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sábado, 2 de agosto de 2008

Cuatro momentos para meditar el Evangelio del Domingo

XVIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - CICLO A
Por Pbro. Rogelio Narváez Martínez

I - EL SUEÑO DE UNA VIDA REAL
1.- Muy queridos amigos:

La vida humana se va entretejiendo en sus distintos momentos, tal como si fuera un artístico tapiz. Los hilos, que son sacados del cajón del artista, y que cuentan con una muy amplia gama en sus distintas tonalidades, pueden ser llamados: Sueños y Realidades, Gracia y Libertad, Comisiones y Omisiones, Acciones e Intenciones.

Se trata del tapiz de nuestra existencia, de la tuya y la mía, en el que queda plasmado el curso de nuestra vida, y en el cual concursan el recurso divino y el recurso humano.

2.- ¿Qué mejor discurso para pregonarse desde éste púlpito, que esta invitación para que el hombre llegue a comprender que las acciones que verdaderamente transforman este mundo que Dios nos ha dado, están compuestas por la acción comprometida del creyente y la acción realizadora de Aquél que lo puede todo?

Pero,... uno bien se podría preguntar: ¿Qué es lo que el hombre puede aportar en la historia de la propia salvación? ¿Cuál es el lugar del ser humano en ese tapiz que se va entretejiendo con el paso del tiempo y en nuestro propio espacio?

El ser humano puede quedarse solamente en promesas sin llegar a realidades, sólo en proyectos sin llegar a concreciones, en preparativos sin contemplar las ejecuciones. El hombre puede quedarse en las intenciones sin llegar a las acciones. Se trata del ser humano que le solicita bienes a Dios en su oración; pero que, en más de una ocasión, cuando éstos nos son obsequiados no son aceptados por el ser humano o bien son anulados. ¿Qué por qué?, porque el hombre se da cuenta de que los dones de Dios suelen convertirse en trabajo y compromisos, que los dones de Dios más que ser fuente de dones es una fuente de responsabilidades.

3.- El Evangelio de este domingo, nos presenta a un Dios que lo puede todo, pero al que no le agrada solucionar fácilmente un problema en el que los hombres pueden y deben hacer algo. Dios nos enseña, que Él ha querido necesitar de la cooperación de los hombres.

El Señor Jesucristo no ha querido ofrecernos el pan sin el esfuerzo. El no ha querido mostrarnos el rostro de un Dios que mágicamente quiera facilitar o solucionar lo que está en nuestras propias manos.

Dios ha querido tener necesidad de nuestras alforjas, casi vacías, pero dispuestas a cooperar con Él. El Señor quiere necesitar de nuestras leves aportaciones. El Hijo eterno del Padre ha querido esperar de cada uno de nosotros, esos elementos humanos que complementan su plan de salvación.

4.- Hoy, el Evangelio nos presenta la aportación del hombre. Desde lo humano, se trata de algo hasta cierto punto desalentador: sólo cinco panes y dos pescados; sin embargo, Dios ha querido que éstos sean necesarios.

Y así ha sido siempre en esta historia que Dios ha querido escribir con la ayuda del hombre.

Y, ¿sabes?... Quizá no se ha escrito nunca una paradoja tan grande como ésta: por un lado, la soberanía del Señor, y por la otra, su aparente necesidad. Se combina la divinidad con la dependencia, la posesión de todas las cosas con el despojo del existir, la riqueza con la pobreza.

Se trata del Hijo de Dios que ha querido aparecer como ese divino menesteroso. Se trata de Aquél que ha pedido prestado un pesebre para nacer, el que pidió una barca para predicar. Él mandó pedir un asno prestado para entrar a Jerusalén, la razón que los discípulos deben dar para explicar es que: “el Señor tiene necesidad de ello”; poco tiempo después les mandó pedir prestado un lugar para celebrar la Última Cena y, en ese lugar instituir la Sagrada Eucaristía.

Al final, la historia terminará con el mismo tenor: habrá necesidad de que se pida un sepulcro vacío para que descanse Aquél que efectivamente no tiene donde reclinar la cabeza. Será en un sepulcro prestado en donde suceda el acontecimiento más grande en la historia.

En la realidad, Dios se permite tomar algunas cosas de los hombres para recordarnos que todo procede de Él.

5.- Y así, Dios, en sus milagros de todo tiempo, ha querido necesitar de la aportación del hombre; aunque sea el estirar nuestra mano para tocar la orla de su manto, el gritar para que me oigan aunque se molesten algunos, el lanzar la red aún a pesar del cansancio y la desilusión, el llenar de agua los odres de las purificaciones, el quitar la piedra de un sepulcro en dónde está depositado aquel que ya experimenta el proceso natural de la descomposición,... y hoy, el Evangelio nos invita para que pongamos nuestros cinco panes y nuestros dos pescados en las manos de Dios.

El Señor nos invita para que colaboremos con su obra. ¿Te acuerdas? Él nos ha prometido como recompensa de nuestras acciones, aparte de la vida eterna, el ciento por uno. Pero no te olvides que nunca existirá el Ciento, si yo no soy capaz de poner en las manos de Dios el Uno que debo aportar.

6.- ¡Fíjate bien! En el tiempo actual, más que milagros, hace falta amor al trabajo e interés por el hermano. Hablemos del amor al trabajo, más adelante reflexionaremos sobre la compasión o interés por el hermano.

