Publicado por Cipecar
Lunes, 17 de mayo
"Tened valor: yo he vencido al mundo" ((Jn 16,33)
Jesús ha tenido el coraje de meterse en situaciones complicadas. Ha sido su forma de vencer al mundo y sus miedos. Jesús sabe que los suyos van a pasar por las mismas dificultades, por eso les dice palabras de ánimo. Quiere tranquilizarles. La paz que les ha dejado tiene que ser la que les dé fuerzas para enfrentarse a todo enemigo. Cada vez que el mundo cree vencer, confirma su fracaso.
Señor, quiero encontrar la paz en ti, dame valor para difundirla en mi entorno.
Martes, 18 de mayo
"Todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío" (Jn 17,10)
Jesús está hablando con el Padre, en una apertura confiada. En su empeño por abrir los oídos sordos para que escucharan la salvación, y de levantar a todos los caídos para que descubrieran su dignidad de hijos, ha manifestado la gloria y el proyecto del Padre. Se acuerda de los suyos, que todavía están en el mundo, y recuerda que están en su corazón y en el corazón del Padre, que son un regalo que mutuamente se han hecho.
Espíritu divino recuérdame que soy hijo/a de Dios, que camino hacia el hogar del Padre, junto con mis hermanos/as.
Miércoles, 19 de mayo
"Que sean uno, como nosotros" (Jn 17,11)
Jesús sigue pidiendo por los suyos. Pide el don de la unidad. La unión entre los suyos se realiza por la comunicación del Espíritu. El nos enseña el lenguaje del "nosotros", del respeto y del cariño, de la profunda solidaridad entre todos los que formamos la iglesia. Se trata de una unidad que produce el amor. Que lleva a escuchar juntos la palabra, a comunicarse unos a otros la vida, a orar juntos, a evangelizar juntos, a vivir en iglesia los gozos y dolores de cada momento.
Quiero acoger tu Palabra de Vida y unir mis manos con las de mis hermanos/as.
Jueves, 20 de mayo
"Que todos sean uno" (Jn 17,21)
Jesús nos está invitando a una mirada capaz de ver toda la realidad: las pequeñitas y grandes cosas habitadas por el misterio de la Trinidad. Y el Espíritu nos desafía a ver si somos capaces de ver en los hombres y mujeres que viven junto a nosotros, más allá de toda apariencia que nos despiste, el misterio de Dios que los habita. Y el Padre nos regala hermanos y hermanas para hacer el camino en compañía. Y en cada hermano y hermana nos da un regalo, se nos ofrece El como regalo.
Abro el corazón a mis hermanos/as para ser en el mundo una parábola de comunión.
Viernes, 21 de mayo
"Sígueme" (Jn 21,19)
Jesús nos invita a caminar con él. Con una condición: que en nuestra mochila haya un amor grande para todos/as. Sabe de nuestros miedos, cansancios, tendencia a la comodidad. El Espíritu es quien renueva en nosotros el deseo de seguir a Jesús. Jesús es fiel. Su mirada y su palabra no se alejan de nuestra vista. Confía en nosotros. Nos necesita para su proyecto.
Orar es ir con Jesús, caminar con él, amar con él. Siempre alentados por el Espíritu.
Sábado, 22 de mayo
“Este es el discípulo que da testimonio” (Jn 21, 24)
El discípulo amado, es el que se ha recostado en el pecho de Jesús; es el que ha gozado de la intimidad de su amor. Y este amor de Jesús es lo que transmite a la comunidad. ¡Jesús vive! ¡Jesús resucitado nos ama!
Gracias, Jesús, por la certeza de tu amor. ¡Con qué delicadeza me invitas a dejarme amar por ti! Gracias.
"Tened valor: yo he vencido al mundo" ((Jn 16,33)
Jesús ha tenido el coraje de meterse en situaciones complicadas. Ha sido su forma de vencer al mundo y sus miedos. Jesús sabe que los suyos van a pasar por las mismas dificultades, por eso les dice palabras de ánimo. Quiere tranquilizarles. La paz que les ha dejado tiene que ser la que les dé fuerzas para enfrentarse a todo enemigo. Cada vez que el mundo cree vencer, confirma su fracaso.
Señor, quiero encontrar la paz en ti, dame valor para difundirla en mi entorno.
Martes, 18 de mayo
"Todo lo mío es tuyo y lo tuyo mío" (Jn 17,10)
Jesús está hablando con el Padre, en una apertura confiada. En su empeño por abrir los oídos sordos para que escucharan la salvación, y de levantar a todos los caídos para que descubrieran su dignidad de hijos, ha manifestado la gloria y el proyecto del Padre. Se acuerda de los suyos, que todavía están en el mundo, y recuerda que están en su corazón y en el corazón del Padre, que son un regalo que mutuamente se han hecho.
Espíritu divino recuérdame que soy hijo/a de Dios, que camino hacia el hogar del Padre, junto con mis hermanos/as.
Miércoles, 19 de mayo
"Que sean uno, como nosotros" (Jn 17,11)
Jesús sigue pidiendo por los suyos. Pide el don de la unidad. La unión entre los suyos se realiza por la comunicación del Espíritu. El nos enseña el lenguaje del "nosotros", del respeto y del cariño, de la profunda solidaridad entre todos los que formamos la iglesia. Se trata de una unidad que produce el amor. Que lleva a escuchar juntos la palabra, a comunicarse unos a otros la vida, a orar juntos, a evangelizar juntos, a vivir en iglesia los gozos y dolores de cada momento.
Quiero acoger tu Palabra de Vida y unir mis manos con las de mis hermanos/as.
Jueves, 20 de mayo
"Que todos sean uno" (Jn 17,21)
Jesús nos está invitando a una mirada capaz de ver toda la realidad: las pequeñitas y grandes cosas habitadas por el misterio de la Trinidad. Y el Espíritu nos desafía a ver si somos capaces de ver en los hombres y mujeres que viven junto a nosotros, más allá de toda apariencia que nos despiste, el misterio de Dios que los habita. Y el Padre nos regala hermanos y hermanas para hacer el camino en compañía. Y en cada hermano y hermana nos da un regalo, se nos ofrece El como regalo.
Abro el corazón a mis hermanos/as para ser en el mundo una parábola de comunión.
Viernes, 21 de mayo
"Sígueme" (Jn 21,19)
Jesús nos invita a caminar con él. Con una condición: que en nuestra mochila haya un amor grande para todos/as. Sabe de nuestros miedos, cansancios, tendencia a la comodidad. El Espíritu es quien renueva en nosotros el deseo de seguir a Jesús. Jesús es fiel. Su mirada y su palabra no se alejan de nuestra vista. Confía en nosotros. Nos necesita para su proyecto.
Orar es ir con Jesús, caminar con él, amar con él. Siempre alentados por el Espíritu.
Sábado, 22 de mayo
“Este es el discípulo que da testimonio” (Jn 21, 24)
El discípulo amado, es el que se ha recostado en el pecho de Jesús; es el que ha gozado de la intimidad de su amor. Y este amor de Jesús es lo que transmite a la comunidad. ¡Jesús vive! ¡Jesús resucitado nos ama!
Gracias, Jesús, por la certeza de tu amor. ¡Con qué delicadeza me invitas a dejarme amar por ti! Gracias.
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