Publicado por Valores Religiosos
Advierten en un mensaje, distribuido tras un encuentro interamericano en Argentina, que la situación es "alarmante", sobre todo para los más pobres del continente. Exhortan a "priorizar el trabajo sobre el capital y la producción sobre las finanzas".
El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) expresó "preocupación" por la "grave" crisis mundial, y reclamó a "todos" los sectores "priorizar el trabajo sobre el capital y la producción sobre las finanzas", porque la "alarmante" situación actual debe "interpelar doblemente".
Los obispos de la región también exigieron un sistema económico mundial "mejor regulado, que elimine la pobreza y promueva la justicia y la solidaridad en nuestro continente, tristemente el más inequitativo del planeta".
El documento fue distribuido este miércoles por la Conferencia Episcopal Argentina, mientras se realizaba una misa en la basílica de Luján presidida por el titular del CELAM, el arzobispo brasileño Raymundo Damasceno Assis (Aparecida).
El prelado del país vecino encabezó este martes y miércoles en la casa de ejercicios El Cenáculo – La Montonera, de Pilar, un encuentro interamericano que abordó la crisis desde la perspectiva de la catequesis y la evangelización.
A pesar de que la declaración fue redactada tras una reunión del organismo episcopal celebrada los días 5 y 6 de febrero en Bogotá, Colombia, fuentes eclesiásticas dijeron que los obispos consideraron "oportuno" reiterarla.
Las mismas fuentes anticiparon además que los participantes prevén difundir este jueves otro documento sobre lo actuado en el encuentro de Pilar, al que asistieron las presidencias de las conferencias episcopales de Canadá y los Estados Unidos, cinco representantes de las conferencias episcopales de Latinoamérica y cinco miembros del CELAM, entre ellos el arzobispo argentino monseñor Andrés Stanovnik (Corrientes).
En la declaración repetidas este miércoles, el CELAM llamó la atención sobre "la responsabilidad" que le cabe a "todos" -gobernantes, políticos, empresarios, obreros, asociaciones civiles y comunidades religiosas de los diversos credos- a fin de "promover la humanización de las estructuras políticas, económicas y de desarrollo, para que estén al servicio del bien común, de la prioridad del trabajo sobre el capital y de la producción sobre las finanzas".
"Queremos recorrer juntos este camino de amenazas y oportunidades, apostando a los valores de la democracia, la participación y el diálogo", subrayó.
En otro párrafo, los obispos recordaron el pasaje evangélico que dice "nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido y el daño se hará mayor", en clara alusión, dijeron, a "las medidas que hay que tomar ante la actual crisis económica global".
Asimismo, consideraron que la "alarmante" situación debe "interpelar "doblemente".
Por una parte, debe comprometer "a expresar solidaridad en acciones y obras concretas, que facilite la búsqueda de soluciones a los problemas del desempleo, el hambre, la migración forzosa, el deterioro de la salud y la pérdida de calidad de vida de los pobres, que como siempre son las víctimas más afectadas de las crisis".
Por otro, los obispos estimaron que debe estimular a "empeñar los mejores esfuerzos de las universidades e institutos católicos, y de investigadores y agentes de pastoral social, para contribuir a la formulación de un nuevo modelo de desarrollo para América Latina y El Caribe, y de un sistema económico mundial mejor regulado, que elimine la pobreza y promueva la justicia y la solidaridad en nuestro continente, tristemente el más inequitativo del planeta".
El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) expresó "preocupación" por la "grave" crisis mundial, y reclamó a "todos" los sectores "priorizar el trabajo sobre el capital y la producción sobre las finanzas", porque la "alarmante" situación actual debe "interpelar doblemente".
Los obispos de la región también exigieron un sistema económico mundial "mejor regulado, que elimine la pobreza y promueva la justicia y la solidaridad en nuestro continente, tristemente el más inequitativo del planeta".
El documento fue distribuido este miércoles por la Conferencia Episcopal Argentina, mientras se realizaba una misa en la basílica de Luján presidida por el titular del CELAM, el arzobispo brasileño Raymundo Damasceno Assis (Aparecida).
El prelado del país vecino encabezó este martes y miércoles en la casa de ejercicios El Cenáculo – La Montonera, de Pilar, un encuentro interamericano que abordó la crisis desde la perspectiva de la catequesis y la evangelización.
A pesar de que la declaración fue redactada tras una reunión del organismo episcopal celebrada los días 5 y 6 de febrero en Bogotá, Colombia, fuentes eclesiásticas dijeron que los obispos consideraron "oportuno" reiterarla.
Las mismas fuentes anticiparon además que los participantes prevén difundir este jueves otro documento sobre lo actuado en el encuentro de Pilar, al que asistieron las presidencias de las conferencias episcopales de Canadá y los Estados Unidos, cinco representantes de las conferencias episcopales de Latinoamérica y cinco miembros del CELAM, entre ellos el arzobispo argentino monseñor Andrés Stanovnik (Corrientes).
En la declaración repetidas este miércoles, el CELAM llamó la atención sobre "la responsabilidad" que le cabe a "todos" -gobernantes, políticos, empresarios, obreros, asociaciones civiles y comunidades religiosas de los diversos credos- a fin de "promover la humanización de las estructuras políticas, económicas y de desarrollo, para que estén al servicio del bien común, de la prioridad del trabajo sobre el capital y de la producción sobre las finanzas".
"Queremos recorrer juntos este camino de amenazas y oportunidades, apostando a los valores de la democracia, la participación y el diálogo", subrayó.
En otro párrafo, los obispos recordaron el pasaje evangélico que dice "nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido y el daño se hará mayor", en clara alusión, dijeron, a "las medidas que hay que tomar ante la actual crisis económica global".
Asimismo, consideraron que la "alarmante" situación debe "interpelar "doblemente".
Por una parte, debe comprometer "a expresar solidaridad en acciones y obras concretas, que facilite la búsqueda de soluciones a los problemas del desempleo, el hambre, la migración forzosa, el deterioro de la salud y la pérdida de calidad de vida de los pobres, que como siempre son las víctimas más afectadas de las crisis".
Por otro, los obispos estimaron que debe estimular a "empeñar los mejores esfuerzos de las universidades e institutos católicos, y de investigadores y agentes de pastoral social, para contribuir a la formulación de un nuevo modelo de desarrollo para América Latina y El Caribe, y de un sistema económico mundial mejor regulado, que elimine la pobreza y promueva la justicia y la solidaridad en nuestro continente, tristemente el más inequitativo del planeta".
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