¿Pero qué tanto puedo yo aportarle a la obra de Dios?

Resulta necesario, darnos cuenta que la desproporción existente entre lo que el hombre aporta y la grandeza de la obra de Dios se anula cuando lo poco que se tiene, o la nada que se piensa ser y tener, se convierte en el todo que se le entrega a Dios, y que se pone a disposición del hermano.

Al hablar de esos nuestros juicios emitidos sobre la simpleza de mis cinco panes y mis dos pescados, he recordado aquella propuesta del filñosofo danés Sören Kierkegaard, quien ha hablado sobre “Los Saberes Socráticos”, los cuales se deben enseñar y conjugar en el modo verbal conocido como Gerundio.

Recordando el método mayéutico de Sócrates, Kierkegaard lo aplicaba a la practicidad de la vida y a la necesidad de ponernos a trabajar. Acorde a la enseñanza de los dos filósofos: a pensar se aprende pensando, a estudiar se aprende estudiando, a nadar se aprende nadando, a orar se aprende orando, a trabajar se aprende trabajando...

7.- En la realidad, no se trata de otra cosa, sino de esos cinco panes y de esos dos pescados que el hombre debe poner en su profesión, en su vocación, en su trabajo, en la oficina, en la escuela, en su hogar, en su esfuerzo diario, en la amistad, en su dedicación para cada cosa que quiere aprender o que piense adquirir.

No obstante, es recurrente el que los hombres estemos esperando una multiplicación de panes sin poner nuestros panes, queremos una pesca milagrosa sin ir a pescar, queremos la conversión en nuestro Caná del agua en vino sin llenar de agua los odres.

¿No sé si te has fijado? Pero los jóvenes de hoy han pretendido pasar un examen sin siquiera ponerse a estudiar una sola hora. ¡Eso no puede ser posible!

Algunos de nuestros profesionistas desempleados pretenden tener un buen empleo, por supuesto de gerentes o en alta dirección, pero lo quieren conseguir levantándose a las once de la mañana, y rascándose el ombligo salir al mediodía a tocar las puertas de las empresas. Eso no es posible ¡Por el amor de Dios!

Los esposos quieren solucionar sus conflictos sin cederse a sí mismos un espacio para el otro. Quieren que Dios, y que el otro hagan todo el trabajo y se olvidan de que las relaciones humanas siempre serán un movimiento de dos. ¡Es muchísima nuestra soberbia!

Hoy se quiere la multiplicación de panes sin que ponga cada uno de nosotros los dos panes y los cinco pescados que se poseen. Lo anterior es un absurdo, y a Dios nunca le han agradado los absurdos.

8.- ¿Te acuerdas de nuestro tiempo en la escuela? ¿Quién de nosotros no se deleitó en su niñez y en la adolescencia leyendo esas narraciones cortas, llamadas Fábulas de Esópo?

Esópo cuenta en una fábula la importancia que tiene nuestro trabajo: “Un granjero que estaba a punto de morir y deseaba comunicar a sus hijos un importante secreto, los llamó y les dijo:

-Hijos míos, moriré dentro de poco. Por tanto, sabed que en mi viñedo hay un tesoro oculto. Cavad en la viña y lo encontraréis.

En cuanto el padre murió, los hijos empuñaron la azada y el rastrillo, y removieron una y otra vez el terreno, en busca del tesoro que supuestamente estaba enterrado allí. Ellos no encontraron nada, pero las viñas, con la tierra removida, produjeron una cosecha como jamás se había visto en aquella comarca.

La moraleja era fácil de encontrar: “No hay tesoro sin esfuerzo”. Pero,... parece que nosotros no lo hemos comprendido.

9.- Dios quiere el bien del hombre, y el hombre debe de ver por su bienestar. Debe poner en las manos de Dios sus panes y sus pescados para que los bendiga y los multiplique en favor de todos los hombres. Son mis cinco panes y mis dos pescados, los que pueden saciar el hambre de una multitud, o los que, en el enmohecimiento de la apatía y del desgano, les pueden condenar a la desgracia.

Nuestra vida será sueño o será realidad, será omisión o será comisión. La vida será gracia y será libertad, será intención y será acción. Nuestra vida será ganancia o será pérdida.

10.- Volvamos a nuestras labores y presentemos a Dios con fe, en el trabajo de la vida diaria, nuestros cinco panes y nuestros dos pescados, y Dios nos concederá todos los días el milagro de su multiplicación.


II - HAMBRE DE MISERICORDIA.

“En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista, subió a una barca y se dirigió a un lugar apartado y solitario. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Cuando Jesús desembarcó, vio aquella muchedumbre, se compadeció de ella y curó a los enfermos.

1.- Muy querido amigo:

Hace un momento, al reflexionar sobre la multiplicación de los panes, se subrayaba la importancia que tiene el trabajo humano en la obra de Dios.

No obstante, el Evangelio también nos presenta este día un segundo elemento fundamental en la multiplicación de los panes: la necesaria bondad en los sentimientos del corazón.

2.- El Señor Jesucristo al ver a aquella muchedumbre, que le siguió desplazándose por tierra desde los pueblos, se compadeció de ella.

