados a la boda, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados, encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda."

Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda."

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales.

Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos.»



Cristo recuerda como inminente la promesa de Dios y la aplica a su persona. En Él, ofrece Dios a los hombres los bienes mesiánicos, bajo la figura de un banquete nupcial. En Él ofrece Dios la satisfacción de toda inquietud, la destrucción de toda calamidad, la vida eterna. Recuérdense las palabras de Cristo en San Juan: El que tenga sed que venga a mí y beba; Yo soy el Pan bajado del Cielo, quien come de este Pan no tendrá hambre jamás; Quien come mi carne y bebe mi sangre vivirá eternamente; Yo soy la Resurrección y la Vida, quien cree en mí no morirá jamás.

El llamamiento de Dios a participar de este banquete se extiende a todos. A los justos y a los pecadores, al mismo tiempo. Nótese que la invitación al banquete es signo de amistad. Dios ofrece su amistad a los hombres. Unos, los que se tenían por justos -sentido histórico- desechan la invitación, la desestiman, la desprecian; no les interesa. Más aún, se indignan, se sublevan, se levantan contra Él y matan a los enviados. La amistad de Dios se convierte en ira. El Rey los destruye. En lugar de amistad, de banquete y alegría se encuentran con la destrucción y la muerte. (Recuérdese en este momento a los Fariseos y a todos aquellos que hacían depender su salvación exclusivamente de sus obras, del cumplimiento de la Ley. A éstos les sobra Cristo. Contra ellos reaccionará violentamente Pablo). Se consideran justos. Están satisfechos de sí mismos. Ellos se bastan a sí mismos. No se sienten necesitados -hambrientos-.

El segundo grupo lo componen los pecadores. Éstos se dan cuenta de su necesidad. Sienten acuciante el hambre y la sed. Acuden a las bodas. A ellos les ofrece Dios el Pan de vida eterna y el Vino que quita la sed para siempre. Es necesario sentir hambre para suspirar por el pan; es necesario experimentar la sed para correr a la fuente. Es necesario sentirse pecador para acudir a la salvación. Es el primer paso para la salvación reconocer la situación de indigencia en que nos encontramos.

San Lucas especificará los motivos de la repulsa de los primeros. Se prefieren un par de yuntas de bueyes a la amistad con Dios.

San Mateo añade a la parábola una cláusula muy importante. El hombre que no lleva el vestido de bodas. Sea cual fuere el uso de la antigüedad a este respecto, la intención de Mateo es clara. Mateo dirige la parábola a los cristianos de su tiempo. Los pecadores están dentro de la Iglesia -Monte de Sión, de Isaías-; no basta entrar a las bodas. Es menester comportarse bien. Hay que observar una conducta intachable. Al banquete hay que ir con dignidad. El descuido culpable de uno puede echarlo todo a perder. Mateo no especifica cuál ha de ser el vestido de las bodas. Le basta con indicar el peligro de descuido. (Quizás se pudiera hacer aquí mención de la vestidura blanca del Bautismo). No se pueden pasar por alto la tinieblas exteriores. Hay aquí una oferta, las Bodas, y una amenaza, la muerte. No se puede ser indiferente.

Es oportuna una aplicación a la Eucaristía: Banquete, Cristo, Prenda de vida eterna, Dispensación de bienes que llevan a la Resurrección, Vestido digno.

Consideraciones

Pablo Apóstol, dedicado a la evangelización, nos da el ejemplo de cuál debe ser nuestra actitud respecto a las necesidades materiales. Podemos pensar:

a) ¿Cuántas veces ponemos en primer plano, afectiva y efectivamente, la satisfacción de nuestras necesidades, deseos, caprichos, gustos particulares a la hora de ejercitar nuestro apostolado? No es extraño que no nos llene nuestra vocación. Es que Cristo no es el centro de nuestra vida. Ni buscamos ni encontramos, por consiguiente, en Él nuestra fuerza.

b) ¿Ya nos avezamos a la abundancia y a la escasez? ¿Dónde la ascesis del desprendimiento y de la unión con Cristo? Baste mirar a muchos del clero de hoy.

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