Hablando de la multiplicación de panes, a través de la cual el Señor sació el hambre de aquella multitud, hoy resulta lamentable el constatar que, tal como ya lo había constatado el Papa Juan XXIII, en el momento actual no nos hace falta pan, sino que aquello que hace falta es la existencia de misericordia en el corazón del hombre. El hombre actual es codicioso y, en un sinfín de momentos, no es capaz de compadecerse del hermano.

La hambruna que padece el mundo actual es, en gran parte, el fruto de nuestro egoísmo y de una vergonzosa rapiña que ha llegado a adquirir dimensiones planetarias. Bastaría que leyéramos el último número del Fortune o del Forbes, o mirar las cifras del CONEVAL y del Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para que nos demos cuenta de esa escandalosa desproporción que existe entre la riqueza de unos pocos y la miseria de muchos. La separación vergonzosa entre el quintil superior y el quintil inferior son dignas de la amnesia colectiva.

3.- ¿Pero, cómo es que el hombre puede tener acceso a la compasión?

La experiencia humana es la que nos suele transformar en personas auténticas, y nuestra experiencia de Dios es la que nos puede hacer mejores cristianos.

El hombre necesita experimentar la pobreza para que pueda salir de su caracol de egoísmo e indiferencia. Lo que predicamos se queda en una teoría si nos falta el factor experimental. El amor se experimenta, la pobreza se experimenta, la fragilidad se experimenta, el perdón se experimenta. La experiencia es la que nos transforma.

Resulta, por ejemplo, demasiado fácil el hablar de la muerte, pero de la muerte del otro, del que no está cerca de nosotros, del desconocido, del que no lleva mi sangre. Pero, cuando la muerte ha tocado a la puerta de nuestra casa nos sentimos impactados y entonces llegamos a comprender la caducidad del tiempo. Nuestra vida no puede ser la misma ni será la misma, una vez que experimentamos la danza de la dama muerte en nuestro tejado.

Es muy fácil, dar un discurso sobre la pobreza, pero es distinto el experimentarla: acusan los psiquiatras que sus divanes se están llenando de gente “bien”, de señoras sin preocupaciones o de jóvenes que nadan en la abundancia pero que no le encuentran sentido a la existencia, y hoy también de niños comodinos. Hace falta experimentar la carencia para que cambie nuestra forma de percibir la vida.

Es fácil convertirnos en los jueces del hermano, y acusar la fragilidad de los demás e indiciarlos. Es fácil señalar la paja de todos los ojos ajenos, pero cuando uno experimenta la viga en los propios ojos, uno aprende a ser menos duro y exigente con el hermano.

Aprendemos a valorar cuando experimentamos la carencia. Tanto hacia las personas como hacia las cosas, nos damos cuenta de su verdadero valor, cuando experimentamos su ausencia.

En más de una ocasión me he encontrado con el joven que cambia de vida a raíz de un lamentable accidente. La experiencia nos cambia a las personas.

Las enfermedades terminales también les han hecho recapacitar a muchas personas que antes estaban lejos de Dios.

4.- Las experiencias te transforman. Al conducir mi vehículo suelo bajar la velocidad, rezar un Padre Nuestro y un Ave María, al encontrarme con una ambulancia o con el vehículo de la funeraria. Pide uno por el cristiano trasladado de emergencia a los puestos de salud, pide uno por el eterno descanso de quien se dirige a su última morada en la tierra, o bien por el consuelo y la esperanza de los deudos.

Las cosas cambian cuando uno vive esas situaciones.

Hace falta que un día uno, súbitamente sumergido en la mar de la humana incertidumbre y experimentando la impotencia para gobernar el tiempo, vaya arriba de una ambulancia acompañando a un ser querido para comprender la labor de estos voluntarios y no irnos atravesando en medio de su trayecto, o siguiendo caprichosamente la estela que dejan en su camino, e ir pensando que es demasiado gracioso o hasta intrépido el pasarnos en rojo esos semáforos que los demás no se pasan. Y ahora, la vergüenza de algunos operativos anti-alcohol que no dejan pasar en la mínima expresión del sentido común a las ambulancias que van a cumplir con sus quehaceres. Que, ¿dónde pasa esto? En el puente que une Félix U. Gómez con Garza Sada.

Hace falta también que uno experimente en la vida la sensación de viajar en el séquito fúnebre de una persona sumamente amada, para que así aprendamos a no desesperarnos y para que lleguemos a comprender el dolor que experimentan las familias cuando se dirigen al camposanto a menor velocidad que nosotros.

5.- No cabe duda que las experiencias son las que nos transforman.

Albert Schweitzer, alemán de nacimiento, fue uno de los mejores doctores en teología, maestro en la Universidad de Hamburgo, pero llegó el momento en que el contacto con los leprosos le llevó a dejar las aulas y dedicarse a cuidar enfermos de lepra. Los amigos que le conocen dicen que ha dado desde entonces la mejor cátedra en teología que pudo haber dado: cuidar al leproso en Lambaréné, en el África Ecuatorial Francesa.

Raoul Follereau, francés de nacimiento, fue un brillante periodista y autor dramático durante la segunda guerra mundial. Liberalista, su nombre estuvo inscrito en la lista negra de la Gestapo. En una persecución buscó refugio en un convento de Venissieux, cerca de Lyon. Aquellos frailes estaban preocupados, porque ellos querían construir una colonia para los leprosos de Adzopé y no tenían dinero. Raoul les dijo a los monjes: "ustedes cuiden a los leprosos,...de los dineros me encargo yo". Y empezó una vida dedicada a recolectar fondos para construir leprosarios. Después le siguieron los leprosarios de las Antillas, de Guinea, y muchos más... Este es el hombre que ha sabido amar a los leprosos, porque dice: "la compasión no es suficiente". Follereau ha sido conocido como "el vagabundo del amor".

Agnes Gonxha Bejaxhui, Yugoeslava de nacimiento, mejor conocida como la Madre Teresa de Calcuta. Calcuta, "la Ciudad de la Pesadilla" como la llamó el mismísimo Nehrú, se convirtió en el sueño más noble y el lugar del amor más desinteresado de esta mujer, que tuvo aspecto débil, pero con una increíble fortaleza interior y que fue incansable en la entrega.

Calcuta ha sido Santuario de la Caridad de la Madre Teresa. Ella significó, en éste mundo de mediocridad el mejor ejemplo del amor en activo, ella fue un evangelio viviente. El año 1979 se le concedió el premio Nóbel de la Paz, pero ese año no hubo banquete para entregar el premio a la Madre Teresa, ya que se le entregaron los 30,000 dólares que iba a costar el banquete, para que alimentara a 400 seres humanos durante todo un año.

Karol Wojtila, Polaco de nacimiento... Charles de Foucauld, Francés de nacimiento... Francesco de Assisi, Italiano de nacimiento..., son personas, a las cuales sus propias experiencias les transformaron la existencia, y les llevaron a poner en las manos de Dios sus cinco panes y sus dos pescados.

6.- Hoy, más que hablar de las zonas erróneas que tú y yo aprendimos al leer el libro de Wayne Dyer, se habla de nuestras zonas cómodas. Se dice que nunca llegamos a gozar de la plenitud de nuestras capacidades, porque nunca las hemos puesto a prueba.

¿Sabías tú que el siglo XIX, de acuerdo a la apreciación de Nikolai Gogol, fue el tiempo en que perduraban en la sociedad Narciso y Prometeo? Narciso era aquel personaje que se pasaba su vida en autocontemplación. Prometeo era aquel semi-dios siempre necesitado de reconocimiento y de homenaje: como el hombre no se lo daba se alía a Zeus, como Zeus no se lo daba, Prometeo también se volvió contra éste. Se trata del orgullo indomable.

¿Sabías tú que en 1942, Albert Camus sugirió que el símbolo idóneo del hombre de la mitad del siglo XX era no era prometeo ni Narciso sino Sísifo, que fue condenado por los dioses a hacer rodar sin cesar una roca hasta la cumbre de una montaña, desde donde volvía a caer siempre por su propio peso?

Aunque, probablemente, el mito de Sísifo no llegó a alcanzar una vigencia social análoga a la de Prometeo, es innegable que expresó muy bien los avatares que vivió la generación del genial literato argelino-francés. Habían dedicado esfuerzos ímprobos a construir Europa, y la Primera Guerra Mundial convirtió su obra en un montón de escombros. Iniciaron animosos la reconstrucción, pero la Segunda Guerra Mundial lo arrasó todo otra vez. Con tenaz esperanza volvieron a empezar en cuanto se firmó la paz... ¿Y así, hasta cuando?, pregunta Albert Camus. Pues bien, a pesar de todo, él mismo se niega a claudicar y propugna plantar cara al absurdo en “El Mito de Sísifo”: “Hay que imaginarse a Sísifo feliz”, decía.

Hoy, la generación de los postmodernos y de los ultramodernos quieren recuperar la imagen de un Prometeo reelaborado que le dice a Sísifo que ya no hay que empeñarse una y otra vez en subir la roca a lo alto de la montaña. ¡Dejémosla abajo y disfrutemos de la vida!

Joaquín García Roca en su obra “Solidaridad y Voluntariado” acusa a nuestra generación de inmadurez: “Nadie garantiza hoy que con la muerte del burgués renazca el ciudadano. Podría, en su lugar, nacer el adolescente. Si el burgués sacrificaba el placer de vivir en la acumulación de las riquezas, el adolescente “quiere, ante todo, divertirse, relajarse, escapar de los rigores de la escuela por la vía del ocio.”

Y este es el hombre de un naciente siglo XXI que esconde en su alforja los cinco panes y sus dos pescados: cavamos un agujero y nos establecemos en nuestro cómodo rincón, y cada nuevo día se convierte en un día igual al anterior e idéntico al día de mañana, porque en esa forma es como nos sentimos cómodos y, sin ninguna complicación.

7.- El Evangelio nos invita para que veamos como propio el mundo del otro, sentirse afectado, como una reacción ante el sufrimiento de las víctimas. Es fácil decirle a Dios: ¡Despide a la gente para que vayan a los caseríos y que compren algo de comer!...

La compasión tiene su inicio en un corazón que se sensibiliza y que llega a conocer lo que significa “padecer junto con” el hermano. “Duélete con mis dolores, si en verdad, tú me has querido”, canta una vidala argentina.

Salir de nuestra zona cómoda significará agrandarnos por la experiencia de Dios y del hermano. Significará soñar el sueño imposible, alcanzar lo que antes no habíamos intentado, hacer lo que nunca hemos hecho, arriesgarnos y atrevernos a ir a los lugares en donde nunca hemos estado.

La vocación del cristiano no es la de poseer, sino la de distribuir. Hoy no nos falta pan, nos hace falta misericordia y,... ganas de trabajar.


III - SERÁN LOS DOS UNO SOLO.


“En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: “Estamos en despoblado y empieza a oscurecer. Despide a la gente para que vayan a los caseríos y compren algo de comer”. Pero Jesús les replicó: “No hace falta que se vayan. Denles ustedes de comer”. Ellos le contestaron: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos pescados”. Él les dijo: “Tráiganmelos”.

1.- Muy queridos amigos:

No cabe la menor duda, de que los hombres y las mujeres somos bastante distintos.

Y, es precisamente, en las diferencias en donde se encuentra nuestra mayor riqueza.

El matrimonio suele ser la asociación de dos individualidades diferentes, pero que se complementan. La alianza matrimonial como sacramento cristiano se convierte entonces en una comunidad de vida y de amor.

¿Sabes? A todo mundo, nos agrada el que en el matrimonio los esposos ya no sean dos, sino que los dos sean uno sólo. Nuestro problema resulta, cuando se pretende que ese ser “uno sólo” del matrimonio, sea el “yo” de mi persona que prevalezca sobre el “tú” de la otra persona.

En el matrimonio, cada vez son más los que se empecinan pensando que para que los dos “sean uno sólo” hace falta la desaparición del “tú”, y que el “yo propio” sea el único que determine el rumbo de las cosas.

En la realidad, el matrimonio no debe de ser ni la muerte del “tú” ni la instalación del imperio del yo, sino el generoso nacimiento de un “nosotros” y será, sólo de esa manera, como se pueda entender el “ser uno sólo”.

Se trata de la afirmación de la primera persona pero en el plural, en un “nosotros” que contempla la grandeza del “yo” y la inmensidad del “tú”.

2.- ¿A qué viene todo lo anterior? ¿Por qué el cura habla de esas cosas?

Debemos hablar de la multiplicación de los panes en nuestra familia. Para ello quisiera recurrir al Evangelio del día de hoy, en su versión de san Marcos, la cual nos habla sobre un muchacho que traía cinco panes y dos pescados,... quizá si hubiera sido una muchacha, lejos de traer cinco panes y dos pescados hubiera traído cinco pescados y dos panes. ¡Esto no importa demasiado!, lo trascendente se ubica en el hecho de que ya sean cinco panes o cinco pescados, cada uno, tanto el hombre como la mujer, ponga en las manos de Dios aquello que antes de salir al campo de la vida, Dios mismo le quiso poner en su alforja.

3.- ¡Fíjate! Cómo somos tan distintos los hombres y las mujeres: para la mujer una cosa es importante y para el hombre no lo es tanto, para el hombre algo es bello y a la mujer no le resulta igual.

El conflicto entre los sexos debe ser uno de los más antiguos de la humanidad y tiene una fuente de explicaciones en la diferencia en los cerebros.

Y no obstante, no nos faltan aquellas mujeres que expresan con tristeza: ¡Después de 20 años de matrimonio, mi marido todavía no me entiende! No sabe cómo me las arreglo para hacer tres cosas al mismo tiempo, por qué nunca me faltan palabras para expresarme y cómo le hago para recordar los nombres de la pareja que conocimos hace algunos años en Hawai. Ahora saben qué contestarle: los hombres y las mujeres tienen el cerebro distinto.

No cabe ninguna duda de que algunas diferencias emocionales y de conducta entre hombres y mujeres tienen origen cultural, pero un novedoso estudio revela que muchas otras, antes inexplicables, podrían atribuirse a la materia gris. Aunque los cerebros masculino y femenino tienen mucho en común, difieren en tamaño, estructura y sensibilidad. En general, el de la mujer es, como el cuerpo, de 10 a 15 por ciento menor que el del hombre, pero las regiones que se dedican a funciones superiores, como el lenguaje, están más densamente pobladas de neuronas.

4.- He aquí, según los investigadores, las principales diferencias entre el cerebro de la mujer y el del hombre:

LA MUJER USA EN PROMEDIO MAYORES REGIONES CEREBRALES PERO EL HOMBRE SE CONCENTRA MÁS:La mujer para realizar una tarea, aunque sea mover los dedos pulgares, la actividad de sus neuronas ocupa un área más extensa del cerebro, y lo explican diciendo que hay una mayor extensión en el puente de fibras que une los hemisferios cerebrales en la mujer a diferencia del hombre. Lo anterior les hace afirmar el ejercicio de la asociación de ideas, que hoy llaman inteligencia emocional y que ya antes se le llamaba: intuición femenina, señala el psiquiatra y neurólogo Mark George.

En el caso de los hombres, la actividad neuroeléctrica ocurre en regiones muy localizadas, mientras que en las mujeres la red de células activas es tan extensa, que en una tomografía llega a aparecer como una vista nocturna de la ciudad de Las Vegas.

El cerebro del hombre, por su parte, tiene una mayor capacidad para la concentración. El hombre puede estar leyendo un libro y abstraerse en su lectura, no importa que toquen la puerta, que pase el tren, que ladre el perro, que suene el teléfono y que llore el niño. En tanto que para una mujer, esto no es posible.

5.- LA MUJER ES MÁS SENSIBLE A LAS EMOCIONES: Al estudiar imágenes de la actividad cerebral de hombres y mujeres mientras los hacía recordar experiencias emotivas, Mark George observó que unos y otras reaccionan de manera distinta a las emociones, sobre todo a la tristeza. Los recuerdos melancólicos estimularon neuronas en una región ocho veces más extensa en el cerebro femenino que en el masculino. Este modo de reaccionar ante las cosas tristes podría explicar la propensión de las mujeres a la depresión, padecimiento dos veces más frecuente entre ellas.

El cerebro femenino también puede identificar las emociones ajenas con mucha mayor precisión. Los Doctores Raquel y Ruben Gur hicieron un estudio obteniendo tomografías del cerebro de voluntarios que veían fotografías de actores. Hombres y mujeres percibían por igual con facilidad cuando alguien estaba feliz. Pero al tratarse de descubrir los rostros de los que estaban tristes, los hombres batallaron más, tenían que estar de plano llorando para percibir la tristeza, la mujer en cambio no necesitaba esforzarse tanto para descubrir con claridad el dolor en las personas.

6.- LAS MUJERES SON MÁS HÁBILES PARA EL LENGUAJE:Por lo general las niñas empiezan a hablar y a leer antes que los niños. Según los doctores Sally y Bennett Shaywitz, profesores de pediatría y neurología de la Universidad Yale, esto pudiera deberse a que las mujeres utilizan regiones de ambos hemisferios para leer, mientras que los hombres emplean únicamente partes del izquierdo.

También en la edad adulta las mujeres tienden a ser más hábiles para el lenguaje. Por las pruebas que se han efectuado al respecto se sabe que son capaces de decir más sinónimos y más palabras que comienzan con la misma letra, así como de recordar los nombres de colores y formas con mayor rapidez que los hombres.

Quizá lo más importante de todo sea que el uso simultáneo de ambos hemisferios para el lenguaje ayuda a las mujeres que sufren un ataque de apoplejía u otro tipo de lesión cerebral a restablecerse más fácilmente. "Como las mujeres utilizan una red neuronal más extensa que los hombres al hablar y al leer, quedan en situación menos desventajosa si una parte de su cerebro resulta dañada", observa Mark George.

7.- LOS HOMBRES Y LAS MUJERES NOS ORIENTAMOS DE FORMA DISTINTA: Más allá de la brecha del lenguaje que le favorece a la mujer, la de la orientación le favorece al hombre. Una mujer para orientarse se fija más en la tienda, la farmacia, la plaza, el mercado y la iglesia; en tanto que los hombres consideramos más la distancia y la dirección (te vas medio kilómetro hacia el oeste y después dos kilómetros hacia el norte).

En la noción de espacio los del “sexo fuerte” les aventajamos a las del “sexo débil”, y para ello se refiere el momento en que una mujer y un hombre estacionamos un vehículo. ¡Claro que hay sus excepciones! "Yo creo que los hombres tienen cierta característica biológica innata que les da ventaja para las cosas que exigen noción del espacio", comenta la escritora científica Deborah Blum, y señala que los varones constantemente alcanzan mayores puntuaciones en las pruebas que consisten, por ejemplo, en hacer girar mentalmente una figura de tres dimensiones. Esto explicaría por qué los hombres podemos estacionar el coche en un espacio microscópico y las mujeres batallan un poco más.

8.- LAS MUJERES TIENEN MÁS MEMORIA: La memoria femenina supera a la masculina a cualquier edad, según el psicólogo Thomas Crook, presidente de Psychologix, instituto de investigación que ha sometido a pruebas de memoria a más de 50,000 personas de uno y otro sexos. "Las mujeres tienen más capacidad que los hombres para asociar el nombre de una persona con la cara", dice, "y también los superan en la memorización de listas"

"Los hechos que recordamos mejor son los que asociamos con cierta emoción", agrega el especialista. "Como las mujeres emplean regiones más extensas del hemisferio derecho, que es donde residen las emociones, probablemente hagan la asociación de manera automática"

Todo lo anterior va acarreando con el paso del tiempo sus propias consecuencias. Si bien es cierto que el cerebro del hombre es, en términos generales, un 10 o 15 % más grande que el de la mujeres, con el proceso de la ancianidad el cerebro del hombre se encoge más aprisa que el de las mujeres, lo que trae como consecuencia la pérdida de la memoria, menor capacidad de atención, tendencia a la depresión e irritabilidad. Afirmaban que, sí los hombres nos volvemos más gruñones cuando llegamos a viejos, la culpa la tiene su cerebro.

La drástica disminución de tamaño quizá tenga que ver con la eficiencia en el aprovechamiento del “combustible”. Al parecer, el cerebro de las mujeres es capaz de reducir su ritmo metabólico (es decir, su tasa de consumo de glucosa) conforme pasa el tiempo, mientras que el cerebro de los hombres, por el contrario, quema tanta más glucosa cuanto más avanzada es la edad.

El hombre recibe sus afecciones, pero la mujer también. Raquel y Rubén Gur mencionan que el año 1999 en los Estados Unidos habían 4 millones de estadounidenses que padecían Alzheimer, y afirmaban que de los 4 millones, 3 millones, son mujeres. Tres cuartas partes."

Esta es nuestra conclusión sobre nuestra herramienta para comunicarnos llamada cerebro: “Los cerebros de hombres y mujeres hacen las mismas cosas, sólo que de manera muy distinta".


IV - EL PRÁCTICO ILUSIONADO Y EL ILUSO PRAGMÁTICO.

En aquel tiempo Jesús mandó que la gente se sentara sobre el pasto. Tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que habían sobrado, se llenaron doce canastos. Los que comieron eran unos cinco mil hombres.

1.- Muy queridos amigos:

Poner los cinco panes de cebada y los dos pescados en las manos de Dios y Él se encarga del resto, es lo que entendían aquellos hombres de la antiguedad cuando postulaban aquel conocido aforismo latino que reza: NATURA INCIPIT, ARS DIRIGIT, USUS PERFICIT, “La naturaleza da el principio, el arte lo dirige y la práctica lo perfecciona”.

Es necesario el darnos cuenta de que la desproporción que existe entre los hombres, se anula con el todo que se entrega, y que se pone a disposición del otro y de Dios.

2.- Ojalá que los jóvenes comprendieran la importancia que tiene su aportación y lo indispensable que resulta el que estén cercanos a Dios para poner en las manos divinas los cinco panes y los dos pescados de la propia existencia.

Ojalá que el joven a causa de la realidad fría y calculable nunca renuncie a los sueños. Ojalá que el joven no hipoteque en las adquisiciones sus ideales e ilusiones. Ojalá que el joven no renuncie a la sabiduría en la adquisición de informaciones. Ojalá que el joven no claudique a los principios de educación por la adquisición de conocimientos.

Ojalá que el joven no sacrifique por el pragmatismo la fe auténtica: pragmatismo es pensar que todo lo que poseo, lo que soy y lo que puedo hacer son cinco panes y dos pescados que tengo en las manos, la fe auténtica nos dirá siempre que Dios no deja de operar eficazmente allí en donde yo coopero, y que lejos de tener sólo cinco panes y dos pescados traigo en mi alforja la solución al dolor del hermano y a todas sus necesidades.

2.- El joven también tiene sus propensiones al error. Todos somos propensos a los errores de una juventud que se queda con sus cinco panes y sus dos pescados enmohecidos en el fondo de su alforja o que los atesoran en tal manera que los convierten en su orgullo en la inconsistencia de un pragmatismo alejado de Dios.

Cinco panes serán cinco panes y dos pescados serán siempre dos pescados en las reglas de una sana aritmética,... pero no lo es solamente así para aquel hombre que tiene fe en Dios.

3.- Pero sucede que hoy nuestros jóvenes progresivamente se van alejando de Dios y acontecerá que un día han de experimentar más dolor del que en un corazón se puede soportar.

Albert Einstein afirmaba que cuando era niño él creía en Dios, que cuando fue joven él negaba a Dios y que al llegar a la edad adulta él podía afirmar que estaba convencido de que Dios existe.

También cuenta san Agustín en sus Confesiones sobre esos excesos en el corazón del joven,... sobre sus esfuerzos de la juventud para tratar de sobresalir a cualquier costo, que no es otra cosa sino un automenosprecio: “Yo estaba avergonzado entre los otros jóvenes de que mi depravación no había llegado a un extremo igual a la de ellos; yo les oía hablar alardeando de sus hazañas, y cuanto más indignas y despreciables eran tanto más las pregonaban; así que me dediqué de lleno a las mismas hazañas, no sólo por el placer que encerraba el hecho en sí sino por la complacencia de poder luego alardear”.

El hombre cuando es joven suele ya no muverse en el jardín de la infancia sino en la amplitud de su ciudad. Este joven puede llegar el momento en que ufanamente cambie las novenas por las píldoras y las oraciones por las conferencias y las hipótesis.

Y, no pocas veces, sucede que en su juventud se convierte, al alejarse de Dios, en un ser solitario y hambriento, aunque haya tenido cinco panes y dos pescados en su alforja.

3.- Hace falta le cercanía con Dios. Es necesario que pongamos en las manos del Maestro nuestra riqueza y nuestros tesoros para que no haya necesidad ni en los demás ni en nosotros mismos.

Matthias Claudius le dirige afectuosamente el siguiente saludo de despedida a su amigo Hermann Friedrich Kohlbrügge, se trata de jóvenes que tienen una visión de fe en su vida: “Quien no quiera creer en Cristo tendrá que ver cómo se las arregla sin Él. Tú y yo no podemos. Necesitamos de alguien que nos levante y que nos mantenga mientras vivimos y que ponga su mano bajo nuestras cabezas cuando tengamos que morir; y eso lo puede hacer El más que de sobra lo sabemos según lo que está escrito acerca de Él; no conocemos a nadie que pudiéramos preferir.

Por eso cuando yo muera (aunque ya no moriré) y si alguien encuentra mi calavera desearía que esa calavera le predicase: No tengo ojos y sin embargo lo veo; no tengo cerebro ni entendimiento y sin embargo lo comprendo; no tengo labios y sin embargo lo beso; no tengo lengua y sin embargo lo alabo junto con todos los que proclamáis su nombre. Soy una dura calavera y sin embargo me ablando y me derrito en su amor; yazgo aquí afuera en el camposanto y sin embargo moro allá dentro del paraíso. Todo sufrimiento ha quedado olvidado. Esto es lo que ha hecho su amor cuando llevó su cruz y subió al Gólgota por mí”.

Está es la misma visión de fe cristiana que tiene Víctor Hugo cuando escribe precisamente acerca del joven: Me encontré en la calle a un joven muy pobre, que estaba enamorado. Llevaba un sombrero viejo y una chaqueta raída; el agua entraba por sus agujerados zapatos, y las estrellas, por su alma.

Se trata de tener a Dios en el corazón aunque en las manos sólo tengas objetivamente: cinco panes y dos pescados, ya que los ideales que Dios suscita en el interior son como las estrellas: aparentemente nunca los alcanzamos, pero, igual que los marinos en altamar, trazamos nuestro derrotero guiándonos por ellas.

4.- “Aquí hay un muchacho que sólo trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero ¿qué es eso para tanta gente?”... Es todo lo que Dios necesita para hacer lo que Él sabe que se puede hacer a favor de los demás, y lo que tú y yo tenemos que poner en sus manos. Ojalá que no dejemos nuestros panes en la aljaba de la vida

Nuestros mejores rasgos y características pueden debilitarse, al igual que nuestros músculos, si no se emplean constantemente.

La muerte se compara en todo el sentido de la palabra con un estar dormido. Sin embargo hay algunos que al adormilarse en la vida viven su propia muerte. Los que han muerto en el Señor sabemos que viven, sin embargo, hay otros que dicen vivir, pero que en realidad están muertos.

Una vida al margen de Dios no es vida. La vida al margen del que es la vida es simple muerte.

5.- Pero sucede con frecuencia que nuestra vida se reduce a la ilusión de lo que traemos en las manos y empobrecemos el corazón. Para aquel que sólo ve los cinco panes y los dos pescados, la existencia se reduce a lo que es tangible y se debe olvidar de las promesas y anular las esperanzas. La eternidad se percibe como intangible y es anulada por el movimiento del tiempo. Se trata del homo temporalis como lo decía Antonio Machado al mencionar que el hombre es el único ánimal que usa relojes, por tener conciencia de nuestra temporalidad y del fluir de la vida. Antonio Machado mencionará que todas las horas nos hieren,... a lo que José María Cabo de Villa responderá: En los relojes de la vida es cierto que todas las horas nos hieren, pero la última mata si es que no se espera en la eternidad.

El hombre pragmático tiene en su antídoto su propio veneno y en su medicina la peor de sus enfermedades: Debe ser consciente en su pragmatismo que el tiempo todo lo desgasta: oxida las armas, despinta la bandera. Hace ridículos los vestidos, arruga los rostros, consume los plazos de la poliza, pone un límite al solemne compromiso del amor humano, constituye un desafío a las promesas humanas.

Séneca, por su parte, definía al ser humano pragmático como: Homo Ocupatus, se trata del hombre masificado, el hombre que es un número en la sociedad, que se refugia en la función a la que le admitió la sociedad. Esto conduce a la otra propuesta de Antonio Machado: Homo Oeconomicus, en donde toda la preocupación es el progreso material que deshumaniza al hombre, lo cosifica, lo aliena, lo reduce a una cosa pensante. Este es el hombre pragmático.

6.- Pero para el creyente en nuestra alforja hay mucho más que una cantidad especifica de alimento.

¿Qué son los cinco panes y dos pescados del joven en la vida de sus padres ancianos y enfermos? Lo son todo, mucho más de lo que te puedas imaginar.

Y es que los padres un día necesitarán de lo que nosotros mismos hemos recibido de ellos y podemos aportarles. Te parafraseo un pensamiento que hace poco llegó a mis manos:

“Sucede que hoy te desesperas fácilmente porque tus padres están viejos y achacosos. Ellos se han convertido –conforme a tu juicio- en una intromisión en tu apretada agenda, en una vergüenza cuando estas con tus amigos.

Comprende: Ahora tus padres están viejos y es tu oportunidad de reflexionar y crecer en el amor. Dios los ha puesto en tus manos para que aprendas a amar. El problema no son ellos. Eres tú que has olvidado lo que es amar. Se te ha endurecido el corazón y ahora es el momento de recapacitar. Ellos necesitan de tu amor. El amor todo lo vence.

Si ellos derraman su comida sobre su ropa, si les cuesta atarse los zapatos. Así fuiste tú y ellos te amaron.

Si les cuesta hablar y un día repiten todo el día lo mismo. Recuerda que así fuiste tú y ellos te amaron.

Si ellos tienen sus manías y sus achaques. Recuerda, que así fuiste tú y ellos te amaron.

Si te parecen inútiles y si no comprenden las nuevas tecnologías. Recuerda así fuiste tú y ellos te amaron.

Si caminan muy despacio y sacarlos a pasear requiere de tu paciencia. Recuerda, así fuiste tú y ellos te amaron.

Si se hacen las necesidades en la cama. Recuerda que así fuiste tú y ellos te amaron.

Recuerda, no hace mucho fuiste pequeño y ellos estuvieron a tu lado. Las mismas cosas de que te quejas las hiciste tú y ellos lo comprendieron todo. ¿Sabes por qué? Porque te amaron.

La misión de tus padres contigo no ha terminado. Dios se sirvió de ellos para darte vida y formarte en un hombre adulto, ahora te los pone en tus manos para que te liberes de ti mismo y entres en la madurez del amor”.

Contempla la vida desde la óptica cristiana: Es tiempo de compartir con tus padres de esos cinco panes y dos pescados que Dios a través de ellos puso en nuestra propia alforja.

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